Partida Rol por web

Al menos parece que no soy el único con un día de mierda. Primero Dariel se levanta hecho una furia para parar la discusión. Luego Jules me dice que me siente y le echa la peta a Helena. Y va la zorra esta y pasa de todos. ¡Y encima pide un puesto en la tripulación! Debería partirle la boca ahora mismo y zanjar este asunto. Mi cerebro prefiere omitir el comentario de Cassia. Si sigo pensando en ello voy a acabar teniendo que disfrutar de un rato a solas. Vuelvo al tema, intentando recuperar el control de la situación. Se está poniendo muy chulita, pues para huevos, los míos.

- Julian, si la aceptas, lo dejo.

Alejo la mano del cuchillo y cruzo los brazos. No me pienso sentar mientras esta mujer siga chuleándose con sus tijeras. No voy a dejarla cerca de un Dariel herido y un capitán capaz de parar la bala con los dientes para que nadie salga herido. Y ese es mi trabajo. Vuelvo a centrar la mirada en las tijeras.

- Y guarda esa cosa, furcia.

Se acabó, echo toda la carne en el asador. O empieza a recular o aquí acabamos a hostias. Aunque casi tengo ganas de que no las guarde. Tengo ganas de ponerla a prueba. La pelea inconclusa con el crío me ha dejado mal sabor de boca y necesito descargar tensión. Ella o yo, pero uno de los dos va a acabar en la enfermería.

Jack, se queda mirando fijamente como evoluciona la confrontación entre Helena y ¿Kratos?, lo ha llamado ella, sube de tono hasta que interviene más miembros de la tripulación. La situación parece muy tensa y está a punto de llegar a un nivel de no retorno.

Jack ve la mirada que lanza uno de los tripulantes hacia su petaca y tras recuperarla de manos de Stan, se levanta y se acerca despacio, se inclina levemente ante la tripulación y dice:

- Disculpen mi intromisión, se que esta es una reunión privada, pero quería agradecerles su ayuda para salir de la Skyplex, y creo que este joven parece necesitar un trago. - Jack se inclina ante Dariel. - Y antes de que se me acabe la provisión de buen whisky me gustaría ofrecerle lo que puedo. - Jack da unos pasos hacia delante, interponiendose entre Kratos y Helena, se inclina ante Dariel y le tiende la petaca de forma ceremoniosa.

Espera a que este la coja, se despide con una nueva inclinación, y se gira sonriendo hacia Helena diciendo:

- ¿Cilantro? ¿Peleas a cuchillo y tijeras? Parece que tienes buenas historias que contar. - Hago un gesto con la mano para invitarla a volver a la mesa de poker donde Rousseau y Stan todavía están con las cartas en la mano. - Te cambio buenas historias por buen whisky, ¿que te parece?

Me acabo el contenido del bol en un par de cucharadas más, asintiendo con un "Hmmm" ante el último comentario de la tuerta. Genial. Sencillamente genial. Oh, sí, creo que voy a repetir. Me levanto con tranquilidad, como si no hubiese ninguna pelea a tan solo unos cinco metros de mí y me sirvo otro bol entero, a rebosar.

Con cuidado, pasito a pasito, mirada bien fija en el bol y los dientes mordiendo levemente los labios ante el esfuerzo de la concentración. Ups, se ha vertido un poco en la mesa, no importa, un poco de papel y a comer. ¡¡ñam, ñam!! Ahora sólo un buen verdazo desdpués de acabar, un poco de calor y amor humano y sería el hombre más feliz del mundo.

- Bueno, éso no es técnicamente cierto -Respondo, buen rato después, a lo que dice la tuerta sobre ser la única cocinera-. Está Kaplan, que también cocina genial. Por cierto -Me levanto y voy hacia Dariel y le arrebato la petaca de la mano-, como tu médico te prohibo beber NADA de alcohol mientras te medicas. Que las balas no son moco de pavo, además -Me dirijo a la mesa y me siento, alzando un poco la petaca-, me irá genial para pahir la comida.

Cucharada, cucharada, tragar, petaca para bajar, respirar, cucharada. Hmmmmm. Genial.

Muy bien. Se acabó.

Engancho a Helena del brazo y tiro de ella para levantarla.

- Tú y yo vamos a hablar fuera - digo con un tono serio - Y quietos ahí todos - digo en especial para Kratos.

Alcancé las tijeras examinandolas con curiosidad, estaba bastante claro que eran nada más y nada menos que eso, unas tijeras ¿no?

-¿que pasa Kratos?, ¿tienes miedo de que alguien sin visión de profundidad maneje objetos punzantes? -añadí divertida antes de dejarlas con la mayor parsimonia del mundo en su sitio, dejando claro lo mucho que disfrutaba con aquel momento. Sí, ciertamente aquello comenzaba a ser innecesario, ¿pero que podia decir?, nunca había escuchado esa bocecita de la que todos hablan que se supone que tiene que decirte cuando parar.

Casi podía sentir el latido de su sien, el flujo constante, mantenido e inexorable de cabreo y odio profundo... ¡necesitaba una ducha fria!.

 Sacudí la cabeza tratando inutilmente de focalizar en otros sentidos y sin embargo, terminé inclinandome ligeramente hacia Dariel -me pitaban los oidos y eso solo podía significar dos cosas: que iba a llover, o que me echabas de menos -añadí respondiendo a una pregunta que, aunque no hubiera sido formulada, suponía que andaba en alguna parte tras aquella mirada cabreo profundo. -la segunda opción parecía mucho más... interesante -concluí con una sonrisilla inocente. 

Iba añadir algo cuando jackie se plantó en medio, al parecer había decidido que, por algun motivo místico, apreciaba su whisky a pesar de haberlo derramado ya una vez sobre el cojo quejica. Pero ni siquiera a él me dio tiempo a responder cuando el Capi ya tironeaba de mi brazo. Tantas atenciones me abrumaban...

Bajé de un saltito de la mesa divertida -Lo que tu digas capi -concluí despidiendome tanto de Dariel como de Kratos con una sonrisilla traviesa.

Una vez que la situación parece haberse calmado, mientras ¿el capitán? se lleva a Helena, y el médico se dedica a beber el whisky de la petaca mientras engulle sopa, Jack se inclina de nuevo ante la tripulación y se aleja meneando la cabeza, "bebiendo en horas de servicio, ni los matasanos de la IM lo hacian". Vuelve a sentarse en la mesa, recoge sus cartas, y sin mirarlas dice:

- Bueno caballeros, ¿por donde íbamos?

[Flashback-Escena anterior a la Reunión de la Tripulación]

La Nave parecía solida. Tras todas las batallas en que he participado, he aprendido varias cosas útiles. Entre ellas,  puedo dormir en espacios diminutos como armarios. Pero mi refugio inicial era demasiado arriesgado convertirlo en mi base de operaciones dentro de la nave. Tras un par de horas de breve descanso, salí en cuanto tuve la oportunidad.  La pobre nave estaba atestada de gente. Heridos, Feds y tripulantes llenaban cada centímetro de espacio en un caos singular. Y doy gracias por ello porque estoy solo en territorio hostil. 

 No tenía tiempo que perder ya que se darían cuenta que llevaban un polizón en cuanto se organizaran un poco. Eso era más cuestión de horas que de días, si aspiraban a llegar a alguna parte en estas condiciones. Así que me puse a la tarea de buscar un escondite para todo el viaje. Intentando no llamar la atención entre tanta gente y bultos desorganizados, me puse a  explorar un poco. Para mi enorme alegría, descubrí los tubos de ventilación. Espere que nadie se fijara en mí y me metí dentro.  Según avanzaba, me quitaba un enorme peso de encima. No eran demasiado amplios pero servirían. Los recorrí enteros durante las siguientes horas. Necesitaba saber hasta donde llegaban para saber el alcance real que ahora tenía. También buscaba lugares que fueran peligrosos por deteriorados o ruidosos para evitarlos en el futuro. Como un náufrago en una isla desierta llena de animales peligrosos, tenía que organizarme si quería salir de aquí vivo. Busque sitios que pudieran hacer las veces de reducidos almacenes, otros donde pudiera dormir, otros cerca de los alimentos y otros donde vigilar lo que pasaba debajo mío.

 Con esto asegurado,  volví a salir tras comprobar que no había nadie. Con el mayor de los disimulos, fui a conseguir vituallas. Arrample alimento para 3 días y lo repartí entre los 3 escondites dentro de los túneles que había decidido que me iban a servir de almacenes. Aunque me hubiera encantado llevarme comida para una semana, no tenía sentido llenar los túneles de ventilación. Era vital que no me descubrieran con tanto viaje, el peso de muchos alimentos o el ruido de los túneles por estar muy atorados. Además,  más que almacenar, prefería tener acceso no vigilado al almacén. Solo me preocupa que se pongan a hacer un recuento de los víveres. Yo lo haría en su lugar. Esperaba que no fueran buenos ya que tendría buscarme una alternativa para sobrevivir.

 Con los deberes hechos, descanse totalmente exhausto en uno de los dos lugares que había escogido como dormitorio por su amplitud, solidez y la poca gente que pasaba debajo. No era mucho pero no daría pistas fáciles como el ruido de un conducto atorado o quejumbroso por el peso.

 Descanse poco ya que tuve una pesadilla. Estaba de vuelta en la Skyplex. Su estado era deplorable. Enormes agujeros provocados por las explosiones que habíamos colocado, permitían que el frio del vacío espacial entrara dentro. Por todo el complejo había cadáveres flotando. Sus posturas y sus rictus denotaban una muerte entre intensos dolores. Yo caminaba por allí, inmune al frio estelar. Poco a poco, los muertos se iban dando cuenta  de mi presencia. Se giraban hacia mí. De alguna manera, se conseguían impulsar para ir acercándose a mí. Alargaban sus brazos, quebradizos por el frio del vacío estelar. Las cuencas vacías de sus ojos estaban fijas en mí. Sus bocas se abrían y cerraban más allá de lo permitido en un cuerpo vivo. Asustado, empecé a correr para huir de ellos pero eran muchos y venían flotando de todas partes. Desesperado, me metí en un pasillo que tenía una puerta de aspecto solido al final. Seguro que eso les detiene, pensé. Pero eran más rápido que yo. Sus dedos, fríos y duros como garras, me herían. Me agarraban de los brazos, de las piernas, de la espalda y del cabello. Presa del pánico, luchaba por liberarme cada vez pero mi fuerza no era rival para ellos. Surgían rastros de sangre de donde me habían logrado sujetar brevemente ya que mi cuerpo no soportaba su inmensa fuerza.  Conseguí llegar hasta la puerta y abrirla en tiempo record. Herido, con la ropa destrozada y con apenas jirones de cabello, me metí en la habitación. Exhausto y débil como estaba, puse todo mi peso contra la puerta para intentar cerrarla. Para mi horror, vi como habían conseguido meter brazos y piernas para impedírmelo. La desesperación me daba fuerzas para aguantar sus embestidas mientras escuchaba lo que gritaban con sus gargantas rotas y muertas:

-          Ha servido nuestras muertes para algo, Thornfinn?. Has vengado a tu padre. Thornfinn?. Sigues dejándote manejar por todos, Thornfinn?. No eres más que un maldito. Igual que el asesino de tu padre. Solo repartes dolor y muerte a tu alrededor. Solo creas más malditos como tú. Nada vivo ni bueno ha salido nunca de tus actos. Tú eres el único que debería estar muerto. Déjanos pasar para terminarlo!!!!.

 Me despierto en ese instante, con lágrimas en los ojos y en posición fetal. Sigo así un largo rato. Solo. Intentando darme calor. Cuando me he serenado, compruebo mis cosas y vuelvo a darme un vuelta con todo el sigilo que puedo, por los túneles. Cada vez me voy orientando mejor. Voy hacia la habitación de Dariel. Espero a que este dormido, solo y borracho. Luego observo los alrededores y escojo la salida mas cercana y vacía. Una vez fuera, me acerco con el mayor de los disimulos hasta su habitación. Entro sin hacer ruido y cierro la puerta tras de mí para impedir que nadie entre. Seguidamente, inspecciono con la mirada el cubículo donde se aloja e intento apartar cualquier arma pudiera tener el herido a su alcance. Después, agarro mi arma con la mano derecha pero manteniendo claramente el dedo alejado del gatillo. Sin molestarle, me siento a su vera. Le observo para ver cuál es su estado. No soy médico pero parece que saldrá bien de esto.  Aparto la mano derecha del campo de visión de Dariel y con cuidado, coloco mi mano izquierda sobre sus labios para despertarle e impedirle gritar pidiendo auxilio.

La partida se ha ido al garete, la tuerta descerebrada ha tenido que montar un buen numerito, y el abuelo se ve que no sabe jugar al poker, solo tres no es divertido. Bueno si, pero no tanto

Al menos luego nos ofrece un bonito espectáculo aderezado por algo de whisky de Jack, buen tio

Miro con cierta desgana las cartas, no me apetece demasiado jugar con todo este ruido, y encima tienen que montar una reunión privada de la tripulación al otro lado de la sala donde estamos jugando ¿no tienen salas un poco mas privadas en esta nave? no es que sea una gran nave desde luego, de hecho parece un pedazo de chatarra volante, pero debería tener al menos paredes o algo

-es fin...-

Cuando Jack vuelve a la mesa reparto cartas una vez mas

-¿vas a comer en la mesa de juego?- le pregunto sin acritud pero alzando ligeramente una ceja al verle dejar el bol ese en la mesa

 [Flashback-Escena anterior a la Reunión de la Tripulación]

Dariel nota una mano sobre sus labios, que le impide abrirlos y es lo suficiente molesta para despertarlo. Abre los ojos y se encuentra a Thornfinn sonriéndole sin apartar la mano e impidiéndole  gritar si quiere. Dariel  parpadea varias veces, momento en el cual, Thornfinn se acerca a su oído y le susurra dulcemente:

-          Amigo mio, tenemos que hablar

Dariel: Había conseguido dormir unas cuantas horas gracias a los calmantes de Doc pero me dejaban la boca pastosa así que las siguientes horas las había pasado bebiendo whisky. Mucho whisky. No conseguía conciliar el sueño, las pesadillas no paraban de ir y venir por mi cabeza, invadiendo mis sueños, así que tenía que beber más whisky, hasta que mi mente dejara de traicionarme. Y en ellas estaba cuando abrí un ojo para llevarme la botella a la boca, estirado en mi cama, cuando noté primero algo sobre mi cara y luego vi al niño diabólico, sentado depredatoriamente en mi cama, mirándome a los ojos

.

Le aparto la mano de un manotazo.

-Que cojones haces aquí...?!- mi voz suena demasiado pastosa. No grito pero no dejo de mirarle fijamente. Este niño es realmente raro y no para de poner cara de cachorrillo perdido y abandonado, menudo fastidio!

Thronfinn: Al fin se había despertado. Puede que todo el whisky que le quedaba en el cuerpo se hubiera agolpado en sus ojos o en su garganta, pero lo que estaba muy claro es que no era bienvenido

Le sonrío de la forma más pacifica que puedo y le digo en voz baja

- No quería reencontrarme contigo de esa manera. Lo siento. Se torcieron mucho las cosas. Parecía que estabas tú y tu gente en problemas con los Feds. Por la estación se sucedían las explosiones. No iba a permitir que eso se convirtiera en tu tumba o la mía. Por eso actué como tantas veces lo hicimos durante la guerra.  Creía que los civiles huirían, dejándome solo con todo pero hicieron todo lo contrario. Lo mejor que salió de todo eso, es que sigues vivo.

Dariel: Miro con cierto escepticismo al crío. De hecho, me parece perturbador el modo que tiene de hablarme como si nos conociéramos de toda la vida, pero no le recuerdo de nada, al menos eso creo. Y eso me da muy mala espina y más por su manera de hablar.

-La guerra? Qué sabes tú sobre la guerra... - respondo, algo confuso y a la vez con la paranoia alzándose poco a poco en mi mente -Quien demonios eres realmente? Y de qué me conoces?

Thronfinn: Pongo cara de realmente dolido al escuchar que Dariel no me recuerda.

 - Estuve en la batalla de valle de Tudyk. Allí sacaste a mucha gente de caer presa del Gobierno. Tampoco se me olvida como volviste al rescate de los últimos en las planicies de Fillion. Mucha gente te debe la vida. Tu puede que no te acuerdes pero mucho si recordamos tu heroísmo.

 - De todas maneras, es normal que no te acuerdes de mí. Sin embargo yo estaba allí, como muchos otros críos reclutados para luchar por sus familias.

- Perdimos pero yo no olvido. Tu eres un héroe y no iba a permitir que murieras en ese agujero. Los que iban contigo también merecían vivir si te siguen pero todo salió mal. Muy mal.

Dariel: Mi cara de WTF? sólo se ve amortiguada por el alcohol que llevo en sangre que si no me descojono ahí mismo.

-Shuh Muh? Eres un browncoat?!- le pregunto sorprendido. No es que no hubiera visto niños peleando en la guerra, yo mismo no era mucho mayor cuando me metí en el embrollo como piloto voluntario, quería hacer algo por los míos, a pesar de las protestas de Badger porque me mantuviera al margen. Pero simplemente no pude.

-Entiendo que dispararas al fed de ese modo, pero deberías aprender a preguntar primero y disparar después, en menudo embrollo nos has metido... Aunque tuvieras buenas intenciones. Qué haces aquí? Deberías estar con tu familia, asaltando chicas y pillando tus primeras borracheras, no saltando de... exactamente de dónde has salido ahora mismo?- pregunto finalmente, intentando establecer un marco de referencia, algo que me guie hasta la poca cordura que me queda. Recuerdo esos sitios y los cadáveres, y sobretodo el olor a carne quemada, provocado por los phasers y los misiles aliados -Y no, no soy ningún héroe, sólo era uno de los muchos pilotos que nos presentamos voluntarios, tampoco es que hiciéramos tanto...- apoyo la cabeza en mi mano libre, tratando de sostenerla junto con la botella semi vacía en mi mano.

Thornfinn: Le miro con mis enormes ojos azules, evaluando su estado y le contesto:

- Soy browncoat y a los Feds prefiero dispararles. La gran mayoría son unos malditos hijos de puta y la situación no estaba para sentarse a tomar el té para averiguar de qué clase era. Habia que salir de alli y rapido.

- A pesar de como termino todo, sigues vivo. No me lo habría perdonado si no lo consigues. Ahora la situación es distinta. Estoy en la nave. Hay al menos 4 Feds, está el gorila que te iba contigo y que casi me mata. Además, está el tipo que me disparo en vez de protegerte. Todavía no me ha dado tiempo a hacer un recuento de todos los problemas que han subido a la nave, pero alguno más habrá. Seguro.

- Por ahora estoy bien pero necesito tu ayuda. A donde vamos y cuánto tiempo tardaremos en llegar alli?

Dariel: Parpadeo levemente, aún con la cabeza agachada. Estoy simplemente alucinando, debe ser por los calmantes, seguro.

-Será mejor que dejes tranquilos a los Feds, no es buena idea disparar en una nave pequeña como esta, en plena Negrura. Hay al menos unos 10 días hasta Athens y luego calculo que otros dos hasta Whitefall, que es hacia donde ibamos en origen hasta que hubo todo este desastre en la Andromedes...- respondo, me siento agotado y no tengo ganas de pelearme con el fruto alucinógeno de las drogas de Green.

-Y por el amor de Dios, mantente alejado de Kratos, si te ve te hará pedazos y si sabes lo que te conviene le esquivarás- No estoy dispuesto a perder a nuestro Jefe de Seguridad -No es un fed así que sólo déjale en paz -le insisto - Y el tipo que te disparó es el Capitán de esta nave, así que procura no hacerle cabrear de nuevo -me meso ligeramente el pelo, esto está siendo demasiado complicado y Jules me matará cuando se entere de que tenemos al niño rondando por aquí.

-Y porque demonios me disparaste?!

Thornfinn:

-   Yo no te dispare. Lo hizo el Fed. Puede que me apuntara mí, a Kratos, al capitán o nadie en particular...pero fuiste tú el que se llevó la peor parte. Lo que está claro es que si son los jefes de tu unidad, tienen el gatillo caliente y se atoran con facilidad en situaciones complicadas. Eso sí, no haré nada en su contra ya que me lo pides pero no estoy seguro que te convengan.  De todas maneras, estaré por ahí. Si necesito algo, seré yo quien se ponga en contacto contigo. Intentare estar cerca tuyo por si me necesitas pero si no estoy, deja un libro abierto sobre tu

almohada e intentare ponerme en contacto contigo cuando pueda.

- Ahora solo cruza los dedos para que no me descubran.

Tras una última mirada, espero a ver si me tiene que decir algo antes de salir de su dormitorio

Dariel: Sigo alucinando, en serio un niño me está diciendo que me va a hacer de guardaespaldas y a aconsejarme con quien me tengo que juntar?! Me paso la mano por la cara, tratando de recuperar la poca cordura que debe quedar ahí dentro de mi cabeza.

-          Ellos sólo reaccionaron a tu acción precipitada, procura controlar ese gatillo fácil, intentaré encontrar un modo de que no tengas que esconderte pero necesitaré mi tiempo, las cosas no están muy bien a bordo -le pido al chico. No tiene por qué saber que tenemos un Capitán testarudo que se niega a salir de su bunker y afrontar la realidad, ni que no tenemos mecánico aunque estemos Noah y yo...

-          Está bien, lárgate, escóndete unos días, tienes comida?

Thornfinn:

- Tengo comida. No te preocupes pero lo mejor para todos es que solo gente muy de confianza sepa que estoy aquí.  Tú lo viste igual que yo. Mucha gente murió en la guerra porque no había un líder capaz. El gorila parece competente pero si yo he podido esquivarle, no estoy seguro del todo. Espero que sus acciones no te maten. No supieron ver la oportunidad que les brinde y aprovecharla. Cuando eso vuelva a pasar en el futuro y yo no esté cerca, rezo para que estés preparado.

Luego, con tranquilidad, me escondo el arma en la chaqueta. Quitándole importancia, le digo:

- Un Fed puede entrar aquí en cualquier momento. No podemos estar indefensos pero tampoco quería que fuera esto lo que vieras nada más despertar.

Sin más, salgo de la habitación de Dariel.

-Aún me queda mucho por hacer, pero hay hueco suficiente para todo- respondió cortésmente a la pregunta de Dariel.

Siguió atento a la comida, a sabiendas que Dariel parecía no querer entrar en una conversación en aquel instante. Volvió a probar la sopa, intentando dilucidar qué era aquel curioso sabor. Helena se adelantó.

-¿Cilantro? Uhm... Si es posible. Curioso sabor- apreció el armero.

El combate había llegado a mayores. Tenía claro que visto lo visto, las palabras fuertes, las malas caras y las acciones de muestra de autoridad estaban a la orden del día y que solo así conseguía uno situarse en la pirámide de liderazgo. Como en el ejercito... Nada de respeto por acciones inteligentes o palabras bien dichas, más bien autoridad impuesta.

La reunión tenía pocas posibilidades de llevarse a cabo. Lo más sensato hubiera sido marcharse a la lanzadera, a seguir organizando todo antes de ir a echar un vistazo al estado de los motores. Pero el capitán era quien les había mandado llamar, hasta que no diese el espectáculo por concluido, mejor quedarse donde estaba.

[Julian & Helena]

 Julian: Saco a Helena del Comedor y la suelto una vez estamos fuera y solos antes de señalarla.

El tiempo se movía despacio, prácticamente se arrastraba de forma agónica. Hasta el punto que daba la impresion de haberse detenido. llevaba demasiado en la enfermería, contemplando la respiración regular de los pacientes que dormían. Las letras de mi tableta parecían haber perdido el significado. Había probado a meditar y luego intenté leer un poco. Ahora ni eso conseguía mantenerme ocupada. Miré por enésima vez el reloj. La aguja apenas se había movido. ¿Cuándo vendría el relevo?

Me estiré un poco y di una ronda para asegurarme que todo estaba en orden. La medicación estaba en su sitio y todo en orden. Nada que hacer, nadie con quien hablar y ni siquiera la posibilidad de echar una cabezada. Sin duda la espera era una de las cosas que más odiaba, pero no era como si tuviera muchas más alternativas sin dejar tirados a los heridos. Para bien o para mal tendría que permanecer encerrad ahí. Suspiré y recuperé mi tableta, la busqueda sobre cómo reclamar al gobierno el dinero por los servicios prestados estaba a medias. Con suerte encontraría algo útil.

Al final Julian parece hacerse cargo del tema, dejándonos al margen a K y a mí. Ya empieza a parecerse a mi amigo y hermano de siempre y no ese fantoche del cuarto de al lado, de las últimas horas. Me paso la mano por el pelo, tratando de calmarme. Al bajar la mano veo la petaca que me ofrece el tipo asiático, Jack. La cojo en seguido, agradecido con el ofrecimiento.

-Ya me caes mejor...- respondo a éste, con una sonrisa maliciosa, que se ve cortada de golpe cuando Ian me la arrebata. Enarco una ceja, este doctor se la está jugando y mucho, ahora mismo.

-Doc, o me devuelves esa petaca, o tu y yo tendremos un serio problema- le digo a éste, acercándome a él. Necesito whisky o drogas, algo que acalle mi mente, mis recuerdos y todo lo pasado, especialmente lo de hace apenas unas horas. Esto no iba a ser fácil y disimular va a ser muy complicado, ni siquiera sé como voy a soportar mirar a la cara a Jules. Y aún había muchas incógnitas que resolver... Es complicado, demasiado para afrontarlo sin alcohol. Le arrebato la petaca a Ian de un manotazo.

-Se lo he avisado, Doctorcito...- suelto y le doy un trago a la petaca. Queda poco ya en su interior pero algo es algo. Y es mejor que nada. Me quedo sorprendido de que Julian vuelva entero y con una Helena al lado, sonriendo burlonamente.

"A saber qué habrán hablado, miedo me da."

Jack se sienta en la mesa y cuando Rousseau comienza a repartir cartas, se da cuenta de que se ha ido con un bol de sopa... no sabe ni cuando lo cogió... pero bueno, no importa, hace mucho que no come nada. Sonríe y dice:

- No te preocupes, lo dejaré en el suelo. - Mientras continua el reparto de cartas, toma algo de sopa, y cuando termina el reparto, posa el bol en el suelo de la nave, pero cerca de la mesa, y coge las cartas sonriendo. - Veamos que nos depara el azar hoy...

El capitán y Helena vuelven a la sala común, parecen más relajados y ella sonríe, por alguna razón su sonrisa le recuerda a Jack la de un lobo entre corderos...

Cuando el capitán coge a Helena por banda y se la lleva aparte me quedo gruñendo. Joder, no es tan difícil dejarme solucionar las cosas. La chica es dura, puede aguantar un par de guantazos que la pongan en su sitio. Parece que Dariel también está alterado, y de primeras pienso que por fin voy a tener una excusa para pegar a alguien, pero se las apaña solo, una vez más. Y para terminar, el remate de la faena. Vuelven el capitán y la tuerta como amiguitos y se queda en la reunión. Se acabó, se acabó...

- Se acabó. - Doy un golpe en la mesa. - Julian, estoy aquí para mantener la seguridad en esta nave. Y no haces más que meter colgados en la tripulación.

Bufo un poco, trago saliva, y pienso un par de segundos por dónde continuar.

- La tía esta es un peligro y lo he advertido. Y te pasas mi opinión por los huevos. - Los gritos retumban en las paredes metálicas. - Pues que te den por culo.

Vuelvo a golpear la mesa y a bufar un par de veces.

- Mientras Helena esté con nosotros, no me hago responsable de lo que pueda pasar en la nave.

Me abro paso a codazos hacia la puerta, aprovechando en el camino para pegar un empujón a la causante de mi ira.

- Estaré en mi cuarto. Al primero que entre le vuelo los sesos.

Dejo de comer en cuanto Kratos dá el primer golpe en la mesa, escuchando sus quejas. En absoluto me siento identificado por lo de "colgados en la tripulación", por muchas veces que me hayan llamado colgado. Éso es algo que Kratos jamás pensaría de mí, lo sé. ¿Que por qué? ¡Porque yo soy una flor y él la fotosíntesis!

Me arriesgaría a subirme a su espalda como si fuese un potro, pero seguro que me daría de puñetazos, por lo que tendrá que quedar en una simple ilusión/deseo. Pero molaría... "¡Fotosíntesis! y... Ale hop!".

- Eh, vamos Kratos, todos merecemos una segunda oportunidad

Por algún motivo, éso costaba bastante de entender en ésta tripulación.

Salgo por la puerta mostrando un dedo corazón a Ian como única respuesta. Mejor cállate, médico, has salvado el culo a Dariel y has ganado un par de puntos. No los pierdas metiéndote donde no te llaman.

Y mientras me alejo sigo gruñendo y farfullando. Todos locos. A tomar por culo la nave. La psicópata esta se cargará a alguien y ya vendrán llorándole a Kratos para que haga algo.

Jack, atento a las cartas que ha repartido Rousseau, deja de prestar atención a la reunión de la tripulación, hasta que Kratos golpea la mesa por primera vez, en ese momento, toda la sala común fija su atención en lo que dice, como para no enterarse con esa forma de rugir.

Cuando se va refunfuñando y renegando por lo bajo, Jack mira alternativamente a Kratos, a Julian, el capitán de la nave, a Helena y al resto de la tripulación, luego meneando la cabeza, vuelve a centrar su atención en las cartas.

- ¡No vuelvas a levantarme la voz, Kratos! - le digo una vez ha salido ya. Me da igual que se vaya, o que se niegue a colaborar. Sabe de sobra que así solo saldrá perdiendo él - No eres imprescindible aquí - le pico un poco para que se joda, en un murmuro así que no tengo muy claro si me ha escuchado o no. A ver si se cree que mi trabajo es fácil, o que se puede tener siempre a todo el mundo contento ¡pues no! Si quiere liar una perreta pues que la líe, me importa una mierda.

Bufo y me paso las manos por la cara para intentar serenarme después y mirar al resto. Mira, a la mierda. No me importa ya la gente que está o no está.

- Vale, a ver - comienzo - Está claro que no estamos en una situación muy buena - miro a mi tripulación - Hemos perdido dos clientas importantes, a nuestra mecánica - aprieto un momento los labios aunque sigo -, este viaje extra no entraba en los planes, ni esta cantidad de gente, la comida, el espacio... - suspiro - ¿Alguien tiene alguna idea para...? No sé, para arreglar alguno de estos marrones que nos esperan y que ya están aquí - vuelvo a mirarles y me cruzo de brazos.

La Sala Común cada vez parece más llena y ruidosa, todos parecen hablar, discutir y gritar sin orden y concierto, pero sin sacar nada en claro. La reunión no ha avanzado nada y la mitad de la tripulación parece más interesada en los boles de sopa cocinados por Helena y la pelea callejera entre ésta y Kratos que por los temas que han suscitado la urgencia de una reunión. Al final Julian, tras marcharse un Kratos cabreado como una mona, consigue imponerse y empezarla de una vez. A nadie parece ocurrirsele nada por el momento y el silencio domina por unos momentos, hasta que deciden que es mejor ver qué tienen y luego tratar de decidir. Así, cada uno de los miembros de la tripulación con una función determinada va exponiendo en sus turnos el estado de la cuestión de su ámbito.

Ivy, con un aspecto algo desgastado, había estado revisando por encima el tema de las mercancías: había comida para la tripulación y los 6 pasajeros que en teoría tenían que llevar, para alimentarse durante un mes ampliamente, pero al aumentar la población a más del doble de la prevista iban a tener que racionar mucho. Además, en el hangar están las 6 cajas de las Hong y había que decidir qué hacer con ellas, si las entregaban o no. En caso de no entregarlas podrían abrirlas y ver qué demonios hay ahí, quizás algo útil que puedan vender en Athens al llegar, ya que con mucha suerte si el agua y la comida les llega hasta Athens ya sería mucho y desde luego no tendrían nada para el resto del viaje y el retorno. Kaplan, a pesar del nerviosismo por el mal rollo circundante, no puede dejar de intervenir apoyando las conclusiones de Ivy y asegurando de que intentarían maximizar los recursos alimentarios para alargar en la medida de los posible pero que efectivamente, necesitarían en Athens recuperar comida o algo.

Ian expuso escuetamente el estado de los heridos y de su enfermería: todos a salvo pero más de lo mismo, los medicamentos, especialmente los calmantes y cosas básicas, tendrán que ser repuestos lo antes posible. No era lo más urgente pero si sufrían algún ataque más con tanta gente, se verían apurado al estar gastando el remanente que tenían para la nave.

Noah apenas había podido revisar los motores de la nave, ocupado en instalarse y Dariel prometió que en cuanto estuviera recuperado ayudaría a Gordon a hacer una revisión completa de la Orpheus, seguía preocupado con el tema del accidente de combustible de hacía poco.

Justo al lado, en la mesa baja del Salón, y a pesar de que son menos jugadores, Rousseau, Stan y Jack, intentan seguir la partida como si nada pasara, al fin y al cabo ellos pagaban su pasaje y no era su problema si la tripulación estaba desbordada. Stan, que se había quedado adormilado durante un buen rato, a causa de los calmantes que le había dado Ian para el dolor de la herida, abrió un ojo levemente y cogió sus cartas, las miró y luego las volvió a dejar en el mismo sitio, bocabajo.

-A cuanto está la apuesta?- no está muy claro si se refiere a la partida de póker o bien a la pelea Helena-Kratos-Julian. No parece preocuparle en absoluto la situación, ha visto ya demasiadas de ese estilo como para quitarle el sueño.

Wladimir se había levantado y se había acercado a la mesa de comedor donde estaba la tripulación sentada, sin decir mucho, sólo añadiendo su presencia a la situación, por si servía de algo. Pero la tensión estaba tan elevada que nadie parecía hacer mucho caso al respecto, ni siquiera la propia Cassia ó Helena.

Mientras, en la planta de abajo, Angel está en la enfermería medio muerta de asco y aburrimiento, revisando medicamentos, mirando su pantalla y sin saber muy qué hacer. Todo el mundo en el hangar parece más o menos tranquilo, de vez en cuando alguno pide un poco de agua o más calmantes, pero poco más. Los dos feds que vigilan la zona la mantienen controlada sin aparente problema. Tienen hasta cara de estar medio aburridos. Uno de ellos se acerca a la enfermería. No para de rascarse.

-Hola?- dice éste. Es un tipo de unos 30 y pocos, de aspecto asiático, con el pelo muy corto y uniformado, aunque sus ropas oficiales han vivido tiempos mejores, a pesar de los esfuerzos del soldado, tiene manchas de sangre visibles por haber cargado heridos y demás. De momento, lavar la ropa no es prioridad en la nave.

-Tiene algo para los picores? Tengo alergia y no paro de rascarme...- le pide éste. Mientras, una niña de cabellos rubios, ataviada con un vestido de flores amarillas y mariposas azules baja las escaleras metálicas, descalza, con el cabello suelto. Mira con los ojos bien abiertos y a todas partes, como si fuera un espectáculo. Eileen, poco a poco, escalón a escalón, consigue llegar hasta abajo. Ve al fed en la puerta de la enfermería y se acerca a la puerta. Tira de la chaqueta uniformado del soldado y le pide pasar, con una de sus sonrisas infantiles. El hombre le devuelva la sonrisa y la deja pasar, mientras espera que Angel le haga caso y le de algo adecuado que le calme la picazón.

-Soy Eileen. Tú como te llamas?- le pregunta Eileen a Angel, mirándola desde abajo y sonriendo adorablemente.

Thornfinn sigue con sus exploraciones por la nave. Aunque parece que tiene un aliado ya a bordo, quedan mucho enemigos potenciales en su seno y está en territorio hostil, aunque no tan desconocido ya. La reunión que empieza a observar, en  cuanto la pelea Helena-Kratos acaba, deja de ser entretenida y pasa a ser aburrida y tediosa y la partida de póker tampoco parece atraer su atención, más allá de la presencia del fed que quiso matar y que no le dejaron. Kratos se había marchado de la Sala, eso suponía que el más peligroso para él está suelto por la nave, a saber por dónde y parecía muy cabreado. Así que tenía dos opciones, volver a su refugio o bien continuar con la exploración hasta la planta de abajo, la que todavía no había revisado, pero eso supone salir de los túneles para bajar y meterse en ellos en el siguiente nivel...