Partida Rol por web

-Al estadio?- pregunté en voz alta mientras contemplaba la ciudad, no era la primera vez que había ido a la misma, pero me sorprendía que fuéramos al estadio, aunque no era mala idea para distraernos.

-Por mi encantado, de paso podríamos conseguir algo de dinero extra apostando en los juegos, además de que seguramente haya mejor equipo del que pudimos conseguir hasta ahora-

Caminé y me acerqué hacía Urumi, rodeándola con un brazo por encima del hombro.

-Que dices preciosa? Un trago, un juego de blitzball, los dos solos, piensalo-

Me gusta el blitzball, y con toda la gente que se reune alrededor tal vez podamos encontrar materiales por aquí para hacer cosas interesantes... si tubieramos dinero claro.

Desesperanzado siguió a sus compañeros con la cabeza gacha, tendría que haber ahorrado un poco.

-Me parece que estás tomando un camino bastante arriesgado. ¿Estás seguro de querer seguir por ahí?- Respondí con una evidente sonrojo por mi parte. Sin embargo, tampoco hice nada para deshacerme de su brazo. De repente di un pequeño salto cuando me percaté de lo que había dicho y avergonzada traté de corregir el doble sentido. -Eh... dinero... me refería a las apuestas...- 

Me sentía como una tonta adolescente, aunque he de admitir que me hacía sentir feliz. Sin embargo no era el momento para ese tipo de relaciones. No con todo lo que había a mis espaldas. -Ya os he comentado lo poco que me atrae ese deporte. Aunque también es cierto que nunca he tenido la oportunidad de contemplarlo de cerca. Este furor es contagioso y no perderíamos nada por echar un ojo. Nuestro viaje no es únicamente para vencer a Shin, también es para que nos conozcamos a nosotros mismos y al mundo que vamos a salvar-

-Me gusta el riesgo y seguiría todo el camino con gusto- respondí a Urumi sonriendo- y claro, es decir...siempre hay riesgo en las apuestas- la miré de reojo- pero eso es lo que las hace interesantes y las llena de valor-

Seguí caminando sin quitar el brazo y escuchando lo que decían, sobretodo referente al Blitzball.

- Bueno, a mi me encanta, es más creo que hasta podría conseguir algunos buenos lugares si me dan algo de tiempo...- iba a seguir hablando pero lo dejé ahí, no sabía todavía hasta que punto podía hablar de mi pasado.

Mientras dejáis el puerto y os dirigís hacia el estadio, una mujer se cruza en vuestro camino.

Se trata de una mujer de piel pálida pero de pelo negro. Sus ojos dorados resaltan en su rostro, al igual que sus penetrantes labios rojos. Va vestida con una sencilla túnica negra anudada al cuello y un cinturón amarillo.

- Invocador Khenta. - Dice al verle. - Me alegro de verle. No sabíamos si podría acudir a la inauguración o no. - Dice con una media sonrisa. - Si me acompañan, le conduciré a usted y a sus guardianes al palco que tienen asignados.

Y tras esto os hace una indicación para que la sigáis.

---El viaje ha sido largo y con inumerables peligros pero pocas cosas nos podian impedir llegar a la inaguración de semejante evento- respondo con una sonrisa- Estoy ansioso de ver el partido inagural, nunca lo habia visto de manera tan cercana

Tras eso sigo a la mujer hasta el lugar designado mientras me pregunto sí sera un palco solo para invocadores o  para todo el mundo...

La relación entre Dynamo y Urumi es cada vez más cercana. Parece que disfrutan de su mutua compañía, y eso hasta un monje que pasa su vida entre libros puede verlo. En Bevelle, los monjes opinaban que las parejas jóvenes debían casarse pronto y tener hijos antes de que Sinh se lo impidiera, por lo que veían cualquier relación extramatrimonial algo innecesario e incluso reprochable. A mí, en cambio, cualquier cosa que haga feliz a la gente y le haga olvidar las penas de la vida sin contradecir el Dogma me parece bien. Lo que no me parece tan correcto es que todo esto ocurra durante el peregrinaje de un invocador, sabiendo todo lo que implica. 

Pero ahora lo importante es el Blitzball. Hace años que no veo un partido, en Bevelle no hay equipo. Ver a los niños en la calle con sus balones, entusiasmados por el próximo partido me hace recordar que hace tiempo yo fui uno de ellos. Se merecen crecer en un mundo sin Sinh, y tal vez nosotros podamos lograrlo.

La mujer comienza a conduciros hacia el estadio, cruzándoos en el proceso con infinidad de gente.

Muchos de ellos no os prestan atención, hay demasiada gente y demasiada emoción en el ambiente como para fijarse en un grupo de desconocidos.

Otros, por el contrario, se fijan en las orejas y el rabo de Khenta, echando miradas de extrañeza e incluso, algunos, de desagrado.

Sin embargo, sí que hay uno que os mira.

- ¡Eh! - Grita al ver el grupo. Aunque como vais en direcciones opuestas, os vais separando de él. - ¡Eres tú! - Dice señalando a alguien de vuestro grupo, aunque con la gente que hay, le mueven y no tenéis claro a quien señala. - ¡Si es... - Pero sus últimas palabras las enguñen la multitud mientras os seguís alejando.

TRas un par de minutos más de caminata, la mujer os lleva a una puerta. 

- Este es su palco...

Al abrir, veis que estáis en un palco para vosotros solos. Es bastante amplio, con varios sofás esparcidos por la zona y con vistas al campo, siendo estas a media altura, ideales para ver el partido.

Sigo a la mujer abriendome paso entre la multitud, de vez en cuando voy mirando  a mi alrededor, aunque es más para ver el aspecto del estadio que de la multitud en si, solo hay un momento en el que me giro hacia alguien de la multitud cuando oigo como parece que conocen a alguien de nuetro grupo, miro al chico tratando de distingirlo pero apenas veo nada con todo el barullo.

Finalmente llegamos a nuestro palco, agradezco a la mujer que nos ha guiado y entro en la plataforma, me acerco hasta el  borde mismo del balcón permitiendome una magnifica vista del estadio y de su alrededores, así que aprovecho para mirar a quienes tenemos en los palcos vecinos ( sí se puede)

Azazel llevaba un rato mudo, todavía no estaba comodo en compañia del invocador y no había acabado de asimilar eso de ser guardian.

Mientras seguia mecanicamente a la mujer, pensó en lo acostumbrados que parecían de este trato de favor los demás, a él se le hacía muy raro.

Cuanto más nos acercamos al estadio, más gente hay a nuestro alrededor, hasta que acabamos en medio de un auténtico rebaño de personas. No sabía que había tanta gente en Spira...

Por suerte, no tenemos ninguna incidencia durante el paseos. A parte de las típicas miradas a Khenta, no perdemos a nadie por el camino y llegamos todos a salvo al palco. Tan sólo ha habido un momento extraño, cuando alguien de entre aquel gentío ha parecido reconocer a alguien del grupo. No parece una amenaza, y como no nos sigue pronto le perdemos de vista.

Al llegar al palco, veo a la multitud que se ha reunido para la inauguración de la temporada. A este acto tan importante debe haber asistido algún venerable. Asomándome al balcón, busco el palco de Yevon con la mirada.

Avancé por las calles, abriéndome paso entre la multitud que se movía frenética de un lado a otro. La emoción por la competición inundaba el ambiente y las conversaciones de nuestro alrededor se enfocaban en el mismo tema. El partido. Llegó a resultarme cargante escuchar la palabra Blitzball aquí y allá, de modo que me centré en mi tarea: Acompañar a Khenta. De modo que procuré mantenerme lo más próxima a él que podía. Por un momento me pareció escuchar una voz que se refería a nosotros, pero no le hice el menor caso, pues estaba absorta con mi trabajo. Además la corriente de gente casi nos empujaba adelante sin dejarnos parar a mirar la ciudad.

Finalmente accedemos al palco reservado. Un lujo que ni merezco y realmente ni me interesa demasiado, pues el partido será a lo que menos atención preste. Le agradecí a la mujer y me despedí de ella con el símbolo de Yevon. 

-Permíteme sentarme a tu lado Khenta.- Cuanto más cerca suyo estuviera más fácil me sería protegerle. No había motivo real por qué temer, pero prefería estar preparada para los sustos. Además, ya que era un lugar reservado para nosotros, implicaba que seríamos fáciles de localizar para quien le interesara. Para bien o para mal.

Mientras avanzábamos pude escuchar una voz que parecía llamarnos, miré y seguí caminando.

Dejé de abrazar a Urumi y empecé a mirar a las personas que nos cruzábamos, nunca se sabía cuándo uno podía encontrarse con un amigo de lo ajeno y si fuera yo, elegiría justamente los lugares más transitados para "trabajar".

Una vez llegamos al palco silbé asombrado.

-Este si que es un buen lugar- me fije en como se acomodaban todos y yo me dispuse a ponerme en un rincón, apoyándome en los bordes del palco a fin de poder ver todo el juego con detalle y también poder moverme rápidamente de ser necesario.

Al echar un vistazo al hombre que os estaba señalando, te das cuenta perfectamente que te estaba señalando a ti. Puede que te haya reconocido...

En el palco en el que estáis, a parte de estar vosotros solos, veis que, en los laterales, hay gradas normales y corrientes, aunque, por las apariencias de quien están sentados en ellas, la gente no es precisamente de clase media.

- El acto comenzará en aproximadamente media hora. - Dice la joven. - Si desean pueden salir a dar una vuelta mientras empieza, aunque, por favor, intenten estar aquí a la hora acordada. Si no tienen preguntas, les dejaré acomodarse y descansar. 

---Muchas gracias por el ofrecimiento,Urumi, puedes sentarte a mi lado- digo retirandome del balcón y tomando asiento, estaba bastante cansado y no me apetecia salir con la muchedumbre fuera- Tengo una duda ¿hay más invocadores que han asistido a la inaguración? De ser asi ¿ Hay una invocadora llamada Darla?

Darla, la invocadora de Bevelle. Comenzaron su viaje a la vez, y sin embargo no nos hemos topado con ella y sus guardiantes en ningún templo. Tal vez para algunos los vientos soplen mejor que para otros... ¿Habrá conseguido la ayuda de algún orador? Con lo que seguro que cuenta es con el favor de la gente. Sin miradas de extrañeza, seguro que la gente se derrite a su paso. Pero fue precisamente por eso por lo que me fijé en Khenta, porque incluso en su situación está dispuesto a salvar Spira, una tierra llena de gente que le repudia.

También está el extraño invocador del templo de Kilika. Tal vez estuviera también allí, caminando con sus guardianes como si el resto del mundo no existiera.

Mientras pienso en el resto de invocadores, me siento al otro lado de Khenta. Incluso aquí debemos estar preparados para cualquier cosa.

Sin duda hay que tratar bien a los invocadores, aunque aquello le parecía un poco excesivo, no dijo nada. Al fin y al cabo sería la primera vez que podía ver un partido, hasta ahora solo les había visto practicar en kilika.

Eligió un puesto cerca de la puerta, al menos hasta que empezara el partido, para parar a cualquiera que quisiera entrar.

La mujer, ante las preguntas de Khenta, se queda un momento pensativa.

- Según tengo entendido, contándole a usted, hay cinco invocadores en el estadio. ¿Ve? - Pregunta mientras señala las gradas.

Mueve la mano para indicaros otros cuatro palcos que, entre todos, formarían una estrella de cinco puntas. Los que tienes más cerca estarán a unos veinte o treinta metros de vuestra posición, y con los muros, se os es imposible ver quien está en ellos. Mientras que los que tenéis en frente, tenéis entre medias la estructura de la esfera de agua que os impide la visibilidad.

- Y en cuanto a los nombres de los otros, creo recordar que en la lista de los invocadores a los que se les había invitado había una tal Darla... Aunque no se lo podría asegurar al cien por cien. 

---Muchas gracias por la información- digo inclinando la cabeza- Es una amiga mia muy intima y me gustaria verla antes de que nuestros caminos se separasen de nuevo, supongo que tras el partido tendremos la oportunidad de vernos, desconocia que tantos invocadores estarian aqui...

miro hacia la esfera de agua y espero pacientemente a que empiece el partido