Partida Rol por web

En el mismo momento que las luces danzantes giran con su magnífica danza alrrededor de los capullos, cuatro pares de ojos se iluminan en la oscuridad, pero no son los únicos. en total 24 pares de ojos brillantes os miran con intensidad desde arriba, centenares de ellos, diminutos como pequeñas estrellas corretean por los árboles mientras bajan al suelo, hacia vosotros, y en la propia abertura asoman unas enormes patas peludas deslizando un cuerpo tan grande y con tanto silencio que ni siquiera espanta el canto de  los grillos pareciendo casi imposible que sea capaz de entrar en ese agujero. 

Descuida, yo te cu... ¿Pero qué demonios? ¡Arañas! ¡Arañas! - Exclamó cuando las luces que el pequeño hombrecillo había conjurado subieron hacia los árboles, revelando la presencia de un enorme ejército de arácnidos - Mierda,  matad a la grande y gorda, y rezad por que las demás salgan despavoridas.

Pero las arañas más grandes le habían pillado por sorpresa, y no pudo hacer nada antes de que éstas llevaran a cabo su ataque.

- ¡Juro por Tempus que unas arañas no acabaran con nosotros! - grito Xiombarg mientras se abalanzaba contra el horrible ser que habia salido del agujero.

Gerbo no tuvo tiempo de llevar a cabo su plan, ni siquiera había llegado a ponerse el equipo de escalada, las luces mágicas habían revelado a los ocultos atacantes. Tenía todo el sentido del mundo, aquellas arañas debían pensar que les iban a quitar la comida, pero se equivocaban, lo que realmente querían los aventureros era... ¡Abrirlas en canal!... ejem, bueno, y luego rescatar a los aldeanos secuestrados, claro.

El ambiente se caldeaba y allí parecía que cada uno quería hacer la guerra por su cuenta, de modo que Gerbo, en calidad de líder (puesto que por otra parte se había ganado a pulso gracias a sus actuaciones) se apresuró a poner orden.

- ¡No os disperseis! - gritó, principalmente para tratar de frenar al bárbaro que se iba a lanzar al ataque de un momento a otro.- Formad un círculo alrededor de nosotros - se refería al elfo y a si mismo.- Si nos dispersamos estamos perdidos.

Una vez más otra emboscada caía sobre el grupo. Sin duda ese bosque era un lugar terrible para cualquier hombre, o bestia, descuidado.

Los movimientos de las ramas que les rodeaban resultaron ser arañas. Muchas arañas. Algunas grandes, otras más pequeñas, pero todas ellas potencialmente peligrosas. Su maza volvía a temblar en su mano, esta vez por Pelor que debía de ser efectivo en el combate. Los artrópodos superaban al grupo en número y quizás incluso en potencial, si estas tenían veneno. Con una rápida plegaria a su dios, Gael se preparó para el combate. Esperaba que sus rezos llegasen a su dios, aunque parecía que la distancia entre planos era demasiado grande...

Cuando el gnomo lanzo su conjuro aparecieron la multitud de arañas que nos vigilaban y nos acechaban, presto nada verlos, ya sea por reaccion al miedo o por instinto de supervivencia mas basico, cogi mi escudo y me lo puse y al tener ya la cuchilla materializada me dispuse a agruparme con el con el resto del grupo.

Porque hay tantas arañas, ¿porque?- dije ya un poco hastiado mas que aterrerizado.

La gran araña se abalanza hacia Sir Genericus pero Garañón gira impidiendo que sus mandíbulas alcancen la presa.

Las arañas están encima vuestro antes de que os deis cuenta pero reaccionais a tiempo gracias al conjuro de Gerbo, que ilumina la zona con luces y sombras.

Para matar a la araña enorme primero habria que acabar con sus sirvientes mas pequeñas asi que el norteño lanzo un espadazo hacia la que le impedia le paso.

Con gran valentía el caballero alza su sable cortando de un tajo una de las patas de la gran araña.

Arañas de nuevo.

Gael no era amigo de las arañas, pero tras el susto inicial, se repuso con rapidez. Asió con fuerza su maza de armas y comenzó a blandirla con fuerza.

La cosa se había puesto fea y Gerbo se había visto rodeado por un montón de arañas nada amistosas. Tras un rápido vistazo al campo de batalla decidió que Gael podía apañárselas perfectamente con la araña que tenía justo al lado, de modo que retrocedió un paso hasta que su espalda casi tocó con las piernas de Sir Genericus. Se encontraba en una buena posición, protegido por el clérigo y el caballero.

Sacó su fiel cuchillo y trató de apuñalar a la araña con la que combatían Cyrus y Ect. No quedaba muy claro si a las arañas se les podía "pillar por la espalda" pero el gnomo pensó que seguramente en aquel enorme saco peludo del que salían las patas se encontrarían la mayoría de los órganos vitales de aquel bicho, de modo que lanzó su ataque buscando un punto débil.

El mago comienza a recitar un extraño conjuro elevando el tono de voz en medio de la lucha. Sin aviso una lluvia de piedras cae inesperadamente sobre las arañas que hay entre el bárbaro y Cyrus. Saltan trozos de arañas por todos lados y la grande que colgaba de su hilo cae al suelo maltratada por una lluvia de golpes.

Con mi hoja materializada y con el subidon de adrenalina provocado por el miedo a las repulsivas bestias, consigo el punto de valor necesario para lanzar un tajo a la araña situada a mi espalda consiguiendo acertarle.

La cuchilla psiónica impacta en la araña que se agita frenética mientras intenta no dar un flanco vulnerable.

Las arañas pequeñas pasan casi desapercibidas en medio del combate y aprovechan la oportunidad para trepar por las piernas y el cuerpo de sus atacantes. Colándose entre los pliegues de la ropa y armadura consiguen morder a Cyrus y Ectherios aunque el mago no da indicios de estar envenenado.

La araña monstruosa decide que ya a tenido suficiente y retrocede hacia atrás hasta su madriguera, mientras las otras la cubren.