Partida Rol por web

Al salir, Azazel pregunta a Urumi directamente.

¿Que demonios ha pasado? ¿Por que actuan así contigo?

El camino de Mi'ihen... Largo y peligroso...

Los guardianes, haciendo su trabajo se ocupan de proteger a Khenta, golpeando y atacando a todo lo que se acerca. Sin embargo, el cansancio hace mella en ellos hasta que un monstruo logra hincar sus dientes sobre el invocador. Por suerte, es el único que sufre daños en este momento.

A pesar de esto, el grupo avanza.

Urumi, por su parte, permanece silenciosa, como si en su cabeza estuviera dando vueltas a lo ocurrido...

Todo parece normal... Calmado, a pesar de los monstruos, y sin incidentes...

Hasta que, justo cuando entráis en la senda de las Rocas Hongo, al borde del acantilado, veis un carro.

Parece un carro de mercancía que está justo en el borde, con una rueda suspendida en el aire. Está a punto de caer al vacío... No veis el Chocobo que debería tirar del carro, ni tampoco a ninguna persona cerca.

¡Demonios! Sin esperar mucho, Azazel corre directamente hacia el carro para intentar agarrarlo gritando para ver si hay alguien dentro y empieza a tirar con toda la fuerza que puede.

El abrirnos camino no había sido tan complicado, aunque quizás por un descuido nuestro invocador, que es a quien debíamos proteger, siempre terminaba con algún golpe, tal vez no fueramos los mejores guardianes después de todo.

Busqué indagar el porque la trataron tan mal a Irumi y también quise hablar con ella, pero se mostraba parca y poco recíproca,mientras caminábamos vi el carruaje y lo que estaba pasando, Azazel se lanzó a tirar del carruaje aprovechando su monstruosa fuerza, mientras que yo abrí la puerta del carruaje para ver si aún había alguien dentro.

Mostrando todo un alarde de fuerza bruta, Azazel coge con decisión el carro y lo levanta, colocándolo correctamente sobre el camino.

Al estar ya en un sitio sin peligro, os fijáis que se trata de un carro de mercader, ya que, en su interior, hay varias baratijas, alimentos y diferentes cosas por el estilo.

Sin embargo, no hay rastro del mercader por ningún lado...

Resoplando por el esfuerzo busco una falca o algo parecido para que el carro no se mueva más y miro hacia abajo gritando.

¡Hola! ¿Hay alguien?

Le parecía muy extraño aquello. ¿Tal vez cayó abajo?

----Es muy extraño todo esto... nadie dejaria sus pertenencias a no ser que tuviera una buena razón...o que lo hubieran secuestrado...- digo mientras me acerco con cuidado por e borde y busco con la mirada un cadaver, aunque dudaba que lo viese, despues de eso me agacho y trato de buscar huellas que nos ayuden a desenredar este entuerto...

Echas un vistazo a tu alrededor... Pero no ves nada... No es muy normal encontrar un carro vacío así... 

Sin embargo... Tu instinto te hace mirar hacia abajo, por el acantilado...

Y, al hacerlo, lo ves...

A unos cinco metros por debajo de vosotros, sobre un saliente, hay una joven. Está tumbada sobre la roca... Tiene los ojos cerrados y no se mueve, de manera que no sabrías decir si está viva o muerta...

---Ahi!!!- digo señalando a la figura- Hay alguien herido.

Sin esperarlos, salto hacia ellla, aunque no atino mucho y caigo rodando un poco haciendome algo de daño pero sin importante, algo magullado pero ileso, me acerco a la mujer y la giro para tenerla hacia mi y buscarle el pulso

De forma aparatosa, Khenta basicamente se deja caer...

Tropieza en una roca y cae de forma dura... Aunque, por suerte, parece que no se ha hecho nada... Aunque su caída ha estado lejos de ser buena...

Una vez abajo, comprueba que la joven está viva, inconsciente, pero viva.

Cojo a la mujer entre mis brazos y observo el terreno de arriba, así que decidí usar  la tecnica "viento estelar" que aparte de ser una buena tecnica evasiva, me permitia teletransportarme....

Asi pues concentré mi energia mientras agarraba a la mujer y liberé la tecnica aapareciendo junto a los demas entre polvo de estrellas

Khenta aparece justo al lado de sus guardianes.

Entre sus brazos lleva a una joven de pelo claro.

Está viva, aunque parece que está dormida o inconsciente...

Al ver a la chica me quedo algo sorprendido, era demasiado bella para ser una mercader...sin ofender.

-No se nada de medicina, pero tal vez la magia funcione para curarla- comenté mientras la observaba.

Jumai o Urumi podían curar creo. Miró a sus compañeros, sobretodo a la silenciosa Urumi.

No parece sangrar por ningún sitio, ¿no? Tras mirarla curioso unos segundos se apartó, para que aquellos que podían ayudarla lo hicieran.

- Dejarme echar un vistazo...

dice la joven que, con delicadeza, mira debajo de la ropa de la chica.

- No tiene heridas bajo la ropa... Yo no puedo hacer mucho... Si no hay herida, no puedo hacer nada... Tal vez Jumai tenga algo en la manga...

- Yo tampoco sé nada de medicina. Conozco algún hechizo de curación, pero no parece que esté malherida. Quizá esté sólo inconsciente, intentemos despertarla.

Para ver si responde, la cojo por los hombros y la muevo suavemente mientras la llamo en voz alta:

-Senorita, ¿Puede oírme? ¡Señorita!

Antes de lanzar hechizos sobre gente inconsciente, prefiero al menos intentar despertarla. En momentos como este envidio a los monjes curanderos, ellos sabrían qué hacer.

Cuando Jumai la agita, la joven produce un pequeño quejido...

Después, lentamente, comienza a abrir los ojos...

Con calma, parece que empieza a enfocar... Cuando os veo... Todos sobre ella observando... La joven se pega contra el suelo y pone cara de terror por un momento...

- ¿Quién... quiénes sois?... ¿Qué... Qué queréis?

Apenas veo que la chica reacciona con temor, lo que es bastante normal.

Me acerco un poco y me arrodillo.

-No vamos a lastimarte, encontramos el carruaje colgando del precipicio y a ti tirada, inconsciente, acaso te asaltaron o algo? Somos guardianes en medio de un peregrinaje-