Partida Rol por web

El filo de las tinieblas

Capí­tulo 1: Entre los desaparecidos

Cargando editor
02/11/2009, 20:57
Director

Después de haber sido seleccionado para servir a la Inquisición, las cosas no han ido exactamente como habías imaginado. Apartado de tu anterior vida, has sido probado, medido, estudiado… interrogado. Sin embargo, aparte de unas pocas lecciones impartidas en oscuras cámaras que te dejaron una sensación enfermiza en el estómago y de cantidades aparentemente interminables de códigos y cifras para memorizar y destruir, te han dejado básicamente a tu libre albedrío. Alojado bajo nombre falso en un bloque habitacional anónimo de la Colmena Sibellus, en Escintila, el planeta capital del Sector Calixis, te has dedicado a esperar durante semanas la llamada de tus amos, y, tal vez, su veredicto.

Finalmente la llamada ha llegado y un correo de ojos perdidos te ha entregado una nota escrita en uno de los códigos del Sagrado Ordos. El mensaje era simple y maquinal, con una hora, una fecha y un lugar. La orden de ir preparado y en espera de compañía está firmada con un único epíteto – “El Emperador Protege”

Cargando editor
02/11/2009, 21:00
Director

Después de haber sido seleccionado para servir a la Inquisición, las cosas no han ido exactamente como habías imaginado. Apartado de tu anterior vida, has sido probado, medido, estudiado… interrogado. Sin embargo, aparte de unas pocas lecciones impartidas en oscuras cámaras que te dejaron una sensación enfermiza en el estómago y de cantidades aparentemente interminables de códigos y cifras para memorizar y destruir, te han dejado básicamente a tu libre albedrío. Alojado bajo nombre falso en un bloque habitacional anónimo de la Colmena Sibellus, en Escintila, el planeta capital del Sector Calixis, te has dedicado a esperar durante semanas la llamada de tus amos, y, tal vez, su veredicto.

Finalmente la llamada ha llegado y un correo de ojos perdidos te ha entregado una nota escrita en uno de los códigos del Sagrado Ordos. El mensaje era simple y maquinal, con una hora, una fecha y un lugar. La orden de ir preparado y en espera de compañía está firmada con un único epíteto – “El Emperador Protege”.

Cargando editor
02/11/2009, 21:01
Director

Después de haber sido seleccionado para servir a la Inquisición, las cosas no han ido exactamente como habías imaginado. Apartado de tu anterior vida, has sido probado, medido, estudiado… interrogado. Sin embargo, aparte de unas pocas lecciones impartidas en oscuras cámaras que te dejaron una sensación enfermiza en el estómago y de cantidades aparentemente interminables de códigos y cifras para memorizar y destruir, te han dejado básicamente a tu libre albedrío. Alojado bajo nombre falso en un bloque habitacional anónimo de la Colmena Sibellus, en Escintila, el planeta capital del Sector Calixis, te has dedicado a esperar durante semanas la llamada de tus amos, y, tal vez, su veredicto.

Finalmente la llamada ha llegado y un correo de ojos perdidos te ha entregado una nota escrita en uno de los códigos del Sagrado Ordos. El mensaje era simple y maquinal, con una hora, una fecha y un lugar. La orden de ir preparado y en espera de compañía está firmada con un único epíteto – “El Emperador Protege”.

Cargando editor
02/11/2009, 21:01
Director

Después de haber sido seleccionado para servir a la Inquisición, las cosas no han ido exactamente como habías imaginado. Apartado de tu anterior vida, has sido probado, medido, estudiado… interrogado. Sin embargo, aparte de unas pocas lecciones impartidas en oscuras cámaras que te dejaron una sensación enfermiza en el estómago y de cantidades aparentemente interminables de códigos y cifras para memorizar y destruir, te han dejado básicamente a tu libre albedrío. Alojado bajo nombre falso en un bloque habitacional anónimo de la Colmena Sibellus, en Escintila, el planeta capital del Sector Calixis, te has dedicado a esperar durante semanas la llamada de tus amos, y, tal vez, su veredicto.

Finalmente la llamada ha llegado y un correo de ojos perdidos te ha entregado una nota escrita en uno de los códigos del Sagrado Ordos. El mensaje era simple y maquinal, con una hora, una fecha y un lugar. La orden de ir preparado y en espera de compañía está firmada con un único epíteto – “El Emperador Protege”.

Cargando editor
02/11/2009, 21:01
Director

Después de haber sido seleccionado para servir a la Inquisición, las cosas no han ido exactamente como habías imaginado. Apartado de tu anterior vida, has sido probado, medido, estudiado… interrogado. Sin embargo, aparte de unas pocas lecciones impartidas en oscuras cámaras que te dejaron una sensación enfermiza en el estómago y de cantidades aparentemente interminables de códigos y cifras para memorizar y destruir, te han dejado básicamente a tu libre albedrío. Alojado bajo nombre falso en un bloque habitacional anónimo de la Colmena Sibellus, en Escintila, el planeta capital del Sector Calixis, te has dedicado a esperar durante semanas la llamada de tus amos, y, tal vez, su veredicto.

Finalmente la llamada ha llegado y un correo de ojos perdidos te ha entregado una nota escrita en uno de los códigos del Sagrado Ordos. El mensaje era simple y maquinal, con una hora, una fecha y un lugar. La orden de ir preparado y en espera de compañía está firmada con un único epíteto – “El Emperador Protege”.

Cargando editor
02/11/2009, 22:32
Atellus
Sólo para el director

Me levanto de mi cama con cuidado ya que la casa en la que estoy no mas de 3x2x2 metros, no me permite mucho el movimiento. No se muy bien que hago aqui. Me duele la cabeza, pero yo ya no se si se debe a la totura sometida semanas atras, o a ese rudio. Aghhh!!!, golpeo la mesa. En este planeta no se puede dormir, no paran de hacer ruido.

Cierros los ojos intentando imaginar mi planeta natal, pero nada mas ver las densas junglas, se me vienen a la cabeza las imagenes de mi mujer y mis hijos, Ursus, Markus, Urgk, susurro levemente. De repente empiezo a temblar permaneciendo así unos minutos. Porque no a mi, cuando consigo superar ese trance que me ha dejado sin voz, abro los ojos y sobre la mesa se encuentra una de las raciones estandar de esta ciudad, que todavia no se porque se le llama comida, mas bien sería basura recocinada. Al lado está el manual que me dieron al acabar la  instrucción. Es lo único que no tengo escondido del equipo. Ya que recurro a menudo a el para pensar en otras cosas.

 

Estoy ojeando las ilustraciones de como limpiar tu fusil laser, cuando llaman a la puerta. En varias semanas nadie ha llamado, me incorporo levemente escondiendo el libro enre las sabanas, mientras preparo el cuchillo que lo escondo detrás del cinturón. Al abrir la puerta recibo unas instruccones, al volver la mirada al hombre veo que se aleja. ¡¡¡No te vuelvas  acercar a mi casa!!! ¡¡los mendigos sois la perdición del imperio!!! le grito antes de cerrar mi puerta.

 

Una vez ya en mi cuarto, recojo el equipo que tengo debajo de la cama y me preparo para salir antes guardando, e papel entre las paginas del libro, que llevo en un bolsillo interior.

Notas de juego

No se si tenia que escribir una introdcción. SIno pues borra xD

Cargando editor
02/11/2009, 23:28
Caín
Sólo para el director

Continúo limpiando el arma mientras miro de reojo, o no tan de reojo, el sobre abierto sobre la mesa. En su interior están esas escasas palabras que implican una obligación de asistir a una cita. Esperaba esa carta, la esperaba como si fuese lo más importante que me iba a suceder en mi vida; y ahora que ha llegado, apenas la he leído un par de veces. Un minuto escaso de mi tiempo estodo lo que le he dedicado a esa carta. En ella se me convoca a que esté pertrechado y listo para algo, en lo que no estaré solo, y eso me motiva en cierto modo; quizá sea el momento de participar en algo real. Es por ello por lo que sigo limpiando el arma, a pesar de que ya lo está.

Han sido tiempos duros, menos crueles de lo que había imaginado, pero más duros de lo que podía soportar, o de lo que creía poder soportar. Mi instrucción ha destacado por la ausencia del combate, apenas sé nada sobre los enemigos a los que deberé combatir y eliminar. En cambio sí me han instruído en cientos de códigos, cuya función se me escapa y que sin embargo tienen para mí mucha más importancia que el manejo de cualquier arma. He intentado escribirlos varias veces, pero las letras nunca fueron lo mío. Me he dado cuenta de que tengo una educación muy superior a otros seres del Imperio, sin embargo leo con dificultad, y más difícil aún me resulta escribir.

En mi planeta yo era alguien, el hijo de alguien relevante, aquí sin embargo me parece que nos oy nada, y lo curioso es que eso no me inquieta; aunque tampoco me ayuda en nada.

Dejo de una vez de limpiar, coloco las piezas en su sitio y recojo el resto del equipo. Me aseo como puedo en el lugar donde me instalo y le dedico un vistazo. Algo me dice que no volveré aquí nunca más.

Notas de juego

Voy a la cita.

Cargando editor
03/11/2009, 08:36
Director

A la hora convenida, te abres paso a través de las agitadas masas sin rostro del barrio del Administratum hasta llegar a una plataforma
elevadora de servicio no señalizada situada en la parte posterior de un edificio vasto e impresionante cubierto de bajorrelieves de
calaveras, urnas medio cubiertas y demás símbolos de la muerte, coronado por una inmensa estatua de un santo doliente. Parece que
te están esperando; el marchito rostro del servidor encastrado en la plataforma te estudia y afirma “Pase” cuando subes a bordo.

Si tiene que venir más gente, tú has sido el primero.

Cargando editor
03/11/2009, 08:38
Director

A la hora convenida, te abres paso a través de las agitadas masas sin rostro del barrio del Administratum hasta llegar a una plataforma
elevadora de servicio no señalizada situada en la parte posterior de un edificio vasto e impresionante cubierto de bajorrelieves de
calaveras, urnas medio cubiertas y demás símbolos de la muerte, coronado por una inmensa estatua de un santo doliente. Parece que
te están esperando; el marchito rostro del servidor encastrado en la plataforma te estudia y afirma “Pase” cuando subes a bordo.

En la plataforma otro individuo está esperando.

Cargando editor
03/11/2009, 10:10
Atellus

Mientras avanzo, por el edificio,  porque la gente es capaz de gastar el dinero de esta forma, esto no es practico, no duraría ni 2 años en mi planeta. Con tener una buena cama una cocina y un refugio en caso de ataque seria suficiente. Esta loca la gente que vive en estas ciudades, no poder respirar aire, no ver la luz del sol..... Sigo fijandome en los decorados, cuando llego al elevador espero ante el sirviente, cuando me ha dejado pasar, suleto un escueto gracias. Una vez en la plataforma veo a otro hombre esperando, buenos dias. Y sin ninguna delicadeza le echo una mirada de arriba a bajo, para saber con quien subo en el ascensor. Mientras me coloco en el otro lado de la plataforma.

Notas de juego

EDITADO: Lo abro para que el personaje que está esperando lo lea

Cargando editor
03/11/2009, 13:45
Atellus
Sólo para el director

Notas de juego

¿Que impresión me da mi acompañante?

Cargando editor
03/11/2009, 13:48
Director

Notas de juego

Cita:

¿Que impresión me da mi acompañante?

Mira la descripción de su ficha :-)

 

Cargando editor
03/11/2009, 14:34
Caín

Celebro ver que he sido el primero en llegar; no obstante el siniestro edificio me pone los pelos de punta. Es evidente que pertenece a una organización que determina cual es la ley. Eso me convertirá en alguien temido, peor me hará tratar con personas que son inmensamente más temibles que yo. Por su actitud parece que el operario de la plataforma está esperando a más gente: la compañía de la que se me ha hablado. Coloco bien el rifle que me resulta algo molesto en la espalda. No puedo disimularlo y he dejado de intentarlo, al igual ue la espada, ambas armas saltan a la vista.

Me pregunto si a éste lugar podré acceder con armas o me las requisarán al llegar.

El primero de mis "compañeros" no tarda en llegar. Y quedó decepcionado. Se trata de un simple soldado, una anónima arma de un campo de batalla lejano.

¿Buenos días? Muy tranquilo está para haber sido convocado por la Inquisición.

Buenos días tenga usted- respondo, con desgana y por mera cortesía.

 

 

 

Cargando editor
03/11/2009, 22:51
Atellus

Sigo mirando con una terrible desilusión el decorado, casi he apartado la vista de mi acompañante, cuando reparo en que no nos movemos. ¿Falta alguien por llegar? pregunto sin mirar a nadie en particular. Hago un amago de preguntar algo mas, cuando recapacito

Lo mejor es que estes callado y no metas la pata

Estoy desconcertado y aburrido. Nunca en mi vida habia estado en una construccón tan grande y no se muy bien que son los adornos y estatuas ya que toda esta parafernalia, es nueva para mi.

Cargando editor
04/11/2009, 09:22
Albrek

Una vez firmado el acuse de recibo, memorizada la nota y posteriomente destruida, Albrek preparó sus cosas.

En el día y hora estipulados, estaba en el lugar previsto, preparado para lo que fuera.

Cargando editor
04/11/2009, 09:27
Director

A la hora convenida, te abres paso a través de las agitadas masas sin rostro del barrio del Administratum hasta llegar a una plataforma
elevadora de servicio no señalizada situada en la parte posterior de un edificio vasto e impresionante cubierto de bajorrelieves de
calaveras, urnas medio cubiertas y demás símbolos de la muerte, coronado por una inmensa estatua de un santo doliente. Parece que
te están esperando; el marchito rostro del servidor encastrado en la plataforma te estudia y afirma “Pase” cuando subes a bordo.

En la plataforma otros dos individuos están esperando. Uno lleva la armadura de la guardia imperial y el otro cubre su figura con una capa, incluido su rostro

Cargando editor
04/11/2009, 09:30
Director

Os mantenéis en silencio durante un minuto cuando veis aparecer otra silueta, un hombre de mediana edad pero aspecto físico cuidado con el símbolo de la Eclesiarquía.

Cargando editor
04/11/2009, 09:48
Albrek

Albrek saluda con una leve inclinación de cabeza a los otros dos, y examina con la mirada al hombre que se acerca.

Cargando editor
04/11/2009, 13:06
Zaddion
Sólo para el director

Órdenes... ya llegaron las órdenes... pero, ¿qué órdenes? ¿Ir a un sitio, a una hora? ¿Ésta es la forma de funcionar del ejército Imperial?

Recibo sin mucha alegría la nota, y la guardo después en uno de los pequeños bolsillos de mi raída túnica. Total, estaba cifrada y nadie la podría leer. En el momento oportuno, salgo de mi alojamiento y me dirijo hacia allí. Por si acaso, me meto por uno de los callejones de acceso que esté a oscuras y reviso el lugar antes de salir al encuentro. No creo que haya sorpresas, pero mejor estar preparados. Tiento con la mano la parte baja de la cintura donde llevo la pequeña pistola de energía que siempre va conmigo.

Cargando editor
04/11/2009, 13:23
Director

A la hora convenida, te abres paso a través de las agitadas masas sin rostro del barrio del Administratum hasta llegar a una plataforma
elevadora de servicio no señalizada situada en la parte posterior de un edificio vasto e impresionante cubierto de bajorrelieves de
calaveras, urnas medio cubiertas y demás símbolos de la muerte, coronado por una inmensa estatua de un santo doliente. Parece que
te están esperando; el marchito rostro del servidor encastrado en la plataforma te estudia y afirma “Pase” cuando subes a bordo.

En la plataforma otros tres individuos están esperando. Uno lleva la armadura de la guardia imperial, otro cubre su figura con una capa, incluido su rostro, y el tercero que ronda la mediana edad, viste con ropas de la Eclesiarquía.