Partida Rol por web

-Será complicado.-Digo cargando mi ballesta.-Pero creo que podemos hacerlo. 

Miro a los demás, una vez preparado, y señalo con la cabeza al lugar donde el enemigo espera. 

-¿Listos?-Pregunto sonriente.

Galimatías agitó las alas y se elevó.

Si queréis, podéis esconderos tras las columnas. Yo iré hasta ellos y les atraeré aquí, y les atacaréis por la espalda. ¿Os parece?

Extiende tus alas y ataca desde el aire, nosotros iremos desde abajo. 

Elvar miró a Redi, cuando carguemos empieza con tu canto y quédate pendiente de la retaguardia. Si vienen refuerzos nos avisas, que no nos cojan desprevenido.

Bien, ¿preparados? A la carga entonces.

Elvar se dispuso a entrar en combate

Galimatías se elevó en el aire, batiendo sus alas. Estaba preparado para el combate.

Xaod y Nierethi se miraron el uno al otro, y ambos salieron huyendo como niñas sin decir absolutamente nada. Dejando allí solos a los cinco aventureros. Aquel templo que rezumaba maldad por cada poro de su piel estaba infestado de trasgos, al menos aún parecían estar distraídos y sin mucha ganas de entrar en combate, pero en cuanto les vieran la cosa sería diferente.

Ante la huída de Xaod y Nierethi, Galimatías negó con pesar. El que parecía un ladrón le daba más igual, no siendo así con el paladín. Parecía tan seguro de sus convicciones, que no entendía por qué había huído. ¿Demasiada maldad para él? Estaba claro que los humanos no podían dedicarse al bien mayor.

Centrándose en su problema actual, Galimatías contempló lo que les esperaba. Ahora quedaban 5 solamente, y la compañía de trasgos les superaban en 2 contra 1. Un ataque directo era demasiado complicado para que acabaran con todos, pero si empezaban a mermar sus filas...

Viendo que era la mejor opción, Galimatías sacó una varita. No era poderosa, lo sabía, pero esperaba vencer a uno o dos antes de que llegasen hasta ellos.

Elvar decidió sacar su arco y aguardó a tener a alguno de los trasgos aquellos a tiro. Parecía que no se habían percatado de su presencia todavía, así que disparó y se preparó para desenfundar sus espadas.

Berio se escondió detrás de una de las columnas para pillar al que le alcanzase por sorpresa. Elvar descargó la primera flecha sobre uno de los trasgos y éste cayó al suelo inconsciente. Galimatías desenfundó su varita de proyectiles mientras que lanzaba uno de ellos.

Alexis tomó posiciones y se preparó para la lucha junto a Medialuna. El elfo descargó otra flecha de su arco contra el enemigo que tenía justo enfrente y lo eliminó del mapa.

Justo un instante antes de que los grandes trasgos se dieran cuenta de su presencia, Elvar logró descargar una nueva flecha más, que como ya estaban sobre aviso falló.

Y entonces los trasgos comenzaron a gritar y a llamar poderosamente la atención. Salieron corriendo y se disgregaron por todo el templo, pero lo más sospechoso de todo era que a pesar de ir armados con sus espadas largas ninguno fue capaz de lanzar un ataque directo contra los invasores. Algo planeaban y seguramente no sería nada bueno.

-No me fío..-Susurro entre dientes.-¿Y si nos retiramos?

Dicho esto, y para no desaprovechar la ocasión, doy un paso a la derecha y disparo un virote con mi ballesta contra uno de los trasgos.

Aún no estaban lo suficientemente cerca para desplegar sus garras o sus alas, así que Galimatías apuntó con su varita a otro de los trasgos, decidido a acabar con esas vidas.

Huiremos cuando sea necesario, no antes respondió con sequedad a las palabras de Alexis

Galimatías descargó un nuevo proyectil contra uno de aquellos trasgos y lo dejó también inconsciente. Alexis dio un paso lateral mientras descargaba otro proyectil que solo rozaba a uno de aquellas criaturas. Berio por su parte se quedaba mirando pasar a los trasgos sin hacer nada para enfrentarse a ellos.

Medialuna apuntó al mismo que Alexis, y entre los dos consiguieron fulminarle. Elvar se quedó ensimismado mirando como el resto de grandes trasgos se dedicaban a abrir todas las puertas del templo, mientras que salían corriendo por los pasillos. Los que iban dando gritos, iban avisando de que había intrusos en el templo. ¡Estaban llamando a los refuerzos!

El resto escapaban los laterales del templo, continuando con los gritos de alarma.

Galimatías vio cómo llamaban a los refuerzos, y cómo los trasgos huían.

Preparáos para lo peor, y no les dejéis escapar dijo, mientras se movía, separándose del grupo, y disparaba a uno de los que se escapaban.

Elvar maldijo para sí cuando aquellos cobardes trasgos huyeron despavoridos dando la alarma por todos los lugares.

No dejó de pasar la ocasión de lanzarle una flecha a uno de ellos y después retroceder esperando a que llegaran esos refuerzos.

Rápidamente, recargo la ballesta e intento disparar a uno de los grandes trasgos, sin embargo mi disparo sale desviado y no consigo acertar a ninguno de ellos.

-¿A alguno le sobra un arco o una ballesta?-Pregunto mirando a Berio que permanece quieto.

Galimatías salió volando para lanzar un nuevo proyectil mágico contra otro de los grandes trasgos que iba en cabeza. Alexis descargó otro virote sin ningún éxito, mientras que Medialuna daba un paso lateral y sufría la misma suerte que el resto. Pero la peor parte se la llevó Elvar, que lejos de acertar contra alguno de sus rivales, por poco se dispara en un pie. Afortunadamente logró esquivar su propio virote en el último segundo. Berio, mientras tanto continuaba viendo pasar a los grandes trasgos sin intervenir en el combate. Parecía que el hermano muerto de Alexis estaba más muerto de lo que todos pensaban.

Los refuerzos de los trasgos salieron de las habitaciones y se prepararon para la lucha, mientras que otros continuaban huyendo para alertar, seguramente a más trasgos. Poco a poco se estaban viendo rodeados y quizá llegaría un punto en que no lograrían sobrevivir a semejante situación. Y mucho menos como siguieran teniendo semejante puntería. Además, muchos de los trasgos parecían estar tomando posiciones estratégicas, colocándose detrás de las columnas para que vuestras flechas fallasen al chocar contra ellas.

Elvar buscó el cobijo de la columna cercana para parapetarse. Después apuntó a uno de los trasgos para atravesarlo con la flecha, pero ellos también habían hecho lo propio.

Galimatías no seguiría al trasgo que acababa de disparar, era absurdo separarse tanto de sus compañeros, así que decidió cambiar de objetivo. Y, antes de que el trasgo que había elegido se escondiera, le apuntó con su varita y volvío a disparar