Partida Rol por web

A la mañana siguiente Cástor os despierta muy temprano. El tiempo apremia y debéis llegar a Ribadeo lo antes posible, aunque Richard Turner podría llegar en cuestión de minutos el ser de día dificulta ese vuelo así que os embarcáis en un viaje de hora y media desde el pueblo donde estáis alojados.

La Villa de Ribadeo es un lugar bastante transitado al ser la capital de A Mariña Oriental. Es el núcleo comercial de la región, desde la construcción de El Puente de Los Santos ha cobrado mayor importancia al ser la puerta de entrada desde Asturias.

Posee una población cercana a los ocho mil habitantes (aunque solo cinco mil residen en el núcleo urbano y el resto está diseminado en las aldeas y pueblos del concejo), aunque en las temporadas estivales esta población llega a cuadriplicarse. Antes de aparcar cerca del Parque de San Francisco decidís dar una vuelta por el pueblo mientras Seoane y Cástor os van indicando los puntos de interés como la Estación de Autobuses, la Estación de Tren, el Cuartel de la Guardia Civil y el Ayuntamiento que es la sede de la Policía Local. Luego aparcáis y os dirigís al Hostal Costa Verde donde Cástor ha reservado tres habitaciones por si tenéis que pernoctar (una cama es más cómoda que dormir en una furgoneta).

Camináis hacia el hostal sin ningún problema. El pueblo parece que despierta tranquilo. En el Hostal os indican que habéis tenido suerte ya que son las únicas habitaciones libres de todo el pueblo. El resto han sido reservadas para los miembros de la tripulación de un mercante ruso que está estropeado desde hace días en la entrada de la Ría de Ribadeo. Os informan que curiosamente nunca han ido a pernoctar en ellas pero que las pagan cada día.

- Estos comunistas mira que son raros... - dice el recepcionista del hostal con un fuerte acento gallego cuando os entrega las llaves.

Cástor y Seoane dormirán en una habitación; en otra Richard Turner, Rafael Tierno y el capitán Foster y la Doctora Brennan en una habitación individual. Dejáis vuestro equipaje en las habitaciones y podéis caminar libremente por el pueblo.

Estáis en la Rúa/Calle San Francisco a escasos metros de la Iglesia del pueblo. El puerto queda a quince minutos paseando tranquilamente desde vuestra calle.

Con las manos en los bolsillos de la cazadora de piloto, camino tranquilamente junto a mis compañeros hasta que, ante nosotros, aparece el puerto de la ciudad.

Fijo mi vista en los barcos de la zona hasta que distingo, la bandera de la Unión Soviética ondeando a popa de un navío de dimensiones aceptables aunque algo destartalado.

A simple vista, parece un típico clase Panamá, algo muy común en todos los mares del mundo.

Me giro entonces para observar a mis compañeros y, sin sacar las manos de los bolsillos, me encojo levemente de hombros antes de hablar.

A juzgar por la información recibida, suponiendo que sea de fiar, tenemos delante lo que podaríamos definir como cuartel de la célula soviética que opera por estos lares. No se que posibilidades tenemos de hallar el objetivo. Pero recomendaria una acción de infiltración en ese buque esta misma noche para neutralizar, digamos, la competencia. Una vez hecho esto, creo que podríamos centrarnos con mayor detenimiento, en la búsqueda del objetivo original.

¿Sugerencias?.

El carguero está en la entrada de la ría, cerca de un banco de arena que los del pueblo llaman O Tesón. Su nombre es Skovorodino. Lo podéis leer tanto en caracteres cirílicos como en el alfabeto latino. Es un carguero bastante grande. Seguramente le cuesta maniobrar en un calado como este y debió entrar debido a una tormenta en el mar Cantábrico. Es la única excusa de que un barco de ese tonelaje entrara en un puerto tan pequeño.

Podéis ver la lancha del práctico ayudando a entrar en la ría a otro carguero aunque de menor calado. A su lado la patrullera de Aduanas que parece querer hacer una inspección en el barco que está entrando. Tiene pabellón portugués así que deben tener permiso para subir a bordo.

Brennan miró a Turner, desde luego era dificil hacer comprender al británico la situación. Quizá tuviera un nivel intelectual más bajo.

- Yo no soy especialista en infiltraciones, señor Turner - dijo la doctora sin perder la calma. Ese día llevaba una gabardina larga de color beige, un jersey negro de cuello vuelto, vaqueros y botas de tacón. - Así que de eso tendrán que encargarse ustedes. Yo voy a buscar una cafetería...

Miró de reojo a Rafael y se alejó del grupo.

Escuchas las palabras de la doctora y añade:

- Aunque no seas una experta en infiltraciones tendrás que colaborar en esta. Todos formamos un equipo y debemos compenetrarnos si queremos que esto salga bien.

Saca un cigarrillo y lo enciende mientras mira al carguero.

- Acordaos que ese barco es suelo soviético, si nos cogen dentro somos hombres muertos...y tampoco debemos provocar un incidente internacional o estarán detrás nuestra lo que nos quede de vida...

Mira a la doctora y le dice:

- No deberías andar sola por el pueblo...o te acompañamos todos o que alguien vaya contigo... - dice con cierta preocupación

Brennan suspiró y se giro para hablarles.

- En este equipo cada uno de nosotros tiene una competencia diferente. Del mismo modo que ninguno de ustedes conoce el nombre de los 202 huesos del cuerpo, yo no estoy entrenada para infiltrarme en un carguero soviético sin que me descubran. Del mismo modo que ustedes son sabrían descifrar la etnia de un antepasado inca según el tamaño de sus arcos occipitales, yo solo seré un estorbo allí dentro. Así es como funciona, antropológicamente, la especie humana. Los más adecuados son los que realizan el trabajo. Y yo soy la experta científica, mientras que ustedes la fuerza bruta...

Y se marchó taconeando de allí, con un resoplido.

Tal y como estaba previsto, tocaba aguantar la imbecilidad  de turno de nuestra doctora particular. La pobre infeliz no da para mas y tampoco es que me preocupe demasiado su estado de animo. Ni siquiera me he girado para observarla mientras hablaba pues sigo prestando atención al carguero en cuestión. Por mi mente rondan ya varias posibles opciones para lograr el propósito que he marcado.

Solo cuando oigo los tacones de aquí nuestra científica, me limito a decir.

Un escolta para la dama ya. No estoy dispuesto a consentir que sea la causa de una nueva fuga de información o bien, que acabe en manos de nuestros oponentes o algo asi.

Si causara algún problema, acompañadla al hotel y sedadla. No voy a permitir una nueva estupidez. Digamos que por mi parte, el cupo esta completo.

Ante las palabras del piloto me presto voluntario para acompañar a la doctora. Creo que tiene razón en lo dicho pero las formas no son lo suyo, pero que coño...es un soldado como yo. Lo único que importa es el fondo y no la forma.

- La acompañaré yo, y no dejaré que se meta en líos...de todas formas avisadnos si sucede algo, estaremos en una de las cafeterías del parque...hay mucha gente y realmente no creo que vayan intentar secuestrarla a ella o a alguno de nosotros a plena luz del día.

Tras decir esto marcho detrás de la doctora, creo que su carácter le impide trabajar en equipo y eso en una misión de campo siempre es difícil de superar. El resto son soldados, saben lo que es formar parte de un equipo pero ella es una intelectual y eso conlleva unas ventanas y desventajas.

- Doctora... - le digo para llamar su atención - ...tenemos que hablar.

Es hora de que hablemos realmente sobre lo que significa trabajo en equipo. Quiera o no estamos en el mismo barco y no podemos dejar que haga aguas.

Resoplo. He rehuido la mirada de la doctora como un cobarde. Pero es que la escenita me desagrada. Las personas deberían de llevarse mejor.

- Skovorodino –leo por enésima vez. -¿Qué significará?

“Señor Turner, no es por llevarle la contraria, pero ¿estamos aquí para detener a un criminal, no es así? Eso de eliminar a la competencia no sé si acaba de sonarme bien. Tampoco es que pudiese ver el vídeo que grabó durante su incursión nocturna –me sumergí con Cástor en los archivos y se me fue el santo al cielo-. Y no conozco ni las circunstancias ni las razones de su encontronazo.

Extiendo la palmas en un gesto conciliador, en petición de explicaciones.

Me giro hacia Tierno todavía con el ceño fruncido, signo de mi irritación. Me resulta extraño que mis compañeros de misión, no hayan sabido sacar las conclusiones obvias.

Y por tanto, mirando a Tierno, respondo.

Presta atención. Por si la explicacion que Seoane dio no fuera suficiente, tratare de ser mas conciso.

Primero. Tenemos a un individuo de características sumamente especiales, suelto por la zona dejando libres sus instintos mas bajos. Aun no sabemos si realmente lo guían esos instintos o quizá, alguna otra razón.

Segundo, del mismo modo que la situación ha llamado la atención de la organizacion para la que trabajamos, también ha suscitado el mismo grado de atención en las altas esferas del bloque soviético.

Tercero. Un operativo soviético ha sido desplegado en estas tierras con, yo diría, ordenes muy similares a las nuestras.

Cuarto. Que no te quepa ninguna duda. Ese operativo, ya sabe de nuestra presencia pues yo mismo tuve que neutralizar una de sus unidades.

Quinto. Parece ser que nada menos una conocida de nuestro amigo Seoane, el cual es bastante mas de lo que aparenta, es la líder del equipo soviético.

Sexto. Supongo que ahora, llegaras a unas conclusiones parecidas a las mías. ¿Por que están aquí estos rusos?. ¿A la caza de lo mismo que buscamos nosotros?. Si es así, considero prioritario su total neutralización. Y el mejor modo de lograr esto, es eliminando a su líder. La mujer conocida de Seoane.

¿Dudas?.

Mi pregunta queda en el aire mientras me giro para volver a examinar el navío que se halla ante nosotros. Para mi, es evidente que este asunto se ha convertido en algo mas que una mera caceria de un individuo mas o menos anómalo.

-Eeuh… Supongo que no –respondo.- Demorarnos en este asunto nos desviará de la intención de continuar con nuestras pesquisas en Monforte y Quiroga, pero usted está más puesto que yo en estas situaciones, así que estoy a su entera disposición.

Me he mordido la lengua. Algún inocente podría morir en las próximas horas y no es ningún disparate pensar en evitarlo desentendiéndonos de una partida de ajedrez. Ciertamente, siento por todas esas víctimas, anomalías de la naturaleza como yo mismo, un nexo sentimental cada vez más fuerte.

-No sé cómo tiene pensado abordar ese barco, pero, por si le sirve de algo, soy un fiera en natación –bromeo. -¿Quiere seguir estudiando la zona, señor Turner, o regresamos al hotel para informar a Cástor y Seoane?

De ese reconocimiento de la zona, podran ocuparse nuestros compañeros o bien, nosotros mismos en el caso de que se nos asigne la mision.

Respondo a Tierno el cual, da ya por hecho que una infiltración en ese buque, vaya a ser nuestra siguiente parte del trabajo.

Por lo que a mi respecta en cuanto a la division del trabajo, unicamente tengo una prioridad. Seoane no ha de hallarse en el equipo de infiltración a causa de su expediente personal. La situación, en ese caso, podría volverse demasiado volátil.

Y si. ES hora de regresar al hotel a tratar de coordinarnos. Veamos si en esta ocasión, nos sale un poco mejor. Espero que nuestros patrocinadores, hayan solucionado cierto problema de comunicacion.

Me permito una leve sonrisa al decir esto.

Doy media vuelta y, sacando la diestra del bolsillo de la cazadora, hago un leve gesto a Tierno dispuesto a iniciar la marcha

Brennan caminó con paso vivo. Sabía que Foster la estaba siguiendo, pero se desentendió de él. Con la mirada fue buscando una cafetería, alguna que se pareciera a la de su sueño. Era algo demasiado genérico, ni siquiera sabía si esa terraza que había visto estaba en Ribadeo o en cualquier otra ciudad de Europa, pero confiaba en que fuese aquí. Sino, ¿qué sentido tendrían esas pesadillas? Le estaba costando visualizarlo todo de forma correcta y nadie la entendía. Ni Rafael, ni Booth.

- Dígame, señor Foster - dijo ella sin dejar de buscar.

Caminas junto al Capitán Foster por las calles de Ribadeo. Tras cinco minutos de paseo tranquilo os sentáis en una terraza, te resulta familiar aunque bueno casi todas las del pueblo parecen tener las mismas sillas y mesas. No es hasta que te sientas cuando realmente reconoces la terraza, es la de tu sueño. Las mimas mesas, la misma visión de la calle. Te fijas en los coches y ves que incluso ellos salían en tu sueño.

Ves a una chica morena que camina hacia la cafetería. Es de piel pálida y delgada aunque se ve fibrosa, lleva puesto un abrigo con forro de piel. 

Es la chica que has visto en tu sueño, no albergas duda de eso. Va hacia vosotros y sabes lo que pasará en los próximos instantes...

La mente de Juddith empezó a trabajar a toda prisa; pero estaba bloqueada. Cuanto más tiempo pasaba, más se daba cuenta de que su mente tenía el privilegiado don de soñar cosas que sucedían, pero cada vez que ocurría, simplemente se negaba a creerlo. Lo veía, lo estaba viendo, pero sus ojos podían estar engañándola. No conseguía explicarlo y si era verdad que su genética estaba modificada, todo su trabajo no tenía sentido.

Aún así, todavía era capaz de pensar con frialdad. Señaló a la joven sin ningún disimulo.

- Señor Foster, no pregunte porqué lo sé, pero lo sé. Esa chica de ahí es la que Seoane mencionó en su conversación con Turner y dentro de unos minutos va a hacer volar esta cafetería...

Y sin más, se levantó y se dirigió hacia la muchacha con toda tranquilidad.

La chica se extraña que te levantes y vayas hacia ella. Pero su expresión cambia y sonríe. En ese momento puedes notar que la embriaga una sensación de alegría al ver que te acercas. Parece como si lo estuviera deseando. En tu mente se empiezan a formar palabras que resuenan en tu cabeza con una claridad increíble pero en ningún momento ella ha movido los labios. No son palabras, son sus pensamientos...

"Skorpio espero que te puedas encargar del otro si fallo yo...esta está más que muerta..."

Va a matarte, y tiene a otro compañero que va matar a Foster. Sois sus objetivos y os estaban buscando...

El capitán se queda sentado mientras la doctora se levanta e inexplicablemente va hacia una persona que según ella sabe que va volar la cafetería. Se levanta rápidamente como si tuviera un resorte en la silla. Mira hacia los edificios que rodean la cafetería y nota un destello blanco en una de las azoteas...un Francotirador cubriendo la plaza.

Mira hacia la doctora y le grita:

- ¡¡Juddith tírate al suelo ahora mismo!!...¡¡Hay un francotirador!

Su mano se lanza hacia la cartuchera que lleva bajo la cazadora y saca un arma dispuesto a disparar contra la agente soviética. En su acción tira la mesa en la que estabais sentados y se agacha para no ser un blanco fácil para el francotirador.

El francotirador ruso apunta al Capitán Foster para lograr eliminar a su objetivo sin ninguna probabilidad de error. Su rifle SV Dragunov modificado apunta directamente a la cabeza del soldado norteamericano. Si nadie se lo impide una de sus balas explosivas le reventará la cabeza en más de mil pedazos.