Partida Rol por web

Al fin!

Al fin habías conseguido lo que tanto te había costado. Un mapa se encontraba ahora en tu poder, pero no cualquier mapa: Un mapa del tesoro!

Si, desde hacía años que aquel Enano con pelo y barba blanca que había decidido retirarse de la vida Enanil y vivir sus últimos años dentro de la comunidad mediana de Torlyn, desde su llegada corrían rumores de su pasada vida aventurera y que traía consigo un mapa de un incalculable tesoro. Al principio el rumor explotó como los inventos de Tinkertox 'Eureka' Buenbarril y todos los medianos asediaron con preguntas al anciano Enano. A medida que pasó el tiempo y ante el silencio del forastero el rumor se aplacó por completo para todos.... Excepto para tí!

Años de amistad, años de interés y años de aguantar su temperamento fuerte y su malhumor al fin habían rendido sus frutos: Aquel octavo día de la segunda Dekhana del mes de Alturiak, el Enano te había reunido bajo el fuego de su hogar y te había dado aquel mapa. Señalaba las colinas de la daga, muy al norte, más al norte de lo que cualquier mediano de Torlyn hubiera viajado jamás. 

Se decía que en un punto cerca del monolito de Helm, habitaba un ermitaño, un enano tullido y jorobado que tenía su propia caverna y que en ella escondía inumerables monedas y gemas que robaba a los cadáveres de los orcos asesinados. Ese tullido se conocía como 'Urkaim' que en idioma de los Enanos significaba cazador de orcos. Los Enanos del Valle habían oido hablar de él y los orcos temblaban cuando escuchaban ese nombre. Un nombre digno de cuentos de orcos para aplacar y aterrorizar a sus cachorros. Se dice que nunca nadie lo volvió a ver y que debajo de su cadáver, en su cueva aún se encuentra oculto aquel tesoro incalculable.

Y al fin era tuyo, lo único que debías hacer era convencer a tus amigotes de viajar muy lejos al norte a través de peligros hasta el monolito de Helm y de ahí buscar la caverna perdida, sería justo lo que necesitaban para construir su sueño: Una empresa que se extienda a lo largo y ancho de Faerûn, desde la costa de la espada hasta el extremo este del mar interior y desde las selvas de Chult hasta el norte salvaje y Narfel....

Había sido un día despejado, frío pero despejado, el sol salió pero no calentó mucho; pero al menos no nevó.

Todos pasaron sus días como normalmente lo hacen, trabajando un poco en sus propios asuntos, pero ¿a quién le gustaba trabajar un octavo día de la Dekhana? Seguro que a ustedes no.

El día trascurrió lento, muy muy lento, pero al fin el sol se estaba ocultando y el cielo se había tornado púrpura, y con la aparición de la luna, aparecía la ilusión de tomarse un par de pintas en "la taberna", una taberna que se llamaba "la Taberna", muy original, claro! Pero así era la vida de los medianos en Torlyn, simple.

Todos eran tranquilos, nunca pasaba nada emocionante y los seis medianos de cara parecida empezaban a aburrirse y empezaban a plantear la idea de salir de ese lugar, para el espanto de todos los locales, los tildaban de rebeldes sin causa, de traedores de problemas y lo peor de todo: de aventureros. Para todos aquellos seis medianos eran revoltosos, pero la verdad sea dicha, ellos eran unos soñadores. Entre los seis compartían un sueño y harían lo que fuera por enfrentar ese sueño, así implicara salir a donde ningún mediano de Torlyn había salido jamás. Era un sueño simple, pero requería de dinero, mucho más dinero que el que recibirían trabajando jornada completa durante 3 vidas enteras. Pero habían opciones, se rumoreaba que afuera el dinero fluía y que aventureros salían con un par de monedas de plata en sus bolsillos y regresaban con cofres llenos de piedras preciosas que comprarían toda la aldea de Torlyn diez veces. A eso se aferraban los seis medianos soñadores y algo peculiares.

Sentados en la parte exterior de la taberna, los cinco medianos observaron a Nicox 'Carcajada' pradocalmo correr en dirección a la taberna, corría como loco. Si bien llegaba tarde, no era tan grave como para que ameritara la fatiga. Se les hizo bastante extraño que cargara en su mano un pergamino que revoloteaba con el viento que se generaba mientras corría.

Fatigado llegó a donde estaban sus amigos y se tomó unos segundos para hablar. Por su expresión, a parte de cansado, se infería que traía noticias importantes....

¿Lo escucharán?¿Lo sabotearán?¿Lo lapidarán por llegar tarde?/..... Es su turno.

Markox miro a Nikox frunciendo un poco el ceño mientras le arrojaba por enésima vez el palo al lobo que tenía como compañero inseparable. El lobo no pareció moverse, como en las últimas decenas de veces, pero esta vez, el mediano del pelo rosa y que llevaba enredados en sus cabellos unas flores blancas, no se iba a levantar a recogerlo. Así que, le miró de reojo, negó con la cabeza y continuó fumando su pipa con tranquilidad.

Carcajada parecía portar algo en sus manos, una especie de pergamino, y el Peliflorido se sintió un poco más curioso que de costumbre.

No era común ver a uno de sus amigos venir corriendo con algo en la mano... salvo en ciertos casos que no debería contar ahora mismo...

Le volvió a dar una calada a su pipa y asintió con la cabeza mientras miraba de reojo a los demás.

- Mirad como corre Carcajada. Parece que le persigue un fantasma. -

La pinta estaba buena, tanto como se podía esperar de la villa y el tabaco, aunque algo seco ya, aun sabia bien en su boca. Aunque no solía fumar, nunca renunciaba a esa única pipa al terminar la jornada de trabajo. La conversación, aparte de la tardanza de nicox, había tomado los derroteros habituales, la idea que a todos rondaba desde hacía tiempo y que cada vez tenia una forma más concreta. Hacia no más de un par de semanas habían invertido parte de sus sueldos en la adquisición de un carromato y un par de buenos caballos y habían metido en el, de forma algo desordenada, útiles para sus diversas habilidades. Hay que estar preparado para seguir la oportunidad cuando se presente - habían acordado cuando decidieron hacer la compra y ahora veían pasar los días mucho más lentamente. Al ver aparecer a Nicox, fatigado, no pudo por menos que levantarse y aferrar su arma. Nunca pasaba adaptación extraño en la villa que requiriera el uso de armas, pero no sería el quien se dejara sorprender cuando fuera necesario. Cuando carcajada llego a su lado, dejo cómo siempre que fueran los demás quien hicieran las preguntas y se mantuvo alerta a los alrededores sin perder la conversación que ellos iniciarian

Tinkertox llevaba ya sus buenos treinta minutos sentado en la mesa con sus compañeros, aguardando a que la muchacha mediana que atendía a los parroquianos tuviera a bien servirle una jarra de deliciosa espumosa rubia. Hasta que se percató de que la jarra en realidad llevaba junto a su mano cosa de veinte minutos y estaba calentándose. Por suerte el día era frío y aún estaba algo bebible.

Eh... ¿qué ocurre? preguntó cuando vio que todos los demás parecían alterarse por algo...

Apenas si levantó sus ojos de la pieza de madera que tenia entre manos para observar a su alrededor

¡Ya estamos! - bufó el cascarrabias que ya conoceis - ¡Siempre es lo mismo! - siempre empezaba asi sus frases, ya era una coletilla habitual que a buen seguro el resto de los allí sentados ya ni escuchaban - Uno que llega tarde y el otro que no escucha nada, que sería de vosotros fuera de estos prados.

Bebió un trago de la espumosa jarra que tenia delante de el sin preocuparse demasiado por lo que pasaba a su alrededor, aunque tan sólo era una fachada, ya sabian que el más gruñon de todos ellos siempre estaba pendiente de lo que pasaba, aunque preferirá que le arranquen uno a uno los pelos de la cabeza antes de reconocerlo.

Con mucho cuidado, continua perfilando su más preciada posesión, la talla que representaba el simbolo de su preciada Yondalla, en la que llevaba trabajando un par de semanas. Todos sus elementos eran facilmente reconocibles aunque al mediano nunca le pareceria suficiente.

¡Ya estamos! ¡Siempre es lo mismo!¡Cora! - llamó a la camarera - ¡Trae rápido una pinta para Nicox! Lo que sea necesario antes de que empiece con sus retailas de siempre.

Eran un gran grupo, buenos amigos a pesar de las enormes diferencias personales y cada dia era como el anterior en sus tranquilas y apacibles vidas...

Nicox espero a recuperar el aliento mientras sus compañeros le miraban y hacían aspavientos. Una vez recuperado el aliento calmó su sed con la jarra de cerveza que le traía Cora, momento que aprovecho para pedir algo para acompañarla. 

Mientras tanto sus amigos se impacientaban y Nicox no sabía lo que había hecho. -¿que os pasa?- Preguntó, y tras unos cuantos gritos recordó a que venía. -Cierto, el mapa. Pero esto no lo podemos hablar aquí.- Pidió permiso a Cora para pasar al reservado, mientras la impaciencia de sus compañeros crecía. Una vez dentro habló.

-Recordáis los años que he pasado tratando de animar al viejo enano, pues bien, hoy me ha dado este mapa, en él se indica la localización de un tesoro de incalculable valor. Solo tenemos que ir hasta el Monolito de Helm, al norte de las Colinas de la Daga y buscar en una cueva la tumba de un anciano.

Los compañeros de Nicox empezaron a acosarle a preguntas todos a la vez...

Una oportunidad para salir de aqui con un objetivo claro - dijo el mediano ya concentrado en el mapa que Nicox tenia en la mano - ¿que mas pone en el mapa?¿alguna indicacion o peligro que debamos saber? Bueno, realmente creo que esas respuestas van a dar un poco igual si mi cara es similar a las vuestras ahora mismo - Nedalox sonrió ya que todos sus compañeros tenian un nuevo brillo en los ojos al mirar el mapa y seguramente las mentes de todos los medianos estaban ahora ya puestas en el viaje y la aventura.
Ahora mismo deberiamos dormir, pero partir en cuanto el sol despunte. Avisaremos a nuestras madres, y yo tengo que hablar con Maese Teldor para decirle que mañana no iré a la forja..... - Nedalox calló durante unos segundos pensativo - .... le dejaré una nota mejor, es mas que capaz de hablar con mi madre para evitar que salgamos de la villa, ya sabemos todos lo que opinan el resto sobre correr aventuras....

¿Partir de la aldea? ¿De verdad se estaba planteando esa posibilidad?

¡Era la oportunidad que estaba esperando!

Markox se puso a pensar en todo lo que tenía que hacer antes de marchar. Avisar a su madre, a su primo, darle las indicaciones de como cuidar su granja de animales, saludar a las gallinas, a las cabras, a las ovejas y a los conejos. Juntar sus cosas en una pequeña mochila, y viajar con sus amigos.

Tenía muchas cosas que hacer y muy poco tiempo.

¡Pero por fin tendría la oportunidad de conocer mundo!

- ¿A qué estamos esperando, compañeros? ¡Es nuestra oportunidad! - Dijo claramente emocionado.

¡Oh! Pero si es Nicox, ya podíais haber avisado de que venía, ¿no? Si es que tengo que estar yo en todo... dijo el mediano cuando apareció su compañero. Minutos después escuchaban todos muy atentos las palabras de su amigo de la infancia.

Fue entonces cuando Tinkertox se dio cuenta de que se había dejado la pinta en la otra mesa, por lo que corrió a recogerla. Y de paso, todos sus apuntes que había estado esbozando sobre unos pergaminos de tercera mano en los que aprovechaba el máximo posible de espacio. Allí estaba toda una vida de inventos... que no había podido llevar a la práctica jamás, por falta de financiación.

CUando regresó al reservado, la conversación continuaba, pero claro, ni idea de por dónde iban los tiros...

Luarox estaba pendiente de conversaciones de taberna, nada sustancial, otro dia aburrido, en el mismo lugar de siempre con la misma gente de siempre, sin darse cuenta de la carrera de  Nicox con un mapa, del enano nada menos, realmente si hubiera sido de una vieja con la dirección de la tienda donde compra sus enaguas habría dado igual con tal de salir de la rutina y usar el carro nuevo. –A dormir va a ir tu prima, yo no voy a poder, pero ya veré que hago- le dijo a nedalox sin disimular en absoluto el nerviosismo por la noticia y sale corriendo con una sonrisa de oreja a oreja – nos vemos al amanecer en la carreta. Poco después llega al cementerio donde dejar unas flores a su difunta progenitora, preguntándose si volverá para verlas marchitar y ponerle unas nuevas, no hay nada más, no hay nadie más de quien despedirse ni que organizar aunque carece de importancia desde que encontró a sus “hermanos” para no estar solo. – Buscare el futuro antes de que me encuentre, volveré a verte.

Poco a poco los medianos se iban arremolinando alrededor de Nicox, acosándole a preguntas. Nicox las iba contestando como podía llevado por el mismo entusiasmo que ellos. Hasta que Nedalox el mas callado de ellos hizo una en la que no había pensado.

¿Cómo se lo íbamos a decir a nuestras familias?, en eso nunca había pensado. Siempre habíamos hecho planes para marcharnos, pero era mas un sueño inalcanzable que una realidad. Nicox dejaría una nota y esperaba que su madre y el maese del pueblo le entendiesen. Él siempre había querido ver mundo, ver algo mas que Torlyn, y eso es lo que iba a hacer. 

Al fin, el empujón que estaban esperando los medianos por fin se materializaba en algo concreto. Solo bastaba eso para desbordar la emoción de los hermanos amigos y hacerlos tomar decisiones incluso precipitadas.

La noche continuó un poco más, con unas cervezas más y haciendo preparativos para partir, jamás imaginaron los peligros que estaban a punto de vivir, para ellos, el Valle no era más que un lugar tranquilo lleno de tesoros por descubrir y no medían los peligros que albergaban las montañas, bosques y colinas. Eso lo vivirían más adelante, cuando por primera vez en la vida vieran a un orco, un trasgo o cosas mucho peores.

La noche pasó muy lentamente, ninguno pudo dormir pensando en lo que significaba dejar todo atrás por su sueño, Nicox desempolvó un mapa del valle de la daga muy rústico, pero serviría para orientarse.... más o menos. Todos sabían que una vez fuera de Torlyn debían empezar a conocer el mundo, sabían que al reunir ese tesoro querrían acaudalar más y más y conocer más y más. Sabían que la ausencia iba a ser prolongada y que la siguiente vez que volvieran a su pueblo natal, sería como héroes y acaudalados empresarios y terratenientes!

El sol empezó a despuntar y con ello las dudas empezaron a florecer ¿Cómo avisar a sus allegados?....

El punto de encuentro había sido al amanecer en la carreta común, pero como todo mediano, las cosas se habían tomado con calma. Todos habían (o no) avisado como pudieron, mientras se tomaron su tiempo para empacar, desempacar y volver a empacar. ¿Suficientes pañuelos?¿Ya habían ollas y trastes para cocinar?¿Tenían atuendos para todas las ocasiones? Nadie que conocieran se había ido de aventuras antes y quien lo hubiera hecho ya había muerto o no había regresado, así que les tomó su tiempo reunir equipo aventurero. Casi olvidan sus odres de agua!

El sol se alzaba en la parte más alta del cielo, sin calentar mucho. El frío traspasaba los gruesos ropajes de invierno pero so no parecía acallar el ánimo de los seis medianos. 

Se encontraban listos y montados en el carruaje y absolutamente TODA la aldea alrededor, algunos lanzaba improperios mientras otros insistían en que no debían marcharse. -Mejor lejos que cerca, ellos siempre han sido rebeldes! -Se escuchó entre la multitud y algunas madres y seres muy allegados estallaban en lágrimas insistiendo en que no partieran, que la vida fuera de Torlyn era dura y no como ellos creían. Y tendrían razón.

El primer destino debía ser Hondosauce, a una jornada de camino al norte por un pequeño sendero en desuso, debían tener los ojos bien puestos en el camino si no querían perderse, un pueblo con mala reputación, pero al menos con techos y comidas calientes. Se les había hecho tarde para partir y eso significaba que tenían que viajar un tramo de noche o acampar en la intemperie.

¿Se arrepentirán de partir y decidirán seguir una vida aburrida en Torlyn hasta morir de viejos? ¿Partirán inmediatamente? Una vez llegue la noche ¿Acamparán en las colinas? ¿Seguirán en la noche hasta alcanzar Hondosauce?.... Es su turno

La noche anterior...

- Madre es todo muy sencillo, voy a conocer el mundo, voy a cumplir mi sueño y sabes muy bien que desde pequeño quería eso. - Dijo Peloflorido mientras le pasaba un pañuelo a su madre. - ¿Crees que me va a pasar algo? Ya te pusiste igual cuando decidí convertirme en lo que soy. Que los animales son malvados, que no siempre son buenos como las ovejas, que están más locos que tus cabras. Siempre me has dicho eso, y siempre lo he respetado, pero necesito salir de aquí. -

La madre de Markox sollozaba ante la inminente partida de su hijo, pero él sabía muy bien que le apoyaba. Cualquier madre se pondría a llorar como una magdalena cuando su único niño se marchaba por primera vez de su casa, así que Markox no le pareció una estrategia de su madre para que se quedara. Tenía muy claro que, pese a sus lágrimas, su madre le apoyaba al cien por cien.

El pequeño mediano abrazó con fuerza a su mamá, con toda la fuerza que un mediano podía tener, y lentamente, ambos se sumieron en un pequeño sollozo de unos minutos. Cuando se separaron, el del pelo rosa se enjugó los ojos intentando sonreír. 

Los chistes de que no estaban llorando cambiaron las lágrimas por risas, y las risas por carcajadas cuando el primo de Markox tiró al suelo una bolsa con grano para las gallinas llenando toda la cocina de la casa de Markox con la mezcla de pienso para las gallinas.

Peloflorido negó un par de veces con la cabeza y los tres continuaron riendo un rato más.

Su madre comenzó a sacar jarras de hidromiel y los tres, se quedaron hasta altas horas de la madrugada bebiendo y charlando. Hasta los animales de su granja estaban despiertos y escuchando lo que en esa mesa se hablaba. Markox, que estaba sentado en la cabecera de la mesa redonda tenía a su derecha a su gran lobo, y a su izquierda, una oveja con la lana más negra que un pozo sin fondo. Ambos parecían dormidos, aunque él sabía muy bien que estaban escuchando todo lo que allí sucedía.

Su madre le ayudó a hacer el petate para el viaje, mientras su primo juntaba uno a uno los granos que había arrojado al suelo horas antes. Mientras metían cosas en la mochila y en alguna bolsa, Markox le explicaba a su madre como cuidar su granja y todo lo referente a ella.

Se sentaron en su cama y continuaron charlando hasta la hora de su partida.

A la hora señalada, los tres, más un lobo y una oveja, salieron de la casa en dirección a dónde estaban sus compañeros. Junto al carro, se agolpaba toda la aldea. Algunos no hacían más que insultarnos o decirnos cosas feas, vamos, la mayoría viejos cascados que en su vida han tenido un sueño.

El mediano abrazó a su madre, y a su primo, y sus cabezas chocaron bastante fuerte al intentar abrazar los dos por el mismo lado. Miró a su madre y le sonrió. Ella no dijo nada, simplemente le guiñó un ojo y le paso la mano por la cara cariñosamente. Miró a su primo y frunció el ceño al ver como se estaba sacando un moco. 

- Volveré, madre. - Le dijo a su querida mamá asintiendo con la cabeza, y subió al carro de un salto.

Tinkertox había regresado presa de una inusitada excitación a casa, parecía un torbellino. El mediano se dedicó durante una buena hora y media a revisar todos los tubos en los que guardaba sus valiosos pergaminos, aquellos que contenían sus mejores ideas aún no realizadas.

Este no... ese tampoco  ¡ese sí, por supuesto! iba decidiendo cuáles quería llevarse consigo y cuáles debía dejar esperando su regreso. 

Una vez hubo estado seguro de los planes para el futuro, los subió al carromato, y regresó a su habitación, para comenzar a hacer la mochila que llevaría en su nueva vida de aventuras. ¿Calcetines? ¿Por qué iba a llevarme calcetines pudiendo ir descalzo? Claro que esto es una aventura, igual sirven para algo...  Anda mira, el destornillador que perdí hace un mes, aquí estabas ¿eh?

Tan ensimismado estaba en sus asuntos, que tardo en darse cuenta de que su madre y su padre se encontraban de pie en el vano de la puerta, mirándole boquiabiertos.

¡Oh! ¡Buenas noches, ma! ¡Buenas noches, pa! exclamó sonriente ¿Ya es hora de cenar? 

Sus padres cerraron los ojos y suspiraron, regresando al comedor. Tnkertox, que era muy avispado, se dio cuenta de que estaban molestos por algo. No cabía duda, ¡llegaba tarde a la cena! De modo que terminó de empacar a toda velocidad y se reunió con sus progenitores (o al menos eso creía él de ambos) en la sagrada tradición de la cena familiar. La segunda de aquella noche, por cierto.

Ummmm, está buena la ensaladilla. Páseme los burritos de pato, pa.  Esta vez se ha superado, ma.

El caso es que la cena se fue como vino, y sus padres seguían mirándole raro. Pa tamborileaba con los dedos sobre la mesa de madera, y ma parecía como resfriada, porque presentaba los ojos llorosos y la nariz colorada. Pero no era de buen gusto mencionar su aspecto a una dama, y menos a una que domina el arte de golpearte con el rodillo de amasar de forma tan magistral.

Bueno, creo que les dejo ya, tengo que dormir, que mañana madrugo mucho dijo mientras se acercaba a ambos para darles un beso de buenas noches.

La mañana siguiente, con las luces del alba aún por despuntar, encontraron a Eureka ya despierto, mochila a la espalda, y dirigiéndose hacia el pesebre en el que guardaba su carreta-laboratorio, que tantos esfuerzos le había costado transformar. Tras dar algo de avena al borrico, lo enjaezó y colocó el arnés, y juntos, asno y mediano se dirigieron a la plaza, que poco a poco iba llenándose de gente.

¡Que casualidad! ¿Se irán de aventuras también?

Esa fue la manera en la que Tinkertox "Eureka" Buenbarril abandonó el bello pueblo de Torlyn, cuna de su niñez, todo lo que conocía hasta entonces. Ni siquiera se percató de que no les había contado nada a sus padres, hasta mucho, mucho tiempo después. 

Entre la multitud, Fresnovalle y Juriel Buenbarril observaban a su hijo partir, con lágrimas en los ojos. No se lo tengas en cuenta consolaba Fresnovalle a su querida esposa Nuestro hijo es así. Llegará a hacerse un hombre, pero hasta que no de con una buena esposa, se le olvidará hasta comer.

Juriel sonrió aún con lágrimas en los ojos Menos mal que el resto de los chicos va con él. 

Nedalox volvio a su casa aun dando vueltas a la cabeza, no sabia muy bien como decirselo a su madre, pero tampoco queria que ella intentara convencerle de que no debia partir.
En la puerta de la casa, los pies se negaron a seguir adelante, deteniendose en el umbral mientras el joven mediano seguia rumiando como serían todas las posibles preguntas que su madre le haria y la infinidad de objeciones que pondría. Dio unas cuantas vueltas en silencio por su casa y para despejarse siguió caminando por la villa.

aun pensando en como seria su futuro, se encontró plantado delante de la forja, al lado de la casa de su maestro, Teldor.
Casi sin saber lo que hacia, llamó levemente con los nudillos a la puerta y se alejó un par de pasos mordiendose el labio inferior. Cuando ya estaba a punto de irse de allí, la puerta se entreabrió y vestido con sólo un pantalón, el maese Teldor salió al exterior

- Nedalox, muchacho, ¿ha pasado algo?
- no, memejor dicho... no ha pasasasasado aún.
- ¿es tu madre?¿está enferma?¿ha ocurrido algo en la casa?
- Nos vavavamos, Maese. Los mumumumumuchachos y yo, y yo, y yo, nos vavavamos mañañañana - El tartamudeo que ahora controlaba tan bien, habia vuelto como si el que tuviera de frente fuera un completo desconocido
- ¿Como que os vais?¿que habeis hecho?
- No hemos, hemos hecho nananada, Maemaese. Nicox encontró un mamamama.....mapa y ahora ya tene-tene-tenemos un sitio donde empepepezar a buscar nuestro destidestidestino.
- Tu madre no se lo tomará bien - la mujer de Teldor apareció en la puerta con su hijo recien nacido en brazos - ve a hablar con ella, Teldor, a ti te entenderá. Tu tambien quisiste irte cuando eras joven y tu madre nunca te lo permitió - Agradecido, Nedalox, miró a la mujer y sonrió.
 - Tienes razón. Vamos nedalox, deja que hable con ella.

esta vez los pies no le detuvieron, en silencio abríó la puerta que nunca se cerraba y ambos entraron al interior. Su madre estaba enfrente de la chimenea, como cada noche, fumando de la pipa, algo poco comun entre las medianas y tan solo levanto la vista de la novela cuando vio a Maese Teldor con el.

- Buenas, noches, mamamadre - Teldor coloco una mano en su hombro para tranquilizarle
- Ve a preparar el equipaje, yo hablare con ella.

sólo asintiendo, nedalox fue hasta su cuarto y empezó a hacer el equipaje. Realmente necesitaba pocas cosas, asi que no tardó mucho en tenerlo listo. Luego se sento en el camastro y sólo esperó, abajo se oia la voz grave del Maese Teldor y el llanto contenido de su madre...

El sol que entraba por la ventana le despertó. No sabia muy bien como se habia dormido, ni cuando, pero ya era casi la hora a la que habian quedado.
Su madre estaba abajo, con rastros de haber llorado en la cara, pero con un atillo en el que se adivinaba algo de pan duro y queso. Estaba vestida, preparada para irse.

-  No voy a detenerte, hijo, aunque me apena que me dejes sola se que es lo que tienes que hacer, maese Teldor me lo explicó desde un punto de vista que yo no me habia planteado. Asi que ahora desayuna y recoje tus cosas, los muchachos estarán esperandote.

Dandola un silencioso beso en la frente, Nedalox tomó solo dos vasos de leche y apenas 5 o 6 panes con mantequilla antes de levantarse y recoger sus cosas.
- Teldor vino esta mañana pronto, antes de abrir la forja y trajo esto para tí - le dijo su madre ante la cara que se quedó a Nedalox -  es la espada en la que habias estado trabajando, Maese Teldor la acabó para tí y me pidió que te la entregara, para que te acuerdes de él tambien.

Tomó la espada y se la colocó en la cintura, mientras ponia su guja en la espalda, y juntos se encaminaron hacia el carromato, advirtiendo que cada vez habia más gente que iba en la misma dirección que ellos

Anocheció como siempre... y como nunca... Noddox fue el último en salir de la taberna. Siempre se quedaba hasta el final, el tiempo pasaba y no tenia ninguna preocupación aparte de conseguir la mejor madera y la talla perfecta. Siempre esperaba al final para asegurarse que sus amigos serian capaz de llegar a casa a salvo, pero en cuanto salieron los demás dejo con cuidado su navaja y su figura encima de la mesa y se quedo observando la jarra casi vacía, el resto de vecinos a los que no volvería a ver en mucho tiempo, alegres historias y algunas no tan alegres. Nunca fue un gran orador y por más que lo intentó no logró dar con las palabras adecuadas para despedirse de su madre.

¡Ya estamos! ¡Siempre es lo mismo! - refunfuñó para sus adentros - ¡No hay que complicarse, se dice y punto!

El mediano salió de allí y sin decir nada se dirigió a su hogar dispuesto a preparlo todo. Nunca había salido de allí y no sabia ni que podría necesitar por lo que cogió lo poco que tenía y utilizaba habitualmente. Tenía sus cosas buenas, aventuras nuevas, salir de la rutina, pasar más tiempo con sus amigos y ademas... de repente recordó algo y salio corriendo hacia su viejo baúl lleno de baratijas y cosas inservibles, rebuscó sacando todas las cosas hasta dar con lo que buscaba, el escudo que había fabricado y jamas había utilizado. No veia el momento de estrenarlo.

Con todo el ruido y movimientos su madre apareció en la puerta con curiosidad.

Apenas hubo palabras y si muchos llantos y abrazos, demasiados consejos que le abrumaron y muchas advertencias y suplicas porque no se fuera. Estaba decidido y lo que tanto intento preparar fluyó solo.

Se fue a dormir aunque apenas pudo conciliar el sueño, los nervios lo impedian.

Desayunó con ganas con su madre antes de recoger lo que le quedaba por meter en el carromato y fue rapidamente al encuentro del resto.

Llegó el primero 

¡Ya estamos! ¡Siempre es lo mismo! - fue saludando al resto según iba llegando - ¡Siempre llegais tarde, venga vamonos que el trabajo que antes se empieza es el que antes se termina!

Amaneció como siempre...y como nunca...

Carcajada estuvo unas horas distraído, siempre había tenido una sonrisa para todos los de su alrededor, sin embargo por una vez en la vida tenía que dar una noticia que no le gustaba. Le tenía que decir a su madre que se iba y no sabía como hacerlo. 

Decidió en primer lugar despedirse de su maestro, el sabio del pueblo. Él le había enseñado todo lo que sabía y cuando se enteró se entusiasmó tanto como Carcajada con la noticia, no paraba de decirle a sitios donde tenía que ir y cosas que le tenía que traer. Esa fue la parte fácil.

Cuando llegó a casa no sabía como decírselo a su madre, así que fue dejándolo pasar hasta que todos se fueron a la cama. Con lagrimas en los ojos se puso a pensar que le haría falta para partir y a empaquetar cosas, y justo cuando ya tenía que irse a dormir, se acordó que tenía que prepararse los conjuros para ir de aventuras, no para distraer a sus vecinos en la taberna.

Empezó a repasar la lista de conjuros que conocía y para qué le podrían servir. Recordó como una vez con uno había dejado a media taberna inconsciente. -Si eso podría funcionar-. Dijo en voz alta, después de eso se quedó un rato callado esperando no haber despertado a su madre. También necesitaré algo para protegerme, y algo para entender a los extranjeros, pensó. La noche transcurrió muy deprisa para él y ni siquiera había dormido, pero para eso habría tiempo. Se escabulló de casa muy temprano para que su madre no se enterara de su partida.

Hasta ahí sus planes habían salido como quería Carcajada, pero una vez todos se juntaron empezaron a surgir imprevistos, que si uno se había dejado la muda. Otro no se podría ir sin su herramienta favorita. De repente un vecino pasaba y ¡claro,  se ponían a contarle todo lo que iban a hacer!. Despues de un par de horas y sin saber como, ya lo sabía todo el pueblo y allí estaban todos, unos llamándoles locos y otros animándoles. 

Hasta que Carcajada vio entre la multitud a su madre, ella le miraba desde lejos pero no se acercaba a despedirse. Se le veía en la cara que había estado llorando, pero a su vez mostraba orgullo por que su hijo se iba para hacer algo grande. Ahí Carcajada supo que su madre apoyaba su aventura, y aunque no se lo dijo, Carcajada estaba seguro de ello. 

El principio del viaje para Carcajada se le pasó muy rápido, era la parte que conocía y el cansancio de haberse pasado la noche en vela pudo con él. Pero como si de un sexto sentido se tratara se despertó justo cuando iban a sobrepasar los límites que nunca antes habían cruzado ninguno de ellos. Todos juntos se miraron sin saber muy bien que decir. Y carcajada dijo:

-Se acabo.
-Se acabo que. Contestaron los demás al unisono.
-Si doy un paso mas,  será lo mas lejos que he estado de mi hogar en mi vida.
-Vamos Carcajada, recuerda lo que el Maese solía decir, es peligroso cruzar tu puerta, pones tu pié en el camino y sino cuidas tus pasos, nunca sabes a donde te pueden llevar. Dijo Silencioso.

Y juntos empezaron un viaje inesperado.

Cuando salió del cementerio, se fue con paso decidido hacia su casa, por las calles ya corría el rumor de que nos marchábamos, solo era un murmullo que se acrecentaba y aunque nadie lo sabía seguro, a nadie le hacía falta para afirmar que solo buscábamos problemas, llegando al carro se cruzó en su camino mirtox, otro pequeño huérfano que se encargaba de cuidar los pequeños caballos del cobertizo, -dicen que se marchan, que van a buscar “poblemas” y que no volverán de una pieza-, luarox miraba los caballos y no le prestaba mucha atención –deberías ir a decirle a la vieja Minia que no enrede y que agradecemos sus ánimos-, mirtox no entendiendo el sarcasmo respondió -no os anima cree que os harán daño-,Luarox sonrió, era una bocanada de aire fresco tanta inocencia –cierto mirtox pero tu ve a decírselo y dile además que tienen pensado decirle al primer monstro que nos haga daño que venga a comérsela- el chiquillo con cara cada vez más confundida no podía creer lo que Luarox le decía – antes de decírselo dile que tienes información que la interesa, pero díselo en cuanto hayamos dejado el pueblo y que te pague-, -porque? Si nunca he cuidado de su caballo-, -por la información- -que información solo se limpiar caballos-, Luarox miro muy serio al crio que ya le estaba cansando -mira niño, mañana cuando nos vallamos vas y se lo dices-,-el que?-, -no dejes lo de cuidar caballos, es un consejo, aunque igual se te olvida cuando me haya ido, encima voy a llegar tarde y voy a tener que aguantar que me digan que llego tarde-. Mientras luarox se iba alejando mirtox lo miraba y pensó para si asintiendo –mañana le digo a Minia que se van a pegar a los monstruos para que no se la coman, eso dijo no?.

No hubo palabra, súplica, llanto o promesa que doblegara la voluntad adquirida de los medianos. Quizá si uno de ellos fuera a partir solo, era probable que el resto lo convenciera para que no lo hiciera. Pero de algún modo, estos amigos (mediohermanos) se daban apoyo mutuo en esta difícil decisión.

Muchos medianos renegaban y solo unos pocos animaban. Con la carreta tirada por dos fuertes y grandes caballos, los seis medianos empezaron a alejarse del poblado. Al principio todo eran risas y contemplaciones, hablaban de lo que harían con ese tesoro que decía el mapa. Imaginaban gemas y joyas y montañas de monedas doradas y plateadas, podrían comprar cientos de carros, muchos caballos y cientos de jinetes y trabajadores que llevaran sus mercancías desde las selvas de Chult, hasta las tierras frías de Narfel.

Pronto el extasis pasó a convertirse en nerviosismo. Llegaron a un punto en el que jamás habían cruzado, el arroyo de la bellota gris, allá los medianos más intrépidos (incluídos a los seis hermanos) iban a bañarse en las calurosas tardes veraniegas, se lanzaban desde lo alto de una gran roca que apodaban la bellota por su rara forma.

A partir de ahí, todo era nuevo. El mismo paisaje, el mismo frío, las mismas colinas y la misma compañía, solo que de algún modo... diferente.

Cuando el sol empezó a caer, Shiva, la loba de peloflorido andaba nerviosa, y con toda la razón. A lo lejos empezaban a escucharse los agudos aullidos de los lobos de las colinas.

La noche llegó y con ella el frío, estaban ahora cerca a Hondosauce e iban por buen camino, pararon en un lugar donde el sendero se hacía más notorio y encendieron una hogera para calentar sus cuerpos y comer algunas salchichas y embutidos.

Justo en medio de la cena, Shiva se erizó por completo y empezó a mostrar sus dientes a la oscuridad de la noche, a lo lejos, se vieron 4 pares de ojos brillantes que se camuflaban con la vegetación y la noche mientras se acercaban poco a poco. Cuatro lobos habían olido la comida caliente y estaban dispuestos a cenar mediano en esa fría noche.

¿Que harán ahora?¿se refugiarán todos dentro del carro?¿atacaran? ¿lanzarán a bienhallado como carne de cañón? después de todo, los fieles clérigos son protegidos y bendecidos por sus dioses ¿no?.... Es su turno.