Partida Rol por web

Los otros dos integrantes de la comitiva dan por bueno lo que habéis planteado y tras asegurarse que está todo en orden, deciden descansar también.

El resto de la noche transcurre sin incidentes...sea lo que sea lo que os ha atacado o porqué....parece ser que ya no le quedan ganas de volver.

Por la mañana, alargáis algo más vuestro descanso, para que todo el mundo esté fresco y preparado, y volvéis a tomar el mismo camino que hasta el momento habíais ido siguiendo. El bosque que estáis bordeando es peligroso, así que os dáis prisa en dejarlo atrás.

Viajáis durante dos lluviosos días más, con sus noches, durante las cuales, no dejáis de oir cerca de donde acampáis sollozos de niño o niña, incitandoos a abandonar la seguridad del campamento, pero estáis advertidos y os mantenéis cerca del fuego. Al final del segundo día el tiempo comienza a mejorar, el cielo se despeja y por fín la molesta lluvia desaparece.

Os detenéis en un riachuelo para reponer fuerzas y beber, cuando veis una extraña formación en la parte más alta de una colina, al oeste de vuestra posición. No estáis seguros, pero tras un breve intervalo de tiempo obversando la formación rocosa, diríais que las rocas han sido dispuestas adrede en la posición en la que están. Movidos por la curiosidad, comenzáis a subir la colina y reducís distancia con la formación rocosa...
 

A ver... Quisiera aclarar una cosa, Jefe-dice a Corian, desde dos puestos más atrás de la fila-. Por curiosidad, lo que se dice curiosidad, yo no tengo la más mínima por ver de cerca esos pedruscos alineados. Así que la pregunta es... ¿realmente para llegar a la torre tenemos que coger por este camino? Porque a lo mejor podríamos dar un rodeo y evitar esta... arf... empinada pendiente.

Por lo menos era empinada para Estragón. El Jefe mandaba, que para eso pagaba, pero si con un poco de perspicacia le podía disuadir para tomar un camino más llano, pues por intentarlo que no quedase.

Corian se detiene y mira a Estragón duramente durante lo que se os hacen largos segundos....vuelve a mirar hacia la cima de la colina y finalmente, decide continuar. "Nuestro camino pasa por aquí, no nos hace ningún mal echar un vistazo....y de paso podremos ver los alrededores.....por...por nada." dice enfurruñado.

Al llegar a la cima de la colina, encontráis lo que a todas luces es una disposición algo extraña de las rocas, pero al poco, os dáis cuenta que la posición de las rocas es totalmente lógica...¡pues forman una enorme calavera sonriente!

"¿Qué tipo de broma es esto?" dice Galdar, cuando descubrís la forma que encierran las rocas...."No lo entiendo...¿quién haría una cosa así? No tiene mucho sentido la verdad...."

Tras dar un par de vueltas por la zona, no encontráis nada de interés, son simplemente rocas, que forman una imagen grande.

Algo perplejos y decepcionados por no haber encontrado nada, os alejáis de allí....

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Otro día de marcha pasa, y el de hoy ha sido, con diferencia, el mejor de todos. El sol ha brillado encima de vuestras cabezas y habéis podido avanzar a mejor ritmo. Varios de vosotros habéis encontrado varias bayas comestibles de color negro que han endulzado vuestro viaje e inclusive os las habéis arreglado para cazar un pequeño cervatillo.

Hacéis campamento en un lado del camino, cerca de un grupo de árboles, aprovechando los últimos rayos de sol para reunir leña y recoger más bayas que hay en una zarza cercana, para el postre. Un par de troncos gruesos hacen las veces de asientos y la verdad, ahora mismo estáis bastante a gusto. Por primera vez en varios días, vuestras ropas están secas, vais a comer de primera y no parece haber ningún peligro en el horizonte....

Heian se sentó en el suelo, muy cerca de la hoguera creada. Y a pesar de que la lluvia le encantaba, en cierto aspecto, agradecía estar seco. La humedad de la ropa le había creado irritaciones en su suave piel y eso le había hecho estar de mal humor durante aquellos días. Además, el olor que desprendía era ciertamente molesto. Por fortuna, iba acompañado de dos semiorcos que cualquier aroma desagradable que desprendiese él, pasaba totalmente desaparecibido.

Ahora con las ropas secas junto al fuego, y con el cuerpo bien caliente y el estómago lleno. Heian miró hacia el cielo para contemplar el atardecer, llevaba mucho tiempo sin encontrase tan a gusto. Y fue entonces cuando su sexto sentido se activó. Esta claro que aquello no podría durar demasiado tiempo.

Aprovechando que la falta de lluvia les obligaba a vigilar sus reservas, esta vez Estragón se olvidó de caldos y cocinó una churrascada. Partió costilletas con el cuchillo. Arrancó el intestino y sopló para vaciarlo de mierda. Después de aclarar el tubo digestivo del cervatillo con un poco de agua del odre, rellenó el intestino de todo lo demás para hacer salchichas: pezuñas machacadas, grasa, tendones, sesos...

Sacó de entre sus utensilios una parrilla y empezó a llenarla de carne. También la aderezó con orégano y, la sorpresa del día, regó las raciones con un chorrito de vino blanco, antes de volver a guardar la botella y que no callera en manos de los más borrachos. No había enanos en el grupo, que son los peores alcohólicos, pero los demás no le inspiraban más confianza.

El postre lo preparó con unos huevos no muy frescos, ya que los sacó de la mochila y hacía más de una semana que habían dejado el pueblo (la última oportunidad de comprarlos recién salidos del culo de la gallina). Con ellos hizo flan, mezclando las bayas en la masa para darle un regusto afrutado. No preguntéis de dónde sacó la leche.

¿Nadie quiere salchichas? Están buenas. ¿No? Bueno, aprovechando esta cena tan distendida os voy ha comentar a modo de recordatorio por lo que hemos pasado: la lluvia antinaturalmente concentrada en una región, los animales salvajes que atacaron a mi hermano y los menhires. Yo no es por ser pájaro de mal agüero, pero allá atrás hemos dejado a un druida cabroncete, cabroncete. Después de que saqueemos esa torre, yo aconsejaría tomar por otro camino y no volver a pasar por ese territorio en dirección a Reme. ¡Malditos druidas ovolactovegetarianos! Son los enemigos naturales de la cocina clásica.

bien dicho hermano! nada mejor que la cocina clasica!

Shagar no decia no a nada de la cena, todo lo que pasaba por su mano, una parte no seguia su camino. Gracias al hombre llamado rashiel se levanto perfectamente sin queja de las heridas que habian desaparecido magicamente.

Sapo disfrutaba por el camino de los rayos de sol acariciando su cara mientras montaba a lomos de Lentejuela. Permanecía pensativo, rumiando aquellas bayas tan dulces, y unía con líneas rectas aquellas rocas que habían divisado y que formaban la estructura de una calavera. No entendía por qué trataban de buscarle alguna lógica.

Cuando acamparon dejó atada a lentejuela bajo uno de los árboles para que descansara y se colocó junto al fuego al lado de Ulthor y Heian. Al menos no correría riesgo de que los hermanos semiorcos le pusieran sus sucias manos encima. El pequeño gnomo miraba con desconfianza la preparación de la cena por parte de Estragón. Por suerte sus ojos apuntaban cada uno a un sitio diferente. De su interminable perorata Sapo escogió la palabra que más le gustaba.

- Ovolactovegetarianos.

Comió un poco de aquellas salchichas y alguna baya más, pero no tenía mucho apetito y con poco se conformaba. Cuando el cocinero le ofreció el postre lo rechazó bruscamente.

- No quiero. - Se acordaba del pobre conejo relleno de caracoles. La última vez que les había cocinado con tiempo había pasado una mala noche.- La última vez tuve diarrea. ¿Te has lavado las manos?-  No sabía si era su peculiar percepción del mundo o si era roña lo que divisaba en las manos regordetas del semiorco, pero antes comería en el culo de la gallina de donde habían salido esos huevos que comerse aquel postre. Luego recordó que su maestro siempre le insistía en no contestar directamente a la gente, por lo que trató de suavizar su respuesta.-JAJAJA.- Rió alto y fuerte.- Esss broma. Estará deliciosssso, como ssssiempre. - Mintió, mintió y mintió sin ningún escrúpulo. Parecía sisear como una serpiente. Cogió su ración y se quedó allí sentado, sin comérsela.

Tras la cena se quedó mirando las danzantes llamas y las volutas de humo. Tumbado boca arriba, disfrutando de la tranquila noche y las ropas secas, comenzó a mover las manos cual titiritero. El resultado: la volutas de humo iban tomando formas de figuras en el aire y coloreándose de tonalidades suaves. Una calavera oscura y tenebrosa, como la que habían visto, un leucrota amante de la carne de semiorco,dragones, conejos, etc. Se esfumaron tan pronto como se habían formado, y Sapo se quedó mirando fíjamente el pelo plateado del elfo. Le encantaba ese pelo blanco y liso. De nuevo amasaba el aire y el pelo adquiría un color dorado, pero no duraba más que unos segundos. Luego pasaba al negro y Sapo levantaba el pulgar en el aire guiñando un ojo, como si fuera un pintor tomándolas medidas a su musa.

- Definitivamente el blanco es el color que mejor te queda.

Los días seguían sucediéndose, por fortuna de manera pacífica. Aunque Ulthor había crecido y se había entrenado para enfrentarse a la violencia con mayor y más mortífera violencia y precisión, no dejaba de disfrutar que las cosas, por una vez, fueran bien.

Cada noche se esforzaba en vigilar todo lo atenta y eficientemente que era capaz. Durante el día marchaba junto a sus nuevos compañeros, a los que lentamente se iba acostumbrando. El jefe parecía alguien razonable, Heian y Rhaisel no daban problemas y los hermanos semi-orcos... bueno, una vez uno había aprendido a no molestar al guerrero y a esquivar la comida y puyas del cocinero, no se hacía muy difícil convivir con ellos. De hecho, las puyas que Estragón pudiera lanzarle a él caían en saco roto, cosa fácil de percibir, de manera que estaba tranquilo.

Luego estaba el asunto de las cenas para las que el orondo semi-orco tanto se aplicaba. Ulthor tomaba el papel de elfo inapetente y lo cierto es que realmente no le apetecía nada arriesgar su salud con algunos de aquellos preparados. Discretamente cada jornada echaba un ojo a cómo el “cocinero” preparaba la comida y sólo la probaba en caso de estar seguro de que con esos ingredientes en ese estado no pusiera en peligro su integridad física. En general solía pasar y comer algo frío de sus raciones de viaje.

En el fuego de campamento nunca se quedaba demasiado, pero apreciaba los intentos de Sapo por animar un poco el descanso y sorprendentemente se dejaba hacer sin enfadarse lo más mínimo, fascinado por las ilusiones del gnomo. Era un extraño compañero de viaje, pero posiblemente el que más apreciaba. Tal vez fuera su pequeño tamaño o sus buenas maneras, pero le estaba cogiendo cariño y por alguna razón despertaba su instinto de protección.

Rhasiel no volvió a tocar la comida hecha por el semiorco, cuando le preguntaba por el motivo de cocinarse el mismo alegaba religión, y más o menos era cierto, si volvía a pasar una noche como la ultima tendría que vengarse, y prefería no hacerlo.

El cambio de clima fué agradable, pero no hubo diferencia en su manera de actuar ni hablar, lo poco que hablaba. No le gustaban sus compañeros, sobretodo el semiorco cocinero o el lunatico gnomo, que no para de decir incoherencias que tal vez ni el entendía.

Estaba impaciente, quería entrar en combate y ponerse a prueba cuanto antes. Y comprobar también de que pasta estaban hechos los que viajaban con él, en la anterior escaramuza no había podido ver nada, a parte de heridas.

¡Claro que me lavo las manos!-protestó-Me escupo en ellas antes de empezar cada plato. No le eches la culpa a mi cocina si cagas flojo; eso es que te habrá cogido el frío de todos esos días que andamos a la lluvia. Oh... jejeje... Una broma. Eso está bien. Jejeje... Eres muy gracioso.

Ahora vamos con el especialito-dijo por Rhaisel-Hoy te quedas sin comer porque ya es tarde para hacerte otra cosa, pero mañana estoy dispuesto a preparar dos platos y cocinar algo específicamente para ti que sí respete tu religión. ¿Cual es el problema? ¿Tienes prohibida la carne? ¿El orégano? ¿El alcohol?

De pronto Sapo empezó a jugar con el color de pelo del elfo, y Estragón perdió interés en los gustos del humano.

Oooooooh...

Plas-plas-plas-plas...

Heian bajó su atenta mirada para contemplar las maravillas que el semiorco podía hacer con unos cuantos elementos. Allá donde Heian habría comido de forma simple y poco lustrosa, el semiorco era capaz de crear un gran manjar. Al menos esa era la visión del artesano, pues durante su viaje fuera del valle de su señor había tenido que comer cualquier cosa. Así que, ahora que podía comer algo caliente, no dudaba ni un segundo en hacerlo, y probó cada una de las cosas que Estragón ofrecía.

¡Esto está buenísimo! Apremiaba el joven con cada bocado que daba. Y cuando vio que el gnomo no se tomaba su plato y que algunos de sus compañeros tampoco, iba mirándolos uno por uno preguntándoles. ¿Puedo, puedo, puedo? Y luego estaba esa botella de vino que el semiorco poseía. Era la primera vez en todo el viaje que la sacaba. Y al chico se le iluminaron los ojos. Nailo no vio las maravillosas presdigitaciones de su compañero Sapo, solo pensaba en lo que tendría que hacer para poder dar un trago a ese vino que llevaba.

Sabía que el semiorco lo había escondido a conciencia, y su trabajo, a partir de entonces sería tomarse el vino que había allí dentro. Ya fuera por las buenas, o por las malas.

Tras la, para algunos, apetitosa cena, para otros no tanto, Corian, que había estado callado y meditabundo desde que os habíais detenido a montar campamento pareció tomar una decisión. Levantándose de una piedra algo alejada en la que había estado pensando, algo apartado del grupo, se acercó a vosotros y os conminó a acercaros...."Venid...tengo algo que contaros....creo que ya estamos lo suficientemente lejos de Reme para que podamos hablar con libertad."

Dichas estas enigmáticas palabras, tomó asiento en el tronco cerca del fuego y sacando una pipa de entre sus ropajes, la llenó con hierba que sacaba de una pequeña bolsita que llevaba anudada al cinto, bolsita que os ofreció para que, quien quisiera, pudiera coger. La pipa comenzó a humear y por primera vez en días, Corian os pareció mucho más relajado. 

"Bien, lo primero, deciros que podéis preguntarme lo que queráis, trataré de contestaros lo mejor que pueda. Lo segundo, contaros lo que sé, ahora que creo que ya no corremos peligro." una larga chupada a su pipa y una nube de humo que sube al firmamento....."Hace no mucho, fui con mi tío a visitar a Feriblan "El Loco", como suelen llamarlo, a la ciudad portuaria de Reme, donde nos conocimos. A mi tío le gustaba visitar a ése viejo chocho, pero yo odiaba visitarlo, me daba mucho repelús....bueno, más que él.... su aprendiz...Vortigern....y su familiar, un cuervo enorme llamado Garra. Así que, como siempre, me las ingenié para dejarlos a solas y me escabullí de Vortigern, para poder entretenerme con los diversos libros y rollos de pergamino con hechizos e historias más que interesantes que tiene ése viejo en su casa...tiene una de las colecciones de escritos y libros más comentadas de los alrededores por los usuarios del arte, en eso tengo que darle mi reconocimiento." de nuevo...otra chupada a su pipa y otra nube de humo......

"La cuestión es que mientras estaba cogiendo un rollo, una caja de uno de los estantes cayó y al ir a cogerla tropecé y me golpeé con el mueble...produciéndose un ruido hueco en su parte trasera. Encontré un compartimento secreto con un pergamino enrollado de aspecto muy antiguo y una pieza de "algo" envuelta en seda, podréis imaginar mi sorpresa y excitación en cuanto me dí cuenta que había encontrado algo que llevaba mucho tiempo escondido sin que nadie se hubiera percatado....rápidamente lo escondí entre mis ropajes y me lo llevé. Sí, me lo llevé....y no se hable más del asunto. El viejo chocho está loco y casi ni se acuerda de que tiene que ir a mear, y su aprendiz...bueno..ya llegaremos a eso..." de nuevo...se lleva la pipa a la boca y sigue hablando......

"Una vez en lugar seguro, pude inspeccionar ambos objetos...el pergamino era una carta, y la pieza....un amuleto."

Corian pega una gran calada a la pipa y os mira por encima de ella, esperando algún tipo de reacción o comentario por vuestra parte...

La reacción de Ulthor fue tan característica de él que sólo se notaba si uno lo conocía mínimamente: se cruzó de brazos a la expectativa, esperando a que los demás dijeran su parte antes de decidirse a abrir la boca o no.

Hasta el momento parecía que el jefe por fin había tenido a bien asincerarse y nos revelaría cosas que no había querido revelar por cautela con antelación. A ver si era verdad y no se dejaba nada en el tintero.

El arquero se quedó allí plantado, de pie, con los brazos cruzados, con su expresión neutra y vigilando como un halcón la conversación.

Supongo que el amuleto o la carta tienen algo que ver con la torre, y que su aprendiz quiere recuperar "lo que es suyo" y por eso nos lo cuenta, ¿no?.

Si era como había deducido podría recortar esa incomoda conversación al minimo.

Tipico de magos, robarse unos a otros....

Sapo esquivo la mirada de Corian como si de una saeta envenenada se tratase. La historia de su nuevo "jefe" le retrotrajo a su llegada a Reme.

- ¡Reme! jijijiji.- En la especial mente de Sapo se formaban multitud de interrogante que preguntar al mago pero era incapaz de ponerlos en orden y formularlos como una persona normal. Así que le entraba la risa floja. Hizo complicados cálculos e hipótesis y llegó a la conclusión de lo que debía decir. Como un loro repitió el anuncio que Corian había puesto a la vista de todos en Reme, en la taberna, donde incluso aquel mago loco y su discípulo podrían haberlo visto y, por lo tanto, sospechado algo.- Se busca la ayuda de aguerridos aventureros que estén dispuestos a unirse a mi expedición a la torre abandonada de un mago. Prometo una división equitativa de todo el oro encontrado. Razón: Preguntar en "La estirge sedienta" por Corian. - Sin duda aquel anuncio habría alertado, o al menos, picado la curiosidad de ese tal Vortigern.

Tenía una irrefrenable necesidad de ver aquel amuleto y el pergamino por lo que empezó a balancearse de delante a atrás y viceversa, golpeándose un lado de la cabeza con los dedos de su manita hasta que no pudo más.-¿Dónde está el pergamino y ese amuleto? ¿Puedes ponerlo aquí?- Señalaba delante de sus narices. Vamos que quería echarles un vistazo.

Estragón declinó el ofrecimiento de la pipa de Corian. ¿Estamos locos o qué? Eso es fatal para el corazón. El rollizo mestizo, por contra se metió la última salchicha grasienta en la boca, entera, y masticó y tragó hasta disparar sus índices de colesterol.

Ay, hígado de pato, no me gusta por dónde va esta historia. Si las pistas para llegar a la torre estaban en manos del Feliflán ese, ¿no será que ya lo saqueó de joven, antes de ser un chocho? Jo, no vamos a encontrar nada. Lo sabía.

Pues menos mal que se le ocurrió pedir una recompensa fija independientemente de los tesoros por descubrir. Ahora, por lo menos, tendría su recompensilla asegurada.

Heian Nailo sentía como si se hubiese perdido un capítulo de algo. Y luego se dio cuenta de que no había estado con el grupo desde el principio y por eso no comprendió mucho de las cosas que dijeron Corian y el resto. A pesar de ello, la idea estaba clara y eso le hizo sonreír a Nailo.

El era un artesano, eso lo tenía claro todo el mundo, de hecho nadie dudaba de él, pero cuando Corian dijo que sustrajo un objeto, a Nailo le evocó una sonrisilla traviesa. Sabía que así empezaban las cosas, que uno comenzaba robando cosas que nadie quería para nada, y que terminaba por entrar en grandes torres de magos, "abandonadas" y queriendo llevarse todo lo que hubiera allí.

Tras las preguntas hechas por sus compañeros, el joven no dijo nada más. Simplemente se limitaría a escuchar gustosamente las respuestas y el resto de la historia.

El mago os miró uno por uno mientras respondíais o expresabais vuestra opinión. La nube de humo alrededor de su cabeza no dejó de acrecentarse conforme exhalaba humo por su nariz o por la comisura de sus labios.....

"Rhaisel.....sí y sí.....tanto el amuleto como la carta tenían que ver con la torre....y tú.....pequeño "Sapo"..." le dijo al pequeño Gnomo, mientras éste se golpeaba la cabeza con los dedos..."....deja de hacer eso..." 

Con cierta reticencia, sacó de entre sus ropajes un amuleto* redondo de color plateado con extraños símbolos y se lo enseñó al Gnomo. "Éste es....y sí, tiene magia en su interior, antes de que me lo preguntéis...el tipo de magia que nos hará ganar dinero."  Tras haberlo enseñado, lo volvió a guardar entre sus ropas, girándose para mirar a Estragón y contestarle de forma bastante brusca..."pues da por hecho que "Feriflán" no ha ido y que sea lo que sea que haya, es nuestro."  

Tras rebufar un poco, vuelve a su historia..."bueno...no hay mucho más que contar...la cuestión es que éste amuleto nos dará paso a los tesoros de la torre y que por fin estamos a salvo...." termina de decir, mientras estira los pies hacia el fuego y da otra larga calada a la pipa....

Mientras estás con los brazos cruzados, escuchando la historia, por el rabillo del ojo te parece ver un ligero movimiento al otro lado del camino, en las zarzas que hay enfrente....

Al girarte, ves un enorme cuervo, el más grande que has visto nunca, que está en una de las ramas más gruesas de la zarza, que está ligeramente doblada por el peso del animal, mirando hacia vosotros, con sus dos ojos rojizos mirandoos con una inteligencia destilándose en ellos y una maldad tal, que no puedes evitar sentir un escalofrío que recorre tu espalda de abajo a arriba......

Ese cuervo....te parece imposible, pero por su forma de mover la cabeza y la posición de su cuerpo...jurarías que está escuchando lo que decís...y su mirada te dice el resto....te dice....que lo comprende....

Uuuuuy... No sé yo si aquí cada uno ve lo que quiere ver. Intuyo que el pergamino no nos lo vas a enseñar, ¿cierto? Bah, qué más dará. Seguro que está escrito en "mago"-dice como si existiese tal idioma-, y no se entiende ni papa.

Los ojos de Estragón empezaron a abrirse como platos a la vez que se daba cuenta de algo. Empieza a señalar con su índice tembloroso a Corian.

¡Tú! ¡Tú sabes el porqué de la lluvia, las piedras y los leucrotas! Acabas de decir que "por fin" estamos a salvo. ¿Cómo sabes que por fin estamos a salvo? ¿Por qué ahora sí estamos a salvo? ¿Qué es lo que nos perseguía?