Partida Rol por web

Cerré los ojos justo a tiempo, porque sino ya me veía ciega por el barro. Cassia me había pillado misteriosamente por sorpresa, consiguiendo para mi ataque y tirándome al suelo. Por suerte, me había dejado un brazo libre que utilicé para pegarle un codazo en el estómago, lo que permitió que me zafara de ella.

Me levanté como pude, ya llena de barro. Me daba que el bikini ya no iba a volver al armario de Ivy. Aún así, pensaba vengarlo, así que cogí a Cassia del pelo y estiré, con mala leche. Lo próximo fue un puñetazo en la nariz con el me sentí jodidamente mejor.

Iba a responder algo al gorila cuando Steve se revolvió en el barro, por fin la pelea empezaba a tener color

color marrón claro

Doy un tiento a mi whisky y sigo el espectáculo con interés

Cassia se lleva una mano a la nariz tras el puñetazo, pero por acción-reacción no es capaz de esperar (y mucho menos de planear) a devolverle el golpe con el puño izquierdo contra su pómulo. Sólo se había manchado un poco de barro, lo que eran buenas noticias, pero le preocupa seriamente que el golpe de la nariz se la deforme de alguna forma.
Eso es algo que no puede permitirse.

Tampoco quiere darle ocasión de que vuelva a golpearla en la cara, así que carga bien el brazo para hundir el puño en el estómago de Steve y aprovecha para volver a revolcarla por el barro.

-Perdona, Steve; pero tengo que ganarme la vida con mi cara.-se disculpa, porque claro, ella es una mujer pacífica aunque le haya dado dos hostias.

Miro a Ian con desprecio.

- Te salvas porque las tetas empiezan a botar. Pero mantén las manos quietecitas si no quieres perder un par de dientes. Creo que eres un chico listo, seguro que serás capaz.

Vuelvo a dejarle en el suelo, le suelto y voy a mi sitio en la fila cero.

En cuanto Steve se revuelve, Jack deja de prestar atención a Kratos y a Ian, ya no son importantes, ahora toda su atención se concentra en la acción que se está produciendo en el ring. Apostó por Cassia más por instinto de jugador que por otra cosa, una apuesta al aire nunca es buena cosa, pero no esperaba que la acompañante fuera tan rápida. Esto puede resultar muy interesante.

Sonriendo le da otro tiento a la petaca mientras mira como el capitán Julian intenta liberarse de las cuerdas que lo mantienen atado.

Le hago un corte de mangas cuando se va, distrayéndome de nuevo con las dos bellas "doncellas" que pelean. "Oh, sí, nena. Muévete, así. Que boten, que boten...".

Cojo una silla vacía y la lanzo contra el cuadrilátero.

- ¡Venga ya, mataos, desnudaos o lo que sea, pero hacedlo de una vez!

- Por una vez, opino lo mismo que el músculo por cerebro.

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