Partida Rol por web

Armand observó como los Tanith hablaban entre sí y con el nativo, alago que únicamente retrasaba su partida. No le importaba mucho, disfrutar del habano le provocaba una sensación reconfortante que hacía que lo demás no importase demasiado. No obstante, cuando lo consideró suficiente le dijo a Jeremias - Cuando quieras, estamos listos. Alguno de los nuestros está herido, avanzaremos más despacio

Los soldados me confunden, preguntan igual donde estamos para irnos y como se mata al esqueleto del caos para combatirlo. Creo que se encuentran ante un dilema. Como dice el dicho imperial "Dale un muro a un guardia y querrá saltarlo" son tan simples que se les coge cariño.

-Antes de ponernos en marcha, me gustaría recordar que envié una señal de socorro, no tiene fuerza para salir del sistema, ya que usé las antenas de distancia media, la baliza de socorro- explico lo que es, porque Malakias habla, pero también instruye- la que se dispara a la órbita del planeta no puede activarla por un fallo mecánico que no pude identificar por las prisas. Lo digo por si viene al caso.

No sabemos como se matan esas criaturas... pero lo único que sabemos es que solo se mueven por terreno corrupto - contestó algo seco y se giró para subir por la escalera vertical para salir al exterior. Una vez fuera el grupo de supervivientes pudo ver que el resto de sus hombres estaba ahí, un total de veinte, armados con diversas armas que se podrían catalogar como primitivas. En cuanto todo el mundo estuvo fuera, empezaron a dispersarse como Jeremias había indicado.

El exterior ahora estaba fuertemente iluminado por la acción de la estrella de aquel sistema planetario. Ahora, de día, se podía ver mejor la ciudad destruida por lo que tuvo que ser un incendio de proporciones dantescas, además de los impíos símbolos a los dioses del caos.

Cuando se internaron en el bosque siguieron un camino trazado previamente, como en otras partes, aquel planeta había desarrollado una técnica para evitar que los árboles ocultaran los caminos con el fin de propiciar rutas comerciales estables y fluidas, evitando así que mucha gente se perdiera por ellos.

Jeremias iba liderando el grupo sin decir mucho, estaba concentrado en su tarea. En algunos momentos se paraba y hasta que no escuchaba el "canto" de un pájaro no seguía avanzando. El bosque estaba tensamente tranquilo, las copas eran mecidas por vientos intermitentes arrullando al grupo con su murmullo, pero todo en aquel planeta parecía realizarse con una tensión que parecía estar apunto de estallar.

No pudo menos que sonreir con amargura al comentario de Ilium; había sido una acertada explicación de su pesimismo personal. Baltar se hizo a la idea de que tal vez nunca lograran salir de aquel plantea, si la tecnología escaseaba tanto como Jeremías acertaba.

Solo pisan terreno corrupto...no habrá muchos lugares seguros en este planeta.

Caminaba cabizbajo, más atento a sus botas que al camino a recorrer, sumido en una extraña tristeza que no lograba comprender del todo.

-Bueno, algo es algo -dijo Stigga mientras mantenía el paso y tras enterarse de todo lo que decía, pudo observar al grupo que les iba a "escoltar" en su excursión hacia ve tu a saber donde- Vale, entonces nada de suelo corrupto si vemos a eso, ¿hay algunos lugares "santos" a modo de refugios conocidos? ¿Cuánto tiempo lleva este planeta conquistado por los herejes?

Ajena a lo que le rodeaba solo veía la muerte cada vez mas cercana, pero si toda su vida había luchado, esta vez no seria diferente, así que ignorando cualquier cortesía, o formalismo se acerco son mas a Jeremias cuando estaba esperando un sonido revelador y le pregunto:- Me puedes dar alguna indicación de como debemos comportarnos en este planeta para sobrevivir como vosotros?, yo nunca he estado en un planeta conquistado, si en batallas y durante meses, metida en el fango hasta el fondo pero no en un planeta invadido por el caos sin posibilidad de salir, y con la única esperanza de que llegue viva al siguiente día.

-No está totalmente conquistado... No mientras haya una resistencia-dijo simplemente el explorador, siguiendo la marcha, procurando reconocer los sonidos de aquel planeta y los métodos que usaban sus anfitriones para moverse. 

El trayecto iba siguiendo sin que el paisaje variara demasiado. Mismo bosque, mismo cielo... nada destacable, salvo para el Tanith, Logan, que viendo como estaban los árboles corruptos, más oscuros y con aspecto enfermizo, aquel bosque presentaba un aspecto más saludable a la vista - hace seis años que empezó la guerra civil... bueno, llamarlo guerra sería exagerar, el cáncer más bien - y asintió cuando Logan intervino - este planeta aún no ha sido sometido del todo, algunos seguimos luchando - y obvió la pregunta, no le gustaba esa mujer, no paraba de desear que los del clan de los montaraces revelaran sus secretos.

Quizás mi nueva faceta aperturista no era la conveniente, quizás debería envolverme como tantos años había echo, si, eso sera lo mejor. este era un universo sangriento y son compasión que no cuando se le tendía la mano te la cortaba de cuajo.
Así que me callo y sigo en silencio atenta a todo lo que pueda llamar mi atencion, observando sobre todo como se mueve Jeremias entre estos bosques, y cual es su pauta, se que no conseguiré nada, pero siempre he sido tenaz.

Malakias sigue con el resto y mira para todos lados con ojos temerosos. No paran de hablar de Caos por aquí y Caos por allá. Me están poniendo nervioso, aunque no tanto como para quitarme el hambre. Las últimas galletas de agua que me tomé fue hace bastante.

-¿Cuando comemos?- pregunto al señor que tenga más cerca- ¿El enemigo también usa armamento antiguo?-pregunto sorprendido cambiando de tema automáticamente.

El jodido loco tiene razón. Armand empezaba a vislumbrar cierta luz en aquella deforme cabeza caracterizada por proferir palabras sin sentido – Así es, ¿qué armamento utilizan? – Reflexionando Armand tuvo que admitir en voz alta – Creo que podemos serles de ayuda, esos herejes son nuestra especialidad para ser honestos. Básicamente nos dedicamos a reventarles el culo antes de que lo hagan ellos con nosotros, y así durante una década o dos, hasta que eventualmente la palmamos en algún planeta atrasado tecnológicamente y dejado de la mano del Emperador.

A la pregunta de Malakias contestó Stigga- No, no lo usan, al menos el líder de la patrulla que nos cruzamos llevaba una pistola automática y un electrolátigo, así que creo que puedo asegurar que no es así. Seguro que lo primero que hicieron los traidores fue recibir ayuda de otros sistemas con mejor armamento, sin ofender -dijo al final, pues no quería faltar al respeto, más de lo debido, a los nativos.

-Al menos no parecían tener todos armas láser o automáticas-dijo el explorador, encogiéndose de hombros. 

Jeremias ignoró todas las preguntas que le lanzaban, sobre todo la de comer, con esa en concreto su expresión se tornó a desagrado, pero no dijo nada, por no traspasar su incomodidad.

Cuando el "sol" estaba en su cenit, Jeremias se paró e instó a todos a pararse, inmediatamente se llevó las manos a la boca formando una especie de caja con ellas frente a sus labios y profirió un silbido extraño, sin duda debía imitar alguna clase de ave o animal. Era un ulular bastante agudo y que se transmitió por el bosque, al cabo de unos minutos, le llegó en respuesta diferentes bramidos, silbidos o cloqueos. Satisfecho con el informe se internó en el bosque al lado del sendero y se quitó la mochila - ¿tienen comida? - preguntó mientras sacaba diferentes paquetes cuadrados envueltos en papel, luego, los fue desenvolviendo mostrando una clase de carne encurtida, dura a la vista pero al fin y al cabo, era una fuente de proteína. Se llevó un pedazo rectangular no muy ancho a la boca y mordió con avidez - una por persona, hay que racionar

Stigga ya había obtenido las respuestas que quería, así que se dedicó a caminar en silencio, con los ojos abiertos y a cualquier sonido sospechoso, pero ese bosque le recordaba, cada vez, a lo que los veteranos Tanith habían contado durante tanto tiempo.

Cuando hicieron la parada, Stigga se sentó con el lanzallamas en el regazo y aprovechó para sacarse las botas y mover los dedos de los pies. Cuando le ofrecieron esa comida, la cogió con un agradecimiento mudo mientras abría el paquete para comer eso, comprobar a qué sabía y empezar a intentar entender ese planeta.

No se me ocurriría rechazar la comida pero espero con paciencia a que mi sargento de el primer paso.

Parece ser que pronto cambiaría mi profesion de Soldado Volpone a las órdenes del emperador... por un miembro de la resistencia de vayamos a saber qué planeta... en vayamos a saber dónde. Bueno, nunca pensé que tendría una jubilación dorada.... 

- ¿Y que haremos?

Dejo el rifle de plasma a mi derecha, casi pegado a mi, por lo que pudiera pasar.

caminaba en silencio hasta que paramos y cuando ofreció comida, digo:- Muchas gracias. y sentándome al lado de Stigga empieza a comerlo mientras observa los alrededores sin ninguna intención y piensa en lo lejos que están de todo.

Cojo el pedazo y me lo meto entero en la boca. Cuando lo tengo ahí es cuando llegan las palabras a mi cerebro, muchas veces he pensado que algunas cogen caminos directos, pero otras frases me pueden tardar semanas en llegar. "Una por persona, hay que racionar" Como ya lo tengo todo en la boca lo mastico despacio y miro hacia los lados por si alguien me da un poco de la suya. Me acerco hasta la más flaca del grupo.

-¿Te lo vas a comer todo?- le pregunto en un susurro sin mirarla a los ojos, sólo al pedazo que tiene en las manos.

El explorador agradeció con un asentimiento a Jeremías la comida, y cogió lo que le ofrecía a él, masticando con calma y procurando disfrutar lo más posible de aquella pequeña pieza. Al fin y al cabo, era probable que fuera lo único que comieran en todo el día. Cuando el volpone habló, decidió pasarlo por alto. Pero, al hacerlo Malakias, frunció el ceño.

-El racionamiento se aplica a todos. Confórmate con lo que te han dado.