Partida Rol por web

Tomas la carta y la miras...

Es una factura normal.

Pero lo que hay en un lado, ahora que la tienes más cerca, lo identificas: sangre.

Parece que tu intuición te ha engañado: es un vecino que entra y que, amablemente, te abre para cederte paso.

Entonces subes hasta arriba y tocas a la puerta, ya que abajo no te abren.

En pleno momento de tensión, alguien toca a la puerta de arriba, golpeando con los nudillos.

La respuesta del camarero la hace sonreír, un poco nerviosa. ¿Desvelar todos sus secretos? No es que hubiesen demasiados. Al menos, no demasiados que ella conociese. Por un momento, tanteó dar un paso más allá, pero no había ninguna razón para confiar en el hombre que tanto brillaba.

Ya en el coche mentalmente se pone las gafas oscuras y el cinturón mientras echa cálculos - *No voy tan sobrada, pero... si lo gestiono, podría pagarte la mitad. - No era para tirar cohetes, pero eran tantas las malditas deudas... - Aún tengo muchos papeles que mover, pero si haces esto por proteger a tu familia, no creo que puedas permitirte perder tantas horas de trabajo. Ningún taxista de los que haya conocido vive cómodo con lo que cobra, y yo detesto sentirme en deuda. Con suerte, esto no se alargará demasiado.

Tampoco espero que me estés siguiendo todo el día tienes tu propia vida.

¿Conforme?

Mira entonces alternativamente a la niña y a Rick - ¿Qué te parece... si paramos en algún hospital?  Ya no sangra, pero... en fin, partes... papeleo... Tarde o temprano me tocará hacer eso  - Y sigo necesitando otra camisa y decidir qué hago con el bolso.

Frank mira a Bree haciendo una seña de que guarde silencio y se acerca con mucho cuidado a la puerta. En ningun momento baja la guardia. Probablemente era Seth que había llegado lo suficientemente rápido, pero aún así no estaban seguros allí, si el asesino estaba conectado con Bree de alguna manera, no podían quedarse allí.

Se acerco a la mirilla esperando ver a Seth para abrirle la puerta, pero de no ser el, debían escapar por otro lado.

Solté con rapidez el papel, dejando que cayera ondeando hacia el suelo mientras me sacudía la mano y la frotaba contra el peto, sin saber exactamente si me había manchado o no.

- ¡Es sangre! – Grité como acto reflejo antes de saber que me pedía silencio, pidiendo perdón gesticulando con los labios y tapándome la boca mientras señalaba la nota en el suelo. Quien fuera que hubiera al otro lado de la puerta sabía que estaba ahí y, si se trataba de la misma persona, tenía las manos llenas de sangre.

Entré en el local, era el único sitio donde notaba aquel olor... pero... - Dios mio... - Hay mucha gente... No puedo concentrarme... y atufa mucho. Si pudiera transformarme otra vez en zorra... - Oteé por encima donde estaba los baños... pero sin duda transformarme en zorra sería mala idea, aunque no saliera del mismo baño. - ¿Qué hago? La única manera es esa... Solo será dos minutos - Me dirigí directamente al baño y entonces allí obre mi magia.

No podría salir de aquel baño, un animal en un local... sería peligroso y no quería que vinieran los de la perrera a cogerme. Con suerte oler desde allí sería suficiente.

-Sí, no te preocupes, estoy bien- le respondo a Melisa cuando me pregunta -No había quedado con nadie. Pero estaba pendiente porque esta mañana tuve una reunión de trabajo que no salió como esperaba- No doy más información porque, aún ahora, sigo sin tener claro qué fue lo que salió mal. O, mejor dicho, qué cosa, de todas las que salieron mal, fue la que terminó de rematar el desastre.

Entonces comienza a explicarme cuál era el asunto que les había traido a la comisaría... A ver, en esta ciudad se oyen cosas pero ¿en serio?

-No pienso que esteis locas. Pero hay una cosa que no entiendo ¿qué os extraña de que haya habido víctimas humanas? Me refiero a que un coyote es un animal salvaje, no me resulta tan extraño... Lo que sí me resulta extraño es que, después de que pasara en la primera casa, todavía lo acogiesen en tres más- comento con muchas dudas. Creo que hay algo que no estoy entendiendo en esta historia.

Pero Melisa no tiene tiempo de contestar porque, justo entonces, algo llama su atención y se levanta pidiendo permiso.

Observo en silencio como Melisa se va.

-¿Qué? ¿perdona?- le pido a Lindsey que me ha pillado un poco ido -No. No. No es que me haya afectado mucho es que estaba pensando ¿y no os da miedo a vosotras tener el coyote en el refugio? Ya no solo por las personas, es que si ataca, puede atacar a otros animales ¿no?-

Lindsey intenta explicarme porqué el coyote es importante y que es un animal muy querido pero... no sé... "Definitivamente, me estoy haciendo viejo, no estoy en la onda con el rollo este de los animales"

-No, tranquila. Es solo que yo no tengo ese tipo de... ¿empatía? con los animales y me cuesta un poco entender que os pongáis así en riesgo.-

Frank miro al sueño al ver la vista de su compañera y se agacho con cuidado a tomar la nota, mientras la junbtaba se apoyo de espaldas a la pared, alejándose con cuidado de la puerta y sin dejar de pensar en el origen de la sangre que se encontraba en el papel; solo esperaba que no fuera de Seth que había llegado en un momento inportuno. Miró el papel.

Conduzco en silencio de vuelta a la ciudad mientras escucho la propuesta de Inoa, la verdad es que no suena mal, un sueldo más o menos fijo me permitirá no morir de hambre mientras me ocupo de protegerla. No me gusta aceptar caridad de nadie pero bien mirado era eso, un sueldo por un trabajo que iba a realizar.

-Me parece bien, con eso y las horas que pueda trabajar podré mantener el coche el marcha y comida en la nevera. Con esas dos cosas puedo seguirte a donde haga falta.-

Ya en la ciudad barajo mentalmente a donde podríamos ir, es cierto que el hospital podria ser una buena opción pero aun no sabemos qué la persigue, no se si un sitio público puede ser la mejor opción.

-¿Estas segura de que quieres ir al hospital? Habrá demasiada gente y no sabemos si el enmascarado tendrá amigos entre ellos. Tengo gasas en casa y creo que podemos apañar tu herida, pero mientras pagues la mitad de mi sueldo eres mi jefa así que tu decides.-

Pedir a su conductor que también hiciera de enfermero por un instante le pareció abusivo... Y al siguiente de lo mas sexi. Ni se esfuerza en ocultar la sonrisa que le nace con la deliciosa imagen de aquel tipo duro disfrazado. Era tan tentador... Pero entonces recuerda la imagen que le devuelve el espejo. Y otra vez se hace consciente de lo desagradable que debía ser mirarla a los ojos. Y con eso, otra vez la desgana hace que el buen humor momentáneo se disipe, terminando por guardar aquella fantasía incompleta en el mismo cajón de lo improbable.

Aquellos días había quedado mucho espacio libre en aquel cajón.

- Está bien. - Responde al fin - Puede que tengas razón. Pero no puedo esconderme allí eternamente - Además ¿no ha dicho que protege a su familia? ¿No viven con él? - Y no soy tu jefa. Estoy tan perdida como tú, así que no hace falta que te comportes como un sirviente. Bastante haces ya.

Mira de reojo el estado del rasguño. Era más el ruido que el daño. Casi parecía un milagro no haber llamado la atención en el bar.

Entonces ¿dónde vamos?

Pregunto, tras la conversación. Sin embargo me siento bien pues, pese a que han hablado de números y conceptos un poco raros, parece que han hecho buenas migas y que podré hablar con más calma cuando lleguemos.

Sois listos, si queréis evitar el hospital.

Les sonrío dulcemente y me froto un ojo, estaba comenzando a darme sueño...

Cuando abren la puerta mis ojeras son evidentes y mis manos se mueven ligeramente, quizá a causa del exceso de cafeína y taurina que llevo en el cuerpo. La suficiente para darle un ataque al corazón a un adolescente, pero mi cuerpo ya estaba hecho a esto.

Les dedico una media sonrisa nerviosa cuando les veo juntos, que han saltado como si yo fuese el demonio.

¿Qué?

Pregunto, un poco seco. Sostengo la puerta y miro hacia fuera un momento.

Si molesto me voy con lo que he averiguado.

Concluyo. Me apetecía dormir. Este lugar era raro, pulcro, desordenado a mis ojos. También me apetecían otras cosas, pero no era ni el momento ni el lugar.

En realidad es un amor -respondo casi sin pensar, por algún motivo me siento relajada con este hombre-. En el refugio se porta muy bien. Somos especialistas en animales exóticos ¿sabes? Salvamos especies en peligro de extinción. Somos los únicos que hacemos esto en la ciudad... si no, tendrían que sacrificarlos ¿y qué culpa tienen los pobres?

En mi voz se nota la pasión de quien ama su trabajo.

No se han reportado muertes, la policía no ha venido, él no estaba manchado de sangre. Es como si sencillamente lo hubiesen abandonado. Normalmente hacemos un pequeño test a quien va a encargarse del animal, y más en estos casos, quizá... -chasqueo los dedos y asiento, le sonrío, este bastardo es inteligente y me ha hecho hacer como si hubiese sido cosa mía- Quizá debamos ver quién autorizó esas adopciones. Eres bueno.

Venga, te invito a una cerveza.

Puede que sin darme cuenta estuviese cayendo en su juego, mientras encargaba otra cerveza para ambos.

Desde el baño estás más limitada, aunque tus sentidos sean mayores.

¿Tal vez sea mujer y notes el olor aquí si es que ha entrado? ¿Tal vez sea una persona mayor?

Pero sí, poco a poco lo sientes, son muchos olores mezclados, pero...

La pantalla de tu móvil se ilumina.

Lukas te ha mandado un mensaje.

¿Estás bien? ¿Tienes identificado al agresor? ¿Llamo a una ambulancia? ¿Dónde ha sido?

Rasguño en el hombro. Tenía una máscara. Es de locos.

No sé qué pensar

Y no sé ni dónde meterme

Aún estoy tiritando

-Era un olor como a mariposas... pero hay demasiado mezclado... ¿Como voy a encontrarlo?

-¿Quién es un amor? ¿El coyote?- pregunto con sorpresa. Desde luego, está claro que me falta algún "punto" de empatía animal o algo así.

-Claro, claro. Yo tampoco quiero que sacrifiquen animales así por que sí pero... acabas de decir que ha habido muertes ¿no?-

Es entonces cuando me explica lo de que no se han reportado muertes ni el animal tenía manchas de sangre.

-No entiendo. ¿Entonces en qué os basais para decir que había víctimas humanas? ¿no dices que no hay muertes reportadas?- Ahora sí que estoy totalmente perdido y, seguramente, mi gesto refleja eso mismo.

Pero ella me suelta lo que parece un halago lo cual, en mi confusión, aún me confunde más. "¡Que día más raro! No recuerdo haber tenido una sensación tan fuerte como esta de tener la situación fuera de control, nunca"

Acepto la cerveza encogiéndome de hombros. La historia me intriga y confío en que, en algún momento, conseguiré enterarme. Pero reviso el reloj. No olvido que he quedado con el forense desconocido y no tengo intención de plantarlo.

"¡Joder! ¡Que día más extraño!"