Partida Rol por web

Observo lo que Ely hace y observo la reacción del tal Rodolfo. Por un momento mi mano vuela hacia la empuñadura de mi espada, pero relajo mi actitud pronto. Ella ha ido hacia el carro, y estamos en medio de un enclave de vistani, no podríamos hacer nada.

Entonces la reacción de Elizabeth me hace arquear una ceja. ¿En serio? Hum... bueno, realmente puede que sirva para que salga de esta. Vete a saber. Pero supongo que estos tipos no vendan su forma de vida. O sí, quien sabe. Ahora sí miro con curiosidad, y también con lago de curiosidad la reacción de don Urik. No sé pero parece que él y Elyzabeth tienen algo que pasa de ser una simple camaradería.

Entreabrió la puerta para echar un vistazo. La mano de Rodolfo se puso sobre la portezuela para que Elyzabeth no pudiera husmear dentro.

¡¿Treinta monedas?! ¡¿Por un carromato?! ¡Vete a tomar por culo! ¡No está en venta!

Elyzabeth había patinado un montón con el precio, pensando que un carromato gitano estaría más cerca de un carro descubierto de dos ruedas que de una diligencia. Un carromato por sí solo podía valer doscientas monedas, y cada uno de los caballos flacos que tiraban de él valdrían setenta y cinco. Quinientas monedas sería un precio más razonable sin saber qué objetos contenían, y mil monedas era el valor que para un gitano podía tener su casa rodante, lo mismo que la choza de un aldeano.

En el breve lapso de tiempo en el que la portezuela trasera del carruaje estuvo abierta, un fuerte olor a ajo le llenó la nariz. La decoración era peculiar... Ristras de ajo colgaban del techo, y crucifijos de madera y símbolos del Lord del Alba se alternaban en las paredes, clavadas con clavos de plata. En el centro del carromato había un ataúd cerrado. Ely a duras penas pudo sobreponerse a la impresión de la escena, sin duda por culpa de las debilidades que le habían otorgado los Poderes Oscuros. Recordó a Morrigan.

Su habilidad para mentir enseguida le permitió recobrar la compostura y seguir actuando como si nada pasara...

¿Qué está pasando aquí?-interrumpió Madame Eva.

La anciana lanzó miradas a Elyzabeth y Rodolfo. Después dió un atillo a Elyzabeth. Contenía cinco perlas, cuatro pergaminos (de santuario, de restablecimiento menor y dos de curar heridas leves) y un montón de chuminadas más por valor de quinientas monedas. Cuando al fin salieron del ambiente de opresión del campamento, suspiraron de alivio. Pero reunirse con Walt y Zack trajo otra sorpresa...

 Nuestro "prisionero" ha despertado.

¡Soltadme! Ngh. ¡Soy Valanthe! ¡Soy un espíritu libre! ¡Pertenezco al bosque! ¡No tenéis derecho a atar a un ser salvaje!

El cuerpo delgado y pálido de la elfa licántropa se retorcía luchando contra las cuerdas que le ataban tobillos y muñecas al palo de porteadores. Walt, al contrario que Zack, se había dado la vuelta avergonzado para no ver la desnudez de la prisionera.

¿Qué está pasando aquí?

Ely no dijo nada. Ni un comentario irónico, ni una burla. Se limitó a tomar el atillo de Madame Eva y, tras ojear su contenido, colocó los pergaminos en minucioso orden*.

-Gracias mi señora- Dijo en tono apagado.

-¿Necesitas componentes de conjuros?- Ofreció al semielfo. Ely trató de acompañar sus palabras con una sonrisa, pero no lo logró. Los últimos combates habían arruinado su maquillaje y su tez estaba pálida, ligeramente verdosa.

Cuando se alejaron del campamento, la muchacha se apoyó en un árbol y vomitó hasta caer de rodillas. -¡Agh. Mucho mejor ahora!- Regresó con mejor color. O al menos, sin ninguno.

-¿Estaré embarazada?- Soltó de repente y disfrutó viendo como todos se miraban entre sí.

Regresó junto a sus compañeros y levantó las manos para contar todo lo que había descubierto -Si me habéis notado rara mientras hablábamos con Madame Eva, es porque trataba de disuadiros de atacar primero a los licántropos. Sé cuando tratan de manipularme. No sabía lo que ocultaba la adivina hasta que miré dentro del carromato- Una mezcla de orgullo y culpabilidad asomó a su propio rostro. Urik creyó ver de nuevo esa mirada que le suplicaba su ayuda, pero la joven se retiró el pelo de su estilizado rostro y se centró en la misión: -En el carro azul había un ataúd rodeado de ajos, cruces y símbolos del Lord del Alba clavados con clavos de plata- Elyzabeth recuperó su mirada felina y levantó el índice –O el señor Richtenov tiene una extraña manera de velar a su difunta esposa, o aquí nuestra queridísima aliada, juega a dos bandas- La clériga esperó a las opiniones de cada uno sobre cómo reaccionar ante el descubrimiento antes de proseguir .

–Antes de intentar nada, debemos prepararnos. Hemos estado a punto de morir en la colina. Primero por no ver en la oscuridad- dijo mirando a Ashlyn, -luego por culpa del fuego y después por los lobos. Necesitamos equiparnos mejor. Superar el último sello y ser más poderosos- Explicó con autocrítica constructiva. –Para el ritual necesitaremos el tesoro que guardamos en la mansión de Irina, pero no podemos ir a Barovia con el licántropo. Curaré a Irina y después iré a por Strhad. Si luego queréis ir a por los lobos, me apunto encantada, pero en ese orden- Subrayó.

Entonces Zack anunció que la licántropo había vuelto en sí en forma de hemosa elfa.

Walt, al contrario que Zack, se había dado la vuelta avergonzado para no ver la desnudez de la prisionera.

-No seas tímido, Walt- Dijo Ely con su dulce voz. -Hace un rato tenía el rabo más largo y peludo que el tuyo- La sacerdotisa parecía más interesada en ruborizar al tepestaní pero terminó centrándose en interrogar a la elfa-loba.

¡Soltadme! Ngh. ¡Soy Valanthe! ¡Soy un espíritu libre! ¡Pertenezco al bosque! ¡No tenéis derecho a atar a un ser salvaje!

-A mi padre lo asesinó un demonio y regresó como fantasma. La vida es dura- Relató caminando con las manos a la espalda. Entonces se detuvo y susurró en la oreja puntiaguda de Valanthe: –Y eso fue sólo fue el principio- Ely se incorporó. -Quizás esto te dé alguna pista: ¿Por qué nos atacasteis en las ruinas del monasterio?-

Ely creía conocer la respuesta y no pudo evitar una severa mirada sobre el Tahúr. No tanto por quemar el bosque por error, como por huir del último combate.

Don Urik se puso tenso cuando Madame Eva le agarró del brazo y le costó un esfuerzo de voluntad dejar que la mujer siguiera con lo que estaba haciendo. Miraba su brazo esperando ver salir unos hilos de sangre, pero no sólo no se produjo, sino que al soltarlo, se encontraba  mucho mejor. No entendía la reacción desmedida de la mujer a sus palabras, y pensó que Madame Eva se dejaba llevar por la avaricia, cosa que no le gustó. 

Agradeció a la vistani su ayuda y salió del carromato a esperar el resultado de la negociación.  Mientras esperaba,  Beth montó otro de sus números y por poco no salió airosa, pero el paladín no movió un  músculo en ningún momento.  Pronto llegó Madame Eva y les explicó cómo funcionaban las cosas que habían traído, para después echarlos de malas formas. 

Cuándo salieron del campamento,  Beth vomitó y se las arregló para parecer de nuevo una adolescente escapada de casa por culpa de malas compañías pero con ganas de que alguien le dijera lo correcto y la guiara por el buen camino. 

Al llegar con sus compañeros que custodiaban al prisionero,  éstos les anunciaron que ya estaba despierto. Una hermosa mujer elfa totalmente desnuda estaba atada en el palo de transporte. La pregunta de Beth era justo lo que quería decir, así que no añadió nada más. 

Lo que Don Urik tenía claro es que había llegado el momento de hablar con la sacerdotisa. Esperaría a que la elfa contestase y a partir de ahí plantearía sus preguntas. No le pasó desapercibido el comentario sobre su padre. 

Salimos del campamento gitano con el botín obtenido del regateo. Ahora que ya conocemos el poder de la piedra Ioun encontrada por Ely, se la pido un momento para examinarla y, si es el caso, transportarla como sugirió la vieja vidente.

- Será mejor que la lleve otro y aproveche sus poderes.- les ofrezco tras comprobar y explicarles que hace el mismo efecto que la diadema que ya llevo puesta, semienterrada en la maraña de mi cabello.

Asiento cuando Ely me ofrece componentes para conjuros y le indico que ya haremos el reparto cuando tengamos un rato muerto. Escucho después su opinión sobre no atacar a la tribu de licántropos y su justificación basada en una supuesta doble intencionalidad de Madame Eva. No alcanzo a dar una explicación de por qué el dueño del carromato de techo azul tiene un ataúd rodeado de semejante cantidad de métodos de protección antivampiros, pero es innegable que no deja de ser curioso. Me encojo de hombros cuando Ely parece esperar nuestra opinión.

Curaré a Irina y después iré a por Strhad. Si luego queréis ir a por los lobos, me apunto encantada, pero en ese orden.

Supongo que la conveniencia o no de atacar a los lobos será tema de discusión, pero, desde luego, si Ely es capaz de liberar a Irina de la maldición por su cuenta, nos evitaría muchos males de cabeza. Estoy a punto de preguntarle si está segura de ser capaz de hacerlo -y a qué precio- pero dejo la cuestión para más adelante, para cuando tengamos un rato  de decidir pausadamente y entre todos cuáles deben ser nuestros próximos movimientos.

Llegamos hasta donde nos esperan Walt y Zack para llevarnos la sorpresa de que el lobo ha mejorado -y mucho- en su presencia.

Un poco embobado por la belleza de la joven elfa, escucho lo que tenga que decirnos, que, imagino, van a ser unos cuantos reproches por haber reducido a cenizas parte del bosque que les sirve de hogar.

Niego con la cabeza a Ely. Pero Elyzabeth, ya escuchaste a madame Eva. El camino que conecta el pueblo de Barovia con el resto del mundo, pasa junto a la colina. Ahora que el guardián ya no está, ese sitio se puede convertir en coto de caza para los hombres lobo. Es peligroso dejar eso así.

Suspiro, viendo que sin embargo la gente parece querer obviar esta parte. Observo por un momento en dirección a la colina, pensando en cuánta gente sufrirá por no ocuparnos de eso ahora.

Entonces recibimos la noticia de que la elfa ha despertado. Vamos a verla, y empieza a hablar. Me quito la capa y se la tiendo por encima, para ocultar su más que evidente desnudez antes de que se forme un nuevo lago de babas en el reino de Barovia. Luego, espero que responda a Ely. Y dime, Valanthe. ¿Qué se hace en todas partes del mundo con los seres salvajes que atacan a las personas? pregunto de añadido, ya que pide que la soltemos. Ella por lo menos sigue viva.

Temerlas...-respondió a Ashlyn con sonrisa malévola.

Valanthe no tenía nada que agradecer a Ashlyn. Tapar su desnudez era un gesto que agradecía más Walt que una licántropa nudista. La elfa también respondió a Elyzabeth.

No nos acercábamos a esa colina por culpa del monstruo. Cuando el monstruo desapareció, al ir a explorar nos encontramos con vosotros. Nos atacasteis cuando estábamos cazando el venado raro. Eso es todo. No sabíamos qué nos íbamos a encontrar, y si lo supiéramos habríamos atacado igual... porque vosotros sois presas.

La elfa forcejeó para tratar de ver quién más la rodeaba. Sus ojos se clavaron en Reluë.

Mestizo, contigo es distinto. Aún puedes salvarte. Desátame y compartiré contigo mi "beso"-dijo, en referencia al mordisco que contagiaba la licantropía-. Correremos desnudos bajo la luna llena.

Valanthe... mi nombre es Lugdana. Si quisiéramos parlamentar con el Lobo Anciano, ¿tú nos guiarías para que pudiésemos devolverte a tu manada? No digo que optemos por esa opción, pero si lo hiciésemos... ¿lo harías?

Sí. Puedo guiaros. Pero no puedo garantizaros que fuese a haber ninguna parlamentación. Quizás os devoren inmediatamente. De todas formas, Lobo Anciano no hablará con vosotros sin el permiso de la señora Valicia.

Valanthe pareció comprender que los demás no sabían a quién se estaba refiriendo. La elfa se explicó.

Mi pueblo vive en los dominios de una hermosa ninfa llamada Valicia. Si Lobo Anciano es nuestro general, Valicia es la reina a la que la manada sirve. Lobo Anciano no se separa de las faldas de la ninfa, es ella con quién deberéis hablar.

Valanthe era completamente transparente y estaba poseída por una brutal sinceridad. Era como si los velos, las mentiras y las medias verdades fuesen un invento de las sociedades humanas, y en el bosque no existiesen esos artificios.

Ahora que el guardián ya no está, ese sitio se puede convertir en coto de caza para los hombres lobo. Es peligroso dejar eso así.

Ely asintió dando la razón a la paladina. –Es cierto. No hemos venido a salvar a las gentes de Barovia de Strhad para que mueran a manos de los licántropos-

Temerlas...-

Aquella frase hizo brillar los ojos de Ely. La clériga los entrecerró antes de contestar: -La gente ataca lo que teme, incluso a lo que simplemente desconoce y por eso te has convertido en presa. No te va a ir muy bien. - Dijo en un tono neutro, aunque no pudo evitar sonreír ante la idea de ver a Reluë correteando en pelotas a la luz de la luna.

Lobo Anciano no se separa de las faldas de la ninfa, es ella con quién deberéis hablar.

Ely miró de nuevo a Ashlyn: -¿Qué os parece si hablamos con esa ninfa y le ofrecemos un trato? Los lobos no atacan a las personas y las personas no atacan a los lobos.-

-Los aventureros de tu hermano nos vendrían bien para hacer bulto en esa negociación- Comentó a Irina.

Después lanzó una mirada hacia el techo de carromato azul que se divisaba en la distancia: -Intuyo que tendremos que añadir algo más a esa oferta para ser aceptada.- Pensó en voz alta. No se fiaba de Madame Eva, pero si los lobos atacaban su campamento para dar caza a ese ataúd, la bruja acabaría averiguando cómo ocurrió.

-¿Qué crees que podría ser, Valanthe?- Preguntó a la elfa. –¿Qué podemos ofrecer a tu pueblo?¿Le bastará con que te devolvamos sana y salva?- Ely miró a Ashlyn y torció los labios. No esperaba que fuese tan fácil. –Ya puedes espabilar, niña. Es tu pellejo el que está en juego- Le espetó impaciente. Aquello se complicaba cada vez más.

Me quedo pensativa. Sin duda la solución de que los licántropos no atacaran a los humanos sería suficiente, siempre que estos respeten el acuerdo. Si alguno no lo respeta, ese, Y SOLO ESE podría convertirse en objetivo.

Pero se me ocurre añadir a la negociación el tema de nuestro objetivo final. Que no es otro que strahd. Quizá con solo mencionar que buscamos su destrucción baste para que acepten el trato. O quizá no, quizá estoy siendo ingenua.

En cualquier caso, no perdemos nada por probar, pero sí nos vendría bien saber si hay algo más que pudiéramos ofrecer, a los licántropos o a la ninfa.

Aunque la oferta de Valanthe tiene su punto atractivo y excitante, me parece demasiado alto el precio a pagar por ello, así que declino su oferta. Con el rabillo del ojo me parece ver una sonrisa maliciosa en la cara de la clérigo; a saber qué estará imaginando.

A tenor de la explicación de la elfa, parece que su ataque fue fortuito y no obedece a ningún tipo de venganza. A lo mejor no saben que fuimos nosotros los responsables de la quema del bosque, lo cual sería clave si pretendemos, como parece, entablar negociaciones pacíficas con la tribu. Supongo que Zack respirará un poco más tranquilo a partir de ahora.

A ver qué tal le parecen a la chica las ofertas de Ely y de Ashlyn para empezar a negociar.

- ¿En qué dirección se hallan los dominios de esa ninfa? ¿Muy lejos de la colina donde atacásteis al venado raro? -le pregunto. Por lo que he podido observar, el bosque de Svalich es muy extenso y lo mismo estamos hablando de un corto paseo a medio camino entre nosotros y el Santuario de la Montaña como de una larga caminata que nos aleje hacia el norte o hacia el este de Barovia.

Don Urik asintió a la proposición de Reluë de portar la piedra Ioun que habían encontrado. En temas mágicos ellos sabían más que él y lo que decidieran, sería correcto.

Ante las explicaciones de Beth, aunque en algunas cosas no le faltaba razón, en otras él creía que estaba equivocada, pero si dejaban hablar a la elfa licántropa, estaba seguro que se aclararían cosas. El saber que Ashlyn estaba de su parte, o al menos que pensaba muy parecido a él, le dio confianza en que estaba siguiendo los pasos correctos.

Las respuestas de Valanthe confirmaron las palabras de Madame Eva, y Don Urik dejó que el resto llevaran el peso de la conversación con ella, aunque intervino para apoyar la idea general y convencer a la elfa de sus intenciones, al menos eso les daría una posibilidad, aunque fuera pequeña y remota, de que los hombres-lobo aceptaran su propuesta y quizás les cubrieran las espaldas.

- Valanthe, nuestro objetivo es destruir a Stradh. Liberar éstas tierras de su perniciosa presencia para siempre. - le dijo con la verdad por delante, para ayudar a que la Elfa se decidiera a contar más información que les ayudara a convencer a los líderes.

Por otra parte, se acercó a Elyzabeth y al resto para comentarles - Cuando acabemos de hablar con Valanthe, tenemos que hablar entre nosotros. Es necesario antes de tomar alguna otra decisión. - les dijo a todos.

Lo prioritario era terminar de hablar con la elfa, y de ser posible, cerrar un trato con ella, antes de aclarar ciertas cosas.

Por otra parte, se acercó a Elyzabeth y al resto para comentarles - Cuando acabemos de hablar con Valanthe, tenemos que hablar entre nosotros. Es necesario antes de tomar alguna otra decisión. - les dijo a todos.

- Estoy de acuerdo. -apoyo al Caballero.- Deberíamos debatir tranquilamente cuáles deben ser nuestros próximos pasos y trazar algo semejante a un plan.-Aunque algo me dice que Don Urik no sólo quiere hablar de planes futuros sino también de ciertas acciones pasadas recientemente.

Yo solo soy una de muchos, un miembro de la manada. No valgo nada. Creo que solo hay dos cosas que tengan valor para mi tribu: la vida de Valicia y la muerte de Strahd. Pero Strahd también es temido, no como un zorro que roba las gallinas, temido de verdad; temido con tanta intensidad que sus enemigos no osan levantarse contra él, solo le evitan.

El cubil está ubicado en unas cuevas del pantano de Ivlis. Dudo mucho que llegueis a encontrar el lugar sin mí para guiaros.

El pantano de la desembocadura del Ivlis, al sur del pueblo de Barovia, tenía una extensión menor que la del bosque de Svalich, pero la lentitud para moverse por un terreno tan difícil lo hacía igual de complicado de peinar. Por boca de Ida sabían que en el pantano también se encontraba el último santuario. Todo les dirigía hacia allí.

Valanthe es completamente transparente. Lo de que no conseguirían llegar hasta Lobo Anciano y Valicia sin la guía de Valanthe lo decía muy en serio, y teniendo en cuenta que no tenían un rastreador, era verdad. Puede que devolver a Valanthe ni siquiera baste para evitar que los licántropos se avalancen sobre Elyzabeth y el resto.