Partida Rol por web

Kilika... Una pequeña isla... Hay algunas tiendas, los ciudadanos viven de la pesca y de los frutos que da el pequeño bosque y el Templo reina desde un pequeño monte... Todo sería normal si no fuera por Shin...

La gente vive con miedo, esperando a tener que huir en cualquier momento por miedo de un ataque, aunque con esperanza, ya que aquí se encuentra uno de los Templos por los que los invocadores pasan para llevar a cabo su peregrinaje. Estos traen la esperanza a un pueblo que apenas tiene algo a lo que agarrarse, sobre todo ante las últimas noticias...

Te encuentras en la Fragua de tu maestro, ahora la tuya, trabajando mientras soportas las miradas indiscretas de tus vecinos... Sí, parece que la noticia ha llegado ya hasta allí... El antiguo Herrero de Kilika se ha visto relacionado con los Albhed y ha ayudado a estos con maquinaria prohibida por el templo... Y ahora, su joven aprendiz, se ha hecho cargo... ¿También él tendrá relación con los ALbhed? ¿Se puede confiar en él? Son algunas de las preguntas que se hacen los vecinos...

- ¡Azazel! - Grita alguien desde fuera de la Herrería. En pocos segundos, un joven del poblado entra. - Ha llegado un nuevo barco con suministro... Ven a echarnos una mano... - Y sin decir más, se va.

Bueno, aunque te miren mal, tu constitución y tu fuerza hacen que aún seas querido por la comunidad, sobre todo cuando llegan barcos con alimentos desde Bevelle. 

La presión social empezaba a hacerse insoportable, por suerte quedaba algún resto de lo querido que había sido antes y algúno incluso ignoraba por completo las nuevas que traian de Bevelle.

Intentó actuar con naturalidad pese a que el trato de la gente era bastante frío. ¡Voy!

Salgo a trote de la forja, pues estaba descansando y no tenía ninguna pieza en el horno.

En cuanto sales de la forja, ves un pequeño barco atracado en el puerto.

Es un barco que conoces... Su capitán es Helios, un hombre bastante agradable aunque algo cortante en algunas cosas. Alguna vez ha ido a la Forja a pedir algunos materiales o a que le reparéis alguna pieza del barco. 

- ¡Venga chicos! - Escucha que grita. - ¡No podemos perder más tiempo! ¡Aún tenemos muchas millas por delante!

A pesar de sus palabras, los marineros parecen "contentos", aunque no por eso farfullan entre dientes. 

- ¡Vosotros! - Dice a un par de jóvenes del pueblo. - Ayudar a mis hombres con eso. - Y señala un par de paquetes. Después te mira. - ¡Tú! ¡Grandullón! Coge esa caja... - Y te señala una que pone en la parte de arriba "Kilika".

Mientras subes, ves como un niño que no es del pueblo (ha debido venir en el barco) está hablando con un par de niños de la isla.

- ¡Pues sí! ¡Un invocador! - Grita por encima del resto de voces. El chico llevas unas ropas sencillas y cómodas... Te da la sensación que también es un marinero, aunque algo joven... En su mano lleva un arpón, cosa que te llama la atención, ya que la sujeta como si se tratara de una lanza. - ¡Venía con CINCO guardianes!

- ¿Cinco? - Pregunta uno de los niños del pueblo. - Si lleva tantos entonces es que es un debilucho.

Los dos niños del pueblo se empiezan a reír.

- ¡Que va! Cuando veníamos nos encontramos con una semilla de Shin... Y el Invocador levantó su lanza. - El chico levanta el arpón. - Lo hizo girar en el aire. - Lo imita, aunque casi golpea a uno de los chicos con la punta. - Y sobre él salió un agujero negro del que salio una piedra que golpeó a la semilla... ¡Y sus guardianes también molaban! ¡Uno de ellos hizo aparecer un rayo de la nada y le dio de lleno! La semilla comenzó a oler a calamar a la plancha y se deshizo en pedazos... ¡FUE IMPRESIONANTE!

- ¡JIMMY! ¡Deja de gandulear y echa una mano!

- ¡Sí Papá! - En cuanto el niño dice esto, el capitán le lanza una mirada. - ¡CAPITÁN! ¡SÍ CAPITÁN! - Pero justo hace con que se levanta cuando los niños le interrumpen.

- ¿Y sabes si vendrán a Kilika? - Preguntan emocionados.

- Creo que sí... Puede que vengan mañana en el Ferri... 

Y tras esto, el chico sube al barco y empieza a contar cajas.

Vaya.. cinco, supongo que no necesitará a ninguno más entonces...

Suspirando y hablando para sí, pero en voz alta Azazel recoge la caja que habían señalado y sale esquivando a los chiquillos.
 

Uno de los niños parece oírte y te sigue.

- ¿Quieres ser Guardián? - Te pregunta intrigado. - ¿Quieres matar a Shin?

Claro chico, todo el mundo quiere que shin desaparezca.

Cargando con la caja me giro a preguntar.

¡Eh, hacia donde la llevo!

- ¡Dejalo en la posada Azazel! - Te grita la mujer que la regenta.

¿Shin? ¿Convertirse en Guardián? Aunque has contestado al niño, no has respondido a su pregunta... ¿Quieres ser un Guardián? ¿Quieres convertirte en una de las figuras famosas del clero? ¿El mismo clero que mató a tu maestro? Aunque... Es cierto... Que la oportunidad de convertirte en Guardián no solo sería por el Clero... Todo el mundo sabe que el peregrinaje de un invocador y sus guardianes es peligrosos, los monstruos acechan en los caminos, las pruebas de los templos son duras y los brotes de Shin aparecen constantemente... Incluso llegará el momento en que haya que enfrentarse al propio Shin... Sin embargo, pensandolo desde otro ángulo, te ofrece una opción que quedandote aquí no tendrías: objetos para la forja.

El metal está bien, pero tu maestro te dijo que, si de verdad querías sobresalir, lo mejor era crear armas con partes de monstros, ya que las armas y armaduras obtienen mucho más poder... 

De manera que la duda es... ¿Te convertirías en un títere del Clero para ascender como herrero? ¿Te convertirías en un Guardian para proteger Spira?

Si puedo, me uniré como guardián al siguiente invocador que pase...

Hablaba solo, con la carga no veia si el niño estaba ahí para escucharle, o si alguien más le había escuchado. Caminando con dificultad llegó a dejar la carga en la posada y volvió al puerto a ver si podía ayudar con algo más.

Los siguientes minutos sigues echando una mano a descargar parte de la mercancía del barco. Como sabes, por otras ocasiones, practicamente todo va a la posada, donde allí luego repartiran los alimentos entre los ciudadanos.

Por tu parte, te toca una cuantas piezas de metal y herramientas, las cuales van destinadas sobre todo a reparar posibles desperfectos que sufra el pueblo. 

Por lo demás, el resto del día lo pasas trabajando duramente, dando vueltas a la idea que surge en tu mente: Ser un Guardián.

El sor despunta al alba cuando el Invocador y sus guardianes se despiertan, sin embargo, Lilith y Yusuke no están, de ellos solo queda una nota:

Hemos recibido un aviso de Bevelle que nos sugieren que otro Invocador pueda necesitar de nuestros servicios. Y dado que tú, Khenta, ya tienes a tu disposición tres guardianes, hemos creído conveniente dejarte a su cuidado y partir para ayudara este Invocador. Hemos disfrutado mucho de tú compañía y espero que nuestros caminos vuelvan a juntarse.

Firmado: Lilith y Yusuke.

Y así, con dos guardianes menos... Os dirigís al ferri que os lleva a vuestro siguiente destino: Kilika...

Se trata de una pequeña aldea situada en una pequeña isla. Las casas son sencillas, hechas de la madera que logran sacar del bosque que hay en la isla, justo entre el pueblo y el templo, el cual se encuentra situado en lo alto de una pequeña elevación. 

El sol despunta al alba y los rayos del sol te dan los buenos días.

Desde tu modesta casa escuchas como Kilika comienza a despertar y, como cada mañana, aquellos que no tienen nada que hacer se dirigen al puerto a recibir el ferri que viene desde Besaid.

Con el metal que me queda me decido a hacer algo util con ello y unas cuantas pieles, si de verdad me uno a un invocador, dudo que pueda volver a tener tiempo para la forja, además me gustaría regalarles algunas armas o armaduras o lo que tenga a mano para impresionarles.

Al levantarme  leo la nota dejada sin expresar ninguna emoción.

--- Vamonos, el ferri nos espera- digo a mis compañeros mientras salgo de la tienda, al subir al ferri me disculpo ante mis compañeros y me meto en una zona donde nadie pueda verme y alli rompo a llorar, no comprendia por que me habian abandonado¿habia hecho algo malo? ¿ Habian visto que no tenia la madera de invocador? Todas esas preguntas me atormentaban, así que me quedé alli un buen rato hasta desahogarme por completo, cuando lo hago,salgo del Ferri para que el aire me de un poco; finalmente llegamos a Kikilia, un bonito pueblo en la orilla...

--- Bueno, vamos hacia el templo? hay que atravesar toda la selva, espero que no nos pille la noche o nos perderemos... 

Aquel viaje en ferri había sido tranquilo y sin incidentes y no les hacían trabajar como mulas, lo cual era de agradecer, pero Jumai habría preferido machacar cien flanes a aquella situación. Acababan de perder a dos guardianes y se notaba que Khenta estaba ausente, debía estar culpándose a sí mismo por su marcha.

Cuando el invocador se retiró para estar sólo, Jumai vio la oportunidad de hablar con sus compañeros guardianes:

-No se qué habrá empujado a Lilith y a Yusuke a dejarnos, pero ahora somos sólo tres guardianes, debemos ir con más cuidado todavía. Y aún más si tenemos a gente extraña que nos vigila e intenta matarnos en medio del mar y nuestro invocador es mal visto allá donde va. Que Yevon nos ayude... espero que en las grandes ciudades la gente sea más tolerante. 

Por suerte, el viaje fue mucho más corto y llegaron en seguida a Kilika, el hogar del segundo templo. Khenta quería avanzar sin demora al siguiente templo, y Jumai no iba a oponerse pero si iban a adentrarse en la jungla de Kilika debían asegurarse de ir preparados. -Perdernos no es nuestro único problema, una jungla tan densa debe estar llena de fieras. Estad preparados para cualquier cosa. 

Vuestro objetivo es claro: El templo.

En cuanto ponéis un pie fuera del ferri, los ciudadanos salen a recibiros y os saludan haciendo la señal de Yevon. Los niños os aclaman y se escuchan varios comentarios de ánimo... Sin embargo, al cabo de unos minutos, los comentarios de ánimo se empiezan a cambiar por murmullos y miradas dirigidas a las orejas del invocador.

De todas maneras, empezáis a atravesar el pueblo...

Mientras estás trabajando en la forja, empiezas a escuchar aplausos y gritos de ánimo procedentes del puerto.

Cuando miras por una de las ventanas, ves a un grupo de cuatro personas que vienen desde el puerto. Algunos niños y miradas indiscretas les siguen...

Observas que el que va el primero en la marcha es un joven de pelo claro del que sobresalen dos orejas peludas y puntiagudas, así como de la parte baja de la espalda le sobresale un rabo felino. A su espalda lleva una extraña lanza que te parece practicamente una obra de arte, ya que es sencilla, de formas elegantes, aunque no te parece un arma ritual, ya que su filo es brillante y afilado.

Y sus tres acompañantes no se quedan demasiado atrás de las apariencias: una mujer vestida con ropas bastante fluidas y anchas, un sacerdote de un templo y un joven rubio vestido de forma bastante juvenil.

Por el o del pueblo, solo puede ser una cosa. Ha llegado el invocador. Dejando lo que tenía a medias salgo a de la forja todavía sudoroso para recibirle.

Con toda la etiqueta conocía(ninguna), Azazel les salió al paso haciendo una reverencia mientras hacía el simbolo de yevon.

Dirigiendose a Jumai habló un poco nervioso.

Invocador, soy azazel, el herrero. Espero que tengais tiempo de pasar por mi tienda. Tengo algo importante de lo que hablaros.

Urumi se despertó  con la cabeza un poco pesada a causa de la noche anterior. Las dos copas que se iba a tomar con Dynamo se acabaron convirtiendo en alguna más. "No vuelvo a dejar que me líe" se dijo ella, sin embargo lo había disfrutado y les había servido a ambos para disfrutar por un rato de una vida normal. Por lo demás, al día siguiente estaba fresca e incluso mantuvo su costumbre de despertarse ligeramente antes que el resto para realizar unos ejercicios matutinos de meditación sin molestar a nadie. Sin embargo, cuando todos amanecieron hubo dos caras que no aparecieron y de quienes solo quedaban una nota de despedida. Una forma dura y amarga de alejarse, pero dado sus caracteres tan retraídos era algo de esperar. Ella lo comprendió y aunque dudaba si las palabras escritas eran el motivo real de su partida, no le dio más vueltas ya que nunca forzaría a nadie a ir en contra de su propia voluntad. 

-Buenos días- Saludó al grupo con el gesto de Yevón y le dedicó una sonrisa especial a Dynamo, para ver si él estaba igual de fresco despues de la noche anterior. El viaje una vez más sucedió sin incidentes importantes hasta que llegaron al pueblo de Kilika, aunque los ánimos si se notaron más bajos por la pérdida de dos compañeros. Allí la recepción fue más como esperaban aunque no tardaron en aparecer los murmullos, algo que en su estado no les ayudaba. 

-Chicos... había pensado que... tal vez deberíamos dedicarles unos minutos a esta gente. Un discurso alentador por parte del invocador y sus guardianes puede que consiga que pierdan el miedo a... tus orígenes. No podemos seguir siendo más unos simples viajantes que pasan de larg...- 

Un fornido hombre se presentó como azazel interrumpió.

Desciendo del barco y hago un saludo ha todos los presentes, al principio la espectacción está por los aires pero rápidamente va decayendo conforme se va notando mi ascendencia paterna, no puedo evitar menear la cola nervioso aunque trato de mantener una actitud calmada ante la gente, aunque sin mucho exito.

---Es una buena idea Urumi, pero  nuestra prioridad es el templo, ademas, recuerda que tenemos que llegar a Luca para la copa de Blizzball y no deberiamos faltar, quizas despues de haber obtenido el eón podemos quedarnos un breve periodo de tiempo antes de partir hacia Luca...- me callo cuando una figura imponente se acerca, no es tan grande como yo, auqnue si claramente mas mayor que yo, aunque eso no es de extrañar...no puedo evitar reirme cuando el hombre se acerca dirijiendose a Jumai como el invocador, aunque carraspeo enseguida tratando de recuperar la compostura.

---Creo que se ha confundido señor Azazel, el invocador soy yo, Jumai es mi Guardian...- digo mirandole divertido- ¿ de que quiere hablar?

Ahahaha, perdón, al ver una lanza dan bien hecha asumí que seriais un guardían guerrero.

Se removió incomodo ante su gran fallo y esperó que no se lo tuviera en cuenta. Después contó a los guardianes y no le salieron las cuentas...

Vereis me gustaría viajar con vosotros...

No quería explicar nada más en medio del camino, si le decían que no y los del pueblo se enteraban su vida sería peor todavía.