Partida Rol por web

Bueno, de hecho si q se puede abrir desde el puente (me remito a Out of Gas, cuando se tuvo q abrir las puertas desde el puente de mando para hacer salir el incendio de la sala de máquinas, y de paso subo 50 puntos en frikismo xD) pro supongo q Cassia tampoco podría saberlo xD 

A ver si puedo echar turno antes de salir ^^

Menuda pelea de gallos, tan inútil como absurda. Y el herido pensando que curar la pierna era algo trivial. Me agaché en cuclillas para estar a su altura, hedía a alcohol y bilis. El tipo larguirucho y que parecia querer estar en cualquier parte menos allí no podía solo con su peso. Miré sus pupilas, parecía poder seguir las imagenes, pero tampoco sería una sorpresa si se desmallaba otra vez. Sujeté su cara para ver si así captaba su atención, que era bastante dispersa.

- Quitarte la astilla sin saber lo que haces puede hacer que te desangres ¿Entiendes? Si ha perforado una arteria, parecerás un surtidor de sangre y para arreglarlo habría que hacer un torniquete, con lo que perderías la pierna - pronuncié todas las palabras despacio y claro - ¿has comprendido?

Moví el dedo delante suyo, no me pareció que enfocase con claridad y mucho menos que pudiera quitarse el mismo la astilla que decía tener. Para colmo, sus compañantes tampoco parecía que tuvieran mucha mas idea. Era realmente lamentable las condiciones de la periferia, desconocían hasta lo más básico y la vida no valía nada.

- Echaré un vistazo, pero si lo veo hecho una mierda, te esperarás hasta que encontremos un médico de verdad. Hacerte el tio duro solo te hace parecer un gilipollas con ganas de una muerte rápida.

Lo que en realidad se aplicaba al resto. Me quedé mirando al herido por un momento, iba a tener que cortar el pantalón. Luego consideré las ganas que tenían de una pelea sin sentido, así que le advertí.

- Voy a sacar unas tijeras para cortar tu pantalón, según lo que vea decidiré si puedo sacar esa astilla o hay que llevarte a los paramédicos - pensé durante un momento - Y ya que vais en plan machote, paso de desperdiciar analgésicos que, de todas formas, ibas a vomitar. Pidele el whisky a tu colega o apreta los dientes.

"¿esta de donde ha salido?"

Me cuesta enfocar la vista y aun mas entender lo que dice, pero como parece que lo dice convencida asiento

-adelante, ya era hora de que alguien dijera algo con sentido-

total no es como si esto pudiera empeorar demasiado

El tiroteo en un lugar tan cerrado no es lo más inteligente del mundo. Cuando veo a Thornfinn echarse al suelo, como acto reflejo le imito, ruedo a un lado y apunto con la pistola.

Mientras, el médico, se ha puesto en la línea de fuego a tratar de salvar al fed. No, si al final será útil y todo.

- ¿De nuestro lado? Huen Dahn, eres tú el que está haciendo que esto se vaya a la mierda. Deja la puta pistola despacito a un lado y saldrás caminando de esta. Si tienes suerte.

Desde mi posición en cuclillas sigo encañonando al niño con mi arma.

Comienzo una vieja canción de pubs de mala muerte, mientras le quito con cuidado la parte superior de la ropa y rebusco en el maletín para darle alguna droga que mitigue el dolor. "Veamos... Te daría yerba, pero está en la nave así que...", hala, un chute de morfina y a trabajar.

- Mira, cuenta alguna cosa. Pero contar de enumerar, no que me expliques tu vida, ¿vale? Verás cómo te sientes mejor -Miro de reojo a los vaqueros del viejo oeste, no vaya a ser que disparen, mientras con cuidado le extraigo la bala con unas pinzas quirúrgicas. Dejo la bala en el suelo y silbo a la vez que cierro la herida con hilo y... -¡Ahá! Venda aquí y venda allá, cúrate y aliviáte, un poquito de diacepan y ya verás, qué final -Canturreo ahora, dándole medicinas para que no se le infecte la herida y vendando.

Me separo de él y me levanto, poniendo los brazos en jarra.

- Ah, me encanta el trabajo bien hecho. Por desgracia, con éstas mierdas de herramientas no puedo hacer más así que mientras no te vuelvan a disparar ni hagas locuras, sobrevivirás. ¿Tenéis algún lugar donde lleváis las drogas incautadas? No sé si se han llevado la yerba que tenía, así que igual me paso a buscar y...

Me callo. Ah, igual no tienen.

-No se preocupe, lo comprendo perfectamente, y discúlpeme unos
instantes, voy a buscar a alguien de la tripulación para que podamos abrir la
puerta de seguridad y colaborar todo lo que sea posible, vuelvo enseguida-

Cortó la comunicación con los Feds, aquello no pintaba
demasiado bien para su negocio, si perdían tanto tiempo nunca llegaría a la
cita acordada y todo su plan se iría al garete después de tanta preparación, y
sobre todo, después de todo el dinero que había invertido en él. Es cierto que
la maldita bomba probablemente frustrara sus planes, pero no era menos cierto
que mucha gente había sufrido y lo seguía haciendo.

Se masajeó los ojos, reflexionando durante un breve periodo
de tiempo antes de centrarse de nuevo en Eileen.
Así que la pequeña no sólo había salido completamente librada de un
interrogatorio Feds con respuesta nada convincentes, sino que además había
conseguido una jodida piruleta. No estaba nada mal.

Le sonrió mientras se acercó para removerle el pelo de forma
cariñosa, al final aquella chiquilla iba a caerle bien, sabía cómo conseguir lo
que deseaba, y aunque le preocupaban ciertas actitudes, las tachó como un método
de defensa, al fin y al cabo, todo el mundo las necesitaba.

-Vamos a buscar a Cassia,
creo que podemos aprovecharnos de la presencia de los Feds para recuperar a
la tripulación –

Dicho lo cual, comenzó a andar dejándose guiar por Eileen, volvía a pensar de manera
constructiva. Sonrió interiormente, siempre le habían encantado los
imprevistos.

Uno de los comunicadores no está en su sitio, así que deprisa paso la vista por los mandos pensando en comunicar deprisa con quien fuera (y en el fondo deseando que fuera como mínimo Dariel), pero enseguida me percato de algo muy básico: no estoy acostumbrada a este panel. El de las lanzaderas que he usado es más sencillo, obviamente. Intento recordar si alguna vez he visto a alguien hacerlo en la Orpheus, pero he visto tocar tantos botones que no estoy del todo segura a qué momentos pertenecen ciertas secuencias de las manos de Dariel en mi memoria. He aquí el motivo por el que fui a una Casa de Entrenamiento y no a la Academia de Vuelo.

Intento confiar en mi instinto para accionar una pequeña palanca, del cual tampoco puedo fiarme demasiado por culpa del cúmulo de horrores que me está mareando cada vez más; no sé estar al mando, no puedo tomar decisiones bajo tanta presión. ¿Y yo quería ser política? Si, Cassia, querida...así ibas a llegar lejos.

Estoy intentando convencer a un Julian claramente cabreado de que arrastre un cadáver, mientras yo intento lo mismo con el otro cuerpo, con ayuda del médico, cuando el chico que nos encontramos en los túneles, sale de la nada, me guiña un ojo y dispara a bocajarro al fed sin venir a cuento. No me da tiempo a reaccionar, no me esperaba nada de esto. Yo sólo quería  largarme de allí y encontrar a Ivy, asegurarme de que está bien...

De reojo veo al niño que se mueve a una velocidad endemoniada y a Ian interponiéndose entre el Fed y el chico, intentando salvarle la vida.  Protesto cuando el doctorcito suelta los pies del muerto y me veo yo solo carreteando con el fiambre. Segundos después, oigo el segundo disparo. Levanto la cabeza instintivamente para ver qué pasa.

El minuto siguiente pasa ante mí como a cámara lenta, veo como Kratos se agacha y la bala pasa rozando su hombro, dejando una marca en la superficie de la chaqueta larga, hasta que alcanza su objetivo final, mi pecho. Noto como el trozo de metal atraviesa mi chaqueta, mi camiseta y luego se encuentra con mi armilla anti-balas, impactando en mi pecho con fuerza, dada la cercania. Mis ojos azules se abren como nunca lo han hecho. Miro confuso, sin reaccionar todavía a lo que acaba de pasar. Luego me doblo por el impacto. para luego caer hacia atrás, empujado por el disparo tan cercano y el propio peso del cadáver que estaba sosteniendo, derribándome entre ambos.

Demasiado tarde, no he conseguido tirarme al suelo a tiempo, tenía las manos ocupadas. Ni siquiera me dió tiempo de anteponer el cuerpo del muerto para parar lo que venía a continuación. Craso error por mi parte.

"Habré muerto? De verdad que me ha alcanzado una bala fed porque un niñato ha decidido jugar a los cowboys? No puede ser...". Mi respiración se hace más lenta y dificultosa. Parpadeo levemente, tratando de entender lo pasado y porque demonios he acabado yo con la bala en mi cuerpo.

La luz blanca de los fluorescentes del techo me deslumbra, trato de apartar la vista, ladeando la cabeza. Veo a Ian con las manos cubiertas de sangre y le oigo murmurar algo, parece estar haciendo un buen trabajo, sabía que algún día nos sería útil, aunque no pensé que ese día sería hoy y menos para salvar a un Fed.

Cada vez me cuesta más respirar...

Sigo la bala con la mirada hasta que impacta sobre el pecho de Dariel. No pienso, ni me lo planteo siquiera, tan solo alzo saco la pistola de mi cinturón y la alzo apuntando al crío estúpido que ha liado todo esto. Ni siquiera mi mente es capaz de darle una razón a mi cuerpo para detenerse, porque me da igual que haya sido una bala fed; él la había cagado.

En cuanto la bala sale de mi pistola, siento el miedo de después, el que veo ahora con la descarga de mi disparo.

- ¡Ian! - le digo haciéndole un gesto con la cabeza para que vaya a Dariel y se olvide del puto Fed - ¡Rápido!

Miller tras oír el primer disparo, decide que tendrá que apañarse con lo que había podido cablear y sale de la sala de los servidores para reunirse con Noah. Se niega a quedarse cerca de aquella gente, que parece estar a punto de dispararse los unos a los otros.

Nadie ha respondido a las preguntas de Noah, o mejor dicho, Dariel ni le llega a oír. Ve como Miller sale de la sala, cruzando el umbral con la puerta rota y se acerca a él. Parece que supuestamente debe haber acabado su trabajo con los terminales.

-Está en el embarcadero 2- responde Miller a su pregunta no respondida, sin dejar de manipular algo en su PDA.

-Será mejor que esperes aquí, creo que ahí dentro las cosas se están caldeando mucho, el chico que habéis traído con vosotros ha liado una muy grande, es muy probable que tengamos que salir muy deprisa de aquí...- añade éste. Su voz revela cierto nerviosismo, aunque se le ve claramente muy concentrado y frío. Para ser un tipo de aspecto frágil mantiene bastante más la compostura de lo que podría esperarse de alguien como él.

-No sé si todos cabremos en la lanzadera, pero creo que será nuestra mejor opción, Señor... Gordon- se sube las gafas de pasta con el dedo índice -Se fiará esta vez de mí?- le pregunta, esta vez con un semblante más serio y sereno.

Entonces ambos oyen el segundo disparo. Miller da un respingo ante el ruido.

Ian ha hecho una intervención rápida, limpia y eficiente, casi impecable. Ha conseguido extraer la bala como si nada y con la menor pérdida de sangre posible en estos casos. La herida del hombre había dejado de borbotear como si fuera una fuente, ahora sólo faltaba que no sufriera ninguna infección en el proceso de recuperación, pero claro eso ya no correría de su cuenta. Aún así, éste le pinchó un calmante fuerte para que no sintiera tanto dolor, como todo buen doctor, aunque el efecto llegó algo tarde ya que no impidió que su paciente disparara su arma, cogiendo totalmente desprevenido a Ian. Tras eso, el Fed no tardó en caer en brazos del Dios Morfina.

Tal vez la misma morfina hizo que su tiro fuera algo errático, pero la cuestión es que tras oírse este, cayó la persona equivocada.

El niño de ojos claros y sonrisa infantil, Thornfinn, se había apartado como nada del ángulo de tiro del Fed.

Kratos, aunque algo más pesadamente, y dadas sus dimensiones a no tanta velocidad, consiguió tirarse a un lado, al suelo. La bala pasó silbando por su lado, dejándole un arañazo en el hombro de su chaqueta y en su piel, apenas perceptible, hasta que alcanzó a Dariel, que es quien cae abatido, como un venablo, al suelo, arrastrando consigo el cadáver del tipo trajeado, que estaba sosteniendo él solo. Kratos permanece paralizado, agazapado, con el arma en alto, apuntando al chico nuevo de la clase, en estado total de alerta, pero sin mover ni un músculo.

Dariel está en el suelo tirado, como un muñeco roto. En un primer momento parece que igual no ha sido tan grave, sus amigos y compañeros de tripulación saben que nunca se quita la armilla anti-balas, casi ni para dormir muchas veces, de lo paranoico que llega a ser. Todos esperan ansiosos que se levante por su propio pie y con una de sus sonrisas mordaces diga que no ha sido nada. Pero ese momento no llega, él no parece reaccionar. Segundos después, una mancha roja empieza a aflorar y a extenderse por la ropa de Dariel, en la zona del pecho, alrededor de la zona de impacto. La bala ha penetrado la armilla y ha alcanzado su carne.

Julian, que en principio se había dedicado a parapetarse detrás de Kratos y a dar las órdenes a su jefe de seguridad para que hiciera el trabajo sucio, finalmente se decide a hacer lo que todo buen capitán debería hacer sin más: tomar cartas en el asunto cuando amenazan a su tripulación y negocio. Y lo que el día anterior había sido un arma fría guardada en su funda, ahora es un revolver humeante, que acaba de hacer su segundo disparo en mucho tiempo. Crautchin no es un hombre de gatillo fácil, a pesar de las apariencias. No le suele gustar tener que recurrir al disparo en la cabeza, pero hoy ya había tenido que hacer dos excepciones a su código de conducta habitual. Dos excepciones que se estaban convirtiendo en cadáveres.

Nadie parece haber escuchado las explicaciones que Thornfinn dio acerca de su ataque relámpago al fed. Ninguno de los presentes parece ahora mismo muy dispuesto a oír nada y menos a calmarse. El tipo grande como un armario y el otro hombre primero le apuntaron con sus pistolas, de forma amenazadora, pero el sonido atronador de una pistola siendo disparada no procedió de ellos si no de su objetivo, el fed. Aunque el disparo del chico le había dado de pleno, el maldito tipo con pinta de guarro colgado le ha atendido en un santiamén, extrayéndole la bala ante sus narices, salvándole la vida al tipo que él había condenado, como un certero ángel de la muerte. Cómo se ha atrevido ese tipo blandengue a interponerse en el Destino? a deshacer lo que él había hecho?! Está claro que es un amigo de sus enemigos y debería ser castigado por ello! Médico arrogante...

Y con este panorama, de todos encañonándose los unos a los otros y cruzando balas perdidas, se inicia el siguiente round...

Rousseau, entre que Helena le apretó la herida y él que es cabezón y se ha ido envalentonando apoyando la pierna dañada, nota como una serie de latigazos de dolor terrible y enorme le recorren desde la pierna hasta las raíces del pelo, haciéndole sucumbir por unos minutos y llevándole mentalmente a ese inpass entre el mundo real y el de los sueños, llamado negrura o más vulgarmente conocido como estar a punto de desmayarse. Su cuerpo cae a peso muerto sobre el larguirucho que le estaba sujetando todo el rato y aún no le había soltado, Kaplan. Aunque las bofetadas de Helena y el alcohol derramado le despiertan por unos segundos, sus sentidos, su anclaje en la realidad, se están perdiendo. Como siga así mucho rato, pronto tendrán que cargar con él a verdadero pulso, porque no será capaz de moverse por sí mismo...

Angel, en primer lugar, en vistas de que no encontraba un panel de cortex en condiciones que utilizar, enfocó su acción en la pierna herida de Rousseau, pero parecía indecisa porque no acabada de arrancar demasiado, para ser una persona tan pacífica y volcada en los demás, estaba más pendiente de buscar un sitio donde resguardarse que en atacar el verdadero foco del problema: el herido que está perdiendo la consciencia, tras haber vomitado. Luego pasa por un momento de "alguien tiene que mediar" para evitar más heridos, y ella lo intenta, pero muy probablemente habría sido más fácil que la hubieran hecho caso si ella hubiera no sólo escuchado las peticiones del grupo si no que hubiera puesto manos a la obra con lo que ha estado realizado en los últimos meses: ayudar a los necesitados. Y ahí delante tenía justamente a todo un grupo de ellos. Todos presentan heridas y golpes de distintos calibres, quizás sean algo violentos pero es obvio que han sido víctimas de algún tipo de ataque, porque nadie sale a emborracharse y vuelve de este modo así como así y ni la chica pelirroja, ni el larguirucho ni el hombre asiático apestaban a alcohol, aunque éste último estuviera bebiendo de una petaca. Por tanto, si han sufrido un ataque, es lógico que con el dolor de las heridas y la adrenalina de haber sobrevivido, estuvieran más agresivos de la cuenta.  Angel había visto eso varias veces en el campamento médico donde trabaja, en ocasiones llegaban colonos que han sobrevivido a un ataque de los bandidos y los que no están moribundos o inconscientes, suelen mostrar conductas agresivas, como respuesta tras salir del shock.

Finalmente, Angel, tras un buen rato y varios intentos, parece lanzarse a lo que realmente debe hacer: tratar de ayudar en lo posible con la herida del hombre. Rebusca entre sus pertenencias, un bolso bandolera que ha visto mejores días, hasta que encuentra su pequeño estuche de primeros auxilios, donde localiza unas tijeras de sutura.
 

Ashton ha mirado con mala cara a Helena, tras lanzarle un par de veces el peso pesado de Rousseau, ya que la fuerza física no es precisamente uno de los puntos fuertes de Kaplan, que se está viendo forzado, y con las piernas temblando por el sobrepeso, a mantener en pie al jugador veterano.

-Piensa hacer algo o no, Srta?*- le dice a Angel, con cara de fastidio. Extrañamente para todos, Ashton en ningún momento le pide explicaciones a Helena, que es la que va vestida como paramédico y parece dirigirse a la otra chica, una desconocida, que no parece tener una utilidad definida, si es que tiene alguna, aparte de insultar a las Fuerzas del Orden de la Alianza.

-Sabe curar heridas, no? Pues hágalo y deje de fastidiar- su voz nasal se remarca aún más con su disgusto y el sobreesfuerzo de aguantar a Rousseau.

-Es para hoy, o va a dejar que se desangre este tipo inocente delante de sus narices?- la mira inquisitivamente. No es que crea en ningún momento que Rousseau es inocente, pero lo cierto es que al menos sí es una víctima en estos momentos.

-Por cierto, un inciso, no debería echarle en el suelo? o piensa mirarle la herida estando él de pie?- dice finalmente, cuando ve que Angel busca algo entre sus cosas y saca unas tijeras. Parece realmente molesto con la chica y su lentitud a la hora de actuar, tal vez porque no le gusta su acompañante y no puede decirlo en voz alta sin incurrir en acabar muerto, quien lo sabe. Lo que es cierto es que no para de lanzar miradas de reojo a Helena. Definitivamente pone cara de algo no está bien aquí.

Helena ha visto cosas peores, ha sentido cosas peores, que diablos?, ha olido cosas muchísimos más asquerosas que aquel vomito pero joder, que se te cale la bilis de un desconocido hasta las bragas, hasta para ella es desagradable, sobre todo por esos rodales húmedos de la tela que están pegándose a su piel por momentos. Definitivamente iba a tener que quemar la ropa o meterla en desinfectante en cuanto tuviera un momento para ello. Sin contar con que aquel olor a alcohol rancio y vete-a-saber-qué le iba a acompañar un buen rato. Aún así, ésta parece haberse calmado por el momento, tras el inicio de tregua con Jack, el jugador compulsivo, buscado por más de una triada.

A pesar del pacto de no-más-agresión-por-el-momento, Jack intenta mantenerse como líder del grupo de refugiados improvisados, en conflicto con la fuerte personalidad tanto de Helena como de la otra chica, cuyo nombre desconoce. Parece que ninguno quiere soltar las riendas del grupo, aunque compartir una petaca y dejar el asunto en tablas les ha ayudado a relajarse algo y evitar un tiroteo certero, nada beneficioso para ninguno de los presentes. Pero no habían avanzado nada en sus objetivos: el grupo no había llegado a la nave, Helena no había encontrado a su "palomo" y Angel desde luego tampoco había conseguido la información que buscaba. Y el sitio cada vez se está llenando de más feds, dispuestos a poner orden y acabar con las oleadas de gente pisoteándose histéricamente y eso sólo quiere decir una cosa: más armas apuntando hacia sus cabezas y aún más escasa paciencia. El tiempo empieza a agotárseles a todos ellos.

Y a todo ello, la única tripulante real presente de la Orpheus, Ivy, no parece reaccionar ante la situación de tensión que se ha creado en poco rato entre Jack, Rousseau, Angel y Helena, a pesar de los intentos de la mercenaria tuerta por acercarse a ésta y arreglar el asunto entre colegas del ramo. Aunque tiene una corta conversación con dicha sujeta, confirmando su identidad, ni se pregunta de qué demonios conoce a su padre o a su hermano, quizás no quiere ni pensar si hay asunto de bragas de por medio, tal vez no sea este ni el lugar ni el momento de pensar en ello y más tras la escena de la que acaban de escapar, en la que han estado tan al borde de morir todos. Más, Helena parece esperar algo más por su parte, alguna respuesta acerca de repartirse un botín, pero Ivy no parece estar por la labor, así que la respuesta no parece llegar nunca...

La pantalla de cortex vuelve a reproducir el mensaje de antes, en bucle, tras cortarse la comunicación con los feds de fuera al finalizar la conversación entre éstos y Wladimir. De momento, no le habían reconocido, así que estaba claro que debían de ser relativamente nuevos en el cuerpo si ni siquiera le habían identificado. Es una gran suerte. Sí, a pesar de todo, Wladimir podía dar gracias, estaba teniendo una enorme suerte, aunque estuviera preocupado por el negocio, y posiblemente se le pudiera ir al garete el trabajo de varios meses, al menos está vivo, sin un rasguño, a bordo de una nave sin tripulación, y encima al fin parece haber encontrado una luz al final del túnel, una que le conduciría hasta su destino en Whitefall y con altas probabilidades de llegar a tiempo o al menos no demasiado tarde...

Eileen sonríe ampliamente ante el gesto cariñoso de Wladimir. Asiente ante su petición. Le coge de la mano, como si fuera su abuelo de verdad, y tira de él con energía, para conducirle hasta el puente de mando. Tardan unos minutos en cruzar la nave de una punta a la otra, aunque Eileen fuerza el paso para ir deprisa, aunque se siente menos nerviosa al contacto con Wladimir, necesita acabar con todo aquel sin vivir lo antes posible, como todos. A pesar de todo, es una niña fuerte, no ha llorado ni se ha puesto a gritar como una malcriada, se mantiene bastante entera. Pero no deja de ser lo que es, una niña, sensible a lo que está pasando, y quiere marcharse de allí con su familia lo más rápido posible.

-Nos iremos pronto de aquí, verdad? Funcionará lo     que quiere hacer verdad? Me lo promete? Me promete que mis hermanos vendrán y nos iremos de aquí todos juntos?- balbucea levemente ésta, sin dejar de caminar ni girarse hacia éste, parece que está tratando de contener las lágrimas o algo que la acongoja terriblemente por dentro.

Finalmente, tras el largo recorrido a semi-oscuras, subiendo escaleras para alcanzar el nivel donde está el pasillo-eje principal, cruzar el largo túnel de paredes metálicas y paneles de cerámica, ambos llegan al tramo final, la pasarela que da al Puente de mando. La puerta corredera, que cierra el acceso al puente, está entreabierta y se puede ver a una Cassia desesperada y tirándose de los pelos, dándole a palancas y botones sin orden ni concierto. Primero se enciende la pantalla del radar, luego se apaga de golpe al tocar otro botón. Intento fallido. Bueno, al menos no ha disparado un misil ni se ha cortado el sistema del soporte vital, podría haber sido mucho peor.

Puse los ojos en blanco mientras el desconocido me sermoneaba. Parecía que no entendía el concepto de que ninguna de las dos era paramédico. Y no es que no quisiera ayudar, es que jamás había estudiado medicina, sólo sabía de primeros auxilios.

- No soy médico, soy astrofísica. - protesté ante las palabras del otro. Porque aquí todos metían presión pero nadie ayudaba. Y no terminaba de ver bien la herida. Tal vez con tiempo y calma podría hacerme cargo, pero no ahora y mucho menos ahí en medio. Negué con la cabeza, estaba incrustado en la carne y no me veía cortando para sacar lo que fuera.

- No puedo, no sin empeorarlo - dije - Vamos a tener que llevarle hasta los paramédicos.

Al menos esperaba que siguieran junto a la Orpheus y que pudieran hacerle un hueco. Me sentí inútil, por una vez desearía haber estudiado algo más práctico.

Al ver lo que hace Helena con la petaca, Jack la recupera con un gesto rápido y dice:

- Ta Ma Duh, esto es un whisky de verdad, no se desperdicia así.

Cierra la petaca y la guarda sin dejar de mirar a su alrededor, entre los civiles histéricos (aunque ya no es militar, sigue sin considerarse un civil) y los Feds que están llegando, la situación se puede poner tensa. Mientras el larguilucho y la chica nerviosa atienden la pierna de Rousseau, mira a Helena, vestida todavía con la cazadora paramédico, y haciendo un vago gesto hacia los Feds dice:

- Tal vez sería buena idea quitarte esa cazadora antes de que piensen que eres una paramédico de verdad.

Cuando encendí el radar sin querer, con la tontería de tanto accionar palancas y tocar botones, supe que ahí había llegado mi límite. La estupidez que sentí sonrojándome las mejillas rompió cualquier esbozo de normalidad que quedaba en mi fachada, que intentaba ocultar que por dentro estaba histérica y enferma. 
Decido rendirme antes de que la cague de verdad. Apoyo los codos en el panel y hundo la cara entre mis manos, tratando de hacer un ejercicio de respiración. No sé dónde están, ni siquiera soy capaz de localizarles ni de traerles de vuelta, ni siquiera sé si están vivos...

Empiezo a mascullar maldiciones en chico que igual ni siquiera vienen a cuento, pero las suelto con la voz entrecortada, con un sollozo encallado en la garganta. Al menos ya no oigo al agente. No sé si podría soportarlo ahora mismo.

Cuando me siento un poco menos asfixiada me pongo en pie de golpe y me dispongo a volver abajo...encontrándome con Eileen y el señor Mehêtabêl en la pasarela. Sólo me seco un ojo que ni siquiera ha derramado una lágrima pero yo la siento venir, por la niña.

 Me encogí de hombros indiferente ante la indignación de Jackie por haber "desperdiciado" su wishky. -Lo mio es el ron con queroseno...-añadí con tranquilidad. 

Una vez libre del cojo quejica, y pasando el muerto (el cual dentro de poco sería más literal que retórico) a Angel me incliné ligeramente sobre el ludopata. 

-¿y cómo piensas atravesar la marea de enajenados histéricos hasta la nave, genio? -Sonreí de forma traviesa antes de olisquearme la manga de la chaqueta. El olor a pota se te clavaba en el cerebro como una aguja de hacer punto. -¿lo ves?, ¡si hasta huelo como un paramédico autentico! -sentencié alegremente. -¿porqué no cargais a vuestro colega y nos abrimos paso de una vez?, tenemos un paramédico y un herido después de todo ...- añadí esbozando una sonrisilla complice. 

-¡abran paso!, ¡llevamos un herido grave! -dí media vuelta metidísima en mi papel y, como las aguas del mar rojo para moisés, el gentío comenzo a abrirse para nosotros.

En el breve paseo por la nave, Zeev había ido pensando en
diferentes alternativas, ninguna fácil desde luego, pero así eran las cosas,
sobre todo después de una barbarie como la que habían organizado fuera y de la
que se había librado de milagro.

Quizás por eso se sorprendió un poco ante la presencia de la
joven acompañante, que desde luego no parecía en su mejor momento. La miró en
silencio durante unos cuantos segundos, esbozando una sonrisa tranquilizadora,
había llegado el momento de arriesgarse, para ambos, ya que les quedaban pocas
opciones.

-Los Feds solicitan que abramos la nave para realojar y
transportar a los heridos a algunos de los planetas cercanos, he ganado algo de
tiempo diciendo que era un pasajero y que no me era posible abrir la puerta sin
la clave de seguridad- se aseguró de que le prestaba atención y continuó- ya
que antes necesitaba hablar contigo- tutearla le pareció lo más apropiado en
este momento

-Antes me has dicho que los Feds os interrogaron hace poco,
necesito saber el motivo del mismo para no meter la pata con Feds, creo que
podemos salir de aquí con la gran mayoría de la tripulación, aunque no será
nada fácil- Debía reconocer que necesitaba darle ánimos y un poco de esperanza
para que confiara en él, siempre le había parecido un buen primer paso.

No estoy en condición de oponerme, ni de replicar, ni de decir demasiado, porque sabía que iba a estallar en una vorágine de lamentos que no quería descargar con nadie más que con el espacio. Arqueo ligeramente una ceja cuando me trata de 'tu', pero a estas alturas da igual; ellos todavía no están a salvo.

Inspiro por la nariz sutilmente para poder hablar. Aunque lo intente con todas mis fuerzas, yo no puedo llevar el mando.

-Me hicieron...preguntas normales, como que qué hacía en una nave como ésta, si conocía a la tripulación y a dónde nos dirigíamos...-me abrazo a mí misma, encogiéndome de hombros.-Luego me mostraron la foto de una chica a la que estaban buscando, y preguntaron sobre un grupo desaparecido de colonos que se dirigía a Greenleaf...hace un mes, creo.