Partida Rol por web

Mientras veían el coche desaparecer la Maca y Agustín se dirigieron al interior de la estación. Al final el policía no había dicho si se verían después. La verdad era dicha que no parecía muy contento de haberse encontrado con ellos hoy...

El interior de la estación estaba repleto de gente que entraba y salía. Aquello era un maremagnum de desconocidos en busca de su rutina diaria, yonquis de una dosis de normalidad, zombies del cementerio de los vivos... En lo alto de la estación un reloj marcaba, implacable, el paso del tiempo. Tic, tac, tic, tac... Trenes que entran, sueños que se van... ¿Era parte de una canción o simplemente les había venido a la mente por casualidad? ¡Qué más daba! La mirada de Macarena recorría la estación buscando a alguien que le fuera conocido. ¿Quién había llamado? Entonces lo vio: un tipo alto, fornido, vestido con una chupa de cuero negra llena de imperdibles y chapas y con un pantalón tan ceñido que casi podrían verse las venas de sus piernas. Si no fuera por la cabeza rapada llena de heridas y esa mirada de loco desquiciado por la heroína la Maca podría pensar que era un tipo con el que se podría perder un rato. Pero al acercarse un poco más el pestazo a alcohol rancio y suciedad enturbió la improbable posibilidad de que el tipejo aquel mereciera un pase. Era un yonqui de los que tanto le gustaba frecuntar a su primo, un trozo de escombro de la sociedad... La Maca creía recordar que su primo se lo había presentado una vez en un concierto: Hermo el Punky.

- Eh tía...- Hermo miró con desconfianza a Agustín - ¿Y este quien coño es? ¿El chaval de la trena? ¿Qué pinta aquí? Da igual... Habéis tardado un huevo, joder... ¿Traéis la carta?

El tipo parecía nervioso, ansioso... Estaba de bajón y empezaba a sufrir los efectos del mono, eso era algo evidente. No paraba quieto ni un segundo.

Se acomoda los lentes que con todas las idas y venidas terminaron un poco caídos y luego de que Manuel terminara de hablar espera unos segundos en silencio aumentando la tensión

-Espera un momento, que seguridad tenemos de que si te damos la carta Richi estar bien? que seguridad tenemos que todo esto no es un engaño para quedar bien con el Portugues y conseguir tu caballo gratis??

- ¿Y a ti quien coño te ha dado vela en este entierro, listillo?- le espetó Hermo a Agustín, volviéndose inmediatamente hacia la Maca - Mira tía, yo por mi me piro y salgo de este embolao por la puerta de atrás, pero no quiero dejar colgao al Chapas... Si no le llevamos algo que le mole al Portugués a tu primo no le quedan ni dos días.. Y yo por mi parte no tengo pasta para pagar... Me da igual ser un colgao aquí que en Granada, no sé si me entiendes... Que me estoy jugando la jeta por tu primo, porque es un tipo legal y sé que él no me dejaría a mí tirao tampoco...- sin abandonar su cháchara concluyó mirando fijamente a Agustín - Y tú guaperas te vas a hacer el duro a Chueca, que es donde andan los tipos como tú.

-¿Que coño ha hecho ahora el Richi? ¿Es que no teníamos ya bastante? Me cago en la puta de oros...- dijo la Maca, sacando un cigarro y encendíendoselo.- Mira, el viene conmigo, así que vais a tener que aguantaros mutuamente.- señaló con el pulgar de la mano que agarraba el mechero a Agustín.- Lo que vamos a hacer es ir contigo, y así por lo menos conoceremos a ese Portugues e intentaremos sacar algo en limpio.

Mira entonces a Agustín y le dijo.

-¿Crees que habría que llevar la carta? ¿O nos arriesgamos a que nos corte el pescuezo allí mismo y se la quede?

- ¿Eh?- el Punky interrumpió la conversación - Si el Portugués quiere esa carta le dará igual que la lleves encima o tener que obligarte a dártela... Joder, que al tío no le tiembla el pulso si tiene que torturar a alguien personalmente...- los ojos del yonki se abrieron mucho, como si supiese bien de que hablaba - Pero tiene su honor ¿sabes? Yo creo que el paisano ha visto demasiadas veces la peli esa de los mafiosos... la del Padrino... Joder... Que chungo... Se nos acaba el tiempo con tanta cháchara... ¿Tienes la carta o no la tienes?

Agustín le da la espalda a Manuel sin hacer el menor gesto de desagrado o molestia ante sus palabras, se acerca a la Maca y con vos serena

-Creo que lo mejor sera que le entregamos nosotros mismos la carta al Portugues, además debe tener mejor sentido de la diplomacia que este

Señalando con su pulgar sobre su hombro al Manuel

-Tengo la carta,- dijo la Maca- pero como dice Agustín se la llevaremos nosotros. No se cuanto dinero le debe Richi al Portugués, pero esta carta es muy valiosa, así que bien puede valer esa deuda y algo de información. ¿Vamos? No hagamos esperar más a ese desalmado.

- Vale. Pues vamos entonces... El tipo está esperándonos en un restaurante mejicano propiedad de uno de sus hombres, un tipo al que llaman el Toro... Tienen allí al Chapas... Podemos pillar el metro para acercarnos al garito...

Un poco más tarde los tres estaban caminando, tras salir del metro, en dirección hacia el Restaurante Mejico Lindo, situado en la calle Malasaña. El sitio estaba situado en un cruce, formando la esquina. Parecía un restaurante típico de comida mejicana: decorado con sus dibujos de cactus y el eterno mejicano sentado. La puerta estaba echada  - no eran ni las 11:00 de la mañana - pero no cerrada. Había un trozo abierto, sin duda alguien estaba dentro, aunque desde las ventanas del restaurante no se veía a nadie en la barra de bar que daba a la zona más externa.

- El Portugués estará dentro, con el Toro y el Chapas...- el yonqui parece ahora visiblemente nervioso - No me jodáis con movidas de poneros chulos, que el Toro es un tipo que no se corta un cojón si es necesario abrir a alguien en canal... Estos tipos son muy chungos... ¿Vale?

Lo decía mirando sobre todo a Agustín.

Con el ceño fruncido, baja un poco sus gafas para mirar sobre ellas a Manuel

-Entra hay y preséntanos al Portugués y deja de dar tantas vueltas quieres??

La Maca estaba acojonada, pero lo disimulaba lo mejor que sabía.

Se colocó el bolso y suspiró.

-Bueno, vamos allá.- después miró a Agustín- Y tu haz caso a Hermo, aquí si te pones gilipollas igual te descerrajan los sesos, así que tranquilito.

Siguió al punki al interior del restaurante, todo lo digna que podía.

El punky entró primero seguido de la Maca y Agustín. El interior era el bar del restaurante. Habia una puerta con cortinilla que conducía hacia el comedor. Hermo avanzó aparentando una decisión que la mano temblorosa con la que abrió la cortinilla se encargaba de disipar. Al otro lado les esperaba una sala amplia, llena de mesas y sin ventanas. Había varias estanterías donde descansaban algunas figuritas de barro con motivos mejicanos. Los manteles coloridos daban alegría a aquel lugar que, sin embargo, estaba en la penumbra, iluminado solo por las luces del fondo. Allí estaba el comité de bienvenida.

Sentado en una silla, muy quieto, se encontraba el Chapas. Alguien le había dado una buena tunda y la costra de sangre seca todavía decoraba su labio. El ojo izquierdo estaba negro y se hinchaba para afear su normalmente agraciado rostro. Quizás el que le había sacudido era el tipo enorme que tenía al lado de pie. Era un individuo de un metro ochenta de alto pero de una constitución que asustaba. Nadie en su sano juicio le llamaría gordo viendo aquellos brazos que amenazaban con retorcer una barra de acero sin mucho esfuerzo. Completaba la composición un hombre que se sentaba en otra silla aparte, fumando un cigarro.Era uno de esos tipos que parecen tener una edad indeterminada entre los cuarenta y cincuenta, un vividor venido a más al que sus malos hábitos aún no le habían pasado la factura. Vestía camisa blanca y traje de lino impecable, el pelo gris corto con un estilo moderno y una nariz aguileña que le daban un aspecto de ave rapaz. Sus ojos abiertos, muy abiertos, le daban un aire de buho. Esos ojos se posaban ahora en los recién llegados.

- Que pasa Hermo... ¿Traes el dinero? ¿Has tenido que venir con unos amiguitos? No estamos para perder más tiempo ni para que enfangues a más gente...- le dio una calada a su cigarro, quizás divertido por la escena - ¿Piensas pagarme con la chica? Si quiero putas las tengo a patadas en mis clubs.

Hermo parecía a punto de mearse encima. Estaba tan nervioso que no podía evitar tartamudear:

- No... No... No tengo la pas.. pasta... Pero tengo la carta esa... la carta esa que me dijero que querías...

- ¿Has visto Tomás? El capullo se entera de las cosas. Y parecía parvo el paisano...- el enorme tipo de cuello de toro asintió ante la ocurrencia de su jefe sin decir nada - ¿Y como un piltrafas como tú ha logrado encontrar una carta del Tarot de Kobalah? ¿Te la dio alguien a cambio de la droga que teníais que vender? Entonces si que has hecho un buen negocio chaval... A lo mejor salís de ésta hasta benefiados... Hay que joderse, si ya es lo que dice la leyenda del Tarot Kobalah... Siempre cae en las manos más insospechadas que le buscan sin encontrarlo, pero que le encuentran luego una utilidad. Pues va a ser verdad.

Mira rápidamente el lugar y luego su cabeza se queda fija en el cuadro de el portugués, el guardia y el chapas, mientras que sus ojos se posan en los del Portugués

-Así que una carta de Tarot Kobalah, supongo que esa es la difícil de conseguir de la colección... Nos interesa un para de cosas a cambio de ella, una es el chapas y la otra información sobre el Gallego