Partida Rol por web

Ulblyn fue contestando ante vuestras preguntas:

¿Tienes alguna ligera idea de lo que esperas encontrar allí?

No, me temo que no. Mis amigos no se han atrevido ir más allá. Sólo os puedo decir que no será fácil, allí rondan criaturas peligrosas.

¿hay algo que realmente le interese?

Es lo que quiero que descubráis. Entre otras cosas, quiero saber si allí está realmente la tumba de Vórbyx. Si es la atalaya de la leyenda, creedme que puede contener muchos tesoros.

¿Y la llave? ¿Qué tiene que ver la llave con ese Vorbyx y esa supuesta atalaya?

Mi querido amigo, ¡la llave abrirá la puerta de la atalaya! Bueno, siempre y cuando se mantenga en pie y no esté destruída. No será una puerta visible, estará oculta, si no alguien ya la hubiera abierto.

¿Sabe algo más de ese atalaya? ¿Alguna leyenda o canción que lo menciones? Las historias que se transmiten con la tradición siempre portan algo de verdad entre sus palabras

Mmm... Me temo que no. Si ha habido alguna canción, se ha perdido. La información que os he dado es la única que he sido capaz de reunir.

Viendo la escasa información con la que contaba Ulblyn, parece que no había mucho más que sacar de aquí. - Nos moveremos en terreno peligroso. Será mejor que os preparéis bien. En cuanto estéis preparados partimos para allá.

Evidentemente no entiendo, esta es la misión más extraña que hemos tenido, no busca nada en especial, solo saber si  esta la tumba, no nos pide que le traigamos nada de nada... es raro. Gato encerrado, es... extraño pasar por todo eso solo para ver si...

Disculpe señor, pero no puedo dejar de notar que esta vez somos mas lo que me hace pensar que nos enfrentamos a un peligro mayor, ¿sabe si alguien custodia esa morada? y otra cosa,  ¿necesita que le traigamos alguna prueba de que encontramos o no la tumba?
 

Espero a que se acaben de solucionar las últimas dudas y a que el señor Negroalciervo nos indique la dirección a seguir para alcanzar el altiplano. Por lo demás, ya sólo queda ir a por mi montura, algo para el viaje, y podemos partir en cuanto estemos todos preparados.
 

Soy algo más que un simple comerciante, lo sabéis. Me gusta la investigación y la historia, por eso os encomiendo esta misión. No se si habrá algún custodio, así que Nicky tiene razón, tendréis que ir preparados. Si me presentáis alguna prueba de la existencia de la tumba, os lo agradeceré, pero contadme todo lo que veáis. ¿Alguna pregunta más?

Celion asintió tras escuchar las escuetas explicaciones de Ulblyn. -Bien, pues será tarea nuestra el poner voz a las silenciosas historias que oculte el atalaya.- Comentó con una sonrisa sincera en su rostro. En ningún momento dejó de ser consciente de los peligros que podrían haberse asentado en aquellos parajes y mucho menos de los secretos centenarios ocultos allí. Pero desentrañar los misterios ocultos en tierras desconocidas resultaba un eficaz aliciente. El elfo había aprendido a valorar el conocimiento inherente a todas las cosas. Había llegado a comprender y sintonizar con la misma esencia de la naturaleza. Pero el entramado de la vida estaba formado por todos los seres vivos y la impronta que ellos dejan sobre el mundo que habitan. Y aquel atalaya era una huella que la historia había dejado.

El druida acarició la cabeza de Huine. -Nosotros ya estamos preparados.- Se atrevió a hablar también por su hermana, pues ellos siempre viajaban con lo necesario. Hizo un gesto a su compañero y éste salió de la tienda con paso ágil. -Por mi parte no hay ninguna duda más.- Dijo como respuesta a Ulblyn. Les habían dado la llave de un lugar del que debían averiguar todo lo que pudiesen. La misión sonaba sencilla pero, por norma general, es suele conllevar complicaciones a menudo inesperadas si uno cometía el error de confiarse ante la aparente facilidad de un encargo.

-¿Por donde debemos de ir para llegar a la Atalaya? Porque ha dicho que habrá peligros y tal, pero no ha mencionado por qué dirección deberíamos de buscarla, quitando eso, yo estoy preparado.

Tenía su montura, tenía su espada y sus jabalinas, tenía su lanza de caballería nueva y su armadura nueva, así que estaba todo lo preparado que podía llegar a estar en combate, y eso es lo que hacía él.

La Atalaya está situadoa a unas 40 millas al noreste de Mélvont. La entrada es una pequeña meseta de piedra caliza que se alza unos 60 pies por encimade los pantanos que la rodean. Si realmente es la Atalaya de Vórbyx, veréis su ventaja: Es una posición fácilmente defendible y además su proximidad al mar de la Luna y a los senderos que conducen al este la convierten en una opción fácil para una retirada rápida si era necesario. Las tierras que rodean el altiplano son relativamente llanas en dos millas a la redonda, lo cual hacen extremadamente fácil detectar cualquier movimiento. Lo malo de esa posición es que es un lugar que resulta muy evidente, no es posible permanecer en él demasiado tiempo de una manera discreta.

Y con esa información, partísteis tranquilamente a ese lugar. El viaje era largo, pero os permitió hablar entre vosotros, crear una confianza, al menos la suficiente para saber que en el combate no os mataríais los unos a los otros.

Tal y cómo os había informado Ulblyn, la entrada en el altiplano resultó sencilla de ver. Observásteis cómo desde allí se podía vigilar hasta donde vuestra vista llegaba sin ningún tipo de problema. Un lugar totalmente estratégico.

Una rampa desciende abruptamente desde una fisura en la base del altiplano hasta el interior de una gélida caverna. Una depresión cerca de la entrada está llena de pedazos de tela, follaje y otros materiales, que parecen formar un nido.

Bueno, la diversión se terminó. Digo montando a mi caballo.  Espero que no haya llorones en este viaje y si tienen buen ojo lo usen, algo me dice que tendremos un camino dificil...

No pregunto más, y me subo a mi caballo a espera del resto.

Sin nada más que añadir ni preguntar a Ulblyn, partimos hacia el lugar donde supuestamente estaría la atalaya. 

Cuando estamos llegando me adelanto al grupo para observar las inmediaciones, con intención de asegurar que no hay ningún peligro rondando por el lugar, ya sea en forma de trampa, emboscada o depredador. 

El camino transcurre con tranquilidad y aprovecho para entablar conversación con los dos de mi raza para irnos conociendo mejor. En ella intento disipar los temores que aún puedan tener sobre nuestro compañero semiorco, el cual nos ha demostrado tener muy poco -nada, mejor dicho- de la maldad propia de su media raza.

Finalmente divisamos el altiplano tal como nos dijo Ullbyn. Tras un pequeño reconocimiento de la zona, avistamos una entrada en la roca a la cual se accede por una fuerte bajada. Intrigados por dónde llevará aquello, nos paramos justo antes de la rampa, para cerciorarnos de que no haya peligros.

- ¿Vamos allá, compañeros? -pregunto, por si acaso. Si nadie se opone, será cuestión de llegar hasta abajo, aparcar los caballos y meternos en la cueva, a ver qué se guisa.

Celion escuchó atentamente las últimas indicaciones que Ulblyn tenía que darles antes de iniciar el viaje. Cualquier otra duda o misterio que quisieran formular o desvelar, debían hacerlo ellos mismos en aquel lugar de leyenda. Desde luego la misión parecía basarse en la incertidumbre y en la satisfacción de una curiosidad que, en cierto modo, el druida compartía.

El grupo partió sin más demora para comenzar un viaje que resultó bastante tranquilo a pesar de las tensiones iniciales entre los dos mestizos. Durante la travesía, Celion conversó con Relüe y se mostró amable y conciliador al tratar de limar asperezas entre Thokk y Nicky. 

Pronto llegaron hasta el lugar indicado por donde accederían. Huine miró al druida y esperó a una indicación para adelantarse y explorar a una distancia prudente. Celion hizo lo propio desde la posición en la que estaban tratando de observar el paisaje que se mostraba frente a ellos e intentando captar el más mínimo detalle.

La cueva no deja de ser una cueva. Entráis lentamente, pues no sabéis lo que os podéis encontrar allí. Un siseo a vuestra derecha os avisa de que, en la depresión que hay al lado de la entrada, hay algo o alguien que os ha visto y os está observando.

Al fondo, a la derecha, un pasillo ascendente parece que comunica con una sala superior.

Entro lentamente haciendo silencio, algo me dice que  es posible que no estemos solos, esto me hace sentir algo intimidado, así que lentamente como buen ladron entro buscando algo que sea una amenaza.

Thokk se mantuvo callado durante todo el viaje, cabalgando al mismo ritmo y tranquilo, moviéndose sobre su montura con una facilidad extraña para uno de su raza, al menos sobre un caballo. 

Cuando se adelantó la mestiza, simplemente la siguió con la mirada, vigilando que no fuera emboscada o la ocurriera algo. No la tenía mucha estima, pero no caería por que el semiorco no hiciera nada, de eso podían estar seguros.

Cuando llegaron a la cueva, y entraron, Thokk desmontó y desenvainó el mandoble que portaba a la espalda- Si encendéis alguna antorcha que sea detrás de mí -dijo mientras se adentraba. Esperaba sacarle todo el partido posible a su visión en la oscuridad.

- Hay alguien ahí... -señalo en susurros en la dirección desde donde se ha escuchado el siseo. Pongo alerta mis sentidos y miro en esa dirección, a ver qué soy capaz de distinguir en la penumbra de la cueva.

Dos pequeños lagartos del tamaño de un perro terrier aparecen. Tienen la cabeza con forma de bala y lucen un par de cuernos, de gran tamño, que se curvan hacia atrás desde ls lados a modo de orejas puntiagudas. Una estructura similar aparece en el extremo de la cola. Sus cuerpos tienen pequeños destellos de electricidad.

Nada más veros, una de ellas carga contra vosotros
 

¿qué son esas malditas cosas?

Digo dando pasos hacia atras y lanzandoles una fecha, esperando darles en la cabeza.

Me fijo en las criaturas que aparecen y trato de recordar si se algo se acerca de estos peculiares reptiles.

- No parece que tengan buenas intenciones. Atacad!