Partida Rol por web

Desesperanzado comprendes que con toda su buena voluntad, Patrick no te ha traido sino volúmenes inclonexos y apuntes no relacionados. Tienes solo las piezas "nones" del puzzle. Con esto no puedes avanzar en absoluto. Cuando terminas de hojear el material una hora ha pasado ante tus ojos, sin resultados. Y sabes que no podrás obtenerlos con lo que tienes aquí; te falta información.

Profesionalmente adviertes que el edificio no tiene puertas traseras. El más cercano es el de la guardia nacional; no tiene vigilancia externa, pero parece que una patrulla ha vuelto mientras no mirabas, porque ahora hay dos hombres. Al verte pulular muy interesado en el edificio vecino, sin haberlos advertido, uno de ellos se dirige hacia tí.

En cuanto lo adviertes, fundes tu figura con las sombras en la primera esquina y esperas a que no haya moros en la costa. Cuando parece que el guardia ha perdido el interés y regresa a su edificio, te acercas a la zona de la ventana que da al parque.

Te fijas en que los barrotes son del tipo de cruz (dos barras de metal unidas en medio), solo que posee dos barrotes verticales y dos horizontales. Prestando más atención adviertes que la antigüedad del edificio y la humedad de la zona han hecho mela en la argamasa, que está claro que no es de obra inicial, y los barrotes están levemente flojos, aunque no saldrán sin oponer bastante resistencia (no es labor ni para un hombre, ni para dos). Esa es la mayor brecha de seguridad que has podido advertir en el más que sólido edificio.

Sin más dilación regresas al campus. La fría noche engulle las formas de los edificios, mientras densas nubes cubren casi todo el cielo.

Durante parte del camino de vuelta tienes la extraña sensación de que alguien te sigue, pero no consigues advertir a nadie.

Cuando subes hacia el cuarto de Kurt, te detienes un instante para escuchar ante la puerta del desagradable anciano que se aloja en la puerta número 5. Según parece Smith no está tan dormido como cabría esperar o, si él lo está, al menos otra persona no. Dentro del cuarto de Smith oyes claramente la voz de Alí, el árabe que suele acompañarlo. Al notarlo no puedes evitar acercarte para comprobar lo que dicen, pero antes de que consigas algún dato coherente, la conversación parece cortarse a mitad de frase y se hace el silencio.

Tu instinto te dice que te ha oído y que no desea ser escuchado.

Sabiendo del fuerte malestar que sentía el Sr. Davourier, decides dejarle reposar y pedir ayuda a otros. Acudes a la antigua habitación de Patrick, donde ahora descansa Kurt, tras vuestra "recolocación inmobiliaria". Tras unas breves llamadas un somnoliento Kurt abre la puerta para atenderte.

A pesar de todas las emociones vividas en el día, de la inquebrantable e intarnquilizadora capa de misterio que os envuelve, por fin pareces caer rendido. Nuevamente tu vida onírica se transforma en un pozo de oscura negrura, dirías que considerablemente oscilante, si eso fuera posible. Te parece oir chasquidos distantes, como si un tubo inestable pasara a gran velocidad a tu alrededor, golpeando contra bordes invisibles y dejandote en el centro.

Cuando despiertas, recibes el quedo sol de la mañana aliviado.

-Agente, lleve a este hombre al coche de policía; pronto lo llevaremos a comisaría. Aun quedan algunos detalles por concluir aquí.- dice el detective.

-Sí señor.- dice el agente, con un saludo casi militar al detective -Sígame.- casi te amenaza, indicándote que le acompañes al coche patrulla.

Acto seguido el detective se da la vuelta sin mediar palabra, y regresa al edificio, mientras saca un cuadernillo y toma unas notas.

Sin hacer caso al agente, me dirijo más bien hacia Dunston, con intención de hablar con él:

-¡Detective! ¡Detective Dunston! Oiga, sólo quería agradecerle que me haya sacado de allí. Aunque el rector Mattieson es un buen hombre, este lugar no me da buena espina. Están ocurriendo cosas realmente espeluznantes, créame, y la historia de nuestro pasado y demás... bueno, tiene muchos puntos escalofriantes. -dice seriamente, mirando al detective a los ojos, e intentando llamar su atención sobre el asunto.

Si consigo que me ayude y de paso le despisto de su idea de registrar las habitaciones ahora, mato dos pájaros de un tiro...

-Hablaremos más tarde, Vanzetti; no lo dude. Y podrá contarme todo eso y más. Agente, llévese a este hombre.- te responde, mirándote con cara de Dr. House, antes de seguir su camino.

El agente te coge del brazo ueno, y tira de tí hacia el coche de policía:

-Acompáñeme, señor.- ordena.

-Sí sí, no se preocupe... ya voy. -Incomodado por el tirón del agente, le sigo hacia el coche con desgana. Mientras mi cabeza va dando vueltas, intentando buscar alguna solución a todo este embrollo. Si pudiera llamar la atención del detective Dunston... evitar que encuentre al resto...

-¡Ay! ¡Tenga cuidado, hombre! No voy a escaparme... -Aprovecho mientras para intentar desenmarañar las vendas de la mano derecha con disimulo.

El policía te lleva hacia un vehículo muy similar a una camioneta de algún tipo. Entre tanto consigues arreglártelas para desprenderte de la venda que te cubría el brazo, mostrando bastante claramente tu deformación.

El policía no tarda en advertir que te mueves demasiado, y se gira a medio camino de la furgoneta, descubriendo tu mutación. Asustado suelta tu brazo de repente, como si fueras a pegarle algo. Rápidamente saca su porra mientras te mira como si te preguntara:

-¿Pero qué demonios? ¡INSPECTOR!- dice m,ientras mantiene la porra entre tú y él, como lista para defenderse.

Tirando un poco de la venda, intento colocármela en su sitio, pero aprovecho para escurrir un poco el negro icor emanante. Al gotear éste, vuelvo a tirar de la venda, intentando actuar con torpeza, para casi desenroscarla por completo.

-Vaya yo... eh, lo siento mucho... esto es muy incómodo. Lo... lo siento, de veras. -Satisfecho por dentro al ver la reacción de alarma del agente, intento mantenerme serio y con gesto de preocupación. Me acerco un poco hacia el agente, mostrando claramente las manos, en ademán de evitar cualquier tipo de confrontación física. -Si fuese tan amable de ayudarme con... con estas vendas... no, no resulta nada agradable ir con esto... ya me entiende. -Dice dando un paso más al frente, como si no fuese consciente de la postura amenazante de la porra.

-Y un cuerno!- contesta el policía desde su fuero más interno -Al coche de policía ahora mismo.- dice el agente, mientras se vuelve para mirar al edificio.

-Vanzetti, no haga ninguna tontería.- dice la voz del detective Dunston, desde la entrada del edificio -No haga un solo movimiento brusco y muévase hacia el coche lentamente, o le agujerearé esa garra que luce.

AL girarte adviertes que el detective te apunta con un arma de buen calibre, desde la recepción del colegio mayor.

-Bien bien, n... no se preocupe. -Responde Gianni, algo nervioso por la intimidación. -No pretendo hacer daño a nadie, agente. Llevar esto no es de buen gusto para mí. -Dice alzando la voz como para que le oiga desde lejos. -A ver si con un poco de suerte consigo que me oigan desde arriba... -Usted suba ahí y haga su trabajo, registre las habitaciones, pero no desordene mis cosas, ¿de acuerdo? Nos veremos en la comisaría. -Termina antes de entrar en el coche.