Partida Rol por web

En la oscura noche sin luna, aventureros y viajantes buscan pasar la noche en la posada "Roca de Guía". Un gran salón con grandes mesas para compartir. 

Mientras todos cenan muy a gusto, la puerta se abre bruscamente. Un hombre entra, parece muy alterado, como si estaría escapando de alguien. Mira hacia todos lados, y se dirige a la barra. Temblando se pide un vaso de vino y comienza a rezar con los ojos cerrados. De a poco empieza a llamar la atención de la gente a su alrededor. Un anciano, preocupado, se le acerca para ver que es lo que le pasa.

El hombre sigue rezando, cada vez más rápido y más fuerte. Ya todos en la posada se percataron del extraño comportamiento de este hombre. 

Cuándo lo único que se escucha en el salón son las plegarias pidiendo que se callen y que lo dejen en paz, el anciano que buscaba ayudarlo le pone una mano en el hombro y le dice que se encuentra en un lugar seguro.

Al sentir la mano en su hombro, el miedo y la desesperación invaden el cuerpo del pobre hombre, Saca una daga de su cinturón y le salta al pobre anciano. Mientras lo apuñala una y otra vez, grita -Déjenme en paz! POR FAVOR!!-

Benedictus sabía que no iba a ser una buena noche, nunca una noche sin luna suele ser buena. Por suerte se topó con una posada al costado del camino, ya estaba cansado de caminar y en una noche así no conviene acampar.

"Roca de Guía". El cartel de la posada despacio comenzó a moverse por el viento, anunciando la tormenta que se avecinaba. No importaba, esa noche el clérigo dormiría en una habitación con techo y comida en el estomago. Antes de entrar ya se escuchaban las voces de decenas de personas y algunos instrumentos. Y como se lo había imaginado, la posada estaba repleta. Buscó un lugar libre entre dos mujeres mas grandes que el y ordeno al amable cantinero una copa de vino especiado y un plato de lo que sea que este cocinando. 

Lobos aullaban en la oscuridad de la noche. A qué? Quien sabrá, porque no había luna. Ferule, como todos, sabia que las noches sin lunas no son para cualquiera. Decidió parar en "Roca de Guía" la posada que estaba a unos pocos minutos de viaje. 

Llegó, cansado y tarde. Por lo que se escuchaba, la gente de la posada ya estaba borracha, cantando como si no hubiera mañana. Lo que le preocupaba ahora a Ferule era poder conseguir un plato caliente, asi que entró a la posada. El cantinero, un conocido viejo le cruzó lo reconoció al instante y a gritos le ofreció un plato caliente del fondo de la olla. Tranquilo, disfrutando la "melodía" de los cantos, comenzó a cenar.

Guts había partido hacia ya unos meses de sus preciadas minas de hierro en busca de gloria y lo único que hizo en ese tiempo fue matar unos kobolds que le quisieron robar su campamento mientras dormía. Pero todavía seguía con su espíritu intacto, buscando esa aventura que lo inmortalize. 

Se dirigía hacia el norte, hacia la ciudad granjera para pasar la noche y luego seguir camino hacia el castillo de Victoria. Allí seguro encontraría algo digno que requiera la ayuda de un buen enano. Pero estaba cansado, iba lento, los enanos no servían para hacer distancias tan largas a pie. Pretendía llegar a la ciudad antes de anochecer pero la noche había llegado y el todavía no había rodeado el lago. Por suerte vio unas luces a lo lejos, ahí podría acampar tranquilo. Era una noche fría, un viento comenzaba a soplar cada vez mas fuerte.

Vio la posada y se le dibujo una sonrisa bajo esa tupida barba. No había pensado en tomar una buena cerveza. Esa sorpresa fue lo mejor del viaje. Cuando entró, practicamente todos ahí dentro le pusieron un ojo encima. Los enanos son cosas de la prehistoria. Nadie había visto uno nunca, al parecer. A Guts no le importó. Se pidió dos jarras de cerveza, un plato caliente de Jabalí y su noche estaba lista.

Viendo el extraño comportamiento del sujeto que acaba de entrar a la posada. Benedictus toma su maza, que estaba junto a él en la barra, coge su escudo pavés y encara la situación. Estudia al sujeto para intentar comprender lo que está ocurriendo.

Benedictus es un joven Humano. Su mirada es temple y serena, sus ojos son de un color gris claro, mas tirando a celeste. Posee una barba recortada que cubre todo su mentón desde el comienzo de su carretilla (quijada) hasta su pera, sin bigote. Sus cabellos y barba son de un castaño claro, de un marrón mas tirando a amarillo bien parecido a los brotes de trigo cuando están listo para su cosecha. Su estatura es la media de entre su raza. Lleva consigo una armadura completa que cubre todo su cuerpo y en su cabeza lleva una capucha también de un material solido como el metal. Al caminar se escucha el crujido de su armadura. Detrás de toda esa coraza hay un hombre formidable y entrenado. En su mano derecha lleva una maza pesada y en su antebrazo izquierdo un escudo pavés con adornos preciosos, incluso con el símbolo de su dios, el escudo es tan enorme igual que el tamaño de un Mediano, Benedictus lo carga a duras penas, es muy pesado.  En su espalda lleva una capa blanca que llega hasta el final de sus talones y en el centro de la misma esta bordado con el símbolo de su dios, el dios de la Luz. (A describir por el DM)

Cansado por el viaje, lo único que le interesa al enano es poder descansar del largo viaje. Asi que agarra la cerveza y la comida y se sienta en una mesa donde pueda ver lo que sucede sin que nadie lo moleste. Deja su gran Urlrosh al lado de la misma y se dispone a comer.

Guts es un enano adulto de cabellos rojizos y barba larga. Tiene una mirada que demuestra lo sufrida que ha sido su vida pero que aun no se resigna, todavia hay pasión en ella. Viste una coraza, se puede ver en su espalda un arco largo y un hacha que por mango tiene una lanza.

Al ver al desquiciado hombre clavar una y otra vez la daga en el pecho del pobre viejo, Benedictus inmediatamente decide intervenir. Acercándose, el anciano ya parece estar muerto y el hombre continúa con su sangriento espectaculo. El clérigo tiene la oportunidad de ver bien al hombre, tiene una barba sucia, sin arreglar, ojeras que parecen bolsas en sus ojos, de días sin dormir y una de sus manos (no la que sujeta la daga) esta negra, como si estuviera muerta. Y llora, lagrimas se ahogan en esa espesa barba, lagrimas de terror y desesperación.

Benedictus se siente el rastro de una magia oscura, muy oscura pero no logra identificarla. 

Luego de que el plato caliente de comida logre apaciguar el cansancio de Ferule, éste se dispone a observar la escena que está siendo desarrollada por el nuevo cliente de la posada, mientras toma el vaso de vino con una mano y con la otra corre su capa, dejando a la vista un estoque colgado de su cinto.

Ferule es un adulto humano de aspecto serio e inexpresivo; pelo hasta los hombros color castaño oscuro y barba de unos pocos días. Su mirada no demuestra nada más que probable cansancio. Su rostro está adornado por rasgos bien definidos y duros. La mayor parte de su vestimenta se encuentra oculta bajo una larga capa negra vieja y desteñida con capucha, pero sus brazos al descubierto y su pecho muestran una humilde armadura de cuero sin aparentes gastaduras.

Viendo la situación Benedictu se acerca ya preparado para lanzar un ataque contra el humano. Levanta su maza y grita:

¡¡Detente ahora mismo ENFERMO!! La Luz te CASTIGARA!!     

Se prepara para su próxima acción, acertarle un ataque al humano…

Mientras cruza sus piernas sobre la silla que tiene en frente le pide al cantinero otra cerveza. Parece que las cosas se pusieron interesantes dice por dentro

El loco hombre deja el pobre cuerpo del anciano y se queda quieto unos segundos, procesando lo que había hecho. Cuando finalmente se da cuenta lo que hizo, se levanta, desesperado y ve a el clérigo. Le estaba gritando pero no parecía escucharlo. Miraba a todos lados, paranoico.

"POR FAVOR" grita a nadie. "Por favor" vuelve a decir, pero con una voz mas suave, lastimosa. 

La posada se convirtió en un caos, niños y mujeres lloran, personas salen corriendo, algunos no toleraron la comida con semejante espectáculo. Una niña pasa corriendo por el costado del hombre, sollozando, buscando a su madre y tropieza con el cuerpo destruido del anciano. La cara del hombre cambia al verla, parece tranquilizarse, como si la niña le recordara alguien o algo. 

Un grito de una mujer se escucha por sobre el caos presente en la posada al ver el hombre levantar el brazo con el que sujeta la daga, dirigiéndose a la niña.

Al ver esto Ferule se levanta bruscamente, golpeando su mesa y tirando lo que había sobre ella.

Actuando lo más rápido que puede, Benedicto intenta salvar a la niña del esquizofrénico humano, lanzando un mazaso sin piedad.

¡¡DETENTEEE EN EL NOMBRE DE LUZ!!! aprieta su puño con fuerza

Velozmente agita su mazo por los aires haciendo un fuerte y descendente golpe en vertical… queriendo acabar con el “humano” antes de que alcance a otra víctima más. Apunta al cráneo sin ningún remordimiento.

El clérigo logra asestar el golpe contra su enemigo pero con muy poca eficacia. Logró golpear al hombre en el hombro izquierdo, no lastimándolo demasiado pero lo suficiente para que desvíe su atención de la niñita, aunque ahora la daga apunta hacia él. Con las pocas fuerzas que le quedan, el cansado hombre lanza un débil pero certero golpe al Clérigo que no logra desviar. Por suerte, la pesada armadura de Benedictus no es tan fácil de perforar, menos con una simple daga.

Ferule sale disparado hacia la acción dispuesto a ayudar. Mientras corre desenvaina rápidamente su estoque y cuando estaba a punto de atacar, el inerte cuerpo del anciano mutilado lo hace parar en seco. Ferule, impactado, se queda viendo como la sangre del cuerpo le tocaba sus pies.

Viendo que el espectáculo pasó a mayores, no le queda otra que intervernir. Le va a ser imposible dormir con todos estos gritos.

Suspirando se levanta, agarra su arma y se dirige hacia la barra.

Otro ataque hacia el Clérigo que otra vez acierta, y otra vez es demasiado débil como para perforar la gruesa y pesada armadura. Lanza otro ataque, pero esta vez no se dirige a Benedictus, no se dirige a nadie. "DÉJENME!" grita desesperado.

Mirando la situación, la desesperación y el estado de locura que posee el “humano”,  Benedicto le habla mientras revolotea por los aires su maza, quiere acertarle otro golpe esta vez por el costado derecho, romperle alguna que otra costilla.

¡DETENTE! No podrás vencer a un hijo de la LUZ, ríndete y se te perdonara la vida. Ataca nuevamente, las expresiones de su rostro son serias y está decidido a poner fin el encuentro.

Ferule, con la ira reflejada en sus ojos, se acerca simplemente caminando hacia el atacante que estaba a unos pasos de distancia de él, y aprovechando que toda la atención del lunático estaba puesta sobre el gritón con armadura, le clava el estoque sin remordimiento.

Los años de estudio de Ferule le permiten hacer un rápido análisis de los órganos vitales del atacante, por lo que la punta de su estoque fue dirigido hacia el riñón izquierdo en un golpe seco y preciso.