Partida Rol por web

La batalla que se presenta es dura, necesitaremos toda la ayuda de nuestros dioses. Convoco a todos los compañeros para que formen un círculo a mi alrededor y, alzando el martillo, pido la bendición de Tempus para el grupo.

Cuando recibo la bendición de Amaunator salgo directo hacia el centro de la ciudad sigilosamente. Cerca de la sombra un escalofrío de terror me recorre el cuerpo. Me escondo unos segundos y cuando reúno el valor suficiente comienzo a disparar con el arco.

La distancia y la distracción de la sombra que actúa sobre mis compañeros me permite lanzar unos ataques certeros, es un blanco grande, sin ningún peligro. Pronto me quedo sin flechas "maldita sea" pienso, pero desenfundo mis espadas y ocultándome me acerco al monstruo atacando con fiereza.

Hiero al bicho pero, estando a su alcance me lanza un ataque con sus garras fantasmales, el primer ataque lo esquivo con una voltereta, pero el segundo no lo veo venir.

Me repongo rápidamente aunque algo dolorido y continúo aguijoneándolo con mis espadas. Mi acero de fuego parece dañar a la bestia. Continuo intentando ayudar a mis compañeros y esquivando lo mejor que puedo sus ataques. Espero que esto no dure mucho.......

Bueno, parece ser que le hemos cascado a la sombra y ahora estamos en disposición de sacudirle cuerpo a cuerpo. Me reuno con los compis, amaunator nos bendice, y salgo a hacer lo que mejor se hacer. Estiro las piernas, muevo el cuello hacia los lados, me golpeo el escudo con la maza... todo en su sitio. Agacho la cabeza y salgo a la carga como un toro. Cuando esté a 2 metros de la bestia enchufaré el escudo a la vez que salto a sacudirle con la maza, y a ver que pasa

Llego tarde y me falta el aliento. Veo como mis compañeros se abalanzan contra la sombra y no sé que hacer.

La bendición de Tempus me tranquiliza. Consigo reponerme y hago una pausa para pensar. ¿Qué sabemos de esta sombra? ¿De donde proviene? ¿Cuál puede ser su punto débil? Trato de recordar todo lo aprendido y lo encontrado en este viaje...

... Con un último esfuerzo me concentro para lanzar mi último ataque con todo lo que tengo...

Saco mi martillo y embisto contra la sombra con el:-Esto es por Eko

Saco mi ballesta, de un brinco salto a una piedra y le doy a la sombra en la frente con una de mis flechas:-Esto es por mis amigos.

Y por ultimo saco mi daga y salto al cuello de la criatura y se la clavo en el cuello:-Y esta es de regalo.

-Cuando vayas al infierno di que vas de mi parte.

Os reunís en la plaza central con el resto de la expedición para lanzar vuestro último ataque a la Gran Sombra. Amaunator os bendice, Zenos y Kurt comienzan atacando desde la distancia y los hermanos Dee examinan sus puntos débiles para atacar de forma letal.

Vuestros compañeros se unen a la batalla, llueven conjuros y flechas sobre la bestia, le llegan golpes desde todos los puntos pero no está indefensa. Sus garras fantasmagóricas consiguen atravesar vuestras armaduras y las heridas que os causan parecen absorver una parte de vuestra esencia vital. En uno de los arrebatos de la Sombra, ésta consigue agarrar a Gorak, el guardaespaldas de Oro-Naru, le lanza un rayo negro desde su boca que acierta de pleno al enano y la sombra lo arroja como un muñeco a un lado de la plaza. Su alma ha sido consumida.

Poco a poco, vais acorralando a la Sombra, hasta que cae al suelo. Sin dejarla reaccionar, no paráis de golpearla con vuestras últimas fuerzas. Jatembe saca un frasco echo de hueso y pronuncia unas palabras inteligibles. La sombra es absorvida al interior del frasco y Jatembe se apresura a cerrarlo. La batalla ha concluido!!.

La plaza está desierta y un gran arco de piedra se levanta en su centro, como un monumento.

Os acercáis al arco para descansar y reponeros de la batalla. Al cabo de unos minutos Endrin se pone manos a la obra, estudiando las complicadas runas del dispositivo mágico. Oro-Naru da unas cuantas instrucciones y unos cuantos os dirigís al campamento para recogerlo y traer aquí los carromatos. El resto recogen los cuerpos de Eko y Gorak y montan dos grandes piras funerarias en la plaza, con restos de puertas y muebles de las casas cercanas. Os reunis junto a las piras para dar un último adiós a los compañeros.

Con la caravana reunida en el centro de la plaza, tomáis una cena rápida. Intentáis descansar un poco, aunque no podéis evitar estar preocupados, la victoria ha sido amarga y habéis pagado un alto precio.

Cuando despertáis, los hermanos Zacko y Zecke os sorprenden con una buena noticia. Han estado exploando uno de los grandes edificios de la plaza y, para su sorpresa, se trataba del banco de la ciudad. En sus sótanos han encontrado miles de monedas, joyas y lingotes de oro que repartís a partes iguales entre toda la expedición.

A mediodía, Endrín se dirige a vosotros "Creo que he podido redireccionar las runas y marcar como destino la ciudad de Duraz, en el centro del reino. Parece que la piedra-corazón es la clave para averiguar qué pasó al reino de Piedrantigua así que intentaremos dirigirnos a la capital, en primer lugar." Hace una pausa para ajustarse los anteojos "Sólo falta una cosa. Al parecer, el portal recibía su energía de la piedra-corazón y por eso está inactivo. En las notas del mago Mat-un-nod he encontrado la solución. Para activarlo será necesaria otra fuente de energía. Un objeto capaz de activar la magia rúnica del lugar...vuestra llave"

Todos se giran hacia vosotros. La caravana está preparada. Con la llave en la mano os colocáis en el centro del portal. Las piedras rúnicas comienzan a girar, cada vez más rápido. El resto de compañeros, van entrando en el portal, con los carros. Un destello os envuelve a todos y os hace desparecer de la ciudad de Cassadega, transportándoos a vuestro siguiente destino...