Partida Rol por web

Cuando Ida y Elyzabeth fueron con la pala para desenterrar a Baba Zelenna, se encontraron con que las tumbas de los elfos licántropos habían sido profanadas y sus cuerpos ya no estaban. Tal vez los lobos vinieron a por los suyos. En cualquier caso, las brujitas y Baba Zelenna sí estaban allí. Lo bueno de tener una secuaz es que puede cavar por ti, lo malo es que no tiene la fuerza y velocidad que los Poderes Oscuros te dieron. Cuando sacaron el cadáver, Elyzabeth ejecutó el ritual...

Aaaargh...

Babá Zelenna se movió. Primero lentamente, después con un súbito movimiento que la hizo abalanzarse sobre Elyzabeth. El muerto viviente resucitado ciñó sus manos sobre el cuello de su ama. Ida no lo llevó muy bien: ver que su vieja señora volvía a la vida con ganas de venganza hizo que la chiquilla saliese corriendo.

Haaaay... un lugggarrrr... reservaddddo... en el infierno... para ti...

El control de Babá Zelenna sobre su cuerpo fue minorando, y la presión de los dedos en el cuello de Elyzabeth se aligeró. Finalmente, Ulrika quedó medio ausente, comportándose como el zombi descerebrado que se le presuponía. Ida volvió con el rabo bajo, lamentando no haber ayudado a su nueva ama. La vistieron, usando ropas oscuras que había en el baúl del barracón.

Hubo una última señal de mal agüero antes de que pudiesen presentar a Ulrika en sociedad: un cuervo, atraído por el olor a putrefacción, aterrizó sobre el hombro de la zombi. De vez en cuando trató de picotearla, pero la máscara le impedía llegar a las zonas carnosas con el pico. Si Urik tenía a Hurrn, el cuervo metía a Ulrika más en el papel de paladina de la Orden del Cuervo.

Conjuros para hoy:

-Nivel 0 (CD 15): 4 --> Detectar magia, mano del mago, prestidigitacion, Luz

-Nivel 1 (CD 16): 4 + 2 adicional por INT. --> Escudo, Disfrazarse, Sirviente invisible, Detectar puertas secretas, Identificar y grasa.

-Nivel 2 (CD 17): 3 + 1 adicional por INT. --> Telaraña, comandar muertos vivientes, esfera flamígera, levitar.

-Nivel 3 (CD 18): 2 + 1 adicional por INT --> Disipar magia, convocar monstruo III, Bola de fuego.

-Nivel 4 (CD 19): 1 + 1 adicional por INT --> Invisibilidad mayor, Puerta dimensional.

Antes de irse a dormir, los paladines impusieron sus manos. Durmieron mucho. Durmieron toda la mañana. Urik despertó en el barracón y vió a los pies de su cama una figura siniestra... La enmascarada tenía un cuervo sobre su hombro. Hurrn y el otro pájaro intercambiaron graznidos.

Yo no quiero saber nada...-dijo Ida, en el otro extremo de la habitación-Que te lo explique Elyzabeth.

Ida tenía unas ojeras profundas, pista de que no había pegado ojo. Su mirada enfocaba el suelo, trataba de evitar la visión de la mujer del cuervo. La presencia de la recién llegada la perturbaba o directamente le infundía miedo. Devoraron cuatro raciones de las que cargaban las alforjas de Lucifer. A Valanthe le dieron una paletilla de cordero para roer.

Tenían dos objetivos en el horizonte: la cueva del ladrón de reliquias al oeste y la tumba de Sergei en lo más profundo del castillo de Strahd. Para la segunda misión, que les permitiría despertar los poderes de la espada solar, necesitarían llegar a las catacumbas, y la Orden de la Pluma Negra conocía un pasadizo para infiltrarse.

   Ely arrugó el morro al ver las tumbas vacías de los licántropos. Consideraba aquello una merma de su recurso más preciado: -¡Qué falta de respeto!- Bufó haciéndose la ofendida. -¿Crees que en Barovia alquilarán  criptas por días- Preguntó a Ida. -…Podría ser todo un negocio- Especuló con media sonrisa.

Tras reanimar a Ulrika y superar su pronto, Ely se recolocó el pañuelo que lucía al cuello y le restó importancia al intento de estrangulamiento. -Es joven, tiene que aprender…- La exculpó con tono maternal. La clériga pidió a su acólita que se situase a su lado y la invitó a deleitarse con su nuevo retoño.

Haaaay... un lugggarrrr... reservaddddo... en el infierno... para ti...

-Por doloroso que sea el parto, no escucharás a una madre arrepentirse de haber tenido a su bebé- Respondió aceptando cualquier consecuencia.

   La sacerdotisa abrió su maletín de disfraces y se esmeró en caracterizar a Ulrika con toda su pasión artística. Al ir enfundada en cuero de pies a cabeza, la nueva zombi resultó mucho más sencilla de caracterizar que Jack. Un zurcido y unos cordones aquí y allá y la nueva criatura era digna de un concurso de belleza de ultratumba. Tras dibujar una parodia del símbolo de la orden del cuervo en la pechera y hombreras, la joven dio un paso atrás para contemplar el resultado. -Pronto apreciarás la belleza de lo que hacemos- Explicó a Ida con voz aterciopelada. -Igual que las hojas caen del árbol para volver a fecundar la tierra, nosotras devolvemos esta criatura al mundo para ayudarnos en nuestro camino. Pero sin todo ese sufrimiento que nos atemoriza a ti y a mí. Ulrika no sangrará, ni nos mentirá jamás. No encontrarás una compañera más fiel- Ely puso su brazo sobre el hombro de la novicia convencida de que sentiría celosa al escuchar aquello. -Esta noche has hecho una gran labor al curar a los paladines. Pronto lo verás también- La alentó, consciente lo difícil que resultaba entneder aquella parte del visionario plan de Elyzabeth.

Ely sacó el muñeco del loro para coserlo en el hombro de Ulrika, cuando apareció un cuervo de verdad, dejándola sin palabras. -¡¿Has visto eso?!- Exclamó al fin. -¡La diosa está satisfecha!- Aseguró aplaudiendo con entusiasmo. -Guardaremos esto por si acaso- Murmuró, devolviendo al loro junto al disfraz de pirata que guardaba en su maletín.

   Ely estaba igual de ojerosa que Ida y su piel brillaba con un blanco cerúleo bajo los rayos del nuevo día. Sin embargo, lucía una sonrisa espléndida que confirmaba su implicación en la fantasmagórica aparición. La sacerdotisa se puso junto a la enmascarada y tamborileó con sus dedos sobre el cuero que cubría su cabeza. -¡¿A que es genial?!.- El cuervo posado en el hombro de la figura se revolvió y Ely apartó la mano como si su picotazo fuera venenoso o algo peor.

-Como te veía tan apurado con la desaparición de tu orden del cuervo…- Comenzó a exlplicar a Urik -Te he buscado una escudera. Se llama Ulrika. Al igual que el difunto Jack, no es muy habladora, ¡pero no encontrarás otra tan valiente!- Alegó abriendo los ojos de par en par. -Siento no haberte avisado Reluë, estabas muy ocupado esta vez -

El paladín volvió a mirar a la enmascarada y descubrió el símbolo de su orden decorando la pechera y hombreras del extraño, ajustado y provocativo atuendo de Ulrika. Antes de que pudiese protestar, Ely se tumbó a su lado y apoyó la cabeza en el regazo del paladín, dejándole incómodamente perplejo…una vez más.

-No tienes que darme las gracias- Le cortó la joven. -Sé lo importante que es tu orden para ti y quiero poner mi granito de arena.-  La joven se quedó reposando cómodamente mirando el techo de la cueva y expuso su plan para las próximos jornadas:  -Entrar en el castillo sin estar al 100% sería un suicidio, de manera que, o bien descansamos hasta que os repongáis, o intentamos una de nuestras misiones secundarias, más asequibles en vuestro estado.- La cueva del ladrón era la más cercana y (a priori) menos arriesgada que visitar a la ninfa de los licántropos.

El grupo avanzó hacia el puente, con Valanthe como prisionera, y poco antes de llegar se internaron en el bosque para encontrar el acceso a la cueva. El ruido de las cataratas era ensordecedor, pero eso les permitió acercarse sin hacer ruido. A la izquierda, la pared vertical que subía hasta una arboleda. A la derecha, la caída al río. Reluë advirtió a sus compañeros de la presencia de un lobo gigante entre los matorrales del pie del acantilado, el resto de guardianes los vieron a plena vista: lobos. Uno de ellos se puso en pie en cuanto olió el hedor artificial del pefume de Elyzabeth; los otros tres se pusieron en guardia tras eso. Los caballos se pusieron nerviosos, pero Ida cogió una rienda con cada mano para mantenerlos bajo control. Valanthe tampoco serviría de ayuda, encadenada con sus grilletes al pomo de la silla de montar.

El despertar fue dolorido y con un dolor sordo en la cabeza. Don Urik estaba embotado y se sentía falto de fuerzas y de ánimo. Con un pequeño respingo miró a los pies de su improvisado catre y abrió los ojos tratando de fijar mejor su vista ante esa mujer de negro.

El cuervo atrajo su atención, así como los símbolos que portaba, y estaba a punto de ponerse en pie cuando sintió la cabeza de Elyzabeth posarse en su regazo, tan absorto había estado en la contemplación de ésa figura que no se había percatado de la cercancía de la mujer hasta que la tuvo, literalmente, encima. La explicación de la excéntrica y vivaracha clériga pilló a contrapié al paladín, que miraba de hito en hito a la supuesta escudera.

- Ely... - murmuró, tratando de encontrar palabras en su atenazada garganta. No ayudaba el tener a tan deseable fémina a una distancia tan corta, donde podía aspirar el perfume almizclado de sus cabellos, mezclado con tierra recién escarbada, ni todo lo que había sucedido hasta ahora con las diferentes personas con las que se habían encontrado, el elfo vampiro, la señora sesentainviernos, el vistana...y mucho menos el tener un zombi vestido con los colores de su casi desaparecida orden.

Si Don Urik podía decir algo, es que ésta tierra le rompía muchos esquemas que creía pre-fijados, obligándole a adaptarse a las circunstancias y ser más amplio de miras sin incumplir sus votos.

- Te....te lo.... - no le salían las palabras, lo que podría confundirse con cualquier emoción. - te lo agradezco. - dijo finalmente, obligándose a ser cortés ante lo que parecía un ofrecimiento sincero por parte de Beth. - Creo que será mejor que se encargue de proteger a Reluë o a tí. - propuso finalmente.

Comandar a un no-muerto era anatema para él. Todo lo contrario en lo que él creía. Bastante era que permitía que su compañera usara sus poderes nigrománticos para apoyarle en la lucha contra el mal, levantando cadáveres y lanzándolos contra el enemigo. Urik seguía pensando que ése pensamiento tenía un punto de irónico, y era lo que le dejaba tragar con todo aquello. - Atrapemos al ladrón, lo otro queda fuera de nuestro alcance hasta que descansemos. - contestó a la propuesta de Beth.

Llegaron a la entrada de la cueva, con el ensordecedor ruído de la catarata de fondo. Unos lobos les salieron al paso, guiados por un enorme huargo que les contemplaba con malicia desde unos matorrales. Don Urik se encaminó hacia el lobo gigante, tratando de rodearlo por la izquierda para que centrara su atención en él. - Beth, que Ulrika se quede delante de Reluë y le cubra mientras acabáis con los otros. -

Desenvainando su arma fantasmal, se abalanzó sobre el lobo gigante mientras el cuervo salía disparado hacia el enemigo, aleteando en sus morros llenos de afilados dientes y picoteándole entre los bigotes.

    Bañarse en perfume no era la mejor idea para acechar a nadie. Para bien o para mal, Ely era Ely, y su conciencia estaba demasiado ocupada con otras decisiones como para enmendar aquella mala costumbre.

-Una cosa es desenterrar huesos y otra reliquias- Dijo al ver a los animales -Aún podría haber alguien más en la cueva- Avisó al grupo. Ely dejo de contar lobos al llegar a tres. -Mas vale conjurar que lamentar- Murmuró contrariada.

-Todos juntos. ¡No dejéis huecos!- Animó a sus compañeros a avanzar para no dejar sólo al caballero. En lugar de realizar otra carga temeraria, la clériga entonó un terrible cántico que helaba la sangre al escucharlo:

-No temas la oscuridad, pues tú serás oscuridad,

No temas el dolor, pues tú serás dolor,

No temas a la muerte, pues tú serás muerte-

Las bendiciones de Elyzabeth eran cada vez más fuertes y la luz adoptó un color extraño a su alrededor, hasta el sonido atronador de la catarata se tornó lejano y apagado. Aquellos efectos no eran habituales en la magia buena, y sin embargo los paladines sintieron que la debilidad que les había provocado el vampiro se desvanecía, o era contrarrestada por otro poder, si cabe más oscuro.

-Este es un buen momento para creer en mí- Dijo a Ida en voz baja. -Ve detrás del mago y zigzaguea como una liebre.- Sugirió a la brujita.

-Y tú, haz lo que te ordene tu superior- Dijo a Ulrika en un tono jocoso. La joven escudera se quedó plantada junto a Reluë, tal y como le había ordenado el caballero. Si Urik no tuviese un lobo terrible delante distrayéndolo, habría caído en que su escudera no portaba armas, ni armadura, (más allá de un traje de cuero ajustadísimo), ni siquiera parecía haber escuchado a nadie.

El día amaneció prado, plomizo. La cabeza me dolía y todo, simplemente, parecía carecer de sentido. Bien, mal, conceptos opuestos.

Un suspiro sale de mi boca cuando veo esa... cosa. Llevo mi mano a la empuñadura, pero Ely aclara que es una creación suya. Y Urik parece quedarse con ella. Clavo la vista en el caballero, pero no digo nada. No merece la pena, hoy no merece la pena.

Escogemos algo no tan peligroso como ir al castillo, cosa que agradezco. No tengo fuerzas. Vamos a por el ladrón de reliquias. La cascada a un lado, el acantilado que asciende al otro, y en frente unos lobos. Urik carga contra el más cercano y grande, y yo le digo. La espada de Walterly probará el sabor de estos lobos.

Al contrario de lo que supuso Urik, el lobo grande no era un huargo. Lo pudo comprobar cuando los lobos más pequeños empezaron a emitir gruñidos, como si se estuvieran comunicando y coordinando. Los huargos eran bestias inteligentes mientras que el lobo terrible hizo lo primero que se le ocurrió: abrir sus fauces y devolverle a Urik el daño que la espada fantasmal había causado. Con gran bravura, Urik se mantuvo en pie aguantando el envite, justo a tiempo para ver a uno de los cuatro huargos morder su broquel.

Ashlyn también trató de cargar junto a su compañero, pero la pifió de la buena pisando dónde no era, y... ¡ZAS!

Un cepo de oso disimulado por el terreno se cerró justo sobre la pierna del pie que pisó el disparador. Ashlyn quedó atrapada, y las dos medialunas dentadas perforaron la protección de su muslo haciéndola sangrar.

 ¡Ida, trae la pala!

La joven replicó:

¡Y una porra! ¡Tú no me mandas!-le gritó Ida al semielfo.

 ¡La pala! ¡AHORA!-dijo con mayor contundencia.

Ida le miró mal, pero dejó de correr en zigzag en la retaguardia para coger la pala de las alforjas de Lucifer. Entre Reluë e Ida, usando la pala como palanca, lograron abrir la trampa del cepo a la primera. Ashlyn estaba de nuevo libre, pero su pierna herida limitaba mucho su movimiento. No hacía falta, los otros tres huargos fueron los que se unieron al combate.

Una de las bestias pasó al lado de Ulrika, tan rápido que a la muy escudera no le dió tiempo a soltarle un garrazo, y quedó desequilibrada para cuando el segundo pasó de largo y se plantó ante Ashlyn. Junto con el tercer lobo, había logrado flanquear a Ulrika, así que ignoró a Ashlyn y mordió a la enmascarada a la altura del muslo. Al igual que Urik, Ulrika no se dejó tumbar.

Cuidado...-dijo Ida, empuñando la pala como su fuese una espada.

La chica seguía con la mirada al lobo huargo que pasó de largo del combate. El rodeo que había dado a costa de no atacar le permitía atacar a la retaguardia del grupo. Definitivamente eran huargos, astutos y estratégicos huargos.

Mi chillido corta el aire a la vez que la trampa corta mi pierna. Miro hacia abajo, sin poder creer que eso estuviera aquí. Mierda... Ahora entiendo la desesperación de los animales.

Relué e Ida me liberan, pero eso no evita un hilillo de sangre que escurre pierna abajo. Me pongo en pie, apoyándome en la espada, y atacó al lobo a nuestro lado.

    -¡Ah, no-no-no, esta es mi fiesta y nadie se va hasta que cante la gorda!- Protestó Ely al ver uno de los lobos “dar un rodeo”. Ese lobo amenazaba a los miembros más vulnerables, pero gracias al murciélago de Reluë, también habían aprendido que ciertos animales eran susceptibles de ser dominados por los vampiros, y la clériga no correría el riesgo de que ese lobo fuera a avisar a su señor. La joven dio un paso en dirección a la maltrecha Ashlyn y, levantando el amuleto en forma de escorpión que portaba al cuello, llamó a la sabandija para cortar el camino al huidizo huargo: -¡PINCITAS…tráeme a ese perro malo!-

La magia del colgante materializó al enorme artópodo a 40 pies de distancia. Este agarró de inmediato al lobo con ambas pinzas y le clavó su aguijón cerca de la base del rabo, haciendo aullar al animal. El escorpión atrajo al lobo hacia sí y lo estrujó, ahogando su chillido hasta convertirlo en un siseo asfixiante.

Ely se volvió hacia el combate y bufó: -La próxima vez nos acercaremos con más cuidado, o a la carga en nuestros corceles- Aprestó su lanza para el combate y susurró a Ulrik: -Tienes que ser mas concreto en tus órdenes a Ulrika…Está un poco verde- La clériga se rio de alguna ironía que nadie más comprendió.

   Ulrika se miró el muslo magullado sin emoción alguna. Su hermoso traje de cuero estaba destrozado y enmarañado con sus propias fibras musculares, pero la herida no sangraba. La escudera ignoró al lobo y se volvió hacia su izquierda, donde combatían Urik y Elyzabeth. La enmascarada levantó levemente los hombros, como en una mueca de resignación y paciencia, a la espera de sus órdenes.

Cuando el caballero la miró, Ulrika levantó un poco mas los brazos y comenzó a balbucear como un bebé: -Baaaabaaa-bbaaa-bbbbaa-ba.-

Cargar al combate había eliminado parcialmente la pesadez y el desánimo que embargaban a Don Urik, su lugar estaba en el campo de batalla, como caballero y paladín contra los no-muertos que era, pero aún le quedaba mucho por aprender. Quizá también tuviera que ver con su reciente mejoría el conjuro que Beth había lanzado, pero no tenía tiempo para meditar sobre ello.

El enorme lobo arremetió contra Don Urik, cerrando su mandíbula con fuerza sobre el antebrazo del caballero mientras los otros lobos más pequeños revelaron su naturaleza, pequeños huargos sibilinos y tácticos. Éste, con un movimiento violento que le produjo dolor, liberó el brazo y cogiendo de nuevo el arma a dos manos descargó toda su furia en una serie de mandobles que cayeron sobre el enorme lobo como golpes justicieros, cortando pelo, piel y carne sin piedad. Aquella era una bestia que cazaba humanos y no se la podía dejar con vida.

La espada del caballero voló tan rauda y veloz, y con tanta fuerza, que uno de los huargos que le había mordido el broquel recibió una herida en su feo morro*, guiñando de dolor y soltando fuertes resoplidos por la nariz mientras movía la cabeza como si estuviera estornudando.

Mientras tanto, sus compañeros peleaban con una trampa de osos que Don Urik había esquivado sin darse cuenta, y Beth disfrutaba metiendo en problemas al paladín mientras insistía que Ulrika estaba bajo sus órdenes.

- ¡Beth! ¡Yo soy un caballero y paladín del sagrado cuervo! ¡No comando muertos vivientes, los mato! Si es una creación tuya y la vas a usar para proteger a tus compañeros, y atacar a tus enemigos apoyando nuestra causa, sea....pero si vas a usarla para intentar menoscabar mi confianza y la conexión con mi Dios...dímelo y la haré añicos ahora mismo. Si alguien tiene que darle órdenes, no seré yo. - sentenció.

Si aquella cosa no-muerta era destruída o no por los lobos, no era cosa de Don Urik. Recaería en la conciencia de la clériga el haber gastado el poder de su Dios y haber molestado a un cadáver para nada....

Y ahora que pensaba en ello.... - ¿A quién pertenecía el cadáver? - preguntó.