Partida Rol por web

Al alejarme doy una voltereta y caigo en pie haciendo que mi cuerpo, mis glúteos y el pendiente que cuelga en los labios de mi vagina se sacudan por el impacto.

- Te voy a congelar las ideas tetitas dulces. La miro y le saco la lengua con una promesa de que la usare con ella.. - Hablas demasiado, cuando acabe contigo te sacaré de este establo de paseo como si fueras mi potrilla.

Klia comienza a girar su martillo cada vez mas rápido y se lanza con el hacia su rival. Desprende energía blanca de la parte pesada, una estela fria que amenaza con congelarlo todo a su paso.

Entonces Violet proyecta una tinta que exuda su cuerpo escupiendola a la cara cegandola por momentos y haciendo que el demoledor ataque falle estrepitosamente haciendo que la gran montaña de paja se congele como si fueran bloques de hielo macizo.

-Es curioso.- Dije secandome con el pulgar la tinta de mis labios. Era un poco indignante usar esa magia, pero siempre pagaba con creces el usarla.- Yo tenia precisamente la misma idea en la cabeza.

Una vez mas, alzo la mano y empiezo a conjurar, pero esta vez, con un blanco mucho mas facil que antes. La unica distraccion u obstaculo que podia tener, era quitar la vista de su conejito pelado y aquel pendiente que le colgaba de manera sugerente."Wow, siempre he querido tener un piercing asi, pero nunca me habia atrevido a tal cosa ¿Son todas las humanas igual de atrevidas?"

Una vez mas, proyectiles magicos contra Klia.

Klia parecía coger impulso para lanzar su martillo cargado de energía pero tropieza y lo lanza muy desviado haciendo un gran boquete en la pared del granero. 

Desorientada no puede hacer nada y los proyectiles mágicos que le lanza Violet le impactan en la espalda causándole gran dolor justo cuando giraba para recuperar la verticalidad.

Además de herida ha perdido su martillo que ha quedado barado, clavado en el suelo junto lo que queda de esa pared de madera a unos cuantos metros de las dos combatientes.

-¿Se te ha perdido algo, querida?- Pregunte burlona, mientras me fijaba en su pobre estado, desarmada, malherida y cegada. Casi me da pena, "casi" es la palabra. En un mundo sin muerte, el granero y su dueño sufriria mas daños, que esta guerrera sin modales.

-Acabemos con esto de una vez.- Dije con un tono gelido, mientras levantaba de nuevo el brazo, lista para una ultima rondas de flechas magicas atravesandole el pecho.- Tengo una deuda de sangre que cobrar.

A riesgo de sonar repetitiva, otra y quizas ultima ronda de proyectiles magicos.

Los rayos de energía golpean a Klia sin compasión, como una llúvía fina de irrefrenable caida del cielo hasta la tierra.

Piernas brazos, abdomen son golpeados y cae al suelo como una piedra, aunque mas exactamente sería como una muñeca rota y desvalida.

La sangre se esparce como un charco hasta que el brazal que tiene puesto en la mano Klia se ilumina. Primero con un verde, y al hacerlo, casi de forma mágica su cuerpo se va recuperando de todos sus cortes y quemaduras recobrando la consciencia. Después pasa a un color rojo hasta apagarse por completo.

La guerrera aunque sana ahora se siente débil, torpe, como si su cuerpo reaccionara dos segundos después de que le diera una orden. Y aunque al mirar a Violet sentiría odio por la rival que la ha vencido eso va cambiando y tiene que luchar con un impulso que la obliga a ser servicial con ella.

El proceso en si, a falta de palabras mejores, fue macabro pero fascinante. Hiciera lo que hiciera ese brazal, no solo la salvo de la muerte definitiva, sino que la habia dejado tal y como estaba antes de luchar, quitando la falta de bragas, claro esta. Tendria que examinar este artefacto y comprobar si realmente era la panacea que parecia ser, porque de ser asi, podria crear un ejercito de guerreros, NO, un ejercito de esclavos entrenados para matar inmortales y obedientes incluso despues de la muerte.

Lo primero que hice, al recuperar la consciencia mi rival, fue chasquear delante de sus ojos y alzar tres tentaculos delante de ella.

-Nombre, nacionalidad y edad. Cuantos tentaculos. Como te sientes.- Pregunte, aunque mejor dicho, ordene, evaluando su estado fisico, mental y emocional.

¿Porque me siento asi de torpe?. Esto..no pensaba perder contra esa flacucha...

- Klia, del Reino helado de Glauder. Gruño. Veintidós..Tres tentáculos. Estaba mejor esta mañana...cansada pero bien. Mierda, no he podido evitar decir todo eso. Busqué algo con lo que taparme.

-Reino... Helado.- Solo esas dos palabras me hacian que el espinazo me temblara con un escalofrio. Sin duda, las criaturas ajenas a mi mundo, eran criaturas fascinantes e incomprensibles.

Conjure una capucha y unas medias para mi, mi atuendo casual entre humanos, para quitarme aquel frio imaginario de mi cuerpo. Pero sobre todo, para pasar mas desapercibida entre humanos, la anterior vez me habian pillado por sorpresa porque destacaba como un clavo suelto, esta vez intentaria ir mas de incognito para evitar ataques furtivos.

Y hablando de ropas.

-Klia, bonito nombre para una perra.- Dije con una mirada y sonrisa perversa.- ¿Antes habias dicho algo de sacarme como una potrilla desnuda ante las demas gentes, verdad? Entonces, creo que es justo que yo pague con la misma moneda que tu. Klia, ve desnuda. Quitate toda prenda de ropa, y todas tus armas seran requisidas por mi.-Ordene excitada, a mi nueva esclava.- Mientras estes conmigo, andaras a cuatro patas en todo momento y no podras usar tus manos para nada que no sea moverte, si quieres comer o coger algo, deberas usar tu boca, codos o rodillas. Si quieres hablar, tendras que empezar y terminar tus frases con un ladrido y sacar la lengua fuera, mientras hablas, como la perra desvergonzada que eres.- Ordene, ahora sentenciando su vida como mi mascota hasta que me aburriera.- Y ahora, si lo has entendido, ladra tres veces y lame la suelas de los pies de tu ama.- Me sente sobre mis tentaculos, haciendo de asiento improvisado, reclinandome y levantando ambos pies para que estuvieran delante suya. Habia ido descalza y habiamos luchado en un granero, asi que ahora estaba manchado de heno, polvo y barro, aunque habia tenido cuidado de no pisar nada mas "peliagudo".

Incluso yo no era tan cruel.

Mientras Violet le da nuevas instrucciones a Klia aparece un hombre, con aspecto de granjero que se pone las manos a la cabeza cuando ve el estado en que se encuentra el granero.

- ¡Ahhh! Pero..¿Que han hecho?. ¿ Quien me va a pagar por los desperfectos? Se quita el sombrero, nervioso y sudoroso contemplando la pared derribada.

Pero mas atónito se queda al ver primero la desnudez de Klia y la forma inhumana del cuerpo de Violet, con todos esos tentáculos.

Ante la interrupción, aprete los dientes con furia y casi empiezo a gruñir, pensando que es otro de los participantes que viene a quitar mi momento de victoria y gloria segundos despues de haberla obtenido. Para mi sorpresa, solo era un campesino, igual de molesto, pero me relaje al instante.

-Obviamente, el Shogun.- Dije de inmediato, y antes de que el campesino me acusara por tal blasfemia. Levante mi brazo para que viera claramente mi brazal.- Somos participantes del torneo del Shogun, y como tal, el torneo costeara y restaurara cualquier daño o compra que hagamos en las tierras bajas, ademas de pagar un plus por las molestias causadas. No solo tendra su granero, sino que vivira como un marques durante una buena temporada si juega bien sus cartas.-Menti sin pestañear ¿Pero que iba un granjero ignorante saber sobre el torneo?

¿Pero como se atreve?- Guau..guau...guau...¡Noo!. Y en esas que aparece un pobre campesino al que ignoro ya que mi cuerpo solo piensa en obedecer a ese maldita mujer calamar.

Una a una mis prendas caen al suelo y me dejan como el dia que nací con todas las vergüenzas al aire. Y a falta de eso me pongo a cuatro patas como si fuera una vulgar perra de la calle.

Es muy vergonzoso, caminando asi, o mejor dicho arrastrandome de esa forma mis pechos estan caidos, contoneantes y no hay forma de ocultar de la vista mi vagina y mi ano. ¡Que humillante!

- ¡Fastidiese campesino, no moleste o romperé la cabeza con mi martillo! ¡Guau! Grr!. Prefiero espantarle para que no siga mirando así

- ¿ El Shogun?. ¿Sois de ese torneo?. Os mira tragando saliva. - No pasa nada, tranquilas yo arreglo este desastre, perdonen ...perdonen...no digan nada ni informen, en seroi....Agitando las manos se retira como si no quisiera interrumpir ni molestar. Queda claro el temor que le profesan a las represalias del Rey.

Recoge su sombrero del suelo y titubeante sale ajustando el portón de madera, dejandoos a solas.

-Vaya, parece que aqui tambien temen y respetan el shogun.- Señale, intrigada por aquella reaccion. No era de extrañar, incluso en las tierras mas lejanas, su nombre hacia temblar a valientes y temerarios, aqui, tan cerca de el, dudaba que ningun alma osara siquiera chistarle.

-Y tu, no creas que me he olvidado de ti, solo por esa distraccion.- Le dije a Klia, cogiendo la cuerda mas cercana, y atandosela al cuello, para hacer de collar improvisada.- Primero iremos a la taberna para que descanses y te alimentes, y luego iremos al peletero que te ponga un collar. Y cuando terminemos, iremos al lago y seras mi "distraccion personal" hasta el proximo combate.- Le explique, tirando de ella e instandola a salir a la posada mas cercana, dejando que todos nos vieran de camino.- No se tu, pero yo voy a disfrutar mucho de tu compañia, jujuju.

- Eso parece...¡ Guau!. Vaya mierda esto de hacer como si fuera una perra. Entonces me pone una soga al cuello y tira de mi. Camino lo mas rápido que me permite esa molesta postura.

- No..en este estado y por la calle no...¡Guau!. Pero ya es tarde, mi cuerpo la sigue sin rechistar y  gateo meneando el trasero. Apreto los dientes cuando ríe, si pudiera le daba un bocado en el cuello...

Klia se arrastró sin rechistar siguiendo a su nueva ama cruzando así la calle principal del pueblo. Levantaron mas de una mirada y comentario, en especial quien iba desnuda. Incluso alguno de los perros callejeros, de esos flacuchos sucios con sarna y por el barro se acercó de forma traicionera para meterle el hocico por detrás, entre sus piernas olfateando el su sexo. Que decir que un can olfatea y lame lo que encuentra.

Llegaron a la posada principal, La Lechuza Gris y entraron a través de sus puertas batientes. 

Dentro había algo de jolgorio, aldeanos bebian y reian sentados en mesas y taburetes frente a la barra mientras guapas doncellas y otras no tan guapas servían en su mayoria jarras de cerveza. El ruido se amortiguó ante vuestra llegada. Le siguieron exclamaciones de cierta sorpresa. Los ojos estaban puestos en vosotras.