Partida Rol por web

El hombre del traje gris

Juegos de manos

Cargando editor
07/05/2009, 23:41
Director

El reloj de la Perdida marcaba las 22:00. Agustín, que llevaba allí casi toda la tarde, miraba su copa vacía por enésima vez mientras se preguntaba hasta que punto le concedería crédito Braulio. Por la mirada tranquila del viejo tabernero podría apostarse que todavía tenía la banca abierta, pero por si acaso seguiría tomando cerveza. No era cuestión de soliviantar la única fuente de placer con la que contaba en ese momento.

Cuando por la puerta aparecieron la Maca y El Chapas se animó un poco. ¡Por fin! Pensaba que iba a quedar solo todo la noche. El Chapas se había aseado un poco y casi no se le notaban los moratones. ¿Maquillaje? Sí, era maquillaje. ¿Sería cierto el rumor de que el chico vendía chapas en ciertos portales? Aún no habían acabado de pedir su copa los chicos cuando entró el viejo poli.

Domingo iba de paisano. Aunque le tocaba patrullar esa noche el sargento Velez había dejado recado de que se la daba libre. No le sorprendió: a Velez a veces le daba por hacer esas cosas. Quizás fuera una recompensa por su silencio, quizás no quería que se mezclase en asuntos demasiado turbios. Demasiado turbios. Esa expresión empezaba a ser cada vez más ambigua.

El último en llegar fue Elías. Ni siquiera el maquillaje y las vendas podían arreglar aquella cara. Parecía que había tenido un accidente de tráfico. Los ojos del argentino recorrieron la tasca y se detuvieron con un brillo de furia en la figura de Agustín, quien se recostó en su silla levantando burlón la cerveza a modo de saludo. Domingo, viendo la tensión que se formaba nuevamente entre los dos, se apresuró a interponerse entre la mirada de ambos. Elías miró el reloj: hasta las 23:00 no empezarían las actuaciones en la Dama de Picas...

Cargando editor
08/05/2009, 09:14
Domingo Torres

Vigilaba a ambos gallitos firmemente.

- No empeceis a joderla - pensó.

Miró a todos, uno a uno, antes de dirigirse a Braulio.

- ¿Tomáis algo? - preguntó mientras ponía un billete encima de la mesa.

Braulio ya sabía lo que tomaba Domingo. Era hombre de costumbres y cuando no estaba de servicio Braulio sabía lo que tenía que poner.

- ¿Qué hora es Elías? ¿Queda muy lejos el lugar de la actuación?

Cargando editor
08/05/2009, 10:08
Agustín Morales Sierra

Desde donde esta y sin cambiar de posición, los mira en sus lentes se reflejan Domingo, Elias y algo de Macarena.

-Veo que al final salio todo bien... que les dijo el Portugues con respecto al gallego??

Toma un sorbo de lo poco que queda en su baso que esta casi a temperatura ambiente

Cargando editor
08/05/2009, 10:54
Elías Bonabre

Elías respiró profundamente, dramatizando su indignación. Eludió responder a Domingo y sentenció, adelantando la barbilla hacia Agustín:

-No pienso ir a ningún sitio con ese pendejo.

Cargando editor
08/05/2009, 12:56
Ricardo el Chapas

El Chapas miró a Agustín y luego a Elías. Finalmente preguntó algo despistado:

- ¿Me he perdido algo? ¿Qué les pasa a estos dos?

Cargando editor
08/05/2009, 16:37
Domingo Torres

Miró al Chapas un segundo y se encogió de hombros en señal de resignación.

- Digamos que... se pelearon - dijo Domingo.

Tras las respuesta se acercó al argentino dejando a su espalda a Agustín.

- ¿Y conmigo? - acertó a decir el policía.

Se vió incapaz de mediar, ya no. Era tarde para poner paz en un caso perdido.

Cargando editor
09/05/2009, 00:55
Agustín Morales Sierra

Se termina lo ultimo que queda en su baso y empuja levemente este hacia el interior de la mesa, estira sus brazos y apoyo los codos en la mesa con los brazos cruzados, esperando que le contesten...

-Elias... chupame el rabo

Cargando editor
09/05/2009, 11:37
Elías Bonabre

-¡Vos la vas andar mamando vergas, boludo! -replicó, revirándose como una serpiente sorprendida debajo de una piedra en las horas de la canícula. –Ah, sí, de todas las formas y tamaños, pelotudo.

Se mantuvo en el temple suficiente para no dar pie a un espectáculo, sin embargo; comenzaba a intuir de qué modo la estancia en la cárcel lo había envilecido, y cómo la libertad de la que ahora disfrutaba sólo podía concebirse como el derecho a restituirse en el glamour con que se añoraba. Vigiló los movimientos de su antagonista y, deseoso de marcharse cuanto antes de aquel local de mala muerte, añadió con insidia:

- Lo que hay entre nosotros, preguntáselo a él, Ricardo. Para mí, eso no son sino boludeces que ya no me interesan –Y le propuso a Domingo: -Cuando vos querás…

Cargando editor
09/05/2009, 12:16
Ricardo el Chapas

Ricardo observó la escena un instante y luego dijo:

- Me parece que así no vamos a ningún lado. Si queremos hacer algo me imagino que tendremos que ir separados... Yo voy contigo Agustín, siempre y cuando me digáis a donde vamos? ¿Qué queréis hacer? No me he enterado bien del plan...

Su rosotro reflejaba la confusión de su pregunta.

Cargando editor
10/05/2009, 09:45
Domingo Torres

Meneó la cabeza varias veces desaprobando la actitud de Agustín. Ese chico no había entrado con buen pie con Domingo.

Apuro la bebida y dejó algo de dinero encima de la barra; el suficiente como para pagar todas las consumiciones. Recogió el cambio y miró a Elías.

- Vámonos - llegó a decir malhumorado.

- Ricardo, vamos a la Dama de Picas. Elías dice que un famoso "mago" tiene actuación esta noche. Quizá ese chiflado pueda sernos útil.

Acabó la frase encogiéndose de hombros. Acto seguido extendió la mano mostrándole a Elías el camino a la salida.

- Vamos a separar a estos dos - pensó.

 

Cargando editor
12/05/2009, 04:32
Agustín Morales Sierra

Apoya las palmas de las manos en la mesa para ayudarse a levantarse y hace que sus lentes se deslicen un poco hacia abajo por el tabique de su nariz para mirar directamente a los ojos de los ahí presentes.

-Chapas, me encantaria decirte a donde vamos... pero yo estoy igual de perdido que tu, tal ves mas... segundo intento.
Que les dijo el Portugues??

Esta ves mirando a Maca que permanecio callada desde que entro al local

Cargando editor
12/05/2009, 11:02
Ricardo el Chapas

- El Portugués no nos dijo demasiado, pero yo creo que tiene algo que ver con lo que le pasó a mi abuelo... Por lo que dijo el cabrón de Hermo.- el Chapas se tomó de un trago el whiksy que había pedido - Me cago en todo. ¡Voy a ir a la Casa del Sanatorio!- dijo con decisión - Si hacen movidas chungas quiero saberlo y si consigo alguna prueba igual jodemos a ese cabrón. Que me dices Agustín ¿le echas cojones a venir conmigo?

Cargando editor
12/05/2009, 12:00
Macarena

La Maca se había mantenido callada, observando la situación. Sabía de sobra que cuando los machos empezaban a pelearse por ver quien era el lider de la manada lo mejor era mantenerse al margen y esperar.

Su primo dejó claro donde quería ir él, y estaba segura de que Agustín no querría ir con Elías.

-Entonces- dijo- ¿Vosotros dos ireis a la Casa del Sanatorio y nosotros a la Dama de Picas?

Acabó su bebida, que Domingo ya había pagado.

-Entonces vamos, en marcha.

Cargando editor
12/05/2009, 12:27
Ricardo el Chapas

Ricardo se puso la chaqueta y miró a Agustín esperando su respuesta. Mientras tanto se volvió hacia los otros:

- Propongo que nos veamos al acabar en la Torre de Babel, que no cierra hasta las 5:00... Si tardásemos más...- el muchacho tragó saliva - En fin... espero que nos veamos allí ¿no?

Cargando editor
12/05/2009, 13:18
Domingo Torres

Domingo asintió y acto seguido se dirigió a la puerta de la Perdida y la abrió. Con un gesto de la mano invitó a Elías y Macarena a salir del bar.

- Sí, vamos - dijo con aire resignado.

Cargando editor
12/05/2009, 22:27
Director

El grupo salió de la Perdida dejando al Chapas y Agustín en el interior...

Notas de juego

Agustín pasa a La Casa del Sanatorio.

Los demás quedáis en esta escena. Ahora mismo continúo la narración... voy a cenar ;)

Cargando editor
12/05/2009, 22:40
Director

Tras dejar a Agustín se montaron en el coche de Domingo, quien los llevó a la Dama de Picas. El local a esas horas tenía ya su neón brillante reclamando la atención de los noctámbulos como la llama de una vela atrae a las polillas. En el fondo, mientras entraban en el local, cada uno de los presentes sabía que eran eso mismo: polillas nocturnas, vampiros de la noche. Por deber o devoción todos tenían algo que los ataba a la noche, a las horas en las que la realidad parecía más diluída de lo normal.

La Dama de Picas era un lugar oscuro, acogedor para los noctámbulos irredemibles. Tenía una luz de ambiente que ayudaba tanto a dar atmósfera como a mejorar la ocultación de los trucos que los magos hacían cerca del público, paredes negras decoradas con atrezzos africanos, sillones cómodos al estilo de las Vegas, con mesitas de cristal en el medio para que la gente pudiera disfrutar del espectáculo mostrado en el pequeño escenario del fondo. En el exterior estaba el cartel que anunciaba la actuación del Holandés Errante. Había bastante gente, quizás unas cincuenta personas, lo cual para una actuación durante semana era indicador de que el tipo debía tener su renombre en el mundillo. Elías lamentaba en esos momentos el tiempo pasado entre rejas, la desconexión. Le quedaba tanto que recuperar.

Un par de chicas atendían la barra y un camarero servía las mesas. En un rincón cerca del escenario un tipo alto y delgado, con la camisa desarreglada y desabrochada como si la corbata le hubiera molestado demasiado para sobrellevar la noche, levantó una mano saludando a Elías. El viejo mago argentino devolvió el saludo a su amigo Pausanias, sin dejar por ello de recorrer el local con la vista, como si buscase a alguien más sin éxito...

 

Cargando editor
13/05/2009, 09:34
Domingo Torres

El viejo policía se sintió fuera de lugar. Claramente estaban en un lugar para jóvenes; le molestaban esas luces, el ambiente cargado y, francamente, el espectáculo que prometían no era de su gusto.

Miró a Elías un instante en busca de orientación. Su primera idea fue coger una de esas mesitas de cristal y sentarse lo más cerca posible del escenario. Pero algo le frenó. Quizá esa actitud de Elías en busca de algo o de alguien.

Espero unos instantes a que el argentino se decidiera.

- Bueno, ya estamos aquí - se dijo a si mismo.

Dudó que alguien le oyera. La música retumbaba en el antro y las palabras en tono normal eran difícilmente audibles. Se acercó al oído de Elías.

- Bien, tu dirás.

Cargando editor
13/05/2009, 20:10
Elías Bonabre

En el trayecto en coche, impaciente por aclararse a él mismo qué plan seguirían y, sobre todo, con miras a qué, había ido conferenciando:

-En realidad, ¿qué significado tiene el Tarot? Quiero decir, todos esos arcanos (¿dieciocho, veintidós…? Da igual…), ¿qué simbolizan, cómo creen los místicos que se vinculan con nuestras vidas? Si me lo preguntás, creo que lo que ellos pretenden decir es que el sótano de nuestra psique es una construcción ajena y antiquísima, un laberinto de espejos que retiene en sus pasadizos los semblantes de sus constructores. Vamos: cómo si nuestras conciencias individuales, cuanto prevemos que somos, se cimentarán sobre arquitecturas antiguas, móviles e idénticas. En una lectura de cartas, el azar (o la necesidad, según se mire) pondría de relieve los arcanos que nos marcan, que nos definen íntimamente, y así es posible leer el destino que nos deparan nuestros impulsos atávicos.

“Pues bien, el gallego fue hecho boleta de forma que representase el arcano del ahorcado, muy probablemente con la creencia de que su entidad se proyectaría en el naipe, cargándose de alguna clase de macabra energía. No me preguntés qué pasó con el naipe y cómo es que llegó a mis manos (les aseguro que de pura casualidad). El caso es que hemos ayudado al Portugués a completar su baraja y que la utilizará esta noche para llevar a cabo sus nigromancias. La baraja de Kobalah, así se llamaba… ¡Carajo! ¿Recordáis las incisiones sobre el cadáver? Apostaría a que reproducían los grabados de ese artesano en el grimorio aquel tan famoso que citaba la enciclopedia: el Animuus Mortuus.

“Y aún así… Sabemos por boca de Tolito que el Gallego guardó de someterse a un ritual (beber de las aguas del Leteo, ¿puede ser?) con tal de largar al olvido sus recuerdos como iniciado. ¡Y es en el diario donde transcribió todas sus enseñanzas! ¡De alguna forma, él sigue vivo entre sus páginas! Por eso alguien andaba de chivato en su casa, lo andaría buscando. ¿Quién lo asesinó, un garca? Esto lo ignoro.

No fue hasta arribar a la calle del Blasón que Elías se había acordado del atractivo agente inmobiliario, resultando presa de una repentina excitación. Había conducido al policía y a la chica hasta el local, instruyéndolos con cierto fastidio con lo indispensable: que el dueño de La Dama de Picas se llamaba Calixto, que venían buscando a Enrique Pausanias y que esa noche actuaba una joven promesa.

Y, ciertamente, la afluencia de público lo sorprendió. Entre las miles de emociones que había experimentado al franquear las puertas con aires de diva se encontraban los celos, y más recientemente, una mezcolanza de alivio y pesar, tras comprobar que su inopinada cita no tendría lugar.

El murmullo de Domingo disipó su ensimismamiento. Señaló hacia el hombre desarreglado y contestó en el mismo tono:

-Es aquel chabón, el de allí.

Acto seguido, se acercó, bien consciente de la atención que llamaba con aquellas vendas sobre el rostro.

-Rehola, Pausanias. Ché, nos guardaste lugar, re copado de tu parte. ¿Qué tomás? –saludó y, haciendo una señal al camarero, tomó asiento junto al aprendiz sempiterno. Presentó a sus acompañantes: -Mirá, este hombre es Domingo, aquella chica, Macarena. Domingo, Macarena, éste es mi gran amigo Pausanias.

Cargando editor
13/05/2009, 20:44
Domingo Torres

Domingo extendió la mano hacia Pausanias, para saludar. El apretón de manos fue cordial, fuerte, como gustaba hacerlo.

- Encantado - llegó a decir en un tono normal.

Parecía molesto por el ambiente, no estaba acostumbrado a este tipo de locales.

- Encantado - volvió a decir en un tono más fuerte.