Partida Rol por web

Los gritos te persiguen, pero se ven interrumpidos de golpe con un ruido de ramas y un golpe seco contra el suelo, seguidos de más maldiciones.

- Venga inútil, en pie. - Se escucha una de las voces. - Creo haber visto que salía por ahí.

Tras un árbol y con el filo en la mano, escuchas los pasos acercarse deprisa. Tras unos momentos en que agarras el hierro con fuerza, los escuchas alejarse. Parece que han pasado demasiado lejos de ti y se adentran en el bosque. Pero todavía no están lo bastante lejos como para no escuchar de nuevo la misma voz.

- Su puta madre, le hemos perdido. No debe andar lejos, y volverá con los suyos. - La voz parece gruñir. - Tú ve por ahí, yo le buscaré por este lado. - Una pausa. - Ah, y ándate con ojo.

Escuchas el ruido de los hierros al desnudarse. Ahora no escuchas pisadas, seguramente han dejado de correr y ahora caminan despacio por el bosque.

Se han separado, así que no me muevo y si uno de ellos me ve, me lanzaré contra él y mi esperanza es aviarlo antes que acuda su compadre, con dejarlo herido es suficiente para volver a correr. Esperando que se quede con su amiguito para darle asistencia, aunque mi primera opción es evitar en enfrentamiento.

Sebastián mira de soslayo al bravonel de Ortega sin decir nada, saca de la faltriquera un lienzo limpio y lo aplica sobre la herida de Acuña. Presionad aquí, dice, mientras busco algo con que vendaros.

Gracias amigo, digo con cansancio pues el capitan habia clavado bien y de no necesitarles ahroa mismo estaria muerto en un charco de sangre, mas valia no decir ni esta boca es mia, o podia ser uno de los que no llegaran a ver el lunes siguiente y si a nuestro señor.