Partida Rol por web

Una de las arañas alcanza al mago. El mordisco inyecta una cantidad de veneno que circula ya por su sangre.

El retroceso repentino y el avance de las arañas cubriendo la retirada de "la madre", evitaron que el sable de Sir Genericus volviera a actuar. Pero no impidió que avanzara con Garañón para pisotear las pequeñas arañas pilosas.

Xiombarg lanzo un nuevo golpe con su mandoble pero acostumbrado a enemigos de mayor tamaño volvio a errar en su intento - ¡Por los dioses que sois escurrizidas pero juro por Tempus que caereis! -

Un nuevo ataque y un nuevo fracaso. Los nervios de Gael comenzaban a estar a flor de piel. ¡Pero qué demonios ocurre!

Gerbo se sitúa detrás de Gael y Genericus intentando pisotear las pequeñas arañas.-¡Malditas Arañas!

Con soltura da un largo paso hacia atrás, ahora cinco pies le separaban de la araña que le acababa de morder. Un sudor frío le recorrió la espalda, notando el escalofrío del veneno que la araña le había inyectado la misma araña de la que se alejaba, una gota de sudor helado le llegó a la nariz y cayó al suelo, bañando la tierra.

Sacó una flecha apresuradamente, se escuchó el sonido de la punta de la flecha rasgando por dentro el cuero del carcaj, luego cómo se quejaba la cuerda al ser tensada, y la madera al ser doblada. El elfo apuntó entre los muchos ojos de una de las arañas medianas, la misma que le había mordido y la flecha salió a toda velocidad, ensartando a la araña, la cual dobló sus peludas patas al recibir el flechazo.

La punta sobresalía del vientre de la araña, y de el mismo agujero emanaba un líquido entre amarillo y verdoso que comenzaba a regar el terreno.

Me preparo para atacar con de nuevo a aquella criatura infecta pero esta vez el miedo me juega una mala pasada y justo cuando iba a lanzarle el ultimo tajo se movio lo justo para pensar que me iba a ataquer y por ello intente defenderme fallando tanto en la defensa como en el ataque.

Las pequeñas arañas se desplazan bajando desde los árboles hasta el suelo y corren a gran velocidad hacia su nueva víctima. El bárbaro se mueve deprisa y consigue evitar que se suban en él.

La araña se siente indecisa ante la huida de su progenitora concediéndote una oportunidad de que tu maza pruebe la justicia de tu Dios.

El ataque de la araña había fracasado y Gael sintió la oportunidad de golpearla con fuerza y así lo intentó. Esta vez, Pelor le sonreía y golpeó a la araña, aunque su falta de confianza por los fracasos anteriores le hicieron golpear sin decisión.

Sir Duncan baja del caballo y comienza a dar sablazos a las arañas pequeñas hasta que la fatiga se apodera de su brazo.

Xiombarg gira el mango del espadón un cuarto de vuelta para aplastar arañas con el lado plano pero se le escapan.

Gerbo continúa apuñalando el suelo aquí y allí sin pillar ninguna araña. 

Apuñalando arañas y sableándolas contra el suelo. Ni era efectivo, ni era digno ni estaba ayudando a que su espalda y él se llevasen a buenas ahora mismo. Gruñó mientras le caía el sudor por el rostro.

-¡En serio! Si esto no fuera tan peligroso, parecería ridículo.

Las pequeñas arañas correteaban y saltaban a cada golpe que intentabais darlas. Mientras una de las grandes manaba un líquido blancuzco por varios cortes y se retiraba sin perder de vista a Gael. 

El elfo da un paso hacia atrás, alejándose de las pequeñas arañas; en otro tiempo había conocido arañas del mismo estilo, domesticadas por los magos como animales de compañía y familiares, pero estas arañas eran salvajes, rabiosas, no temen la muerte.

Desde la distancia carga una flecha en su arco y apunta a una de las arañas que tiene enfrente, contra las que está luchando Sir Genericus, y la ensarta con ella, levantándola un palmo del suelo.

El gnomo seguía intentando deshacerse de aquellas molestas arañitas, pero estaban siendo más escurridizas de lo que habría podido llegar a pensar. Por el momento había tenido suerte y no habían conseguido alcanzarle, cada vez que una de ellas comenzaba a subir por sus ropas se la sacudía rápidamente de un manotazo. Lo había hecho al menos en tres ocasiones pero aquellos bichos no dejaban de salir.

- ¡Arghh! - exclamo después de enviar a una de ellas al infierno de un manotazo.- ¡Sentid el poder de mi bota, malditas!

Gerbo saltó sobre ellas con el cuchillo en la mano, realizando una especie de baile (completamente improvisado) que tenía como objetivo acabar con ellas, si no eran aplastadas podían ser cortadas... tenía cierto sentido.

Al ver como la araña mediana huia miserablemente del combate y como no seria capaz de alcanzarla antes de que desapareciera de mi vista me decido a dar un pequeño rodeo para poder tener angulo de tiro y lanzarle mi cuchilla mental, con la esperanza de poder darle de lleno y acabar con ella, pero lamentablemente el peso del escudo me hace desequilibrarme y perder un poco de precision, por lo que la hoja se clava a escasos centimetros de una de sus patas.

- ¡Arañitas del demonio largaros de aqui! - grito el barbaro mientras hacia enormes aspavientos con su mandoble para mantener alejados a los pequeños seres de ocho patas.