Partida Rol por web

Inhala entre dientes cuando llega el escozor, aunque de inmediato aprieta los dientes para contener cualquier otra queja. Afortunadamente, la charla le permitía pensar en otra cosa - Ya veo. ¿Y están muy lejos? Para el uso que le das bien podrías haber buscado una habitación antes que un piso. Pero te comprendo. Tengo anécdotas de malos compañeros para aburrir. Hace años que prefiero tener espacio para mi.

No era correcto afirmar que hubiese estado sola, pero nadie se quedaba lo suficiente como para traerse el cepillo de dientes.

Cuando termina casi se sorprende. Si, desde luego hablar distraía y le había permitido que una buena parte e pasara desapercibido. Nada mal.

- Gracias - asiente cuando da el trabajo por acabado, mirando de reojo el resultado.

Con lo siguiente se ríe un poco. - Bueno, llamarla herida de bala casi parece darle más crédito del que se merece al tirador. Aunque si, supongo que no deja de ser cierto.

La última pregunta hace que ella también cambie la expresión - A mi también me gustaría saberlo.

Niña, dijiste que no nos sobra el tiempo. Si las dudas están despejadas, y no tenemos ni idea de desde donde vendrá el próximo golpe ¿Qué podemos hacer?

Suspira, dándole vueltas - No sé si es seguro, pero puedo intentar ir a casa y rebuscar en la agenda de mi padre. Aún no he tenido tiempo de revisar su despacho. O... ¿Sería mucho pedir que esas entidades cósmicas amigables sepan lo que es tener un teléfono?

Entonces aguarda por su respuesta, y mientras lo hace Rick logra hacerse por completo con el foco de su atención. Aquello parecía...

Parpadea impresionada, pero trata de bromear para quitarle hierro - Vaya... ¿Es el último grito en armas de autodefensa, y no me he enterado? - Al parecer aquel "simple taxista" tenía más de caballero de lo que había querido admitir. Pero estaba intrigada. Saltaba a la vista. Se inclina un poco hacia adelante sin querer tocarla. Como si quisiera descifrar ese movimiento extraño que no lograba enfocar.

Entonces levanta los ojos a su portador - ¿Quieres... que intente ver algo más allá? No garantizo que funcione.

Al ver a Bree salir corriendo y escuchar el grito, Frank no demoró en hacer relaciones rápidas en su cabeza y dirigirse a la puerta dando una ojeada rápida a Seth.

Larga historia...

Dice antes de lanzarse al pasillo en busca de Bree, esperando encontrarla lo antes posible. Nos abía quien podía ser el vecino que mencionó Seth, pero no era la primera vez que Bree enloquecía hablando de Kendal, tal vez era el hombre de los tatuajes el del pasillo y podría ser la pista que buscaban, o una trampa perfectamente puesta...

No lo sé.

Respondo, sentada con las piernas colgando en el brazo de un sofá. Les miro, pero mi cara refleja que digo la verdad.

Es buena idea buscar pistas en el despacho de tu padre. Tus enemigos van a buscarte y es posible que terminen por dar con la casa de tu padre, así que probablemente deberías mudarte... -me llevo un dedo al labio inferior- Luego el problema sería cómo localizarlos. Yo tengo varias cuentas en redes sociales, pero con pocos seguidores y es cierto que son pocos los que saben, o siquiera pueden comunicarse, de modos tan modernos. La mayoría ni siquiera saben de un teléfono fijo.

Río ligeramente y me echo hacia atrás con los ojos cerrados.

Quizá algún ritual o alguna pista...

Pero cuando habla de observar mejor el arma rápidamente me incorporo hacia delante con la curiosidad despertada de nuevo.

¿Estás segura? Tu protección disminuirá conforme vayas siendo más consciente del mundo. Aunque también puede ser un modo de llamar la atención... de aliados y enemigos.

Tomas nota del olor. Del río. Y de que es un hombre. Además... está caliente, apesta a hormonas. Mucho. O eso o se está medicando de algún modo.

Te encierras y notas cómo en algún momento tocan a la puerta.

Al salir ya hay una cola de al menos dos personas que te miran bastante mal por hacerles esperar. ¡Como si estuvieses haciendo algo importante!

A lo lejos ves a tu amiga hablar animadamente con Anthony.

Puedes interrumpirles, o tratar de buscar algo más con tus pistas...

¡En efecto!

Exclamo cuando parece entenderlo. Pero entonces empieza a soltar una tanda de teorías que perfectamente se me podrían haber pasado. Asiento cuando comienza a hablar.

Seguro que Melisa se alegra cuando se lo expliques.

Pero de nuevo un golpe de humor cuando tengo la guardia baja y hace que le sonría. ¿Por qué estoy actuando como una imbécil? ¡Lindsey!

Sí, hay muchos locos. Pero supongo que no se puede evitar. Es un poco tarde para esto pero... ¿de dónde eres, señor chistoso?

Una sonrisa afilada. Debería bastar para marcar un poco la distancia. Espero.

Bree baja prácticamente tropezando en busca de una melena que no identifica. Cegada por la rabia del imbécil que le ha alejado de su amiga su único objetivo es cazarlo.

No lo ve a simple vista, lo cual sencillamente le enoja más.

Frank sale tras ella y para cuando alcanza la puerta ella ya está un piso más abajo.

Pobre desgraciado como lo pille.

Mientras, Seth apenas ha podido parpadear.

Todos locos, debería pensar el informático.

Tu mirada se enturbia de rojo.

Bree desciende muy rápido. ¿Desde cuando es tan atlética? Si quieres seguir su ritmo te va a costar... Pero parece fuera de sí.

Kendal, el vecino, ha ido al piso que hay al final del pasillo.

Pero claro, se han ido llevados por su impulso.

Al salir del baño, voy disculpandome con las que esperaban para entrar mientras salgo poco a poco mirando a todos lados hasta llegar al final afuera donde estaban Anthony y Lindsey. - Ho-hola. Perdonad la tardanza. ¿Quereis algo más de beber? Invito yo a esta ronda, no os preocupeis - Generosidad, mal camino, pero necesitaba una excusa para volver a entrar y poco a poco mirar las personas que había allí buscando pistas visuales a lo que ya había obtenido.

Escucho todo lo que dicen Inoa y la niña mientras sigo observando el arma, el relieve de la empuñadura es hipnótico, parece antigua, muy antigua, la sensación de poder que me da tenerla en la mano es adictiva, no me importaria sentirme así siempre...

La pregunta de Inoa me saca de mis pensamientos, parpadeo un par de veces para despejarme y la miro, miro como extiende su mano hacia el arma. Estoy a punto de dejar que la toque cuando la niña habla.

-Espera. Si tocar esto va a acelerar todo lo que está pasando deberíamos pensar bien si queremos que salten las alarmas de lo que sea que te está buscando.- mientras digo esto guardo de nuevo el arma en la chaqueta antes de ponermela al hombro.

-Puede que la mejor opción sea investigar el despacho de tu padre. Además si te estan buscando lo mejor sería que recojas tus cosas y te busquemos un lugar seguro.

Si no sabemos de donde puede venir el golpe no podemos quedarnos quietos- 

Puede que sea demasiado directo pero me han pedido que la proteja y no parece que la cosa vaya en broma, se que en algun momento deberé utilizar la espada y aunque una parte de mi se muere por ello no se qué consecuencias puede tener.

Cojo las llaves del coche mientras me acerco a la ventana del piso que da a la calle principal, me asomo con cuidado intentando ver si alguien sospechoso nos había seguido. Estaba seguro de que había tenido cuidado pero nunca puedes estar seguro, sobre todo si no sabes qué te puede estar siguiendo.

-Bueno, ¿vamos a tu casa entonces?-  pregunto sin dejar de mirar por la ventana.
 

-¿No se me nota por el acento?- me río mientras le contesto a Lindsey mientras Melisa vuelve -De aquí. Y mi madre, de aquí. Y mis abuelos, de aquí. Soy más de aquí que el árbol ese milenario que tenemos en La Cuna Verde-

Saludo a la recién llegada. Nunca entenderé cómo las mujeres pueden tardar tanto en el baño. Yo he estado dentro de baños de chicas y no he visto que tengan un minibar, una tele o ninguna otra cosa con la que entretenerte.

-Le estaba contando a Lindsey mis teorías sobre lo del coyote. Quitando un chiste estúpido que he hecho, he propuesto si no podría ser que el animal haya tenido algún encuentro con alguien que cometió un delito, por ejemplo, y que ahora tenga miedo de que le reconozca. O quizás el objetivo sea el propio animal, que tenga algo especial tipo un collar de diamantes verdadero o algo así-

Con gran dificultad, Inoa reprime una mala contestación.

- Si no se nada, vienen los malos. Si averiguo cosas, vienen los malos ¿Qué coño se supone entonces que tengo que hacer? ¿Quedarme sentada esperando que otro resuelva el problema por mi? ¿Era eso? todos los caminos son malos ¿Y ahora tengo que deshacer la mudanza antes de haberme instalado en la que se supone que sería mi casa?

¿Y si la estaba timando? ¿Y si sólo quería robar algo de su casa y evitar que "viera" para que no se diera cuenta? No podía olvidar que Rick era un hombre de causas, y su causa era la maldita cría.

Se levanta del asiento, algo brusca - Vamos. Te enseñaré el sitio del que NO PUEDO saber nada - Sentencia a pesar de todo. Detestaba no controlar la situación, y las palabras de la dichosa niña sólo servían para colocarla en un estado de completa indefensión.

El rostro de la anfitriona se tuerce en cuanto escucha la detallada descripción del hombre que se encontró previamente el experto en programación. Una expresión que se le escapa al otro, no por verla, si no porque su mente es incapaz procesarlo, más la reacción posterior de ella consigue darle un sentido de una forma aproximada. La voz de la artista se alza por encima de las demás gritando un nombre, y formulando una pregunta mientras sus delgadas piernas se recorren su vivienda hasta abandonarla con bastante celeridad. No sería raro que a ese ritmo tan acelerado la chica acabase despeñada por las escaleras.

En cambio, Seth observa la escena sin comprender nada, salvo que hay una urgencia que atender. - ¿Qué diablos? – Es lo único que consigue articular bastante perdido en el asunto. El servidor de la ley no tarda en seguirla, desconcertando aún más si cabe al peliazul dejándole con la única compañía de su portátil. Resopla con auténtico fastidio. – Hay que joderse. -  Masculla malhumorado por haberse pedido el inicio de lo que parece ser una película. Lo único que de momento tiene claro es que tiene que ver con Bree.

Si no fuese por la indecente cantidad de líquido estimulante no le importaría nada, se la sudaría por completo. Absolutamente. Más la inquietud y la paranoia, le hacen sospecha que el caso de que están investigando los tres podría tratarse una suculenta pista. Antes de nada, y en vista de que la pareja no se encuentra en el lugar, no le queda otra que escuchar su sentido común que le da un aviso: apagar el jodido fuego. Se dirige a la cocina para cumplir con la sensata orden. Un giro de muñeca es suficiente para evitar el riesgo, y retira la tetera para mayor precaución.

Y ahora sí, puede seguir a los otros dos con paso ligero, y la tentación absurda de tirarse por el hueco de las escaleras para alcanzarles. Sería gracioso, pero una gilipollez profunda e incuestionable. Y algo le detiene con su mano en la puerta justo antes de salir, su ritmo se para en seco. – Mierda, me cago en mi jodida suerte. – Bufa de nuevo al comprender que si cierra la puerta, y sin la certeza de que la inquilina o propietaria, o lo que sea, no tiene las llaves a mano, la situación ganaría puntos de absurdez. Finalmente la cierra con él dentro y regresa a su ordenador para hacer tiempo hasta que los dos regresen.

Se le ocurre la brillante idea de colarse en el teléfono del oficial, quizás así pueda asistirles de alguna manera. Es su terreno, muy lejos de un posible enfrentamiento. Y Bree no está sola, está con Frank, él sabrá cuidarla. O eso cree. En ocasiones el programador puede ser muy ingenuo. Al igual que ahora.

Frank se arroja a la carrera intentando alcanzar a Bree. No quiere pensar en lo que puede ocurrirle sola frente al criminal tentativo.

Son buenas teorías ¿verdad?

Pregunto, mirando a mi amiga, y de reojo al hombre. Aunque su gesto de generosidad que grita que algo sucede no me pasa desapercibido. No obstante, le sonrío amablemente.

Si vas a invitar quiero... espera ¿no habías quedado con un tipo dentro de poco?

Pregunto, mientras recuerdo al instante que me suena algo de eso. Y tal vez darle una escapatoria. Ya me encargaría yo del señor de aquí, aunque no sabía bien cómo... o más bien, no terminaba de decidirme.

Está cerca.

Pienso. Mi cuerpo reacciona aún más rápido que mi cerebro, si eso es posible.

Apenas he captado la puerta que mi mano ya la está abriendo, sin detenerme en la carrera. Inspiro, tengo a alguien cerca, aunque no sea mi objetivo. De reojo me suena familiar, pero me da igual.

Giro la calle para entrar en el callejón de las escaleras de incendio.

Una figura termina de dar un último salto para bajar... y soy yo quien salta sobre él, derribándolo y cayendo detrás de un contenedor de basura.

¡DEVUELVEME A KENDAL!

Rugo, furiosa.

Bree acaba de derribar a un tipo que la triplica en tamaño. ¿Será la adrenalina? ¿Cómo lo pagará su cuerpo cuando se le pase?

Están en el callejón de al lado. Quizá desde alguna de las ventanas podrías verlo. Desde la habitación, puede que mejor.

Menos mal que está tu sentido común, si no... quizá estaría todo en llamas.

Solo te he dicho... _{que si estás segura...}

Mi voz se apaga un poco, pero la sigo. Me siento mal porque no sé qué he hecho para que se sienta mal.