Partida Rol por web

Tras hablar con Lili Arbest sois atacados por unos narcopandilleros que buscan camorra y dinero fácil. El interrogatorio al jefecillo no os aclara mucho de lo que está pasando.

Una vez lejos de casa de Lili, Albrek busca un lugar donde no llamen la atención y reúne al grupo:

Tal y como lo veo, podemos investigar donde trabajaba Saul (es imposible que si los médicos de allí le examinaron no se dieran cuenta de lo que le pasaba, y además es una forma excelente de "colocar" ese material, a través de una empresa donde nadie cuestiona lo que te dice el médico de la empresa), o ya que estamos por aquí podríamos investigar primero el bar de la Unión de Trabajadores del que nos habló Lili, aunque algo me dice que esta segunda vía va a acabar en otra ensalada de tiros.

Por cierto, no he podido por menos de observar que a algunos os parecía un poco... extrema mi forma de tratar a esa escoria. Son corruptos y traidores al Emperador, y como tales no merecen sino la muerte. Y eso por no decir que si nos hubieran abatido en el callejón, se estarían ahora mismo pagando un chute con lo que hubieran sacado de vender nuestros despojos.

Luego acaba: ¿ideas, alguien?

Yo no tengo un par de cosas claras. El medicae o el que nos recluto

Un jodido despota desalmado, mira que no guardarme la espada

Tras unos brebes segundos maldiciendo en susurros nos dijo que no salieramos de esta división o como quieran llamar a este antro. Y el medico está fuera, por lo que no es nuestra competencia.

No son las ordenes. Digo negando con la cabeza, lo mejor es ir al bar y mezclarnos con la gente.

Albrek reflexiona, consulta brevemente la placa de datos y se frota el puente de la nariz con un dedo. No, dice, tienes razón, Atellus. A Saúl le despidieron hace 60 días, desapareció hace unos 30, y la inserción del parásito fue hace unos 8 a 10 días. Está claro que no hay relación con su trabajo. Esto se lo hicieron por aquí, y por aquí hay que buscar.

Tras curarme las heridas salgo con mis compañeros, observando los edificios que campan a nuestros pies.

En verdad es un sitio descorazonador... aunque al menos se vé algo. Me gustaría ver a estos pasar años en una nave sin otra visión que la inmensa oscuridad, en medio de la nada...

Albrek tienes razón, el problema está aquí y aquí deberemos encontrarlo. Esto no es más que un nido de ratas escuálidas y hambrientas. Así que no tenemos más que sacudir un poco las piedras para que salgan de debajo de ellas.

Sonrío mientas digo esto.

Puede ser divertido al fin y al cabo.

Vaya, vaya, vaya, el soldado no es tan torpe como parecía, he de decir en su defensa que el dato del lugar se me había pasado por completo. ¡Brillante, señor escopeta, muy brillante!

Conicido con Atellus y Albrek, el médico queda lejos de nuestra zona de trabajo, sin embargo sí que estaría bien conocer la salud que tenían antes de que le introdujeran ese bicho. Seguro que hay otros medios para comunicarnos con él. Ahora debemos ir al bar, pero sugiero no entrar a tropel como un grupo de mercenarios, cosa que aparentamos. Y menos con esto -señalo el rifle en mi espalda.

Aunque si estoy a una distancia prudencial, con el arma preparada y hay jaleo tal vez yo podría abreviar la discusión. Aunque no creo que apostarme en un edificio con un rifle sea de los más diplomático...

Llego el último con las manos en la espalda y escucho la conversación, asintiendo silenciosamente a los apuntes de mis compañeros.

- En ese caso lo mejor será que nos repartamos las tareas. Que entren uno o dos al bar y más tarde si es necesario que entren los otros - Digo con mi monótona voz, reafirmando las palabras de Caín.

- Respecto a las armas no sé muy bien como pretendes que las escondamos, pero yo no me separaría de ellas -

... Viendo la diplomacia con la que tratan los habitantes de este lugar a sus visitantes ....

Las fechas tampoco coincidiand, en eso no cai. Bueno habrá que hacer algo de provecho en este lugar.

Mirando al grupro, no creo que debamos separarnos. Seguro que toda esta gente ya saben cuantos somos y que vamos armados. Deberíamos ir todos al bar y luego alli separarnos en dos grupos para recabar la maxima información posible.

En cuanto a lo de la salud de Saul antes de que le pusieran eso. Creo que fue despedido por incapacitado, por lo que muy sano no deberia estar y luego otros treinta dias estuvo drogandose y bebiendo. Digo mientras coloco la pistola laser en el interior del abrigo y los dos revolveres en los exteriores derecho e izquierdo.

Mientras vais comentando vuestras opciones llegáis al ensanche donde se encuentra la Unión de Trabajadores. Algunos tipos entran o salen, la mayoría de ellos llevan mono de personal no cualificado y gesto de cansancio, desesperanza o hastío.

Vayamos en grupo. No sería buena cosa que se líe estando separados.

El establecimiento ha sufrido en gran medida bajo sus nuevos patrocinadores, quienes quieran que sean tras la caída de la casa Tantalus. Destrozado, sucio y lleno de agujeros de bala, al entrar sentís que todo el bar se vuelve a miraros. Por sus expresiones no parece un lugar en el que seáis bienvenidos, repleto de nerviosos pandilleros, bebedores malhumorados y adictos colocados.

Bien, señores, ¿qué desean hacer? No creo que quieran entrar armados hasta los dientes y preguntar por Saúl.

Aunque la verdad es que yo tampoco tengo mucha idea de qué hacer, lo mío es el asesianto, no el espionaje. Obtener información no es parte de mi adiestramiento. Y como han dicho antes, aquí hay muchas posibilidades de recibir disparos.

Acaricio la empuñadura del recién adquirido revólver con seis balas en su interior. Me gusta porque es un arma fiable, y más eficaz en mi opinión que las armas láser. La física de movimientos siempre me ha parecido más atractiva.

...y entrar todos no me parece una buena idea. Demasiado llamativo, si es que eso ya no lo hemos conseguido. También habría que averiguar quien es el cabecilla aquí, en lo que a bajos fondos se refiere. Sobre desapariciones sabrá mucho.

Asiento a lo dicho por Caín

Mirando como se encuentra el lugar, el cual me da mas asco incluso que lo visto en el exterior.

¿Os importaria que me fuera a la barra a pedirme una birra?

Una refrescante cerveza, no vendría mal este aire seco necesita ser humedecido con algo..

Me concentro en el desvencijado y maloliente salón, donde los parroquianos nos miran al entrar como lo que somos: extraños.

Parecemos una antorcha que acaba de entrar en un polvorín... vamos a hacer que esto vuele por los aires. Tantos drogatas, delincuentes y ratas de cloaca reunidos juntos no puede augurar nada bueno...

Me acerco a Albrek y le susurro.

Quizá podríamos ir a un lado de la barra y decir que buscamos a un amigo de la infancia llamado Saul, que hemos oido que está en este sector. No tenemos porque decir nada más, a ver como reaccionan...

Mientras miro hacia todos los lados, buscando otras salidas y quien está más nervioso de toda la gente para intentar anticiparme a una agresión, me muevo hacia un lateral de la sala, pegado lo más posible a la pared. Intento cubrir a mis compañeros desde mi posición.

Cita:

Albrek asiente sin decir nada, y se va a sentar a un rincón, con la espalda a la pared.

La Unión es una gran habitación con unas diez mesas con sus sillas alrededor y la mitad de ellas con al menos una persona sentada. A la derecha queda la barra que recorre toda la pared donde un barman está limpiando unos vasos con un trapo no muy limpio. Al fondo a la izquierda una escalera que asciende un piso termina en una puerta al lado de la cuál hay unas ventanas con las cortinillas echadas, parece un despacho u oficina. Debajo de las ventanas hay otra puerta con el letrero "Almacén". En la mesa de al lado de las escaleras un grupo de pandilleros está sentado jugando a las cartas mientras otro grupo está disperso por los escalones.

Cuando os sentáis la gente vuelve poco a poco a sus asuntos; el barman os habla desde detrás de la barra: Aquí no hay camarero, venid a por lo que queráis beber.

Me acerco andando hacia el camaero EHHH una cerveza pero sin vaso.

Arriba debe estar el jefe. Mucho pandillero suelto para intentar llegar ahí arriba. Tengo ganas de saber que hay arriba

Me siento en una mesa no muy lejana de los pandilleros que juegan a las cartas y mientras bebo un trago de la cerveza saco una de las raciones de comida, la cual la abro con el cuchillo y me pongo tranquilamente a comer.

joder que hambre tenia, cuanto tiempo llevaria sin comer.

Albrek asiente al camarero, se acerca a la barra para coger una cerveza y se la lleva a la mesa.

Yo no pediría nada aquí, y menos viendo la vajilla. Si no es veneno será nocivo para la salud. Y aún así...

Me levanto de la mesa y con mi mejor y más falsa sonrisa me acerco al barman. Toco como incómodo las armas. Mostrándome cabizbajo.

Sí, desearíamos...bueno no lo sé, no sé que querran mis acompañantes. Yo, yo una cerveza, sí, una pequeña por favor. Disculpe nuestro equipaje...no somos de aquí, ni siquiera de este planeta.

Observo los parroquianos y después a mis cuatro acompañantes.

Hemos venido por asuntos burocráticos, y los de arriba dicen que debemos ir armados. Aunque la verdad, no sabría que hacer con este armatoste. Un arma más pequeña aún...¡oh, le estoy distrayendo! Sí, yo deseo una cerveza, como le decía.