Partida Rol por web

El hechizo de la casa Corbitt

Acto I

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18/09/2014, 16:06
Narrador

El profesor no vaciló un instante al arrancar su vehículo y poner rumbo a la citada calle Robert B. Baker, a la que no tardó en llegar debido al poco tráfico a esas horas de la tarde.

Mientras conducía tranquilo, pudo observar el vecindario. La mayoría de la gente que vivía en el barrio antes de la Gran Guerra ya se había mudado o había fallecido, las casas decimonónicas habían sido sustituidas por nuevos edificios de oficinas y comercios, y la casa de su viejo amigo Phillips, con su patio frontal cubierto de malas hierbas, era ahora la única residencia privada de toda la manzana.

Nicholas aparcó el coche en la misma calle Baker, a sólo un par de edificios de la citada casa. No había nadie más en esos momentos en la calle, excepto un hombre, de unos cincuenta años, que regentaba un puesto ambulante de venta de puros y periódicos justo al lado del aparamiento de Feynmann. El cielo estaba nublado, y parecía que fuese a llover de un momento a otro. Aunque bien pensado, eso podía decirse de casi todos los días en aquella época del año.

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18/09/2014, 16:35
Narrador

Además de que la distancia que separaba al psiquiátrico de Boston no era demasiada, el hecho de que las carreteras estuvieran casi vacías no hizo si no acortar aún más el viaje, donde el parapsicólogo (quien, a decir verdad, no parecía sentirse demasiado cómodo con la compañía que llevaba en el coche, pero tampoco se atrevió a dejar que el mendigo se desplazase a pie hasta allí) y Louis tuvieron poco tiempo para intercambiar impresiones. El chófer de William se mantuvo también en silencio, haciendo la situación algo tensa. Sin embargo, pronto dieron con su lugar de destino: el sanatorio.

El chófer del señor Rutherford volvió a quedarse en el coche esperando que la visita llegara a su fin, y los dos investigadores cruzaron la puerta principal del psiquiátrico. Una monja, la hermana Mary, hacía las veces de recepcionista, y su rostro mostró alegría cuando los hombres expresaron su deseo de hablar con los Maccario.

-Pobre familia... ¿Saben? Creo que les vendrá bien una visita... Nadie ha venido a verles desde que llegaron, ni siquiera sus hijos. Cosas de la familia, creo, para protegerles. En cualquier caso les acompañará un enfermero, por su seguridad. En principio, el señor y la señora Maccario no deben ser peligrosos, pero ya saben cómo son este tipo de enfermedades.

La mujer se quedó esperando una respuesta antes de hacerles pasar.
 

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18/09/2014, 16:44
Narrador

La señora Veltron no tardó en llegar de vuelta al Globe y, tras mandar al taxista en busca del redactor para que cobrase su dinero, se dirigió a los archivos. Allí encontró, como siempre, a la joven Alice en su puesto habitual en su escritorio. Hablababa en ese momento por teléfono, y no dudó en dar paso con un asentimiento de cabaza a la mujer para acceder a las enormes librerías donde se almacenaban los viejos números del Globe.

Los archivos, sin embargo, se encontraban ordenados por fecha, y no por temática, como era lógico. ¿Podría encontrar información suficiente sobre la propiedad de Phillips?

Notas de juego

Haz una tirada de Buscar libros.

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19/09/2014, 12:34
Prof Nicholas Feynmann

Entró el profesor en la casa con el gesto apesadumbrado por el clima, aunque internamente satisfecho por la tranquilidad que sus compañeros le habían brindado al dispersarse por la ciudad en busca de informaciones que, a él, le traían sin cuidado. Traspasó la cancela con paso tranquilo, cargando un maletín con algunos papeles con los que pretendía pasar el tiempo, y se dirigió a la puerta sin mayor preámbulo, sacando de su bolsillo la llave que Abrahams le había dado. El lugar, visto desde fuera, no parecía excepcionalmente acogedor, y Feynmann confiaba en que al menos no hubiese demasiada humedad en el interior, pues los años ya pesaban, y sin duda sus huesos se resentirían ante tal circunstancia. Desde luego, si tenía que haber una casa encantada en la ciudad, era aquella. La idea provocó una sonrisa al profesor, quién se imaginaba el pábulo que habrían llegado a dar los medios a tan absurda historia. Pese a ello, se dijo, daría una vuelta por el interior, para comprobar que efectivamente no existía tal embrujo. No quería que nadie le recriminase no haber hecho adecuadamente su trabajo, aun siendo este tan fútil.

Notas de juego

Pues eso, que entro en la casa y me doy una vuelta por la misma, inspeccionando habitación por habitación.

Edito.

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21/09/2014, 12:37
Arleen Veltron
Sólo para el director
- Tiradas (1)
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21/09/2014, 20:31
William Rutherford

Afortunádamente para William el viaje hasta el psiquiátrico fue bastante rápido, lo que no evitaba la incómoda situación en la que le ponía encontrarse en su mismo vehículo con alguien de tan diferente estrato social. En cualquier caso ni una palabra de crítica salió de sus labios. Su mente estaba concentrada en el caso que tenían por estudiar y sospechaba que el individuo de aspecto desaliñado podía llegar a ser utilidad, más después de ver el orgulloso e infantil comportamiento del resto de equipo de investigación.

Al entrar al lugar observó las salas de lado a lado. Le agradó la acogida que les brindaba la monja, ya que se había temido que no les dejaran ver a los sujetos.

- Muchas gracias hermana, ¿Sería tan amable de contarnos cómo se encuentran? - Preguntó mientras se dirigían a la habitación - Imagino que usted sabrá bien como discurre su día a día y me gustaría saber cómo se encuentran.

Avanzaron con ella hasta la habitación que les indicaba y se atrevió a preguntar por el expediente clínico de los casos.

- Hermana Mary, me gustaría pedirle un favor. Es un tema delicado, pero necesitaríamos los expedientes clínicos de estos casos. Ya sebe por el tema de papeleo y herencias. No le quiero aburrir con detalles aburridos y la triste historia de esos niños, pero sería util para garantizar que tengan que los recursos suficientes para salir adelante a pesar de la terrible situación de los padres.

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22/09/2014, 00:56
Narrador

La llave giró en la cerradura y el característico "click" de la puerta al abrirse hizo que el profesor empujase para adentrarse en la casa. Sin embargo, encontró una resistencia inesperada. Volvió a empujar, y la puerta, crujiendo, se negó a abrirse de nuevo. Estaba abierta, y se movía girando sobre sus visagras, pero al moverla unos pocos centímetros hacia el interior se negaba a seguir en su movimiento.

Tras una primera impresión errónea, en la que podría parecer que una fuerza invisible bloqueaba la puerta con la intención de que nadie penetrara en la mansión, un vistazo aclaró el misterio al profesor Feynmann: lo que parecían cuatro cerrojos viejos (pero aún resistentes, a pesar del óxido), impedían el acceso por la puerta principal. Lo extraño es que los cerrojos estaban colocados desde dentro...

-¡Disculpe! ¡Disculpe! -desde el exterior, el hombre que regentaba el puesto de periódicos y puros llamaba la atención del profesor- ¿Es usted el nuevo inquilino?
 

Notas de juego

Edité el post anterior ya que aún no puedes entrar.
 

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22/09/2014, 01:09
Narrador

La información que Arleen encontró sobre el accidente de los Macario era breve y no aportó ningún otro tipo de información nueva que no le hubiese facilitado ya el señor Phillips. También apareció el anuncio fechado a finales de 1917 y a nombre de Abraham Phillips ofreciendo la casa en alquiler, momento en el que debieron alquilarla los Macario.

Sin embargo, sí que había más información disponible sobre la casa número 37 de la calle Robert B. Baker... En concreto, un artículo de hacía seis años, en el que se hablaba de otro trágico suceso:

Aquello parecía ser todo lo que el periódico podía ofrecer. Sin embargo, algo llamó la atención de Arleen: los archivos no iban más allá de 1878, siendo febrero de ese mismo año el primer artículo que se conservaba en los archivos. Cosa extraña, dado que el periódico existía desde mucho antes...

Pero la señorita Veltron no se dió por vencida. A pesar de haber escudriñado hasta el último artículo sin encontrar mención alguna de la casa, ella estaba acostumbrada a trabajar con este tipo de papeleo y experta en buscar extraña documentación, supo que debían también de haberse almanenado algún borrador. Y fue con esa ardua labor de revisión que al fin consiguió dar un borrador de un artículo que nunca llegó a ser publicado...

Cuando Arleen terminó de leer el documento, se dio cuenta del silencio que la rodeaba. Alice parecía haber colgado el teléfono hacía rato.

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24/09/2014, 10:25
Prof Nicholas Feynmann

El profesor se volvió, sobresaltado ante tan inesperada interrupción. Se giró con calma, buscando con la mirada al dueño de aquella voz impertinente que casi le saca el corazón por la boca, al tiempo que se disponía a contestar la pregunta. Podría decirse que era el nuevo inquilino, sí, ya que al fin y al cabo tal es lo que sería durante los días que se prolongase su estancia allí, aunque no fuese a pagar por ello (tampoco a cobrar, pese a habérselo ofrecido Abrahams). - Ese soy yo. - dijo al vendedor de periódicos - Profesor Nicholas Feynmann, para servirle. - se aproximó, dispuesto a saludar al individuo. - Dígame, ¿qué se le ofrece?

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24/09/2014, 16:19
Hermana Mary

-Oh, se encuentran bien, muy tranquilos -contestó la Hermana- a pesar de... Ya saben, su condición. La señora Macario es encantadora, no alcanzo a entender cómo alguien tan bueno puede acabar de esta forma... -se santiguó entonces, mirando al techo-. Supongo que no tenemos por qué entender el plan que el Señor tiene para cada uno de nosotros.

Hizo sonar un pequeño timbre para llamar a un enfermero, que no tardó en aparecer, y pidió al hombre que os acompañara.

-Pueden hablar con ellos, pero me temo que los informes médicos son información confidencial. Necesitarán una orden judicial para poder acceder a ellos -mientras sonreía, la mujer señalaba amablemente un pasillo, indicado el camino a seguir-. Espero que lo entiendan.

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24/09/2014, 16:22
Mr. Doodley

-¿No es de por aquí, verdad? Quiero decir, no le he visto nunca por el barrio -se corrigió enseguida el hombre, temeroso de haber ofendido al profesor con una pregunta tan directa. Se presentó y ofreció su mano a modo de saludo cordial-. Doodley. James Doodley, en realidad, aunque nadie me llama por mi nombre de pila. Disculpe mi intromisión, pero llevo cincuenta años en este barrio, caballero, y no es el primer inquilino, ni propietario, que veo acercarse a esta maldita casa. Y ninguno de ellos ha salido bien parado.

El hombre encendió un puro y no dudó en ofrecer otro al profesor.

-Tenga -mientras sostenía el habano hacia el profesor, se dió fuego con un pequeño mechero, con la mano izquierda, y tras una primera calada y guardar de vuelta el mechero en el bosillo delantero de su pantalón, se apartó el puro de la boca con la mano libre-. No quisiera ofenderle, pero créame que más le vale derribar ese viejo caserón maldito hasta los cimientos, y ni aún así sé si el solar le valdrá para algo. Es el edificio más viejo de toda la zona de Copp's Hill, el único que queda en pie desde hace tanto tiempo. Pero creáme si le digo que más le hubiera valido arder en aquel incendio, como aquella infame "capilla de la Contemplación".

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27/09/2014, 20:09
Arleen Veltron

   Pasar demasiado tiempo buscando en un mar de papeles no traía más que molestias y cada tanto refunfuñaba al dar vuelta páginas y no encontrar mucha información. No tenía los años dorados típicos como para buscar con más energía pero la experiencia me había brindado la posibilidad de saber exactamente dónde encontrar esas cosas que a simple vista no se ven o que se escapan en una primera barrida aunque llevase un tiempo extra de búsqueda; dado que estoy un poco cansada, decido tomar asiento y revisar con más tranquilidad los documentos y artículos viejos que podrían serme de utilidad. 

   Ya voy sintiendo que la ansiedad va haciéndose lugar y siento ganas de prender un cigarrillo. Preparo todo para encender uno cuando Alice, desde la distancia me señala el cartel y los papeles que me rodeaban. No puedo evitar sonreír ante la ironía si llegaba a encender uno y trato de contenerme por unos momentos más por lo que guardo todo y apuro el paso en la revisión de papeles. Me es inevitable sospechar de la falta de la familia Macario en sí pero no puedo evitar mi sorpresa al percatarme de los hechos que se habían dado con la casa en cuestión como epicentro. Locura, muerte, enfermedad...Nada de esto parece tener sentido pero a la vez está relacionado... La claridad con la que los hechos se conectaban era clara y la casa era el nexo aparente, aunque estaba sobreentendido que algo en ella o en sus materiales era lo que producía los hechos al no encontrar noticias sobre estas personas una vez que salieron de ella, salvo su destino en el manicomio o la morgue.

   Lo más curioso de todo esto era que este pequeño artículo que no se imprimió hace un par de años era la respuesta. Enumeraba todos los hechos y las personas envueltas en ellos y, si bien el editor tenía razón en cuanto a determinar que todo era una mera especulación, que se volviesen a repetir de alguna forma años después ya ha sentado un precedente a considerar. No dice quién lo escribió y está clarísimo que no fui yo, fue lo primero que se cruzó por mi mente y la mejor manera de averiguar esto era ir con el redactor en jefe. Compruebo que mis anotaciones están correctas de acuerdo a lo que fui tomando nota y acomodo todo rápidamente, guardando todos los artículos de la forma en la que los encontré, salvo el pequeño papel con las especulaciones pues debía encontrar a quien había planteado esto con anterioridad en caso que tuviese alguna información extra o previa de 1878.

Notas de juego

   Con artículo en mano, me dirijo hacia la oficina de McCarthy.

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29/09/2014, 18:38
Prof Nicholas Feynmann

Con gran diligencia, el profesor aceptó el puro que el tipo le ofrecía, al tiempo que sonreía ante sus afirmaciones. Era evidente que el hombre creía las supersticiones que circulaban por ahí, o eso supuso Feynmann, quién no tenía intención de dejarse asustar por supercherías. - Lo que el dueño haga con su negocio no es asunto mío. - se encogió de hombros - Desde luego, podría echar la casa abajo, pero por lo que sé pretende sacarle un poco de rentabilidad a esta choza. Después, se apresuró a aclarar que conocía al dueño de la casa, ya que podía parecer extraño que un inquilino hablase de ese modo sobre el lugar que había alquilado. - El dueño es amigo mío. Estoy aquí para hacerle el favor de comprobar que los rumores que corren sobre el lugar no son más que eso, y me propongo cumplir con tal propósito sin mayores sobresaltos. - fue entonces cuando preguntó - A propósito, ¿qué es eso de la "capilla de la Contemplación? Nunca había oido hablar de ella.

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01/10/2014, 20:42
William Rutherford

- Entiendo perfectamente.

Fue la escueta respueta.

- Un última cosa, quizás podamos hablar con la directora del centro antes de marcharnos. No quiero dejar pasar la oportunidad de agradecer la enorme labor que están haciendo ustedes aquí.

Dijo buscando una última oportunidad de acceder a los archivos médicos.

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02/10/2014, 00:08
Mr. Doodley

-Oh, estoy seguro de que sí, aunque quizá no la recuerde por ese nombre. "La Capilla de la contemplación e Iglesia de nuestro Señor otorgador de secretos", que se hacían llamar. Fueron la clave, o al menos parte importante, del declive de esta zona, ¿sabe? Oh, disculpe -el señor Doodley sacó de nuevo el mechero para ofrecer fuego al profesor-. Verá, no sé quién será el dueño ahora, pero desde luego debió comprar la casa por una ganga. El viejo propietario, Walter Corbitt, quien precisamente era miembro de la secta de la que le hablo, falleció hace ya tiempo, y como miembro de la Iglesia, le cedió al "reverendo" Michael Thomas todas sus posesiones. Sin embargo, estas acabaron en manos del ayuntamiento cuando éste fue detenido.

El hombre observó que el profesor no parecía estar al día sobre el terrible suceso, de modo que decidió informarle.

-¿De veras no lo recuerda? Fue en 1912. Diecisiete sectarios y tres policías muertos en aquella redada... Se rumoreaba que la capilla estaba tras las misteriosas desapariciones de niños que azotaron Copp's HIll en aquellos tiempos, aunque nunca se llegó a esclarecer. Cincuenta y cuatro detenidos, y nadie reveló nada sobre dónde podían hayarse los chiquillos. El registro de las dependencias ni llegó a realizarse, pues el edificio al que llamaban capilla desapareció en un terrible incendio. Todo el barrio estaba conmocionado... Aún siento escalofríos al pasar por delante de las ruinas de la capilla, a apenas tres calles de aquí.
 

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02/10/2014, 00:25
John McCarthy

El humo, como siempre, inundaba de nuevo del despacho del redactor jefe. La luz continuaba filtrándose a través de la ventana, haciendo que el humo, atravesado por sus rayos, dibujase extrañas formas por doquier. McCarthy parecía sorprendido con el regreso de la periodista.

-Muy divertido lo del taxi, Arleen. Pero que muy divertido. ¿Puede saberse qué demonios haces aquí? ¿No deberías estar investigando el asunto ese de la casa?

Mientras apagaba el habano, encendía otro de nuevo y se desabrochaba el botón del cuello de la camisa. El ambiente estaba cargado realmente en el despacho, que olía fuerte a tabaco y a sudor. Hacía calor, y los nervios no hacían si no que la camisa de McCarthy se empapara en sudor.

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02/10/2014, 00:28
Narrador

-DIrector, director -corrigió la hermana Mary a William antes de despedirse.

Tras lo que pareció un pasillo eterno y lleno de horrores, entre puertas cerradas, enormes y viejos candados, golpes y gritos y desvaríos de los enfermos, parecía que al fin llegaban a la celda de los Macario. El hedor a orín era menor allí, y la celda parecía menos sucia que el resto. Además, era sin duda la más silenciosa.

El enfermero abrió cuidadosamente la puerta y les invitó a pasar, cerrándola tras ellos. A través de una rendija el enfermero podía observar el interior de la habitación, para entrar en caso de que sucediese cualquier cosa (aunque también reduciendo la intimidad de vuestra entrevista).

Vittorio Macario se encontraba en una esquina, sentado en el suelo, encogido, agarrándose las rodillas con las manos y con la mirada perdida. Balbuceaba sin parar palabras incoherentes. Gabriela, sin embargo, parece más tranquila. Se encuentra de pie, apoyada sobre una de las paredes acolchadas, con el rostro triste.

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03/10/2014, 03:47
Arleen Veltron

    -Me parece que se olvidó de mencionarme esto, jefe- acoto severamente mientras le lanzo el papel sobre el escritorio. Definitivamente era su letra y estaba completamente segura que me daría alguna excusa sobre la inconsistencia del artículo, de las suposiciones que presenta, de que quizás no era lo que se necesitaba en ese momento, entre otras, pero podría al menos habérmelo mencionado antes de dirigirme al encuentro de este Philips y los demás contratados para la investigación. No lo culpo, pensaba a la vez que me llevaba un cigarrillo a la boca, ciertamente el artículo data de 1918, de un mes antes de terminada la Gran Guerra y todos nuestros esfuerzos estaban centrados allí. Y sí, lógicamente existía la posibilidad que el jefe no recuerde para nada este artículo o cualquier otro que no estuviese relacionado con la guerra que azotó Europa hace dos años y tampoco podía exigirle demasiado aunque a veces me gustaba molestarlo con estas pequeñeces dado que era propenso a renegar con facilidad por ellas.

   -No dudo que encontrará imperiosa la necesidad de proveerme de los recursos de la comisaría, el psiquiátrico, el registro civil y, en caso que exista, de algún estudio de arquitectos que haya dispuesto la construcción de esta casa- Saco mis notas como para hacerle un rápido informe al jefe y le digo sobre la casa, mi teoría de los negocios de Philips, los demás participantes de la investigación y mi próximo encuentro con los demás para comparar datos sobre la casa en cuestión -Como verá, puedo sacar un interesante artículo sobre esto y es probable que haya una causa paranormal detrás de los hechos que rodean esta propiedad pero no me voy a adelantar sobre este tema a no ser que haya agotado todas las opciones en cuanto a contaminación por químicos de la casa o de alguno de sus elementos de construcción. Dudas?- 

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06/10/2014, 11:04
Prof Nicholas Feynmann

El profesor negó con la cabeza, mientras un suspiro escapaba de sus labios. Su formación académica le impedía creer en supercherías absurdas, pero era plenamente consciente de cuántas tropelías podían llegar a cometerse en nombre de la religión. Sin embargo, omitió aquella charla académica en su conversación, pues estaba convencido de que al tal Doodley en realidad tan sólo le interesaba el chismorreo momentáneo, una distracción pasajera en aquel día infame. - No recuerdo muy bien el asunto que menciona, señor Doodley.* - dijo el profesor - Aunque desde luego es escalofriante lo que la gente puede llegar a hacer empujada por las creencias religiosas. - dio una bocanada al habano, saboreándolo con intensidad, pues el profesor era hombre de gustos refinados - Pero no se preocupe: yo no soy Walter Corbitt, ni tengo intención de unirme a ninguna secta. Tampoco tenía intención de investigar las desapariciones de niños, aunque tal cuestión no la mencionó, por puro sentido de la elegancia. En verdad, el profesor comenzaba a sentir un pequeño erizar en el vello de la nuca con el asunto de aquella casa, pero el lado racional de su cerebro no se permitía nunca el lujo de perder el control, y no iba a hacerlo delante de aquel chismoso del tres al cuarto. Decidió que ya había tenido bastante. - Muchas gracias por el habano. Le deseo que tenga un buen día. Se dispuso entonces a entrar en la casa, si es que era capaz de abrir la puerta...

Notas de juego

* No sé si Feynmann lo recuerda, pero bueno, yo lo interpreto así ;).

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07/10/2014, 11:33
William Rutherford

- Muy bien. - Respondió con una sonrisa para ganarse la empatía de la monja.

William se sentía a disgusto al pasar por los hediondos pasillos pero mantenía la templanza. Haría todo lo necesario para investigar con detalle este caso.

Al entrar en la habitación del matrimonio respiró aliviado a ver que las condiciones no eran tan insalubres y con su voz tranquila se presentó a los internos.

- Buenos días Señores Macario. Me llamo William Rutherford. ¿Qué tal se encuentran hoy?

Aprovecho para observar con detenimiento a cada uno intentando evaluar su estado mental.

- Tiradas (1)

Notas de juego

sigo sin internet... disculpa la falta de ritmo de posteo