Partida Rol por web

La noche fue entretenida aunque nada del otro mundo, disfruté conociendo más a Urumi y notando que ella también podía divertirse como una persona normal.

Al otro día busque darme al menos una ducha rápida antes de bajar para reunirme con los demás para el viaje en ferri.

La despedida fría e inesperada de Yusuke y Lilith me tomó por sorpresa, sobretodo por la última, parecía muy dispuesta a ayudar a Khenta, de todos modos no podía juzgarlos aunque era un golpe duro no me imaginaba lo difícil que sería para nuestro invocador.

Me quedé medio pensativo, sentado en un rincón y al tener las gafas siempre no se sabía si estaba durmiendo o no, aunque devolví la sonrisa en cuanto sentía la mirada de Urumi.

Al llegar a la ciudad note como todos nos recibían con buenos ánimos, los cuales de a poco iban menguando al ver el origen de nuestro protegido, sin embargo no por eso me desanimé.

Escuché a Urumi y me pareció una gran idea, de hecho estaba a punto de subirme a un lugar alto para comenzar a hablar, pero en ese momento un joven bastante fornido y transpirado salió a nuestro paso.

Sonrio ante su comentario.

--- Es normal...pero no deberia juzgar a las personas por  lo que portan, un ejemplo muy claro es el Alto invocador Ohalland, era un jugador de Blitzball originario de aqui, jugaba en el equipo de los Kilika Beast...- digo con amabilidad, mi expresión se prona extraña y ladeo un poco la cabeza con cierta curiosidad- ¿por que quieres viajar con nosotros?

Por varias razones... Hizo una pausa para mirar alrededor. Que preferiría no discutir en publico, de ahí que pidiera que me visitaran cuando tuvieran tiempo...

Me quedo callado unos instantes.

---Esta bien.... necesitamos un guia para que nos lleve al templo, así que sí quieres mientras nos guias podemos hablar del asunto sin que nos oyeran...¿Te parece bien?-Digo , aunque dirijo una mirada a mis compañeros haciendole saber que tambien va por ellos

A Jumai le hizo gracia el fallo del joven. Le recordó a un compañero del templo que siempre confundía los cargos del templo y al hablar con los monaguillos les asignaba títulos de sumo sacerdote. 

-Aunque no lo parezca, este viejo es un guardián -dijo refiriéndose a si mismo. El aire misterioso con el que hablaba, como si quisiera contarnos algo en privado no le agradaba en absoluto, pero era una buena oportunidad para conseguir un guía de Kilika. 

¡Ah! Si, claro, dadme un momento para ponerme la armadura y coger mi arma, puede haber monstruos por el camino.

Sin esperar una respuesta ,el grandullón sale corriendo para entrar en la herrería y empieza a ponerse pieza a pieza su armadura. En poco menos de 5 minutos ya está de vuelta con ellos resoplando.

Bien, uff, ahh... Tras unos segundos para recobrar el aliento empieza a caminar en dirección al templo.

El invocador y sus guardianes, acompañados de Azazel, comienzan su andadura hacia el Templo. Parece que los objetivos de Khenta son claros: Primero el Eon y luego ya tendrán tiempo para que Dynamo intente ganar unos cuantos amigos en Kilika.

Avanzamos por la selva en silencio durante unos largos minutos,mientras caminamos apoyo la lanza.en el suelo a modo de bastón.

---Bueno,Azazel,ahora que estamos solos cuéntame por que quieres viajar con nosotros...-digo mirándolo unos instantes y luego centro la mirada en el camino con aire reflexivo

Bien... uno de los motivos es que el pueblo se me ha quedado pequeño, y quiero ver y aprender de otros herreros. También quiero provar mi valía como guerrero pero...

Tras unos segundos pensativos, coge aire y dice algo que es muy dificil para él.

Desde que mi maestro cayó en desgracia con el templo, casi la totalidad del pueblo me ignora, evitan pedirme trabajo, prefieren pedir de otras islas, e incluso sospecho que me cobran más por la comida o lo que les pido.
 

Mientras avanzábamos llevé mis manos tras mi nuca siguiendo al grupo, tan solo escuchando a Khenta y al herrero que quería ser guardián.

Al parecer todo este grupo esta compuesto por parias de una u otra clase, interesante...

---Entonces.... ¿por que no pruebas suerte como mercenario?- digo algo confuso, entendia lo de su maestro, las enseñanzas de Yevon estan para algo, aunque desconocia que habia echo su maestro para que el templo se pusiera en su contra...-Por tu aspecto serian un gran guerrero y mucha gente podria contratarte como guardaspaldas....

¿Quien hay más importante que proteger que a un invocador? Y que no tenga un ejercito a sus espaldas...

--- Bueno, veremos de que madera estas hecho en la Prueba....- digo con un cierto tono mas duro de lo normal, mi rostro cruza una sombra de dolor al recordar a Lilith y Yusuke y me paro bruscamente, cuando hablo lo hago con la voz algo ahogada- Id vosotros delante....yo... ahora os alcanzo....

El grupo se adentró en la jungla y Urumi procuró siempre mantenerse a la cabeza haciendo frente a cualquier amenaza nada más manifestarse. Se mostró ligeramente distante con el herrero. Su aparición espontánea le recordaba demasiado a la de Velfire y tal vez ese pelirrojo había hecho que la confianza de Urumi con los desconocidos hubiese quedado trastocada para siempre. A pesar de que hasta el momento había cumplido su promesa de proteger a Khenta frente a todo, seguía culpándose por semejante descuido entonces. 

Intranquila por esa desconfianza decidió compartirla con alguien más sabio que ella y se dirigió en confidencialidad a Jumai, sin el propósito de sembrar desconfianza. -Jumai. No me fío del herrero. Su aparición es demasiado casual, como pasó con Velfire. No le voy a quitar los ojos de encima. Pero tal vez me esté precipitando, me gustaría saber que opinas tú. Yo conozco poco del mundo fuera de mi ciudad natal, pero tal vez tu con tus conocimientos hayas oído algo de su nombre o sus trabajos.- 

Intercambió palabras con el monje con gusto y cuando vio a Khenta retrasarse, haciendo caso omiso a sus órdenes se encaró a él. Le puso una mano en el hombro, y le tendió la otra hacia arriba, ofreciéndosela: -No dejaremos a nadie atrás. Nunca más.-

La selva de la isla es un lugar impresionante y bello, pero un tanto agobiante. El ambiente es húmedo y cargado, y tan sólo se ven árboles sin importar hacia dónde se dirija la vista. Jumai se mantenía en la retaguardia del grupo, preparado para cubrir a sus compañeros en caso de amenaza. Tras un rato intentando mantenerse orientado, Jumai se rindió y finalmente se dejó guiar por el herrero del poblado. No le gustaba depender de alguien que acababan de conocer, pero no había más remedio. El joven no parecía tener malas intenciones, pero no dejaba de ser un desconocido y por lo que contaba había tenido problemas con el templo. Mal asunto. Y parecía que Urumi pensaba igual

-Haces bien en estar alerta -comentó con la joven, intentando mantener la privacidad- Parece que Khenta quiere darle una oportunidad, pero nuestro deber es mantenerle a salvo de cualquier peligro, incluso de si mismo. Y si el templo no tiene buenas relaciones con él por algo será, quizá lo descubramos allí. Si resultan ser prejuicios como los que se profesan hacia nuestro invocador, nuestra preocupación habrá sido en vano. Pero mientras no sepamos nada, debemos mantenernos en guardia.

Mientras avanzáis por la selva, varios monstruos os asaltan...

El grupo, a pesar de haber conseguido su primer Eon, parece que no se encuentra de todo en forma. 

Todos ellos, incluido el misterioso herrero, logran evitarlas acometidas de los monstruos que van encontrándose a su paso. En comparación a la semilla de Shin, no representan una verdadera amenaza para el grupo. 

Sin embargo, parece que el ataque sí se ve afentado.

Ni Urumi ni Khenta parece que están diestros golpeando a los monstruos, ya que estos evaden sus ataques con relativa facilidad. Incluso Dynamo, en un ataque que realiza contra un extraño murciélago de un solo ojo, pone en peligro su integridad, dejando abierta su defensa para un contraataque. Por suerte para el grupo, estas carencias ofensivas son compensadas por Jumai y Azazel.

El antiguo sacerdote, haciendo gala de todo un arsenal de hechizos mágicos, ataca sin descanso en las debilidades elementales de los monstruos, mientras que el herrero, con su descomunal Hacha de Guerra, parte por la mitad a los monstruos como si se trataran de mantequilla.

Y así, una vez con el camino despejado, seguís avanzando.

En un momento del trayecto Khenta se retira unos segundos, aunque vuelve al rato ileso e intacto.

A los pocos metros veis las escaleras que conducen al templo...

Finalmente, tras abrirse paso entre la vegetación y los monstruos de la selva, llegaron a las escaleras que subían hasta el templo. Su guía aspirante a guardián había demostrado ser bastante útil en batalla y les había salvado de muchas amenazas mientras avanzaban por el bosque, además de guiarles bien hasta su destino. Jumai seguía vigilándole de cerca, pero al menos iba ganando méritos. 

-En estas escaleras solía entrenar el alto invocador Ohalland antes de comenzar su peregrinaje. Es todo un ejemplo de esfuerzo y superación ¿no creéis?