Partida Rol por web

Un nuevo día amanece y el sol ilumina el discreto pueblo de Kilika.

Tras el viaje al Templo para conseguir el nuevo Eon y la vuelta al pueblo, con alguna que otra herida extra, el grupo se despierta en casa de Azazel. 

Aunque pequeña, al menos han podido dormir a cubierto y descansar.

Ahora la mañana les espera y el tiempo comienza a correr. La tienda del pueblo está abierta, al igual que la posada, y no debe tardar mucho para que llegue el Ferry que os lleve a Luca, el siguiente destino del peregrinaje.

Su casa era pequeña y, pese a tener 2 camas, no era suficiente ni de lejos. Se disculpó varias veces por ello y cedió las dos camas a Jumal y Khenta. Aunque durmió en el suelo con mantas no tardo nada en dormirse, ya que tras el fatigoso día, además tuvo que preparar su equipo de viaje.

Necesitaré tomaros unas medidas, veré que me da tiempo a hacer antes de irnos...

Empezaré por el arma de Dynamo, puedo más o menos tratar cuero en le barco, pero necesito una forja de verdad para templar el acero.

Pocas veces he dormido mejor. Después de un día tan movido, había caído rendido nada más tocar la cama. Ahora me siento como nuevo, como si acabara de empezar el peregrinaje. Me siento mal por los demás, que han dormido en el suelo. Azazel insistió en que durmiera en la cama y no tuve fuerzas ni para negarme. La cama en la que dormía de novicio era más dura que este suelo, pero el tiempo no pasa en balde y la espalda de los veinteañeros aguanta mucho más que la mía. 

Por la mañana tuve que cambiarme de ropa, el hábito que llevaba estaba lleno de arañazos y desgarros. Seguro que nuestro herrero podría arreglarlo en cualquier momento, ahora quería aprovechar sus últmos instantes en la fragua.

-No os entretengáis mucho con eso o perderemos el ferry. Voy a ver la tienda del pueblo antes de irnos- Hasta ahora habían tenido suerte en las batallas, pero no estaban preparados para monstruos venenosos por ejemplo. Luca es una ciudad grande y con más tiendas seguramente, pero no tenía la selva de Kilika con sus hierbas medicinales.

Tras salir a dar un paseo por la noche para vigilar el área y despejarme me quedé a dormir en la casa de Azazel tal como nos ofreció.

Dormí en el suelo y le pasé mi manta a Urumi para que la pusiera sobre este y pudiera dormir más cómoda, una vez que todos estuvieron acostados me quité las gafas y voltée de costado para descansar un poco una vez llegó el sueño.

Al otro día escuché movimiento y me senté, colocándome las gafas y estirándome.

-Si puedes hacerme otra daga igual te lo agradecería, tenía una daga de parada pero se perdió en el mar en un ataque de Sinh-

Tras decir esto bostecé.

-Creo que iré a buscar algo para comer y de paso comprar algunas cosas-

Agradecí el gesto de Azazel de ofrecerme una de las camas pese que era su casa, así que dormí  bastante bien en comparación con el resto, la prueba y el orador me habian dejado agotados por completo pero al dia siguiente estaba mucho mejor; estaba preparando mi macuto cuando oí los comentarios.

---Yo te acompañaré Jumai- digo recogiendo mis cosas y saliendo con él- Me interesa ver que venden que nos pueda servir para el viaje...

Me desperté tras una noche de descanso que necesitaba. Los lechos tuvieron que improvisarse pero la casa de Azazel resultó de lo más acogedora. Me imagino lo duro que tendría que ser para él renunciar a ella, y cómo de convencido está de ser un guardián para no lamentarse por ello.

Dynamo me cuidó por la noche, con esos pequeños gestos como los que tiene por el día, aunque sigo cuestionándome por qué tiene esos momentos de auto aislamiento. Supongo que todos necesitamos tiempo para nosotros mismo, yo la primera. Me desperté pronto, lo suficiente como para hacer mis prácticas de Tai Chi y mis meditaciones reglamentarias, así como orar a los eones como muestra de respeto. Cuando ya estaba espabilada me reuní con el grupo.

-Azazel, si vas a trabajar en la forja, me encantaría echarte una mano. Es una oportunidad de oro para ver como trabaja un artesano como tú. Respeto mucho ese tipo de trabajos.-

De esta forma, el grupo se separa de forma momentanea.

Por un lado Azazel y Urumi se quedan en la casa de este, ya que el herrero va a aprovechar la mañana.

Mientras que por el otro, el resto del grupo decide ir a ver lo que las tiendas les pueden ofrecer.

Kilika es un pueblo pequeño, de manera que no os cuesta llegar a la única tienda que hay.

Allí la mujer os mira con una gran sonrisa, sois clientes al fin y al cabo, aunque de vez en cuando esta se endurece cuando ve las orejas y el rabo de Khenta... 

Su variedad de producto no es muy extensa, aunque no está mal...

Al entrar en la tienda note el gesto de la mujer, menos mal que yo andaba ocultando mis rasgos más característicos o todo Spira nos odiaría.

Me acerqué a ver la mercadería y mientras examinaba eso le pregunté a Khenta.

-Cual es el próximo Eon que iremos a buscar?-

Ya estoy empezando a acostumbrarme a las miradas intensas y las muecas de disgusto mal disimuladas de la gente. Ya me parecen algo normal, pero no creo que vayan a rechazarnos como clientes. Después de ver lo que tienen expuesto, intento pensar qué es lo más necesario (no podemos llevarnos toda la tienda encima)

-Hmm, con las pulseras de Urumi, mi magia y el nuevo eón no necesitaremos armas de fuego, diría yo. Y en cuanto a la gabardina antifuego la veo un poco... circunstancial. La verdad es que, aunque Urumi y yo podamos curar, estaría más tranquilo si llevaras una poción encima Khenta. Y de materiales de forja la verdad es que no se gran cosa ¿Cómo lo veis vosotros?

Observo la mercancia con cierto aire critico en las cosas hasta que oigo la pregunta de Dynamo.

--- Está un poco lejos, se trata del Templo de Djose, pasaremos una temporada en Luca para descansar y luego proseguiremos hacia el norte, este templo tiene algo peculiar, pero no os lo diré para que que sea una sorpresa- digo sonriendo divertido mientras cojo una poción- Esta bien, me levaré la poción.

-Ok, supongo que con eso debo de conformarme, cualquier cosa confiaremos en tu juicio y en el de Jumai, llevaría un arma pero probaré que es capáz de hacer Azazel antes, por lo que tomaré una poción-

Pasame las tenazas, ¿crees que le gustará así? ¿es diestro, no?

El tiempo le pasó volando a Azazel en la forja, era raro tener a alguien con quien hablar mientras trabajaba, y era bueno poder preguntar por las preferencias del que iba a usar el arma, aunque por supuesto era mucho mejor hablar con el , pero no se quejaba.

- Aquí... Aquí tiene... - Dice la tenderá dando a Khenta una pequeña botella. - Gracias.

Se trata de una pequeña botella con un líquido rojo que burbujea en su interior. 

-He visto que se desenvuelve bien con las dos manos. Es múcho más hábil de lo que parece a primera vista.-

Urumi continuó la mañana ayudando a Azazel con las pocas tareas en las que podía dada su inexperiencia. Era admirable la fuerza con la que golpeaba el acero para malearlo a su antojo con completa seguridad en lo que estaba haciendo. Se notaba que estaba poniendo todo su alma en su trabajo y eso a la chica le encantó. Cuando uno aprendía a fijarse en detalles así casi podía contemplar la esencia misma de la persona. Y esa esencia transmitía el mismo calor que su forja. 

Al principio Urumi no quiso molestarle, pero no tardó en empezar a preguntar todo tipo de cosas relacionadas con el proceso. "¿Qué es esta herramienta? ¿Por qué fundes esos metales juntos? ¿Cómo... Por qué...?". Al final y bastante más rápido de lo que esperaba, el chico le dio los toques finales a la empuñadura, decorándola y Urumi la cogió para verla bien de cerca. La levantó, de modo que la luz reflejaba en el pulido filo y pudo percibir la suavidad de la hoja, la precisión del patrón de cuero trenzado de la empuñadura e incluso los sutiles grabados en el metal que Azazel había añadido por iniciativa propia. 

-Impresionante. Seguro que Dynamo queda asombrado.- Se sentía contenta con la experiencia vivida. -Te puedo ayudar a preparar el equipaje si lo necesitas. O tal vez prefieras ir a despedirte de alguien. De todos modos solo nos queda esperar a que los chicos vuelvan de hacer compras. Ya no deben de tardar demasiado.

En apenas una hora, Azazel logra crear la base para una daga para Dynamo. Ya tiene el metal templado y listo, solo le falta afilarla y reforzar la empuñadura con tela o cuero para proteger la mano. 

Vista de cerca, la poción tiene un aspecto inquietante con ese líquido burbujeante. Sólo Yevon sabe de lo que está hecha esta cataplasma. Pero si cumple su función de mantener a Khenta a salvo, el resto da igual.

-Bueno, parece que ya hemos terminado aquí ¿Volvemos a casa de Azazel? Tenemos que recogerlo todo antes de que salga el ferry.

Otro barco... sólo de pensarlo ya me empiezo a marear como en el viaje a Besaid. En teoría este viaje será más parecido al de Besaid a Kilika, corto y sin peligro. Agradecería que la tregua se alargase un poco más, aún no me he recuperado completamente de tanta lucha en la selva y en el templo.

En realidad, si me voy es por que no hay nadie de quien pudiera despedirme, ya ves el trato que me han dado en el templo...

Echó mano de uno de los trozos de cuero que estaba guardando para un pedido especial y con cuidado y practica hizo un mango perfecto adaptado al manejo que había visto en las manos de su compañero.

Si puedes ayudarme tendré que hacer inventario y ver que nos llevamos, lo que no, por favor llevalo a vender a la tienda, te darán un mejor precio que a mí seguro.