Partida Rol por web

Cuando me ayudan entre ambos a ponerme en pie me doy cuenta de que, joder, aunque me duele todo, no es ni por asomo lo que me dolía en un principio, porque hostia, poco más y me doy por muerta a mí misma.

Así que a pesar de no conocer más que de vista al del torniquete y que por naturaleza soy desconfiada, el tipo vino a ayudarme. Lo mínimo que puedo hacer es devolverle tal favor. Me paro un momento y saliendo de entre ambos, me coloco de tal forma que entre Ashton y yo quede el tipo del torniquete para que así pueda apoyarse en ambos. Le tomo de la cintura para sujetarle aunque sea un mínimo y comienzo a caminar de nuevo, hacia donde indica Ashton, el cual se ha vuelto más fiable que nunca. Al menos cuando tiene que ver sobre qué hacer y a dónde ir.

Angel: Parecía que lo hubieran sacado de una de esas peliculas viejas en las que inevitablemente dos personajes se encuentran en el caos, pero el Karma solía funcionar así. Soplé para apartar un mechón de pelo que se me había metido en los ojos y le saqué un dedo al imbécil que me había empujado. Como si fuera a encontrar una salida. Luego pensé en que, en realidad, no tenía la culpa y que, de todas formas, el karma daría a cada uno lo que le correspondía. Sonreí y conseguí escurrirme hasta donde estaba Helena. 

- Una suerte encontrarte - esbocé una media sonrisa - Lo mismo entre las dos conseguimos arreglar un poco esto. 

 En realidad no tenía ningún motivo para pensar que me ayudaría pero, qué diablos, hasta ahora lo había hecho (detalles como que pudiera ser un bien colateral o una especie de forma de equilibrar las otras cosas que, supuestamente, había hecho, carecían de verdadera importancia).

Aún con la pistola en alto, listo para disparar al que asome la jeta, ya que con las espaldas enormes de Kratos desconozco si les están apuntando con un arma y chupándome la punta del dedo en el que me he llevado un calambrazo, asomo con sumo cuidado la cabeza como puedo, al oír la voz de Julian. Nada más asomar la nariz, me recibe la colleja de Jules...

Miro a un lado y a otro. No entiendo nada. Julian parece muy "relajado" para estar preso. Kratos está haciendo un supuesto intercambio de miradas amenazadoras con Ian, que está agachado revolviendo los bolsillos de un tipo trajeado, tirado en el suelo. Y un tipo uniformado, un Fed, con pinta de estar muy nervioso, no les está apuntando ni obligando a entrar en las celdas...

-Tu no estabas detenido?- pregunto, algo confuso.

-Y quienes son los dos tipos del suelo?- miro a Julian, esperando que me facilite las respuestas, y "Espero que sean buenas! Porqué si he de arreglar esto, las necesitaré para acallar las pocas neuronas que me quedan!".

 Sonrió para mis adentros. Aunque el ojo escuece a rabiar, parece que me han incluido en el grupo.  Al entrar en el ascensor, me pego al tipo de la barba. Su recibimiento ha sonado sorprendentemente sincero a pesar que desvelaba su objetivo a un total extraño mientras que el otro tiene esa desconfianza que esperaba encontrarme.  Luego, la velocidad del ascensor y esa presión en el estómago no me dejan responderles. Para cuando llegamos y se abren las puertas, el tipo afeitado comprueba que no somos los primeros en llegar. Inmediatamente sale y saca un arma. Con resolución se encamina hacia la puerta que hay visible.

 El tipo de la barba sigue conmigo en el ascensor asi que le digo.

-         ¿Te llamas Gordon?.  Yo soy Thornfinn. Espero que no hayan mas explosiones, han sido terribles. Ahora mismo el Embarcadero suena maravillosamente bien.

 Tras un instante, le cojo la mano y le digo

-          No me deje solo. Apenas puedo ver.

Un viaje interesante, aunque los números seguían siendo más impresionantes que cualquier otra cosa. Aún así, los escasos instantes en los que se pudo vislumbrar el vacío exterior consiguieron que Noah sintiera algo de morriña. ¿Donde estás hermano? Su plan de conseguir una nave para alejarse más aun del centro de la federación no estaba saliendo según lo esperado.

- Tu sigue, aprovecharé para abrir las salidas hacia los embarcaderos. Supongo que querréis salir de aquí cuanto antes- Además, no le apetecía nada meterse en lleno en un combate. Prefería evitar el derramamiento de sangre y Dariel parecía alguien capaz de vaciar su cargador antes de plantearse hacer preguntas.

- El nombre es Noah. Encantado Thornfinn, curioso nombre. Bueno, no sabemos qué ha podido ocasionar las explosiones y si quizás pueda haber más. Si es un ataque coordinado seguramente querrán sellar las salidas y el Embarcadero no sea una opción segura- Sinceridad ante todo... -Igualmente, hacia allí nos dirigimos.

Se sorprendió al notar la mano del chico apretando la suya, dispuesto a aferrarse a él. No le molestó.

- Dariel, ¿en qué numero esta la Orpheus?, iré viendo como poder llegar, que tampoco se cual acceso es el que esta bloqueado- gritó hacia el hombre, que parecía dispuesto a olvidarse de él y correr dentro de la sala que acababa de abrir.

Noah y Thornfinn ven a unos metros a Dariel y a otro hombre, abrazado, con confianza a éste. Por detrás de ambos, a otro muy alto y grande, al que Noah reconoce como Kratos, al que le dió el lanzagranadas. No ven más allá ni consiguen escuchar con claridad lo que están haciendo. Sólo les queda esperar con paciencia a que el grupo de hombres armados salgan y puedan finalmente irse.

Pasan unos minutos, en los que parece que están discutiendo la jugada y Miller, el hombrecillo de gafas de pasta negra se separa del grupo, saliendo del cuarto del fondo, con su PDA en la mano y se para en los armarios de cristal, donde están los servidores, ninguno de los presentes parece ver bien qué está haciendo exactamente, pero se ha puesto a trastear y conectar cables entre sí, en un aparente "sin orden ni concierto".

En ese preciso momento, en que Miller ha abierto una fisura en la puerta, al separarse Julian, Kratos y Dariel para dejarle pasar, por uno segundos, tanto Noah como Thornfinn ven lo que hay dentro: Lo primero que ven es que hay una sala grande de paredes blancas, cuya pared de fondo aparece estucada de rojo oscuro, como si se tratara de una de esas pinturas modernas. Luego ven a un hombre uniformado, un fed, que parece estar discutiendo con Julian, Kratos y alguien más. Todos miran hacia el suelo, donde hay lo que parece al menos un cuerpo de alguien trajeado, pero que no parece moverse ni respirar aunque con la distancia se hace dificil de precisar realmente. Finalmente consiguen discernir a un hombre joven de aspecto desaliñado, revisando el cuerpo, con unos guantes azules puestos. Parece que también está participando en la contienda que se está desarrollando.

Dentro de la sala, Dariel espera con algo de impaciencia a que alguien le aclare la situación, porque lo único que consigue ver es que hay dos cadáveres en el suelo, de dos tipos trajeados, un Fed vivo y nervioso, a Ian trasteando entre las cosas de los muertos y todos manteniendo una discusión en la que él ha entrado a medias y con lo que no entiende nada.

Para más inri, los ocupantes de las otras celdas se han despertado con todo el jaleo y empiezan a gritar que ellos también quieren salir.
-No hay derecho! yo ni siquiera hice daño a nadie, sólo era una maldita cartera! Deberíais soltarme a mi también!- se queja el ladrón, un chico joven que apenas debe tener unoss 19 años.
-Yo eshtoy bien *ip* pero eshhtaria mejor en mi cama, puedo irme Sir?- pide uno de los borrachos.
-Yo ni siquiera he matado a nadie maldita sea! Abran la celda joder!- el ladrón ha pasado de quejarse a reclamar con fiereza.
El borracho empieza a eruptar y tirarse algún que otro cuesco, mientras intenta sostenerse como puede en pie y mirarles con los ojos vidriosos del exceso de alcohol.
-Ssssoy inocente, oigan!- levanta un dedo enfatizador éste último. Su nariz roja y la piel castigada de su cara, denotan que lleva una buena turca y que no es ni la primera ni tampoco será la última (o eso cree él).

Jack encabeza el grupo, haciendo uso de Ashton como GPS y radar, quien iba a decir que al final iba a ser útil y todo! Kaplan, a petición de Rousseau, guía al grupo a través de las escaleras de emergencia, en vez de por el ascensor, hasta llegar a la planta de abajo, al centro de información. De algún extraño modo, habían conseguido esquivar los atascos y las acumulaciones excesivas de gente, dejándoles algo más de paso libre para avanzar más rápido.

El descenso por las escaleras es lento y doloroso, a causa de las heridas que arrastran todos, y es especialmente penoso para Rousseau, que siente como la pierna le arde de dolor, a pesar del torniquete improvisado y el apoyo de Ivy y Ashton, que más o menos consiguen sostener a un tiparraco como Joseph y permitirle caminar sin morir en el intento. Aún así, éste no puede dejar de notar el dolor de los tirones cada vez que trata de mover o apoyar levemente la pierna. La maldita astilla le había dejado un bonito recuerdo...

Finalmente estaban en el centro de información, con las pantallas ocupadas repitiendo el mismo mensaje una y otra vez: una mujer con el uniforme fed y el pelo castaño recogido en un moño exponiendo con una voz calmada y fría el mensaje siguiente:

“Atención por favor, ante la situación de emergencia, desde este momento se declara la ley marcial en la skyplex Andromedes. Se ruega a pasajeros, habitantes y viajeros que mantengan la calma y permanezcan quietos donde están. Nuestros agentes les indicarán en breves qué deben hacer y a donde deben dirigirse.  Repito: Manténganse quietos donde están hasta que un agente Federal llegue hasta ustedes y les indique lo que han de hacer. Toda persona que no cumpla con el ordenamiento será bajo su responsabilidad y se considerará como un acto de rebeldía y por tanto podrá ser arrestado por amotinamiento.”

El mensaje que ha dado la mujer se repite en bucle, con pequeñas pausas de 15 segundos entre cada tanda.

Y rodeándolo todo, unas fuertes paredes de metal y cerámica y unas pantallas que han sido tomadas por los Feds, sin información útil de ningún tipo.

Lo malo es que la realidad, en el interior de dichas paredes, está siendo muy distinta, el centro de información del embarcadero es un bullidero caótico de gente histérica, yendo y viniendo, tropezando y pisoteándose entre sí y un puñado de feds intentando mantener el orden con escaso éxito. De hecho, uno de ellos está pidiendo refuerzos por el comunicador de mano. Pronto la situación iba empeorar y mucho y puede que hubiera soldados disparando a las masas si la cosa no se calmaba...

Entre esa gente revuelta, se encuentran dos mujeres, Angel y Helena que han vuelto sobre sus pasos, para buscar una terminal de Cortex el en centro de información. Angel, una chica menudita y morena, parece que es quien da las órdenes y a la vez se resguarda todo el tiempo detrás de la otra mujer. Helena, en cambio, destaca entre la multitud, de hecho, la gente parece que se aparte a su paso, será por el parche que lleva o bien por vestir esa chaqueta de emergencias médicas y un maletín? A saber, pero la cuestión es que a la vista de cualquiera parecen un islote entre el mar de gente. Pero lo más importante de todo, o al menos para Jack, Rousseau y Ivy, parece que es médico o al menos para-médico: lleva un maletín y una chaqueta que la señala como tal, justo lo que necesitan en estos momentos y lo tienen delante de sus ojos, a apenas unos metros!!

Mientras Wladimir está indeciso y muy a pesar de las indirectas lanzadas por la niña llamada Eileen, el tiempo pasa y finalmente pasa lo inevitable, dos agentes Feds llaman a las puertas de la Orpheus para que abran. Se ha de iniciar la distribución de los desalojados.

-Nave Orpheus, aquí las Fuerzas de Seguridad de la Alianza, les pedimos que abran las puertas de su hangar para que algunos de los heridos sean trasladados a su interior hacia tierra firme- expone muy fríamente una voz masculina, haciendo uso de la conexión al cortex de la pantalla que tienen al lado Wladimir. El mismo mensaje aparece también en la pantalla del cortex que hay en el puente, hacia donde ha ido Cassia, en su intento por hacer algo al respecto.

-Si no abren por las buenas nos veremos obligados a abrirlas por la fuerza!- sentencia éste.

Eileen se remueve nerviosa, al lado de Wladimir y se agarra a su brazo con fuerza.

El incesante pitido en mis oidos continua, pero parece que su intensidad disminuye un poco, eso me parece al menos

Miro sin escuchar a la fed en la pantalla, aunque no escuche sus palabras el mensaje es muy claro, tranquilitos o estáis jodidos

Me desentiendo rápidamente del mensaje grabado y miro a la gente, se comportan como borregos asustados, es algo bastante normal, pero entre ellos localizo rápidamente a alguien vestido como un médico y con un maletín, lo que necesitaba o esta pierna acabara matándome, y no es una exageración

-alli-

grito y señalo para que el largirucho y la chica me lleven con la medico

-vamos antes de que atienda a alguien mas, esto se llenará pronto de heridos-

Para cuando me siento en el sillón de Dariel es que en la pantalla aparece la orden federal de abrir. Y sí, lo admito, me pone aún peor de lo que ya estaba. Da igual lo mucho que desee que esto termine de una vez, porque sigo subiendo una montaña cuya cima nunca alcanzo para poder descender de una vez.

-Joo fuen chse...-mascullo, haciendo como que no he oído nada y buscando con la mirada los comunicadores, que solían estar encima de los mandos cuando no estaban en uso, para ver si alguien se ha llevado alguno.

Me levanto, con agujetas de estar tanto tiempo de cluquillas. Y es que jo, es mejor en mi sala de operaciones pero claro, entonces seguiría bajo la mirada de Sargento. Y éso no lo puede permitir, porque sería como bajarle la bragueta y beber de su meado, rendirse, ¡dejar el maravilloso mundo de las drogas! Y ah, chaval, por ahí sí que no paso. Puedes pegarme, puedes burlarte de mi, puedes joderme el culo (literalmente), ¡pero NO puedes tocar mis drogas!

Los prisioneros de las celdas comienzan a armar alboroto y éso alertará a los feds, por lo que hay que darse prisa. Me alejo de los cuerpos mientras le digo a Julian:

- Hay que hacer algo o nos quedaremos sin salida. Dariel, éstos dos nos atacaron y nosotros les matamos. Yo decía de llevarnos los cadáveres porque usaban algo raro que ataca al cerebro. Y creo, que si nos llevamos los cadáveres, podré hallar un modo de evitar que éso nos vuelva a afectar. Quién sabe, igual son terroristas y puedo salvar al mundo patentando algo que lo contrarreste -Sonrío con ilusión, mirando el cielo mientras aprieto un puño semi-alzado. Salvar el mundo. Sí, ése es el motivo por el que YO he nacido: salvar el mundo. Y es que suena tan bien: Ian Green, cirujano jefe salva la vida de millones de personas al encontrar una cura contra... Ian Green, apreciado doctor que demostró la corrupción de Aaron Green -su padre- y salvó al mundo. Ian Green, que tiene unas ganas de fumarse un canuto...

Me acerco a los barrotes y les miro.

- Vamos, vamos. Libres, encerrados... es relativo. Sí, estáis encerrados físicamente. Pero no mentalmente. Todo en sí es una prisión en este mundo, pero por suerte, puedes volar espiritualmente a lugares insospechaaados -Extiendo los brazos, como si fuesen alas- y volar, volaar.

Ante los insultos del que decía no haber asesinado a nadie, hago pucheros y me alejo fingidamente ofendido y vilipendiado.

- No entendéis el arte de la mente, está claro. Incultos -Me acerco a Dariel y le suplico con la mirada-. ¿Podemos llevarnos los cuerpos? ¿Podemos, podemos? -Miro a Julian-. Sólo cinco días y sabré exactamente cómo lo hacen. Palabra de weed scout.

Empiezo a ponerme nervioso. Mas gente, y nosotros sin ponernos con lo que hay que hacer: disimular todo esto y largarnos. Empiezo a ponerme un poco nervioso, así que me paso las manos por la cabeza y miro al doctor.

- He dicho que no voy a meter dos cuerpos en mi nave - le repito, serio - Así que déjame concentrarme en problemas mas importantes que en su estudio idiota de médico ¿vale? - alzo las cejas.

Cojo a Dariel por los brazos.

- Esos cabrones intentaron matarnos pero esa historia te la contaré cuando estemos de vuelta en la Orpheus... Hablando de mi nave ¿teneis comunicación con ella? ¿Está todo bien? - me intereso ignorando a los demás presos - Cuéntamelo mientras intentamos limpiar todo esto.

La cara de Angel al escuchar el mensaje de la señorita Fedmehanmetidounpaloporelculo era todo un poema.

 Sonreí dandole una palmadita en la espalda. -La consola es toda tuya -comenté alegremente antes de dar media vuelta.

Había encontrado unas tarjetas muy interesantes en uno de los bolsillos de la chaqueta. Recordaba como hace algún tiempo, en una ocasión, algún sanitario de guerra ingenuo y poco informado había intentado etiquetarme con una de las negras. Una vez de vuelta del país de las maravillas se la hice tragar...

-paso, soy medico, a ver, dejenme ver...- añadí con la naturalidad y dejadez propia de cualquier paramédico que se precie entre la muchedumbre.

-mmm...-torcí el gesto pensativa al fingir examinar al primero que se cruzó en mi camino -esto no tiene buena pinta... -murmure negando con la cabeza antes de sacar una tarjeta cualquiera. 

Amarillas, rojas, negras... ¿que importaba?, la gente estaba encantada con que alguien les diera una tarjeta de triage y más aún si por las molestias la Skyplex ofreciera un billete de salida gratuito en una nave de la categoría de la Tigris. -aha... eso es señora, muestre esta targeta en la Tigris, la dirección se hará cargo de todo...-añadí por enésima vez. 

-¿negra?, oiga que no estoy muerto! -se quejaba otro. 

Le fulminé con el ojo sano -¿además de muerto es usted medico? -respondí con una ancha sonrisa. El tipo en cuestión enmudeció, al menos tenía una tarjeta para embarcar...

Aproveché una pausa para hacer un recuento de las tarjetas que quedaban, una lastima que no fueran infinitas... lo más probable es que acabaran por arrancarselas unos a otros de las manos. Me encogí de hombros, mientras estuvieran entretenidos en sus asuntos no se meterían en los mios...

Pronto me topé con un nuevo grupo, esta vez eran dos que cargaban con un tercero cuya pierna había visto tiempos mejores (Rousseau, Ashton, e ivy). 

-uff...-puse cara de circustancia -esto tiene toda la pinta de ser cosa de trauma...-para ser un verdadero paramédico hay que ser el rey de la obviedad. -Ponte esto -añadí sin prestar mucha atención a sus posibles réplicas entregandole una tarjeta -yo que tú me daría prisa en llegar a la Tigris...-concluí antes de dar media vuelta dispuesta a largarme y proseguir con mi "buena obra"...

Aquí ya no queda nada más que hacer. Miro al médico, llorando como una nena y esbozo media sonrisa. Patético.

- Vamos, Ian, te han dado una orden. Deja de hacer el idiota.

Me acerco hacia la jaula del ladrón. ¿Ahora nos va a dar problemas este? Echo la mano a la cartuchera, en un movimiento lento, dejando que el preso se de mucha cuenta del gesto.

- Creo que prefieres callarte y quedarte ahí dentro. Si nos das cualquier problema te buscaré por todo el Verso y te cazaré, a ti y a toda tu familia. Y no creas que será una muerte rápida. - Hago una pausa para poner mi sonrisa más perversa. - ¿Tienes hermanas?

Le mantengo un rato la mirada. Con un poco de suerte se meará encima. Sin más, seguro de haberle hecho callar, me doy la vuelta y echo a andar hacia la sala de servidores, cuando paso junto a Julian y Dariel, sin parar de caminar, pregunto.

- ¿Nos vamos?

Y salgo.

Miro a los cadáveres, luego a Ian suplicándome que nos los llevemos para hacer vete-a-saber qué experimentos, en los cuales prefiero ni pensar. Y luego veo a Julian, en su posición de "aquí no me muevo".

-Tah mah duh...- murmuro por lo bajo. Observo la escena de nuevo, más detenidamente: dos cadáveres, con dos tiros en la cabeza, imposible de disimular. Y un Fed como testigo, junto con otros prisioneros, los mismos que ahora mismo están montando jaleo.

-Esto pinta mal...- continuo murmurando, tratando de pensar en un plan de camuflaje de aquel desastre. Me alegro de que mi amigo haya sobrevivido al ataque pero el sitio es un completo desastre.

-No llevo comunicador, sólo me dio tiempo a coger los personales de oreja, uno lo tiene Kratos y el otro lo tengo yo- respondo a la pregunta última de Julian.

"Piensa, piensa, piensa rápido, no nos queda mucho más tiempo antes de que los Feds se den cuenta y bajen!".

-Vale, Jules, sé que me odiarás por esto, pero hay que llevarse los cadáveres. No podemos dejarlos aquí, es imposible disimular qué ha pasado y si no hay cuerpo no hay delito, es así de simple. Si luego borramos los registros -miro hacia Miller, pensaba en intentarlo yo pero cuando miro hacia el pasillo de los servidores y veo que está liado pasando cables, me suena todo extrañamente familiar, así que me da que ya se está ocupando él del tema.

-Los tiraremos en el destructor de basura de la nave o directamente al espacio. Si los encuentran al menos no podrán apuntar hacia nosotros- me adelanto al posible estallido de horror de Julian acerca de la idea -Jules, esos tíos llevan trajes caros, tendrán jefes, jefes con muchos créditos encima y seguro que los buscarán, no pue... no podemos permitirnos el lujo de que te señalen., dejándolos aquí, sin más. Eres el capitán de la nave, no puedes tener antecedentes por asesinato!- intento hacerle entrar en razón.

-Ian ayúdame a trasladar a este. Jules, por mucho que te dé asco el tema, es lo mejor. Dile a K que te ayude a llevar el otro. Intentemos cubrirlos con algo, no habrá mantas por aquí verdad?- pregunto finalmente. Si los tapamos como si fueran enormes mortadelas, igual podríamos pasar desapercibidos hasta llegar a la Orpheus... y de ahí ya librarnos de los cuerpos.

-Y tenemos que dejar inconsciente al Fed, Jules...- le susurro al oído.

 Noah no ha retirado la mano. Bien. No estoy solo. Bueno, solo solo no estoy. De echo parece que  el cuartel parece un salón de reuniones Fed…..salvo por el detalle que solo hay dos Feds entre toda la gente. Miro algo asombrado  como el tipo con  gafas de pasta se ha acercado a los armarios de cristal y se ha puesto a toquetearlos. Parece que sabe lo que hace porque todavía no ha explotado nada ni ha recibido ninguna descarga.  Eso parece controlado.

Lo que no lo está para nada resuelto es lo que pasa en la sala con las celdas.  Hay un Fed inconsciente en el suelo y otro de pie hablando con hombres que parecen amigos de Dariel. No hay que ser un genio para darse cuenta que no deberían estar los civiles allí. El ruido de los presos tampoco ayuda a la situación se calme y pueda tener un final feliz. El Fed debe estar a punto de encerrar a todos aunque solo sea para quitárselos de en medio y poder ir a ver como está la situación en la estación.  Esto tiene que acabar ya.

 Con un suave apretón en la mano, llamo la atención de Noah.

-          Espérame un segundo, voy a ver que es todo ese lio.

Luego, aparto mi mano de la suya y comienzo a avanzar hasta donde está el Fed. Con el mínimo ruido posible, me  voy aproximando hasta donde se encuentra mientras aprovecho su ángulo ciego. Cuando paso al lado de Dariel, le guiño un ojo.  

Una vez que estoy detrás del Fed, saco la pistola que llevaba escondida y le disparo a bocajarro.

El camino de descenso hacia el bunker situado bajo la trinchera es lento, al llevar al compañero herido, el suelo se mueve cuando la artillería dispara y hace apagarse las luces, cuando las luces vuelven ya están al final de las escaleras de emergencia y entran en una sala enorme, llena de gente:

- Esto parece más un hospital de campaña que una Skyplex. - Murmura Jack mirando a su alrededor.

Una fed está hablando en una pantalla, aunque no la oye bien, debido a que todavía oye un pitido consecuencia de la explosión, el mensaje es claro, y no le extrañaría que fuera una grabación, no sería la primera vez, se estremece al recordar la caída de la nave de descenso sobre Hera.

Rousseau señala a una paramédico con un parche en el ojo, y los otros dos lo guían hasta ella. Mientras se acercan a ella, Jack guarda la pistola en uno de los bolsillos de chaqueta, metiendo las dos manos en ellos, para no desentonar llevando solo una mano guardada, y se queda parado, unos pasos detrás de ellos.

Se fija en la paramédico, y en su parche, su cara le suena, pero no consigue ubicarla, está intentando recordar de que la conoce cuando ella se acerca a Rousseau y casi sin mirarlo, ni examinarlo, le da una tarjeta que no consigue ver bien. No es que Jack sepa mucho de estas cosas, pero ha estado en el lugar de Rousseau las veces suficientes para saber que un paramédico no actúa así.

- Disculpe, ¿podría examinarlo con un poco más de atención? - Jack se planta frente a la paramédico, sin dejar de vigilar ni sus movimientos ni a su acompañante.