Partida Rol por web

Ulthor miró el tarro de Estragón, identificó qué era lo que era y reprimió una arcada.

-Apostaría el cuello a que Sapo no ha cogido nada. Habría cogido el grimorio, pero lo veríamos, ¿dónde lo iba a esconder? Y una cosa más: el mago y sus arqueros dejan huellas. Sabemos dónde van. Podemos seguir sus huellas.

El tono que había empleado el elfo, más que de posibilidad, era más bien de deber. Tono firme, sin concesiones a la duda.

A Galdar le tiembla la barbilla, conteniendo su furia, cuando Estragón le acusa de ser sospechoso de haber cogido el dinero:

"¿Qué dices? Nunca haría tal cosa...¡NUNCA!" Se levanta mirando al semi-orco con cara de pocos amigos..."Incluso rechazé el dinero que Corian me ofreció, pues no era por lo que yo había venido. Mi Dios me envía para seguir ése amuleto, y es lo que voy a hacer." 

El clérigo parece realmente enfadado y molesto por la acusación, pero hace un esfuerzo evidente por calmarse. "No...no debemos pelear entre nosotros...eso es lo que ellos quieren. Mi misión era seguir al portador del amuleto, pero no voy a permitir que un asesino se vaya impune. Encontraré a Vortigen y le administraré la Justicia que mi Dios dicta a tales seres...y si tengo que ir yo solo, sea pues." recogiendose un poco la túnica, se vuelve a sentar, negando con la cabeza. Tras las palabras de Ulthor, Galdar le asintió en agradecimiento..."Sea, no dejaremos que escapen. Además, no deben de haber ido muy lejos...Fairhill está a apenas dos días de camino, tendrán que reaprovisionarse y es el lugar más cercano y lógico."

Sapo, tras esconderse detrás de Ulthor, puso sus manos encima del cadáver, a escasos centímetros del pecho, y tras moverlas y pronunciar unas palabras, se concentró en su magia. Tras unos interminables segundos, el Gnomo vio como algo brillaba en el interior de la túnica de Corian, y de un bolsillo interior cosido, muy bien disimulado, sacó una carta*, escrita en común, con una letra delgada y elegante.

¿Pelearnos es lo que ellos quieren? ¿Quienes diantres son ellos? ¡Genial, ahora el sacerdote está esquizofrénico!

Uh... Lo del libro del gnomo y lo del dinero que no quiso el humano tiene sentido. Lo dejaremos estar... por ahora. Voy a hacer la cena.

Habría otras preguntas importantes para Galdar, como quién le encargó la misión y cómo supo encontrar a Corian. ¡Pero se trataba de un sacerdote loco! ¡Seguro que la respuesta a todo es "me lo encomendó dios, misión sagrada, dios guía mis pasos y soy un cretino integral"! Puf, hablar con Galdar era una pérdida de tiempo. Ni siquiera le rezaba al dios correcto.

Entonces, tenemos dos pistas: rastrear-sigh, ojalá tuviésemos un rastreador competente en nuestro grupo, y no el despistado de mi hermano-o ir directamente a Fairhill-eso me gusta, podemos tratar de vender toda esa chatarra de los esqueletos.

Llenó una olla de agua y colocó la tabla de cortar y el cuchillo sobre la mesa de la cocina. Era relajante, después de tener que sufrir todas esas voces discordantes, retraerse al microcosmos de los fogones, el relajante mundo de los ingredientes, el recetario zen del espíritu del cocinero primigenio...

Y entonces escuchó al gnomo leer la carta... pero para entonces le daba igual. ¿Qué más daba que ese joputa de Corian les prometiese un dinero que no existía y quisiese ir a la torre para, egoistamente, ascender a liche? Desde luego que no merecía el entierro digno que le quería dar Galdar, pero por otro lado... ¿y lo rica que le iba a quedar a Estragón la salsa que tenía entre manos?

Heian no hizo caso de confabulaciones y críticas. Tan solo rebuscó entre el escaso tesoro y vio lo que le resultaba interesante. Observó como Sapo se llevaba los pergaminos, que quizá a Heian le hubieran resultado interesantes, pero no dijo nada. Al fin y al cabo, ese gnomo solo parecía querer tomar esos objetos.

Heian tomó un par de raciones de viaje, un hacha de mano, una espada corta, y unas cuantas cosas más. Si me permitis, yo con esto me conformo. Después partiré y me marcharé de aquí. Creo que ya nos han engañado suficiente, y no tengo ya mucho interés por ese medallón. ¡Solo espero que vosotros encontréis lo que buscais!

Dijo preparándose para irse.

Ulthor se limitó a asentir a la pregunta de Heian. Nada de lo que quería tomar era especialmente caro -pues nada había especialmente caro en el "botín" conseguido hasta el momento- y comprendía a la perfección que quisiera abandonar. Si él mismo no fuera tan testarudo posiblemente hubiera tomado la misma determinación. Vaya, curioso juego de palabras con "determinación", su madre estaría orgullosa...

Eso vete con todo...humanos sin sentido.... Shagar estaba herido...otra vez para variar. 

Hermano! nuestra palabra esta entredicha al escaparse esos bastardos, mañana con la primera luz podemos darles caza.

Shagar estaba mosqueado y furioso por la huida del enemigo, pero mucho mas por la estafa del mago. Lo divertido era que hablaban de liches y no muerto y el mago no habia ni podido defenderse de 4 esqueletos mal contados.

Ojala de Corian desearia que se levantara, como muerto o vivo da igual...para patearle la cabeza por timarnos.

Aún sigo preguntándome porqué Corian contrató a un artesano para esta expedición... Sí, por mí no hay inconveniente-asegura, anormalmente generoso por estar centrado en sus quéhaceres-. Llévate eso. Total, mi hermano va a seguir el rastro, con lo que no pasaremos por Fairhill, y necesitaremos ir ligeros de equipaje para alcanzar al mago. Dudo mucho que logres cruzar el bosque tú solo, con esos mosquitos gigantes pululando por ahí, pero tú mismo.

También me pregunto porqué Corian llevaba un arma envuelta en un paño, bastante poco práctico para desenfundar en momentos de necesidad... Pero así era Corian, un enigma envuelto en un acertijo con un lazo en forma de adivinanza. Mirad a ver si tiene alguna forma peculiar, porque si lo guardaba con tanto cuidado tal vez la maza sea una llave que encajar en algún sitio.

Con el cucharón, Estragón tomó un sorbito de la sopa. La leña aún no la había calentado lo suficiente.

Me quedaré con la pluma y el tintero, para anotar recetas en mi libro de cocina. Imagino que no le importará a nadie, ya que nuestro botín se ha quedado pronto en nada. También supongo que mañana rastrearemos, como dice mi hermano, porque:

A, si Vortigen va a Fairhill terminaremos allí de todas a todas.

B, lo dice mi hermano.

C, para cenar os espera una vichyssoise con crema de calabacín para chuparse los dedos, que no tiene nada que ver, pero huele que alimenta.

- Los hechiceros no usan libro de conjuros.- Dijo con total desprecio y justificando así que no podía haber robado uno.- _{^{Un embustero.}-} Farfulló. Uno de los ojos de Sapo estaba fijo en Estragón, el otro en el infinito.- Yo no tengo mucha hambre...- Si continuaba camino con aquellos dos semiorcos, o moriría escualido vencido por las constantes diarreas provocadas por la comida del número 0, o moriría a manos de su hermano alto y violento. Debía reflexionar durante la noche si seguir solo su camino. El artesano ya parecía decidido. Sacó unos pergaminos mientras mostraba una sonrisa extremadamente forzada a Ulthor, el único con el que no le importaba compartir camino. Mientars esperaba la cena se puso a inscribir algunos conjuros en ellos.

Tras la lectura de la carta, el semblante de Galdar se había vuelto pálido "¿Liche?" dijo, perplejo por la revelación de la carta. "Por San Cuthbert...¡no podemos permitir un horror así!. Hay que hacer algo....¿Qué querría éste inconsciente de un liche?¿cuales eran sus intenciones?¿por qué no nos lo dijo? ¡¡Maldición!!". Pasaron varios minutos antes de que Galdar pareciera tranquilizarse de la impresión recibida.

  La cocina se llenó del delicioso olor de la cena que estaba preparando Estragón, alejando de vuestros pensamientos la horrenda escena que apenas un rato antes habéis vivido en ésta misma casa. Mientras vuestros estómagos rugen gracias a la salivación que provoca el prometedor aroma, la conversación sigue..."Sí, es cierto, Estragón." responde Galdar a tus comentarios, mirándote y entrecerrando los ojos...."Pensándolo detenidamente, Corian tenía, al parecer, muchos secretos.". Ensimismado, asiente a la petición de Heian, sin prestar mucha atención a sus palabras "puedes coger lo que quieras, artesano, pues a él ya no le hace falta, y yo no lo necesito, siempre y cuando el resto no lo necesiten tampoco. Deberías venir hasta Fairhill con nosotros, Heian, pues el camino de vuelta, sólo y a través de estos bosques, es peligroso, como te han mencionado. Una vez allí, puedes unirte a cualquier caravana que vaya a otra parte, Reme, Puerta del Bardo...". Parece concentrado, pensando detenidamente en algo. Su mirada pasea sobre todos vosotros, sobre el arma mencionada por Estragón, sobre las pertenencias del malogrado Corian, que ahora están siendo repartidas entre el grupo, sobre el cadáver del "líder" de la expedición...

Durante la silenciosa cena, en la que cada uno permanece ensimismado en la vichyssoise, que por cierto, está deliciosa, Galdar parece tomar algún tipo de decisión sobre alguna cuestión. "Creo que valdrá la pena...y no tenemos muchas más opciones" murmura, apenas audible para vosotros. Mirandoos seriamente, os dice "Dispongo de un objeto que me permite, una única vez, realizarle dos preguntas a un cadáver, quedando inservible, el objeto, en el proceso. Necesito orar, pidiéndole consejo y perdón a mi Dios, por lo que estoy a punto de hacer, pero creo que es importante saber si Corian tenía algún secreto más que pudiera sernos de utilidad. Os dejo que meditéis qué dos preguntas podemos hacerle, pues no podremos hacerle más." Dicho ésto, se retira a un rincón de la sala, cerca del cuerpo de Corian, donde se arrodilla, observando a través de la ventana, y permanece en ésa posición durante largo tiempo, orando.

A lo lejos, en el bosque, se escuchan los gemidos lastimeros de una mujer joven, como si estuviera siendo atacada. El sonido os recuerda claramente a la criatura que os encontrasteis entre los árboles....

Más que comer, Sapo jugueteaba con la "vivhisuá" o como se llamara aquella crema. Llenaba la cuchara y dejaba caer su espeso contenido de nuevo en el plato. No sólo es que no le gustara sino que su cabeza estaba en otro mundo, lejano de la mundana granja donde se encontraban. Cuando Galdar habló de un mágico objeto, el Gnomo volvió a poner los pies en la tierra de donde salió una vez.

- ¿Puedo verlo?- Soltó abruptamente clavando uno de sus ojos en el clérigo, con el otro vigilaba que la vichyssoise no le atacara desde su plato. De pronto elevó la voz más de lo adecuado.- ¡¡PREGUNTALE POR EL ARMA ENVUELTA EN UN PAÑO!! JAJAJAJA, jejeje, jijiji.- Se reía pues su compleja mente había hecho una extraña relación que otra mente más simple no sería capaz de ver.- Eralion, Eralion...pichí, pichá...esa palabra era la misma que activaba el amuleto robado.¿Es también un nombre?- Dijo como si todos los presentes hubieran descubierto lo mismo que había descubierto él la primera vez que divisó el codiciado objeto de Corian.

Estragón dió un puñetazo en la mesa, ya que ahora que era comensal y no cocinero había perdido de una tacada toda su paz interior.

Os lo dije: meted los cadáveres dentro, que esto se va a llenar de leucrottas. ¿Os lo dije o no os lo dije? Olieron el asado que dejamos fuera, y vinieron como gnomos al oro. ¿Cómo era esa frase que dijo Galdar? "Si las cosas se hacen correctamente, no tiene porqué suceder nada". ¡JA! Podíamos habernos ocupado de los cadáveres por la mañana, antes de irnos, y habríamos dejado a esos carroñeros atrás, con la carne de muerto como cebo.

Su mente lúcida retomó el problema de las preguntas. Estragón se sabía más listo que su hermano... el Sapo tenía la cabeza muy diminuta como para albergar un gran cerebro... el artesano no tiene estudios... el elfo es un elfo... y los dos curas son directamente idiotas, como todos los clérigos. Toda la responsabilidad recaía en sus hombros.

Quizás deberíamos hacer una lista de preguntas a formular entre todos, y luego elegir las dos mejores. Empiezo yo...

¿Qué le dijo Galdar en la habitación de la posada para convencerlo de que nos lo trajésemos? Pfff... Galdar no permitirá que le preguntemos eso, y él tiene que estar delante.

-Corian, ¿por qué esas ropas de tan vivos colores? En serio, Garra te ha visto desde el cielo por culpa de esa ropa, con algo más discreto pasarías más desapercibido y ahora seguirías con vida. Cualquier montaraz te lo podría haber dicho.

-O esta otra: ¿por qué un artesano en el equipo? ¿Qué sentido tenía? Yo imagino un gran plan maestro, en el que al llegar a unos moldeados de la pared necesites colocar sombreros en cada convexidad para abrir una puerta secreta... Quiero decir... ¿si no para qué traerlo?

-Tercera pregunta: ¿cuales son las contraseñas secretas o respuestas de acertijo que crees que necesitaremos en la torre? Estoy seguro de que habrá recabado alguna información antes de la expedición sobre la mazmorra a la que íbamos, datos de antiguos aventureros que fueron allí a matar al liche, o algo.

-Otra: ¿qué otras cosas robaste junto al medallón que lleva a la torre y la carta que enviaron a Feriblan?

-Quinta pregunta: ¿cómo eras capaz de mantener tu melena tan limpia e hidratada?

-La sexta sería: ¿qué ha sido lo que has visto en el medallón la última vez que lo has consultado?

Ulthor comía con solemnidad, silencioso, como de costumbre, echando un vistazo a los presentes de tanto en tanto, pero aparentando estar absorto en la vichyssoise. De todos los presentes el único del que se sentía responsable, por alguna razón que no alcanzaba a entender, era del gnomo.

«Debería comer algo, la magia no le va a alimentar»

Las palabras de Galdar finalmente conducen a una nueva revelación. Él también llevaba un objeto del que no nos había hablado. En fin, todo el mundo tiene derecho a sus secretos, a menos que éstos les suponga un peligro palpable a sus compañeros. En este caso podía ser todo lo contrario. La pregunta fundamental se le ocurrió ipso-facto al elfo, brotando genial de las propias palabras del clérigo.

El cocinero comienza a parlotear de nuevo, como suele, diciendo todo tipo de sinsentidos. Ulthor a punto estuvo de "desconectar", pero no lo hizo, por precaución. Con alguien así nunca se puede predecir qué cosas de las que diga puedan tener algún aviso importante, por así decirlo. No obstante, deseó que fuera él el que tomara nota de las preguntas, por aquello de que así, probablemente, las moderaría y las reduciría a las inteligentes.

Por fin, entre la sexta y la séptima pregunta de Estragón, aprovechando un momento de inflexión producido sin duda por su necesidad de respirar de tanto en tanto, intervino el arquero:

-"¿Tenía algún secreto que pudiera sernos de utilidad en la torre del mago?" o "¿Qué era lo más importante para esta misión que no nos dijiste?" Así en vez de intentar acertar lo más importante, nos lo dirá él.

Shagar empezo a comer la comida que le sirvo a su hermano, asi que se relajo un poco aunque escuchara a esas bestias inmundas al exterior.

Clerigo, podrias curar las heridas de la gente por lo menos. Como siempre la sutileza por delante 

Empezaban a decir ideas...

Yo le preguntaria que riquezas hay en la torre o como pretendia pagarnos....

A la petición de Sapo, el clérigo asintió, un poco molesto al parecer, pero sacó un pergamino de un tubo de cuero de su mochila. "Sí, es el nombre de quien escribió la carta, al parecer, amigo de Feriblán, a quien va dirigida. Lo que no entiendo es porqué tenía la carta Corian...", contestó al Gnomo y a su pregunta, entregándole el pergamino a Sapo.

La escritura de dicho pergamino, elegante y suave, había sido trazada en la superficie de un trozo de algo amarillento, algo desgastado, parecía piel de algún tipo de animal, probablemente vaca o cabra. Los extremos, con tiras de cuero reforzado, estaban enrollados, permitiendo el rápido despliegue del mismo. Tras examinarlo, Sapo supo que tenía que emplear la magia para saber lo que estaba escrito, pues no entendía nada, pero no era problema. Tras concentrarse, las letras, mediante el control del flujo mágico del éter, comenzaron a cobrar sentido para él. Se trataba de un pergamino de "Hablar con los muertos" de la 3ª Esfera*. 

Pese a la petición de Estragón, nadie hizo intención de examinar el arma de Corian, que permanecía donde estaba, envuelta en un paño. El clérigo permaneció orando durante toda la cena, pero se levantó y se sentó en la mesa, escuchando atentamente la conversación y las preguntas que lanzabais al aire. Tras escucharos y posar sus manos en uno de los musculosos brazos de Shagar, entonando una oración a su Dios**, durante la cual Shagar notó como sus heridas se cerraban mientras una corriente de energía refrescante le recorría el cuerpo, intentó tamizar aquella batería de preguntas: 

"Bien, parece ser que tenemos muchas dudas, pero hay que centrar bien los dos temas sobre los que queremos preguntarle, pues sólo tenemos dos preguntas.". Tras sopesar un poco más lo que estaba pensando, continuó hablando..."Sobre porqué vino uno u otro, las ropas o el cabello...creo que podemos obviarlas, las respuestas no nos servirían para averiguar nada sobre el liche o el lugar donde vamos, al igual que preguntar sobre el dinero o tesoros. Si hay dinero o tesoros, sólo hay una manera de saberlo, la más obvia. Tu tercera pregunta...y la última, me parecen las más interesantes de todas las que has hecho, aunque creo que Ulthor ha planteado las preguntas de una forma más correcta.", dijo, encarándose a Estragón.

Meditó otro poco..."Creo que Ulthor ha tenido una buena idea, sería ideal saber si tenía algún secreto guardado que contarnos, de esa manera, puede que le consigamos sonsacar más información que con una pregunta directa, aunque las dos preguntas de Estragón también me parecen, en parte interesantes.....¿y bien? ¿Cómo se las hacemos al final? Decídmelo, quiero irme a descansar, para poder estar preparado para mañana. Y si alguien más está herido, es el momento de decírmelo y que lo sane, quizás necesitemos abrirnos paso."

Tienes muchas lentejas que comer antes de encararte conmigo, cura tirillas.

Tu cadáver, tus normas, mojigato-le dijo a Galdar-. Ahí no me voy a meter. Corian era un mentiroso y un trilero, y a cualquier pregunta que le hagamos nos responderá con medias verdades o auténticas fábulas nacidas en su mente enferma. Las dos preguntas del orejas picudas me valen, punto por punto de cómo las formuló. ¿Qué más da?

Por cierto, faltaba mi séptima pregunta, antes de que el elfo me interrumpiera-que manda caray, siempre hay que quitarle las palabras con palanca y tiene que hablar justo cuando tengo la palabra-. Iba a preguntarle por una manera de reponer mi oreja en su sitio, pero ya sé que tenéis la sensibilidad de un granizado y no os importan los sentimientos de los demás. Bluuuuurp-eruptó, dando por finalizada su perorata.

Corian es mago, no sanador. Antes he preguntado si alguien estaba herido y necesitaba curación. Si lo mostrais un poco de respeto pediré a mi dios que os ayude.

Yo ya estoy curado, pero la prxima vez pedire tanda tranquilo. Las cosas se estaban calentando por momentos....y eso que aun no era ni medianoche...

Heian estaba aburrido de escuchar las tonterías del semiorco, pero cuando quiso preguntarle a Corian, la razón por la que Heian estaba en el grupo le dio la risa. ¿Por qué un artesano no y un cocinero sí? El joven no estaba con ganas de tener conversaciones con aquel cocinero de poca monta. Tan solo se limitaba a esperar, pues como habían dicho, viajar solo por el bosque era una auténtica salvajada, sería mejor volver con ellos y largarse de allí en cuanto pudiera.

Estaba claro que así jamás encontraría su sombrero, y no tendría más remedio que buscarlo en otra parte. Dudaba mucho que en la torre de ese mago del que hablaban pudieran encontrarlo. Y seguro que ninguno estaría interesado en preguntarle a Corian por él.

-No las he formulado bien, las preguntas -dijo el "orejas picudas", como le había llamado el semi-orco. Había estado intensamente concentrado en aquellas dos frases los últimos minutos, imaginándose qué posibles respuestas obtendría, y si había alguna manera de tergiversarlas. Y sí la había- A la primera pregunta "¿Tenía algún secreto que pudiera sernos de utilidad en la torre del mago?" podría responder "sí" o "no", sin más. La segunda, "¿Qué era lo más importante para esta misión que no nos dijiste?" podría quedar "coja" si para llegar a hacer eso hacía falta hacer alguna otra cosa, por poco importante que pareciera para Corian. Creo que la pregunta clave sería: "¿Qué secretos no nos habías contado sobre la misión de la torre del mago?". Con eso bastaría. La otra pregunta la utilizaría para saber más del mago que nos ha atacado.