Partida Rol por web

Lobo se había pasado gran parte del tiempo durmiendo en una mullida butaca de la habitación de sus compañeros. También pasó mucho tiempo andando de enfermera en enfermera hasta conseguir captar la "atención especial" de alguna de ellas e incluso el teléfono, sin embargo también dedicó algunos minutos a sus colegas "heridos de guerra".

-Menuda mierda, no me extraña que la gente de por aquí esté enferma- comenta mirando alrededor mientras se lleva otra cucharada de puré de patatas a la boca, por simple hambre.
-En fin chicos... Yo voy a volver a mi casa cuando acabe esta bazofia. Tenéis mi número de teléfono por si averiguáis algo más de Blue o Rollo, que parecen habernos dado esquinazo. O quizá sólo están esperando a que se enfríen las cosas con Elmo, quién sabe- especula mientras se encoge de hombros y acaba por apartar la fea bandeja de plástico en la que aún quedan algunos restos de sus raciones.

Eckhart llevaba demasiado tiempo de reposo, pero no se quejaba, al menos sus heridas habían sido curadas... Se había comportado de modo chapucero. Ese modo de estropear su busqueda yendo a hablar con Blue... Para nada. Él queria localizar a la tal Anora, no a Blue... Por qué estúpidas rebeliones, pudiendo localizar a la persona que buscaba y restablecer el Orden. Finalmente, tras tanto meditar sobre sus pasos, decidió hablar con sus compañeros tras oir a Lobo.

- Si Rollo anda por la Ciudad, lo encontraré... Puedes estar seguro. - La voz de Eckhart era fría e inhumana.- Y que rece por no haber sido él el culpable tanto de lo de Elmo como de los Blackgators, por que si lo es... Tendremos un entierro. En cuanto al resto, estaré encantado de ayudaros en vuestras metas, siempre y cuando no sean un impedimento para mi camino...

Ground se miraba la pierna cavilando profundomante mientras le daba masajes suaves ...la razon del porque tiene que ser muy resistente el baston es porque si necesito usarlo de arma no me gustaría que se rompiera al primer golpe, o mordida. El mejor lugar para encontrar algo así es una tienda de artes marciales pero supongo que con el presupuesto que disponemos no tengo que ser tan quisquilloso y un baston de los de aqui me bastará por ahora, gracias Lobo.

ahí, cabisbajo y triste mirando su pierna, una de las pocas cosas que lo hacian sentir libre ahora estaba muy dañada y le aterraba la idea de no volver a "volar" entre las azoteas de los edificios ni el aire de las alturas al momento que la brisa acaricia su cara. ... está decicdido...

Eckhart, amigos, la mayoria estamos seriamente heridos y, nos guste o no, necesitamos esas frutas goblin. Esperare a que se mejore un poco mi pierna e iré a buscar esas blushberrys por lo que agradecería cualquier ayuda. ¿Realmente estaremos haciendo bien en ayudar a Blue o solo estamos cambiando las cadenas? Tantas preguntas y ni una sola pista para dar con las respuestas

Aturdido aun por el sueño, se metió en la ducha esperando que el agua corriente y fría le desperezara. El sueño había sido muy extraño y el recordar a su antiguo amo le había dejado intranquilo. No quería ni pensar que estando tan lejos de él aun pudiera localizarle. Apartó esa idea por el bien de su cordura. Tras secarse y vestirse fue a la cocina a por su bol de cereales, una costumbre occidental que siempre había acogido de buen gusto. Mientras calentaba la leche en una cazo al fuego se dispuso a llamar a uno de los poco teléfonos en la agenda de su mobil. El de Lobo.

Sonó el teléfono insistentemente. En la pantalla se veía claramente el nombre de Kim, el misterioso oriental.

Kim esperó pacientemente con el teléfono en la oreja, mientras se preparaba su improvisado "desayuno-merienda". Esperó y esperó a que diera señal y se dispuso a hablar aunque fuera con el contestador.

-Erm... buenas tardes señor Lobo, perdone que le moleste, soy Jeung. Disculpe mi desaparición ayer, pero veía que la situación estaba suficientemente controlada por ustedes. Espero que nuestros compañeros estén bien por las heridas sufridas. ¿Que tal están?-

Uffff... Si nos internamos en el seto, podemos volver a encontrarnos con bichitos. Creo que lo mejor será conformarnos con los amorosos cuidados de nuestra querida enfermera, que por esta vez hasta nos va a curar gratis. Desde luego, si vamos a meternos en más líos, no es mala idea lo de ir a buscar frutas goblin, pero creo que lo conveniente es hacerlo del revés, o sea... tener las frutas antes de que nos hieran. Yo tengo un contrato para orientarme por el seto, así que, si queréis, podemos ir de excursión un día de estos, pero... esperad a que estemos curados. Me niego a meterme ahí dentro sin tener perfectamente sanas mis dos piernas. Si ya corro poco en condiciones normales, ni se me ocurriría entrar ahí estando herido.

Escucho lo que dicen Lobo y Eckhart.

En cuanto pueda, yo también moveré mis contactos entre la Corte de Invierno, a ver de qué me entero. Me gustaría saber más cosas sobre nuestra nueva amiga, y si es posible, también sobre Rollo. La verdad, creo que en este asunto hemos metido la pata hasta la ingle. Que desastre...

-A mí lo de volver ahí dentro me parece demasiado arriesgado, qué quieres que te diga...- admite a Elias ante su insistencia con las frutas goblin. ¿De verdad valdría la pena tanto riesgo? Para Lobo probablemente no, ya dejó claro lo poco propenso a "arriesgarse" que es contra los blackgators.
Después observa a Andrew y arquea una ceja, está claro que algo de lo que ha dicho le ha llamado la atención.

-¿De verdad puedes orientarte ahí dentro? Hmm... entonces quizá podamos intentarlo, pero deberíamos ser más de dos para tener más posibilidades. Desde luego no vas a ir solo- dice esto último al decidido Elias como si se tratara de un hermano mayor hablando con su hermano menor, pero entonces da un respingo y saca su teléfono móvil de un bolsillo -Vaya, es Kim- informa a los presentes antes de descolgar.

-Estamos todos bien, nos han atendido mejor de lo que esperábamos en el hospital pero seguimos sin tener pista alguna de Blue o de Rollo así que queremos intentar averiguar más sobre ellos y sus planes. Ya no estamos tan seguros de que ellos sean los "buenos", por decirlo de forma resumida- explica al oriental mientras se levanta de la silla y empieza a caminar por la amplia cafetería. No se le da bien quedarse quieto mientras habla por teléfono -¿Y tú dónde te has metido?

-Estamos todos bien, nos han atendido mejor de lo que esperábamos en el hospital pero seguimos sin tener pista alguna de Blue o de Rollo así que queremos intentar averiguar más sobre ellos y sus planes. Ya no estamos tan seguros de que ellos sean los "buenos", por decirlo de forma resumida- Oyes por telefono, notando un leve nerviosismos en el tono de Lobo -¿Y tú dónde te has metido?

-Estoy en casa... pero dime donde podemos reunirnos. Hoy tengo el día libre.- Responde lacónicamente el coreano.

Escucho la conversación de Lobo con Kim, o al menos la parte que se escucha en este lado del teléfono. No puedo dejar de pensar que es un invento raro, el teléfono. Casi parece magia de las hadas que la voz se transmita a través del aire...

Lo cierto es que a mí tampoco me hace maldita la gracia meterme en el seto, pero ya que nos hemos metido en un asunto bastante feo, quizá deberíamos estar preparados...

-Estamos en el... bueno, por si acaso quedaremos en otro sitio, ya sabes cómo son los teléfonos- dice deteniéndose repentinamente frente a la silla que ocupaba hace un momento para que todos los presentes le oigan sin problemas -¿Qué tal en la entrada del Café Progreso? Está en el cruce de la primera avenida con la tercera calle, te veo en quince minutos- le dice antes de despedirse y colgar de forma definitiva.

-Bueno chicos, ya lo habéis oído, tengo una cita. Preferiría que fuera con una chica de abultada delantera pero tendré que conformarme. Por ahora- sonríe de manera burlona y entonces se pone su chaqueta -Si alguien quiere venir bienvenido sea, quizá traigo a Kim aquí para hablar todos juntos. Sea como sea le comentaré lo de esas frutas, si somos 3 ó 4 podríamos tener más posibilidades- aguarda unos instantes por si alguien quiere acompañarle y después se gira en redondo para abandonar el comedor.

Eckhart se levantó de la cama:

- Voy contigo, ya estoy bien, y quedarme aquí sería ir contra el código. - Tomó sus cosas del armarito metalico.- ¿Te importa si paso antes por mi piso? Tengo una cosa que recoger, por eso de que los Blackgators no me gustan mucho...

-Estamos en el... bueno, por si acaso quedaremos en otro sitio, ya sabes cómo son los teléfonos- dice alto y claro, demasiado, es de suponer que no esta hablando solo para ti -¿Qué tal en la entrada del Café Progreso? Está en el cruce de la primera avenida con la tercera calle, te veo en quince minutos.

La comunicacion se corta al instante, y te quedas a solas con un pitido bastante irritante, por suerte, aunque eres nuevo en la ciudad, no eres tan turista para tener que atosigar a Lobo o cualquier ciudadano con un mapa en mano para llegar al Cafe, si es que vas acudir a la cita, claro esta.

Esperare aqui, si me quiero recuperar pronto debo seguir las indicaciones de Noa. Aunque, si pudieran "contrabandear" unas donas, o una hamburguesa, porque la comida de este lugar, emh, digamos que he probado mejores

Contratos, Pactos, y ahora frutas goblin. ¿qué seguira, amuletos de la buena suerte?. El mundo changeling es más extraño de lo que imaginaba...
Absorto en sus pensamientos Elias se levanto de su lugar y a trompicones se dirigio a la puerta.

Voy a dar un paseo por el lugar. Su voz sonaba hueca, ausente, y su mirada distante viendo la nada. No tardare en volver. Su cuerpo daba la apariencia de ser más efímero que de costumbre, casi insustancial. Habia entrado en un estado parecido al que hay en el ojo de un huracan y necesitaba urgentemente despejar su mente de ese huracan.

"¿La linea 3 pasa por alli?" se pregunta a si mismo. En todo caso se termina de vestir y se pone una fina chaqueta. Sale a la calle con el fresco del atardecer, cosa que hace que sea la mejor hora del día en este lugar de eterno y sofocante verano.

Se acercó a la parada del autobús, puede que llegara un poco más tarde. En todo caso mandó un mensaje disculpándose de antemano a Lobo porque seguramente el autobús se retrasaría... como siempre.

Creo que yo también voy a quedarme por aquí... Con la pierna como la tengo, no me apetece dar muchos paseos... espero que lo comprendáis. Lo mejor sería que te trajeras a Kim, y así podemos hablar todos... tranquilamente. Aunque ya sabéis que a veces las paredes tienen oidos y todo eso.

Cafe Progreso, un cafe que se autodemonina como un lugar donde los bohemios podian a reunirse junto una calida taza de cafe, en otras palabras, un sitio donde poder timar a los intelectuales de media-alta clase con bebidas amargas al doble de precio y bolleria mas caras pero de menos calidad que tu vieja y querida panaderia de tu barrio, sin embargo, aun asi seguia siendo un buen sitio para los escritores y otros de su rama que necesitaban de un templo para obtener ideas, debido a su linea wi-fi, el agradable ambiente que rebosaba de silencio e iluminacion leve, y los cafes filosoficos que se organizan cada sabado y domingo por la mañana, si eres capaz de sorber un cafe durante toda una sesion.

Ahi reunidos Kim, Lobo y Eckhart, el cual habia parado un momento a Lobo para coger cierto objeto, se disponian a discutir sobre que hacer con Blue Jenny, siempre y cuando se quitaran al camarero que habia al lado y con libreta en mano, examinando vuestras figuras con cierton desden y asco, sobre todo al fijarse en las manchas de barro de la ropa de Eckhart y Lobo.

Elias paseo por el jardin del hospital, intentando despejar de su mente el huracan de preocupaciones que habia en su mente que amanezaban con derrumbar la poca cordura que le quedaba, y mientras paseaba se vio tentado a probar a escalar algunas de las estatuas y construcciones del jardin, notando que aunque la pierna aun estaba herida con el ataque de los lagartos, podria perfectamente hacer una voltereta en el aire sin temer que estrellar la cabeza contra algun bordillo, aunque no estaba seguro de si eso era gracias a su naturaleza Changeling o los buenos cuidados de la doctora.

Antes de que pueda siquiera responder esa pregunta, Elias se ve sorprendido por el lloro de un niño, un criajo con bata de enfermo de quizas diez años que estaba sentado en un banco al lado de un rosal. El pequeño no para de sorberse los mocos y restregar unas manos llena de moquillo contra sus ojos, intentando parar el cauce de lagrimas que se escapaban por su rostro.