Partida Rol por web

Cuando el jinete del Dragón acaba la reunión, apenas dura unos minutos, una serie de figuras encapuchadas comienzan a adelantarse y caminar en dirección a la muralla. Contáis unos 30, todos vestidos con túnicas del mismo color que los cabellos de los O´Shar.

Al final se detienen a unos 150 metros de distancia de la muralla. Una vez allí se colocan formando dos círculos concéntricos en torno a una de las figuras... sus movimientos son pausados, sin prisa.

Al poco comienzan a entonar un extraño cántico en un lenguaje totalmente desconocido para todos vosotros, y casi al instante, os parece ver como haces de... bueno no tenéis ni idea de que, pero llamemosles haces de pura energía comienzan a crepitar en torno a ellos y en dirección a la figura del centro...

Alegre observó a Phey, con una mueca de escepticismo.

—¿De qué artillería hablas, muchacho? Esto es una mina, no una fortaleza. Ni la puerta tiene un rastrillo, con eso te digo todo.

En eso, apareció Lord Heinnvart y ordenó un repliegue general hacia las minas.

—Ahora os queréis ir a las minas —refunfuñó Alegre—. Quizás sea idea mía, pero me parece que a todo el mundo se le ha dado por hacer exactamente lo que yo digo. Sólo que demasiado tarde y cuando otro lo repite.

Se volvió hacia el ejército que se había plantado frente a la ciudad justo a tiempo de ver las luces danzantes o lo que fueran, provocadas por el rito de aquellos mago o también… lo que fueran y se le hizo un nudo en la garganta.

Miró a Lord Heinnvart de reojo, sin apartar sus ojos desorbitados del espectáculo mágico.

—Oiga usted. ¿Qué le parece si ahorramos tiempo? ¿Por qué no me hace caso ahora y abre las jodidas puertas antes de que estos nos maten a todos?

Udokal siguió observando a los dragones y todo lo que estaba pasando a su alrededor sin disimular su sorpresa y fascinación. Miró a su alrededor y vio al jefe de la colonia hablando con algunos de sus soldados, probablemente decidiendo que hacer. Le extrañaba que nadie en la colonia saliera a hablar con aquellos humanos, a Udokal le gustaría salir y poder ver más de cerca a aquellas criaturas.

Quizás hablen el idioma de los O'Shar, al fin y al cabo vienen del norte.

La procedencia de aquellos hombres seguía siendo un misterio para Udokal. Miró a Keloa, era más joven que él así que tampoco podía saber quienes eran ni habría oido hablar de ellos nunca, pero seguía allí plantada observándolo todo con la frialdad típica de las grandes lanceras O'Shar.

Tu tribu estaría orgullosa de ti.

Buscó a Pazzo, era la única que podía entenderse con ellos ahora pues Aeryn no estaba sobre las murallas.

-¿Alguien sabe de donde vienen estos humanos y porqué nadie sale a recibirlos?

Cuando un grupo de humanos llegaba a las puertas de su tribu se les recibía cordialmente, claro que casi nunca sucedía algo así pues las tribus O'Shar no solían recibir muchas visitas salvo en casos aislados.

¡¿Magos?! Sí, por supuesto... Sin duda habrán necesitado de las artes mágicas para doblegar la voluntad de los dragones. Tiene sentido. Pero no es mi campo. No tengo ni la más remota idea de lo que están haciendo.

Pazzo, Voki... aquí no hacéis nada. Ya habéis oído a Lord Heinnvart: los civiles a la mina. Tal vez podríais convencer a los Oshar de que os "escoltasen" a lugar seguro. Pasad por la cabaña de Hanne y llevaos a la sacerdotisa con vosotros.

Las ideas de Voki se le hacían más atractivas. Quizás lo mejor fuese replegarse a las minas, y enfrentar al ejército enemigo en un espacio reducido. Sin embargo, si hacen eso, para retomar el pueblo necesitarían de un milagro: a los dragones habría que sumar las balistas. Tal vez deberían sabotearlas, plantar fuego a la artillería antes de replegarse... pero de eso se ocuparían los dragones.

Miró a Pazzo. Aquello tenía aspecto de despedida. Como si fuese la última vez que se fuesen a ver. Quería abrazarla y besarla, pero no le salía de dentro. La visión abrumadora del ejército enemigo le había aturdido tanto como la de aquel par de grandes ojos. Doblemente derrotado.

Se volvió al líder de la colonia. Sobre él pesaban las decisiones que faltaban por tomar.

Lord Heinnvart, ¿cuánto tiempo necesitamos aguantar la embestida antes de que los civiles estén a salvo? ¿Cuánto tiempo antes de que las milicias deban ponerse a resguardo con sus familias?

La victoria sobre el ejército enemigo no era una opción viable. Salvar las vidas de los habitantes de la colonia sí. Así que toda la estrategia se reducía a una cuestión de tiempo.

Aun estáis hablando, con Phey y Voki dirigiéndose a lord Heinnvart, cuando de la figura al que llega toda la magia de los anillos sale un chorro de pura energía contra las puertas de la muralla, como un río salvaje, se estrella con suma violencia contra esta. El estruendo que causa es ensordecedor. La energía tal que destroza por completo la puerta, junto con toda la muralla sobre esta y parte de las dos torres que la jalonaban (en el interior de una es donde estaba Aeryn prisionera)

Vosotros que estabais en la muralla, sobre la puerta, sois lanzados hacia atrás, junto con los restos de la muralla, ahora transformada en gigantescos bloques de piedras que vuelan a vuestro alrededor...

Gareth da un puñetazo a la pared, a escasos centímetros de tu cabeza, frustrado por tu actitud y respuestas.

  - Sigues siendo una niña que no tiene ni idea de lo que dice... La colonia siempre ha estado preparada para un evento como este, hay que huir a las minas, una vez allí...............

Gareth no acaba de terminar pues una enorme explosión sacude la muralla. Es tal la violencia que la celda donde estáis, así como parte de la torre queda destrozada, como si un gigantesco Dios le hubiese dado una patada, quebrándola en decenas de enormes bloques de piedra que junto a vosotros vuelan en el aire.

Aeryn ya contaba con el creciente enfado de Gareth pero no dejaría de insistir en el asunto, aunque ni siquiera tuvo tiempo de replicar debido a la gran explosión que se hizo notar en toda la torre. Sintió como las piedras caían y su cuerpo daba con violencia contra el suelo.
 

La llegada de Lord Heinnvart pasó inadvertida para Pazzo. Solo los sonidos de las campanas la obligaron a quitar su mirada de esas criaturas espantosas. Lo normal en ella sería empezar a correr, pero por miedo o por asombro, las piernas se le quedaron clavadas en el lugar donde se encontraba.

El enemigo estaba lleno de sorpresas, no tardó mucho en dejar paso a unos encapuchados vestidos de rojo. La pequeña Naiss se levantó de puntillas para ver mejor que estaban haciendo todos allí reunidos. Observó el ritual que hacían y, aunque tenía curiosidad por saber que estaba pasando, de alguna manera la respuesta que ella misma se daba era negativa.

Miró a Voki sin saber como reaccionar a sus palabras. Abrir la puerta significaba ofrecer sus vidas sin ninguna resistencia, pero ¿qué otra cosa podrían hacer? La pregunta de Udokal la hizo tornar su verde mirada hacia él. Se encogió de hombros antes de responderle.

- No sabemos de donde vienen, pero no creo que es buena idea salir a recibirles. Voki dice que deberíamos abrir las puertas. La verdad, no sé que sería mejor hacer. Huir ya es demasiado tarde.

Sus ojos y los de Phey se encontraron, por un momento solo. Una mirada fugaz llena de pasión y, a la vez, de ternura. Puede que podía convencer a los O´Shars de ir con ellos a las minas o puede que no. Quien más le interesaba que estuviera a salvo, era él. Le quería decir que nadie cuidaría de ella mejor que él, que nadie más daría su vida por ella. Él tenía que acompañarlos también.

No pudo dar voz a sus pensamientos. Tardó demasiado en encontrar las palabras adecuadas. Sus ojos se cerraron por culpa de un fuerte ruido. Su mirada lo perdió de vista. Su rostro quedó grabado en su mente para siempre. Ruido, caos y destrucción era lo único que quedaba ahora.

-Estoy de acuerdo con el pequeño Voki, deberíamos abrir las puertas y salir a luchar contra los enemigos, si este es el final es mejor disfrutarlo luchando.

Se temía que nuevamente los habitantes de la colonia querrían refugiarse tras sus grandes muros, aunque esta vez los dragones voladores podrían meterse dentro así que no les serviría de nada, era mucho mejor plantarles batalla en el campo como hacían los buenos guerreros. No le dió tiempo a hacer ni a decir nada más cuando el haz de energía destrozó la puerta y la parte de la muralla donde se encontraba.

Dire, seguro que Elmekia está ocupada con la quedada, mejor manda un mp.

Saludos.

 Volais por los aires con enormes bloques de piedra volando a vuestro alrededor. A parte del impacto inicial, el aterrizaje es muy brusco y doloroso, pues os encontrabais a mas de 10 metros de altura del suelo...

(Todos aquellos que hayan perdido mas de la mitad de sus puntos de vida totales que hagan tirada de salvación contra fortaleza, dificultad 16) 

(Todos aquellos que hayan perdido 3/4 o mas de sus puntos de vida totales que hagan tirada salvación contra fortaleza, dificultad 22)