Partida Rol por web

Escucho a Dariel con ironía. Eso hubiera sido lo fácil desde el principio, y ya ni siquiera tengo claro si las consecuencias serán mejores o peores, pero las habrá. Lo sé. "Antecedentes por asesinato".

Me paso las manos por la cara y estoy a punto de decir algo cuando un tio aparece y le mete un tiro al Fed. Instintivamente, alzo mi arma pero conozco demasiado a Kratos y a Dariel como para saber que va con ellos en el plan suicida.

- Mas te vale que salga bien - le murmuro sin mas a mi amigo - Y tengo muchas preguntas que aún no habeis resuelto - les miro - Pero ahora vámonos - me acerco al cuerpo de uno de los tipos trajeados y le hago un gesto a Kratos para cogerle entre los dos.

o me gustaba pensar mal de la gente, pero los fascistas que habían grabado el memsaje y el patético grupo de uniformados no parecían ser capaces en absoluto. Incompetentes e idiotas. La gente no sólo estaba histérica y herida, si no que habían iniciado los saqueos y destrozos. No fui capaz de encontrar ni un maldito panel que funcionase. Por si fuera poco, ahora la gente se peleaba por las tarjetas, sin duda falsas, que repartía Helena. Me sentía frustrada y csi podía escuchar uno de los interminables discursos de mi padre.

"Deberías dejarte de tantas tonterias y continuar con tus estudios. Pero algo útil, nada de tanta teoría absurda. Politica, esa es una buena elección. La gente necesita líderes, alguien que les diga lo que tienen que hacer, que no tenga miedo de tomar decisiones. La escuela de Ciencias políticas, ahí es donde están todos los hijos de buena familia y donde deberías estar tu..."

Y así continuamente. Solo que los líderes de los que hablaba eran todos unos fascistas y los responsables de que ahora solo hubiese un grupo de feds incompetentes. Maldije entre dientes y luego miré de reojo a Helena, que estaba intimidando a un pobre desgraciado que sólo pedía ayuda para su amigo. Y no es que tuviera mucha idea de medicina, pero un torniquete en la pierna no parecía la mejor de las ideas.

Helena había comenzado una de sus historias que no llevan a ningna parte y su indignación iba in crescendo. Era cuestión de tiempo que terminase pegándole, le metiese un tiro o las dos cosas. Me acerqué al herido, lo mejor que podía hacer era darle analgésicos del botiquin y aflojar las vendas.
 
Luego me acerqué a Helena, teníamos prisa y tendríamos que recurrir al plan B. Le tiré de la manga interrumpiendo lo que estaba diciéndo.

- Los monitores están jodidos, han rapiñado hasta los cables - miré al herido ¿habrían desinfectado la herida? No lo parecía - ¿Le han cortado una arteria? - pregunté al desconocido - Si no, deberíais aflojar las vendas... - le ofrecí un analgésico. - También tengo alcohol... - comenté de pasada. Claro el alcohol era la botella de Lucy.

Luego medité las opciones. Había que llevar al herido hasta los enfermeros que había junto a la Orpheus, luego largarnos. Me acerqué aún más a Helena para susurrarle.

- Empieza a decir que las evacuaciones se organizan desde aquí, les envías a todos con el grupo de feds fascistas y nos largamos. - en momentos como este lamentaba no tener acceso a los mismos recursos que mi padre, pero si el precio era encerrarme en un despacho y volverme una encorbatada lobotomizada, que les dieran.

 Observé de arriba a abajo al tipo que se me había plantado delante con todo el descaro del mundo. No solía olvidar a la gente que me debía un favor... Cargué el peso con tranquilidad sobre una de las caderas y sonreí.

Cuando la gente se empeñaba en ser discreta solía ser el momento en que menos lo era. Como cuando uno va borracho y la mejor idea que se le ocurre es hablar demasiado para tratar de parecer sobrio.

-¿es usted médico? -pregunté. Había dado un paso hacia delante, ahora casi podría rozarle con la nariz. -Porque me había parecido que cuestionaba mi trabajo -añadí con tranquilidad antes de darle tiempo siquiera a responder.

Hice una pausa esbozando una sonrisilla pícara, la tensión solía excitarme, lástima que su arma fuera tan pequeña... Aspiré su aroma, olía a sudor. 

La oscuridad de mi ojo sano viajó hasta clavarse directamente en su mirada, como un tiro de sal. -¿quieres saber como perdí el ojo? -le susurré de forma lasciva al oído antes de separarme repentinamente y contra toda lógica. 

Le fulminé con la mirada y me erguí cuan alta era.

-Tenía 6 años -Hice una pausa dramática - se llamaba Timmy...-continué -una fracción terrorista de nazis comunistas le habían implantado un chip en el cerebro -escupí hacia un lado -fueron 74 horas de operación a vida o muerte -añadí señalandome el parche -unos decían que no podría, otros que no debía, había quien me suplicaba que lo dejara. Las lentes de precisión no están hechas para trabajar durante demasiado tiempo ... -

En mitad del climax noté como alguien tironeaba de mi manga. -un segundo. -añadí alegremente alzando un dedo en señal universal de pausa. Angel había vuelto. 

-no te preocupes, los de la Tigris se lo van a pasar en grande...-respondí a su susurro tras lo cual volví a alzar la mirada hacia el ludopata. -como ves, tengo mucho trabajo...-concluí con una sonrisilla inocente, dandole una palmadita condescendiente en la espalda, antes de aprovechar la conveniente distracción de Angel para acercarme a la chica que aun ayudaba a sostener al maltrecho herido, (ivy). 

Llevaba un rato observandola hasta que una de mis neuronas encendió la bombilla... -¡La chica de Badger! -sonreí alegremente, visiblemente satisfecha de haberla reconocido. Tras ello, alcé las manos en señal de paz tratando de parecer lo menos amenazadora posible (a pesar de que siempre que lo intentaba daba la impresión de que algo en el universo no encajaba.) -soy ... amiga de tu hermano (la mayor parte del tiempo...)-añadí tras unos segundos de rápida meditación (solían ser suficientes) -si está por aquí es posible que tenga un negocio que le interse...-concluí esto ultimo bajando la voz hasta un tenue susurro, señalando a Angel con la mirada.

Un viaje en una nave de locos. Eso era lo que Noah había conseguido tras tanto buscar transporte, un maldito sitio en una nave llena de lunáticos violentos.

La actuación de Thornfinn no hizo más que confirmar al armero que los acontecimientos en el Skyplex se precipitaban hacia un final que no iba a ser nada agradable. O quedarse en el Andromeda tras la explosión y muerte de varios Feds, con su consiguiente aumento en la seguridad y normativas excesivas, por lo que le sería imposible salir en un futuro próximo... O unirse en un periplo de locura y muerte junto a los shiong-mung duh kwong-run.

Había abogado por una liberación blanca del prisionero, sin derramamiento de sangre, sin hacer excesivo ruido. Además, el maldito crío parecía ser un vástago demoniaco, con una apariencia inofensiva y unos actos desmedidos.

Noah negó con la cabeza, ya no podía hacer nada. No había a quién proteger, solo le quedaba liderar el camino hacia la Orpheus. Se giró, dando la espalda al grupo y prefiriendo no ver lo que hacían con los cuerpos. Cuando estuviesen a su altura, les guiaría hacia la nave, evitando el acceso bloqueado.

Casi doy un grito de alegría cuando Dariel dice que sí me los puedo llevar a la nave, ¡¡Yuuuupi!!, por fin podré hacer algo interesante en los largos viajes interplanetarios donde desgraciadamente NO se puede fumar ni tampoco puedo meterme mierda fuerte no vaya a ser que me dé por volver a desnudarme para evitar las picaduras de los mosquitos asesinos y vengativos y Julian me eche por la escotilla. O peor, por la taza del váter.

- A veces lo pienso, ¿dónde deben ir todo los residuos de los lavabos en una nave? ¿Lo dejarán caer por el espacio?

Es una gran pregunta a la que nunca he encontrado solución, más que nada porque no me interesa en absoluto la respuesta. Soy más feliz soñando que toda la mierda cae encima del impoluto e impecable traje de impresionar de El Sargento, con él dentro... claro. Me agacho y cojo las piernas de uno de los tipos trajeados, el calvo que parece pesar menos. Todo el mundo sabe que se aguanta menos peso si coges las piernas, así que es lo que yo hago. Ah, astucia amigo.

- Luego os invito yo a un buen lingotazo, joder -¡¡Aaaaaaaaah!! Estoy eufórico perdido. Pronto saldremos de aquí y beberemos, fumaremos (ah, no, que no se puede), follaremos (si se dejan) y lo pasaremos bien. Sí señor. Casi casi quiero saltar de alegría (¡Yuhuu!), cuando todas mis buenas vibraciones se ven ofuscadas por un indeseable mocoso que se carga al fed.

Por alguna razón, nadie le ha atacado todavía por lo que parece que se conocen. Por ende, éso significa que supuestamente ha hecho ésto para ayudarnos. ¡¡Ayudarnos!!

- ¿¡Qué haces!? -Grito, perdiendo por completo mi alegría y permanente felicidad. Miro al niño como sólo un Green puede mirar a alguien tan inferior como el asesino que tenía en frente: con el más absoluto desprecio-. ¿Eres mínimamente consciente de lo que has hecho, enano de mierda? Ahora los feds pensarán que nos hemos escapado matando a uno de los suyos. Por mucho que Miller oculte nuestro rastro, por mucho que no puedan demostrar nada, sabrán que hemos sido nosotros y no descansarán hasta atraparnos. ¿¡Eres jodidamente consciente de la mierda que acabas de lanzar contra nosotros!?

No puedo evitarlo, me alejo de ahí dejando caer con fuerza los pies del guantes azules y rebusco entre mis bolsillos hasta que encuentro un cigarrillo bastante espachurrado. Por suerte, siempre tengo un mechero encima. Me lo enciendo. Al diablo, si ésta nave no soporta el humo del tabaco. Al diablo con todo, joder. Ahora sí nos hemos llenado de mierda y ninguna palabra nos puede sacar de ésta. Ahora sí estamos jodidos. Ahora sí que se acabaron mis sueños de las mil masturbaciones anuales. ¡Nada! ¡Ya no me queda nada!

- ¡No! ¡Adiós a mis fumadas intergalácticas! ¡Adiós al sexo! ¡Adiós a todo por un mocoso crío al cual ni siquiera conozco! -Me llevo un brazo para taparme los ojos, fingiendo llantos-. Oh, Dios, y sólo le quedaban seis meses para retirarse. ¡Seis meses! ¡Pobre Agente Johnson!

Y sin dejar de fumar, me acluquillo frente al agenten "Johnson" y comienzo a rebuscar entre sus bolsillos. Eh, quién sabe, igual tiene algo interesante como un... qué sé yo, un dildo de plástico. Una vez encontré uno. No lo usé, lo juro. Al menos en mí, es antihigiénico. Pero éso ellos no lo sabian, claro. ¿Qué van a saber?

Cuando escucho a Dariel comentar que nos tenemos que llevar los cuerpos, me giro y pongo mi cara de "que te den". Pero me arremango para cargar con el peso muerto. Entonces aparece el chico este raro y le pega un tiro al Fed. ¿Está loco? ¿De qué coño va?. Echo mano a la pistola y le apunto con ella. Creo que somos suficientes para cargar con cuatro cadáveres. Más vale que haya una buena explicación para que no le deje frito aquí mismo.

- ¿Dariel?

Mantengo la mirada al muchacho. Está jugando con fuego, y no me gusta que nadie me meta en problemas. Acaricio el gatillo, es la tercera vez que apunto a alguien en media hora. Y a la tercera va la vencida. Sólo una palabra, Dariel, sólo una, y le pegaré a este los dos tiros que habían merecido el fed, el preso y el médico.

Veo a Jules hacerme gestos para que le ayude con el cuerpo. ¿Está loco? ¿No ha visto lo que acaba de hacer el chaval? Niego ligeramente con la cabeza, sin dejar de mirar al asesino.

Y el necrofílico del médico, rapiñando el cadáver. ¿Qué clase de gente estamos reclutando, Dariel?

Ladeo la cabeza cuando Kratos niega con la suya, intuyendo que algo pasa con el chico, entonces ¿es que no va con ellos?

- Tah Ma Duh... - gruño entredientes, seguido de toda una clase de palabrotas en chino y cosas que ni yo mismo entiendo pero que seguro, no son agradables - ¿Ahora qué? ¿Quién coño es este? - pregunto - Tú - le señalo poniéndome al lado de Kratos - Mas te vale darnos una buena explicación para lo que has hecho si no quieres que mi amigo te meta una bala entre ceja y ceja - le digo alzando una mano para invitarle a hablar - Eso suponiendo que no le diga ya mismo que te dispare...

Observo desde lejos a la tía del parche en el ojo y que, además tenía un maletín en la mano. Costaba creer que fuese médico o algo parecido, estaba segura de que más de uno preferiría amputarse la pierna antes de que ella le atendiese, parece de las típicas que podría dejar que se deslizase un poco de veneno (como quien no quiere la cosa) en el vaso de agua que ayuda a que la medicación pase sin problemas a través de la garganta. Me gustaba, aunque no me fiaba.

Eso si, el que se acercase a mi con las manos en alto, ayudaba a no desconfiar tanto.
- ¿Amiga de mi hermano? -Sonreí y seguí con mi mirada la suya hasta la otra chica. Negocio. Realmente no quería pensar cómo cerraban los tratos.- Está, o eso creo. -Hago una pequeña pausa a la vez que frunzo visiblemente el ceño- No le veo desde poco después de llegar. Pero seguro que sigue vivo. Mala hierba nunca muere... Y el es un grandísimo hijo de puta, así que... -Volví a sonreír- Supongo que daremos con él en breves.

La situación empieza a parecerme bastante estúpida, esa tia con el maletín de paramedico me ha dado una estúpida tarjeta sin mirarme siquiera, y cuando Jack ha intentado razonar con ella se ha puesto a contarle una historia inverosimil. Y por último se pone a hablar de negocios con la chica que me sostiene (Ivy)

Si, sigo sordo, pero siempre guardo mas de un as en la manga

No voy a dejar que me deje tirado de ninguna manera, y aprovechando que esta cerca sujeto su hombro con un movimiento rápido, haciendo que el larguirucho (Ashton) tenga que reaccionar deprisa para que no me caiga

a causa de la sordera grito mas de lo adecuado mientras la atraigo con fuerza hacia mi -oye tu, no necesito tarjetas ni negocios, sino que me extraigan la astilla de la pierna y me cosan la herida, si tu no sabes dame el maletín y ya lo haré yo. Pero ni se te ocurra pensar que me voy a quedar contento con esto mientras te largas-

Mientras digo esto tiro al suelo la tarjeta que me dio antes

Tirada de Alerta (d8) + Bonificación (d2) + Fuerza de voluntad (d6) = 1 + 2 + 6 = 9

Tirada final 9, dificultad 7, Resultado: éxito.

Cuando la "paramédica" se pega a él, para decir una sarta de tonterías, Jack tensa la mano en el bolsillo de la chaqueta del traje, y sonríe fríamente, la forma de moverse y de actuar no es la de un paramédico, parece más bien la de un asesino de alguna triada, o la de algún comando durante la guerra.

Cuando se pone melosa, Jack apenas la oye, pero su forma de moverse le hace recordar, una partida en un casino, mucha pasta, mucho ricachón dispuesto a perderlo todo con una sonrisa y los Luen. Cuando la "paramédica" se gira hacia la chica que ayuda a Rousseau, y levanta los brazos en señal de paz, Jack mira a su acompañante, que parece estar nerviosa y después mira a su alrededor, por si aparecen más terroristas.

De pronto Rousseau hace un movimiento raro y casi se cae, Jack da un paso hacia delante y saca la mano izquierda del bolsillo, por si necesitan ayuda para sujetarlo, parece que el larguilucho se las apaña bien, por lo que vuelve a introducir lentamente la mano en el bolsillo, sin dejar de mira a su alrededor.

- Mierda, necesito un trago. - Dice, pensando que está susurrando, pero en voz demasiado alta.

 -Con eso me basta -respondí a la chica guiñandole un ojo complice. Fue en ese momento cuando el quejica de la pierna tuvo la brillante idea/necesidad de avalanzarse sobre mí.

El problema en estos casos solían ser dos cosas: La primera, que mis manos tenían la costumbre de ir un paso por delante de mi cabeza, la segunda, que mi cabeza raras veces solía poner objeciones a lo que hacian mis manos...

Fue así como terminé por encañonar al cojoquejica, con uno de mis revolveres, en ese agujero tan irritante y molesto que tenía en la cara.

-Ahora tienes toooooda mi atención -ronroneé esbozando una sonrisilla peligrosa mientras mi mano libre terminaba por hundirse en la herida sangrante de la pierna (que tan amable y desinteresadamente Angel se había encargado de psudo-apañar).

-Tú -añadí con rapidez, desviando ligeramente la mirada hacia el ludopata. -olvida lo que estás pensando, no hagas que me arrepienta de haber salvado tu brillante culito blanco.

-y tú -esta vez me incliné ligeramente sobre Ivy -si tienes especial cariño por este tio es el momento de decirlo -concluí antes de volver a centrarme en el susodicho encañonado.

-en realidad, creo que no estás viendo las cosas con perspectiva -comenté alegremente -deberias dar gracias a que aun conservas una pierna y que no se me ha ocurrido tratarte, porque, creeme -me incliné un poco más sobre él -no te gustarían mis métodos -concluí esbozando una sonrisilla inocente.

-a mi modo de ver, tenemos dos opciones -esta vez levanté un poco la voz, refiriendome al grupo en general -la primera es utilizar este uniforme para llegar hasta vuestro transporte -me incliné nuevamente hacia ivy -y allí hablaremos de negocios -

-La segunda, es que continues quejándote y te abra otro agujero en la cara -concluí clavando mi oscura mirada en la suya. -¿y bien señores? ¿que va a ser?

La herida duele como mil diablos y la muy perra lo sabe, pero no voy a darle el gusto de gritar, me pongo algo mas pálido y mi frente se perla de sudor, pero eso es lo único que le concedo, ni mucho menos me asusto por su pistolita

-Mira zorra, me das ese maletín y luego te puedes ir a tomar por culo-

En realidad mi voz suena bastante débil, pero confío que se haya enterado

Cuando la "paramédica" saca su arma y encañona a Rousseau mientras usa la otra mano para apretarle la herida de la pierna, Jack tensa su mano derecha dentro del bolsillo de la chaqueta; cuando le dice que olvide lo que está pensando, sonríe fríamente sin quitarle los ojos de encima; cuando se inclina sobre la chica que ayuda a cargar con Rousseau, Jack da un par de rápidos pasos laterales, para situarse a su espalda procurando que su acompañante, la chica nerviosa y con prisa, quede situada entre ambos, una vez en esa posición cambia ligeramente el peso de su cuerpo para encañonarla bien.

Sin dejar de sonreír, con su mejor cara de jugador de poker, saca la petaca de su chaqueta, con la mano izquierda, y la abre con los dientes, para no dejar de encañonar a la "paramédico" y dice:

- Nada como el buen whisky para calmar los nervios tras una explosión. - Cambia a un tono de voz más seco. - O para celebrar un reencuentro o un funeral. - Después cambia a un tono más alegre: - ¿A alguien le apetece un trago?

 -mala idea Jackie...-

Le vi moverse, asique, manteniendo el cañón dentro de la boca del lisiado, dejé en paz su herida para apuntar al inconsciente ludopata con el otro revolver (aprovechando el momento en que se escondía detrás de Angel). A esta distancia, ni siquiera el cuerpo de la chica le serviría como escudo para el calibre de esta bala. Sonreí de forma macabra.

-te toca a tí LeFay, tu decides, o sacamos un buen pico con todo esto, o nos vamos todos al infierno -concluí sonriente. Cuando uno se movía entre los límites de la locura, la propia seguridad se convertía en algo superfluo, he aquí pues la diferencia entre los jugadores de casino y Helena Tijeras: Helena Tijeras no se tiraba faroles. 

-por cierto, tienes unos amigos muy poco razonables -comenté alegremente.

 Miro con furia a esta puñetera golfa ¿Helena? "voy a tener que darle una lección"

Me dispongo a desarmarla y derribarla con un movimiento de lucha que aprendí hace tiempo, pero me falla la pierna, bueno, y los brazos y todo, y simplemente me agito tembloroso entre los brazos de los que me sostienen, el intentar apoyarme en la pierna herida hace que esta falle y un relámpago de dolor me recorre haciendo que una nausea me suba por el estomago

"o mierda..."

Sin control vomito sobre la pistola, brazo y escote de Helena, sobretodo bilis y whisky, mi dieta de las últimas dos horas

Sintiéndome fatal empiezo a desmayarme