Partida Rol por web

¡Ya estamos! ¡Siempre es lo mismo! Ni comer tranquilos nos dejan. El clérigo trato de ocultar su miedo con la máscara del enfado. No podía saber si sus amigos lo habrían entendido o no, pero no queria contagiar la mezcal de miedo y nerviosismo ante algo que no habia tenido que experimentar antes.

Carcajada, sube al carro, el resto tendremos que defender también a los caballos o no podremos llevar el carro.

Recogió su escudo y su espada mientras las piernas le temblaban y se colocó en primera fila preparado para proteger a sus amigos.

¡Vamos! ¡Moveos! ¿A qué esperais? No os alejeis del fuego, tal vez eso les pueda mantener un poco a raya.

El mediano apenas si pensó en utilizar su don para enaltecer a sus amigos y tan solo atinó a tratar de golpear al primer enemigo que se pusiera por delante en cuanto llegaran

El camino parecia discurrir como un rio, Luarox tenia la sensacion de que la carreta estaba parada y era el camino el que se movia y fluia a su alrrededor.

No apreció los aullidos hasta que vio arrugar el hocio a shiva sin mediar palabra se coloco al lado de noddox con la intencio de ir bucando un flanco desprevenido de uno de los fieros animales. -¡¡ATENTOS NO DEJEIS QUE DAÑEN A LOS CABALLOS!!.
 

El camino había estado despejado todo el día, y el trayecto había sido sumamente agradable. Incluso habían tenido tiempo de remojar los pies en las frescas aguas del arroyo que tantas veces visitaron antes, el Bellota Gris. 

Eureka meditaba, tumbado en el suelo sobre su manta, contemplando el cielo estrellado. imaginaba cómo sería poder visitar las lejanas estrellas, si habría vida en otros planetas. Tan ensimismado estaba con sus cosas que sólo el tardío grito de Luarox consiguió sacarle de su mundo de fantasía.

Eureka se incorporó alarmado por aquel jaleo.  Por las melenas de Yondalla, ¿qué pasa? Fue entonces cuando pudo contemplar un gran cánido de pelaje sucio y apelmazado que parecía tener la nada sana intención de comerse su cena. Y por ahí, sí que no pasaba.

El mediano se incorporó echando mano a la cadena armada que solía tener siempre cerca de sí. Una cadena era no sólo una herramienta útil, sino un poderoso arma. Y Tinkertox sabía cómo sacarle partido. El joven inventor se afirmó con ambos pies puestos en el suelo, y comenzó a hacer girar su cadena. Si aquellas criaturas pretendían cenar gratis a su costa, es que no concían a los medianos con hambre.

Los chorizos empezaban a soltar su jugo sobre las brasas y estas chisporroteaban cuando la lluvia dorada caía sobre ellas.
Nedalox miraba ensimismado, atrapado en sus pensamientos cuando la voz de alerta y la actitud de la loba le saco de su estado.
Reaccionó tarde, pero eso no iba a importar demasiado, excepto si no conseguía proteger sus monturas, si estas caían su viaje habría acabado casi antes de empezar, por lo que cargo contra una de las criaturas, la más cercana a los caballos y descargó un certero golpe contra el flanco del animal

El camino estaba siendo la mar de tranquilo. Peloflorido miraba todo lo que le rodeaba, mientras acariciaba el lomo de su fiel amiga Shiva. Junto a él, todos podían ver una oveja negra que parecía más dormida que despierta, pero aún así, estaba atenta a todo lo que sucedía en el camino. De repente, el mediano druida sintió como los pelos de su loba se erizaron sutilmente.

Los aullidos lobunos que provenían de la lejanía la alertaban, y la ponían nerviosa, sin embargo, no había peligro alguno ya que el enemigo no se encontraba muy cerca de nuestra posición. Peloflorido, por su parte, se mantuvo alerta mientras viajaban, echándole un ojo a su compañera cánida cada cierto tiempo, para estar seguro de que todo iba bien.

Tras el sol ponerse detrás de las montañas, todo el grupo se sentó a cenar con calma. Transcurrieron unos minutos, hasta que las orejas de Shiva se levantaron, y los pelos del lomo se erizaron de tal manera, que sólo podía significar una cosa: problemas.

El pequeño mediano de pelo rosaceo miró a su alrededor un par de veces y sonrió.

Levantó su mano derecha y chasqueó los dedos, mientras recitó unas palabras en un lenguaje desconocido, entre dientes, en voz baja. Por un instante, los que allí se encontraban pudieron ver como el zarcillo que llevaba en el pelo, brilló por un segundo y comenzó a crecer entre sus cabellos.

Shiva, por su parte, esperaba la orden de Markox para realizar algún tipo de acción, pero esa orden todavía no iba a llegar.

El día había sido extenuante para los medianos, apenas si habían parado un par de veces para almorzar. De repente durante la cena, la loba de Peloflorido se puso en actitud defensiva con el pelo erizado. Eso solo podía significar una cosa, problemas.

Los medianos se pusieron en guardia, mientras Carcajada se intentaba proteger como podía. 

De repente, todas las plantas empezaron a crecer alrededor de un punto en mitad del bosque, las raíces de los árboles empezaban a salir del suelo y los arbustos parecían cobrar vida, y todas las plantas como si cumplieran ordenes de Markox, empezaron a aprisionar a los lobos uno a uno.

Dos de ellos quedaron aprisionados por las poderosas raíces de unos árboles contiguos, los otros dos se las arreglaron para no quedar atrapados bajo la maraña de plantas que salía en dirección a sus patas. Uno de ellos (lobo 3) se movía con dificultad a través del terreno difícil que imponía el conjuro, mientras que el otro lobo (lobo 4) logró salir con gran esfuerzo del área de efecto del conjuro. 

Gruñó a los medianos y escurrió baba de su hocico mientras se disponía a atacar a los viajeros.

El clérigo suelta una furibunda mirada al druida. En el fondo una parte de él necesitaba probarse cuanto antes ajeno a los peligros y las muertes. 

¡Vamos sacos de huesos! ¡ A qué estáis esperando! ¡Os voy a enseñar a pensaroslo dos veces antes de volver a atacarnos!

Peloflorido observó como su hechizo había surtido efecto. Dos de los lobos que habían salido a su paso para atacarles, se habían quedado clavados en el sitio, mientras que otro no parecía tenerlas todas consigo para poder salir corriendo de la maraña de plantas. Sólo uno había podido salvarse del hechizo que hacía que las plantas se enredaran en sus extremidades y por eso, Markox sonrió.

Shiva se había puesto a su lado, dispuesta a atacar en cuanto tuviera la oportunidad, pero el mediano le pidió con dulzura que se quedara quiera. Sus compañeros también querían acción, así que no iba a ser él el que les arruinara la diversión. Sin embargo, con su honda preparada, cargó una piedra y lanzó un certero golpe hacía uno de los lobos que aún estaban enmarañados.

La piedra salió disparada de su honda sin contemplación y mientras volaba por los aires, cargó otra más, esperando a ver que hacían sus compañeros.

¡ooooh! exclamó Tinkertox muy sorprendido ¿Habéis visto, amigos? Las plantas nos protegen, ¿quién lo hubiera pensado? 

En efecto, no se había percatado de que el druida había animado a las zarzas y hierbas del lugar, y realmente estaba convencido de que simplemente se habían comenzado a mover por voluntad propia. 

En cualquier caso, el joven guerrero se había percatado de que desde su posición, no podría defender bien a sus compañeros por lo que optó por avanzar para hacer frente de cerca al único lobo que parecía ser un reto adecuado para él, cadena en ristre...

Markox lanzó una pedrada con su honda al lobo, como en los concursos de lanzamiento de piedra, en esta ocasión también atinó a su blanco. La pesada bala golpeó el lomo del lobo que venía enfurecido  morder al primer mediano que se le atravesara, pero no fue tan certero como para derribarlo a la primera. Un chillido fue lo único que salió del lobo que siguió con su carrera enfurecido. Shiva permanecía expectante, hacía caso a su amo de quedarse quieta, pero no faltaba nada para que saltara a defender a su amo y sus amigos, el instinto la llamaba a combatir, aunque por ahora ganaba su obediencia con peloflorido.

Los otros dos lobos enmarañados, seguían combatiendo por librarse de las pesadas raíces que los envolvían sin éxito, solo conjuraban aullidos y chillidos.

Mientras chismes, carcajada y silencioso se quedaban expectantes, con cierto miedo que suele paralizar a las personas cuando llegan a su primer combate verdadero, ambos lobos que habían logrado escapar de las plantas corrían en dirección a los medianos, gruñendo y con vehemencia.
Uno de ellos (lobo 4) llegó hasta donde se encontraba el paralizado Luarox chismes Brandivino, la situación lo obligó a reaccionar inmediatamente y logró esquivar los largos colmillos de aquel lobo.
El otro lobo (lobo 3) aún corría para llegar a sus presas.

Por su parte, el distraído Tinkertox Eureka salió al encuentro del lobo que aún venía corriendo, con su extraña arma de cadenas lanzó un certero golpe ala cara del lobo, su mandíbula ahora sangraba y veía con furia al mediano que lo había ocasionado.

Mientras su amigo se hacía el héroe, Noddox Bienhallado ataca con su pequeña espada (una daga a los ojos de un humano) a la bestia que había intentado morder a su amigo, la espada se enterró profunda y el lobo aulló fuertemente de dolor, metió el rabo entre sus patas Markox Peloflorido entendió que el lobo se disponía a huir de la batalla.

Enaltecido por la herida causada, el cascarrabias aprieta con fuerza su arma golpeando con rabia al lobo que había cometido el error de atacarlos sabedor que en breve tendrian más enemigos dispuestos a matarles a mordiscos

Peloflorido se dió cuenta de un par de cosas.

La primera es que era muy bueno lanzando piedras, tal y como lo había demostrado hace un momento al atizarle a uno de los lobos que venían a atacarle en medio de los ojos.

La segunda es que uno de esos lobos, se disponía a huir.

Markox por sobre todas las cosas, amaba a la naturaleza, y con ella a todas las plantas y a los animales. No iba a volver a atacar al lobo que estaba huyendo, por que de alguna manera sabía que, si acertaba nuevamente con el pedrolo, lo más probable era que el animal muriera, y no era algo que entrara en su naturaleza. Después de todo, él era un mediano bondadoso y sobre todo, piadoso.

Dejando que ese lobo escape, realizó otro disparo contra uno de los lobos que estaban enmarañados, suponiendo que, si les lastimaba lo suficiente, al final optarían por huir como lo estaba haciendo su compañero. Volvió a girar la honda por encima de su cabeza y disparó, nuevamente con gran precisión.

Shiva, como siempre, se mantenía a su lado, con los ojos bien abiertos, esperando la orden de atacar.

Agarrotado en un primer momento, el golpe de bienhallado lo saca de su estupor como si se lu hubiera dado a el. El miedo lo agarrota pero tiene que hacerse dueño de la situacion o su aventura puede terminar hoy mismo, o puede que muera alguno de sus compañeros, y con este pensamiento se valancea alrrededor del lobo para intentar ganarle la espalda y hacerlemas daño. Te voy a convertir en una manta desgraciado¡¡¡¡

Tinkertox no sabía nada sobre animales, no sabía si el lobo se daba la vuelta para huir o para tomar carrera y volver a cargar, por lo que, lamentablemente para el druida y sus deseos, siguió haciendo girar su voluminosa cadena sobre su cabeza, para acto seguido soltar un buen mamporro al lupino esquivo.

El frío metal se estrelló contra el pobre animal justo en el morro ya dolorido. Si no había acabado con él aún, Tinkertox no estaba seguro de si podría mejorar semejante ataque.

Silencioso corrio, hacia uno de los lobos, el que se acercaba a los caballos e intentó golpearle aunque en su precipitación la espada paso a un lateral del animal.

Ya recompuesto, mirando hacia atrás, para cubrir la salida del animal hacia los animales de carga, la espada del mediano si que logró encontrar carne esta vez, causando un corte, debil, pero un golpe al fin y al cabo, en el flanco del animal, que más que otra cosa logró enfurecerle

Mientras los lobos se echaban encima de sus compañeros, carcajada se quedó paralizado, apenas si pudo reaccionar despues de ver como uno de los lobos intentaba comerse a su compañero Chismes. Y con un fogonazo intento aturdir al lobo. 

-Espabila Chismes o serás la cena de ese lobo. -Gritó Carcajada a su compañero.

La bala de peloflorido salió disparada hacia uno de los lobos (lobo 1) que permanecían enmarañados en la distancia, la piedra golpeó certeramente el cuerpo del lobo y le sacó un chillido de dolor. Claramente ambos lobos enmarañados estaban asustados, jamás habían tenido que vivir lo que estaban viviendo.
Con gran agilidad y dando rollitos en el suelo, Chismes logró posicionarse en un lugar donde podía sacar ventaja en el combate, rodeando al lobo (lobo 4) y sincronizando sus ataques con el clérigo.

El lobo que había recibido un golpe de Eureka con su cadena, le devolvió una mirada de furia infernal. Se lanzó al ataque pero sus fauces se estrellaron contra el acero de la coraza que portaba el guerrero.

Por su parte, el mago empezó a conjurar y al momento de lanzar el conjuro, su amigo chismes se había puesto en una posición donde podría alcanzarlo con el conjuro, vaciló unos instantes y decidió no lanzarlo, igual, el lobo no parecía que fuera a devolver los ataques.

Efectivamente, el lobo malherido empezó a correr por su vida con el rabo entre sus patas traseras y chillando como un perro, por un instante bajó la guardia y el clérigo y chismes tuvieron una oportunidad de atacarlo ¿Se dejarían llevar por la adrenalina del combate?¿mostrarían misericordia por un animal derrotado que intenta salvar su vida?

De nuevo la cadena del mediano guerrero se estrelló contra el lobo, justo en la cara, haciendo que la sangre fluyera por el ojo del lobo. Si algo había certero era que aquel lobo jamás volvería a usar uno de sus ojos. Parecía malherido y muy débil para seguir combatiendo, pero aún se mantenía en pie.
La compasión empezó a asomar en la mente de Eureka, pero para cuando decidió cesar sus ataques, silencioso llegó con gran vehemencia y clavó su espada en el costado del lobo. El animal no aguantó más y se derribó al suelo, jadeante, intentando tomar las últimas bocanadas de aire de este mundo.

El combate había terminado, aún quedaban dos lobos pero estaban apresados por las plantas que hacían caso a las órdenes de Peloflorido, incluso si lograran escapar, Peloflorido estaba convencido que huirían del lugar antes de atacarlos. Veía miedo en sus ojos. Los lobos habían atacado inducidos por su instinto de caza, por calmar el hambre y 5 pequeños parecían una presa accesible, pero ahora el instinto de supervivencia se anteponía al hambre y después de pasar por lo que habían pasado, apenas el conjuro terminara, saldrían con el rabo entre las patas, siguiendo a su compañero (lobo 4, asumiendo que lo hayan dejado con vida).

¿Serán macabros y acabarán con la vida de todos los lobos?¿tendrán compasión y los dejarán ir?¿probarán a que sabe la carne de lobo?¿confeccionarán un vestido con la piel del lobo caído?....