Partida Rol por web

Celion contempló como aquellos reptiles se abalanzaban sobre ellos a toda prisa con demasiado ímpetu. En cualquier otra situación, el druida hubiese intentado amainar el comportamiento de aquellas bestias. Pero estaba en una tierra desconocida y sus compañeros ya habían echado mano de sus armas. -Huine, tiraccë*.- Ordenó en su lenguaje natal al lobo y éste mantuvo una posición en guardia a su lado. El elfo a su vez sacó su arco cargando una flecha con suma rapidez y tensó la cuerda con un fluido movimiento. Al igual que su hermana, Celion dejó volar su flecha para detener el avance de aquellos lagartos.

Mientras mis compañeros se distraen abatiendo a los lagartos que han aparecido entre las rocas, doy un paso atrás para colocarme tras los arqueros y del bueno de Thokk, antes de que se líe a espadazos.

Murmuro unas palabras aprendidas y, por un instante, mi contorno reluce con un brillo intenso para, acto seguido, desvanecerse sin que pueda apreciarse a simple vista. Es posible que las entrañas de estas tierras estén llenas de bichos inesperados, y no quiero que me cojan desprevenido.

Thokk vio venir a esos pequeños seres, pero optó por no atacarlos el primero por el hecho del beneficio de la duda, si huían no tendría que matar seres, pero al atacarles no le dejaron opción. Con un movimiento diestro y teniendo en cuenta el espacio del que disponía, el semiorco blandió el espadón con soltura y habilidad lanzando un golpe bastante certero hacia uno de esos pequeños lagartos.

El lagarto se acercó peligrosamente a vosotros, pero Thokk avanzó para ponerse a su altura y... Le cortó la cabeza. La energía azul que emitía se apagó al momento, provocando unos chillidos proveniente del otro lagarto que, furioso, se acercó, más cauto que el anterior, hasta Thokk, pero no lo suficientemente cerca para que éste no pudiera rebanarle el pescuezo. Allí, lanzó un rayo azulado hacia Thokk.

Mientras Reluë protegía su cuerpo con una magia azulada, los demás lanzaban sus flechas contra el lagarto. Excepto una de las de Lordo, las demás chocaban contra una especie de campo de energía eléctrico, que hacían que se desviaran de su destino.

Estas criaturas pueden generar potentes descargas eléctricas. Prefieren condiciones cálidad y húmedas, y a menudo acechan en pantanos, orillas a la sombra de los árboles y cuevas llenas de agua. Generalmente no atacan ante una criatura mayor que ellos, y si están en soledad salen huyendo, pero no es el caso de estas dos criaturas.

En combate, este lagarto confía en sus aptitudes eléctricas. Tiende a morder cuando su rival ha caído inconsciente o cuando parezque que sus rayos no surten efecto.

- De dónde demonios han salido estos bichos? - comento sorprendida al ver las extrañas capacidades que poseen los lagartos. Sin pararme a pensar demasiado tenso otra vez el arco y una segunda flecha sale disparada contra el lagarto que queda en pie.

Celion no tardó en identificar a la pareja de animales que los habían asaltado. Sobretodo después de ver al que quedaba con vida en acción. Frunció el ceño ante el hecho de que aquellos lagartos se hubiesen atrevido a atacar a un grupo más numeroso que ellos y siendo también seres de mayor tamaño. Aquello no era lo habitual... Pero ya habría tiempo para discutir ese asunto. -¡Cuidado con esos rayos! Todavía puede lanzar más.- Advirtió tras ver como uno de dirigía hacia Thokk. 

El druida dirigió una breve mirada a su compañero. -¡Huïne, pellyë!*- Ordenó al lobo gris, que corrió describiendo un arco alrededor del lagarto. Celion colocó una flecha nueva en su arco y apuntó de nuevo. En cuanto creyó tenerlo a tiró, liberó la cuerda para dejar que el proyectil describiera su trayectoria.

Maldita mala suerte esta cosas parecen ser muy fuertes, cómo demonios luchamos contra ese campo que chispea... es como fuego, digo alarmado ¿alguien tiene agua?..

Digo tras lanzar  dos nuevas flechas, lo único que tenia liquido era un ácido pero no sabía si ayudaría.

Una vez que me siento protegido -por el escudo mágico y mi posición en retaguardia- miro al lagarto chisposo que queda y escucho la petición de Lordo.

Agua en estado líquido no, pero quizás no le siente bien a ese bicho algo de frío, acostumbrado a vivir rodeado de ese manto eléctrico.

Consulto mi libro de hechizos, lo vuelvo a guardar para tener ambas manos libres y murmuro una retahila escrita en el epígrafe titulado 'Rayo de Escarcha'. Siento como la humedad ambiental se condensa y crepita entre mis dedos y en el momento adecuado extiendo los brazos en dirección a mi objetivo. Un flujo helado cruza la caverna hasta impactar con la coraza chisporroteante de rayos, con la esperanza de que la mezcla no acabe de sentarle bien.

Con un golpe bien dirigido, el semiorco decapitó al primer lagarto, pero en ese momento apareció un segundo y no podía esperar a actuar. En cuanto pudo, lanzó un segundo ataque contra ese pequeño ser, con ganas de acabar con él e intentando evitar el fuego amigo y esos malditos rayos que lanzaba.

Thokk se movió con velocidad, a pesar de su gran tamaño, para evitar el ataque del lagarto, aunque una parte si le impactó. Pero eso no le iba a detener, como ya había demostrado en otras ocasiones. El grandullón aprovechó su movimiento para acercarse hasta la criatura. De un mandoblazo, ensartó al lagarto en su espadón. La criatura dejó de resplandecer cuando exhaló su último aliento.

Algo me dice que así se mueren estas cosas y que no seran las únicas que veamos. Digo en murmullos. debemos buscar un camino... no hemos visto bien el alrededor.

Prendo una de las antorchas.

Luz para nuestro camino

Celion relajó la cuerda de su arco justo antes de liberar su flecha al ver que Thokk acabó con el lagarto sin el menor problema que un ligera descarga eléctrica. El rostro del druida mostraba una expresión preocupada mientras trataba de hallar el motivo por el cual aquellas dos pequeñas criaturas se lanzarían al ataque de esa manera. 

El elfo dio unos pasos rápidos y ligeros hacia el cadáver de uno de los reptiles. -Este comportamiento es extraño en estos animales...- Dijo por fin tras un instante de reflexión. -Normalmente atacan a presas más pequeñas y siempre en ventaja numérica. Algo ha nublado el juicio de estos seres. Deberíamos andar con más cuidado a partir de ahora.- Aconsejó el druida tras inspeccionar brevemente el cuerpo de los dos lagartos. 

Finalmente mi hechizo se ve interrumpido por el salvaje ataque del grandullón, haciendo esfuerzos por retenerlo entre mis dedos para que no impacte con Thokk que se interpone en el camino. Con la sensación que me queda de tener las manos heladas por el intento, aprovecho la luz de la antorcha que prende el mediano para echar un vistazo a la sala.

- Allí hay una salida de esta sala. -les digo, señalando un pasillo que sube hacia otra pequeña entrada en la roca.

-Vosotros intentar comprender por qué hacen lo que hacen que yo me encargo de mantenerlos a raya -comentó el mestizo mientras limpiaba la espada con un trozo de tela- ¿Seguimos?

En los lagartos no había nada extraño. Ningún rasgo físico que los delatara como una variante de la especie ni nada por el estilo. Lo único que se te ocurría para esa reacción es la agresividad que se viviera en esa zona. Eran criaturas muy territoriales y quizá había otras de similiares características en esa atalaya.
 

Una rápida mirada te hace descubrir que en el techo de la cueva hay dos grupos de una docena de agujeros.

Además, en el nido de los lagartos encuentras 127 piezas de oro, 86 piezas de plata, un colgante de oro y un rollo de pergamino

Mientras Relüe investiga por la cueva, los demás os aproximais al único camino posible a tomar. En la posición contraria a la entrada, una apertura da paso a una rampa inclinada que asciende.

Le hecho un vistazo al rollo que me he encontrado, con la emoción de descubrir si se trata de algún texto arcano o simple lírica sin importancia.

Y, de paso, no dejo de mirar de reojo esos agujeros del techo, no vayan a ser una trampa.