Partida Rol por web

Las fauces (the Maw). Así es como llaman a la entrada de la expansión Koronus; un nombre adecuado, dada su historia. Desde que me siento en el trono de capitán he visto innumerables naves y almas desvanecerse por su garganta. Por supuesto, siguen viajando, puesto que las fauces llevan a un vientre lleno de riquezas.

Lord Capitán Ezequiel Pengalia

     El Umbra Tigris había zarpado ya de Puerto Errante y Bastian aun estaba procesando toda la información obtenida allí. Había mucho en qué pensar e imaginaba que el capitán no tardaría en volver a requerir a sus consejeros, así que había poco tiempo para asuntos personales. Mientras caminaba por los metálicos pasillos de la nave, con una paquete embuelto en cuero bajo el brazo, se frotó la zona donde una de las armas láser le había impactado en el Mercado de los Muertos. Había intentado tratarse el mismo, pero no había conseguido librarse de aquel dolor por completo, así que pensó que era una buena excusa para hacer una visita a Tanya...

     Al llegar al camarote de la jefa de seguridad, llamó tres veces con los nudillos a la puerta. - Clonk, clonk, clonk. Repiquetearon rítmicos sobre el metal.

Embarcamos como si nos persiguiera el demonio mismo, y tras dejar la carga en manos de los responsables de la tripulación y revisar en una placa de datos que el personal de seguridad estuviera bien desplegado y cumpliendo sus funciones, le entregue los mapas a Kungel, que ya los esperaba con ansiedad poco contenida. Por fin disponía de un rato para mí misma, así que aproveché para darme una reconfortante ducha.

La armadura descansaba sobre una mesa de trabajo a medio limpiar y la cartuchera bolter doble estaba colocada sobre el respaldo de la silla. Yo me encontrada desnuda mientras me secaba, a punto de vestirme, cuando la puerta sonó. "Clonk, clonk, clonk". Como siempre algún asunto oficial debía estar en curso, puede que incluso algún problema en la seguridad. Lo que faltaba... Me dije mientras me ponía una camiseta de la armada ajustada. !Un segundo! Maldita sea... Tomé unos pantalones cargo del armario y me los puse rápidamente.

Cuando abrí me encontré de frente con Bastian, que portaba un paquete bajo el brazo. Ah, eres tu Batian. No me esperaba encontrar ahí al Senescal y aquello me pilló un poco desprevenida. Cierta sensación de vulnerabilidad me invadió. Una extraña sensación, que no solía sentir. Ahí de pie, frente a aquel hombre. Los pies desnudos sintieron el frio metal del suelo de la entrada. No te quedes ahí, pasa... Le señalé una repisa de armario mientras me daba cuenta de cómo estaba toda la estancia, con armas y equipo desperdigadas por todas partes. Perdona el desastre, ¿Quieres tomar algo?. Le sugerí mientras buscaba en un cajón un par de calcetines limpios y recogía mis botas de combate de caña alta.

     El senescal vio con algo de desconcierto que Tanya se afanaba infructuosamente en ordenar un poco la habitación. - Por mi no te preocupes... dijo con una sonrisa mientras dejaba el paquete sobre la repisa del armario. ...deberías haber visto mis dependencias en la scholam... a veces me costaba encontrar mas los libros que la inspiración. Que recuerdos. - En realidad vengo porque creo que tenías algo de experiencia médica, ¿no es así? Supongo que se aprenden muchas cosas útiles cuando eres militar. El caso es que tengo una quemadura de láser que no me deja vivir y me gustaría que le echaras un vistazo. ¿Si no estás muy ocupada, claro está?

¿Experiencia medica? Eso me parecía bastante raro, porque en la nave había buenos médicos, pero quizás es que Bastian no se fiara de ellos mucho. Era un tipo complejo. Si claro, algo he cortado y cosido. Jejejeje. Me seguía riendo cuando terminé de atarme las botas y al levantar la vista le vi la cara y vi que no estaba de broma. Em... vale, fuera coñas. Si se algo. ¿Una quemadura laser dices? Hum...

No me importaba tratar a mis compañeros, así que decidí que le echaría un cable con aquello. Fui hasta la repisa y me serví una medida de Amasec, de una reserva antigua y buena. Luego pensándolo mejor eché otra medida en un segundo baso y se lo pasé a Bastian. Junto a la armadura estaba el kit medico de combate que solía llevar encima siempre. Lo abrí mientras le preguntaba a Baild. ¿Donde tienes esa quemadura? Déjame ver anda. Quité los trastos de la cama y los dejé sobre la mesa de trabajo. Tendré que recoger esto más tarde, no puedo tener visitas teniendo el cuarto así, aunque... es mi cuarto... ¿Qué demonios?

     El senescal se desabrochó la camisa. - Aquí, sobre las costillas. Bastian se dio cuenta en seguida del recelo de Tanya, lo vio en sus ojos. La verdad era que la situación era un poco extraña. Era raro que se hubiese acercado hasta su camarote para ésto habiendo enfermería abordo, pero realmente la quemadura no era para nada grave. Con poco mas que un apósito limpio y una pomada estaría hecho. Nada demasiado complicado que la mujer no pudiese hacerlo.

    Mientras dejaba operar a Tanya, dejó a sus ojos curiosear la habitación. Se podía saber mucho de una persona viendo sus cosas.

El senescal se quitó la camisa y pude ver la quemadura. Era una suerte que no le hubiera atravesado las costillas. Ahora tendríamos un senescal menos en la nave, y eso hubiera sido una lástima, sobre todo siendo aquel hombre que me sacaba de vez en cuando un par de sonrisas. Vale, no te preocupes, eso lo curo yo en un momento. Saqué las cremas antibióticas y un par de gasas tras ponerme unos guantes de látex. Con cuidado apliqué la crema sobre toda la quemadura con mucho cuidado. Mientras lo hacía aproveché para fijarme que Bastian estaba mirando a su alrededor observando la habitación.

Lo cierto era que no había demasiado que ver. La estancia era pequeña y bastante ajustada, pero suficiente para una persona. La cama estaba bien hecha, como era costumbre adquirida de la armada, y ocupaba una de las esquinas del habitáculo. En la otra pared una mesa de trabajo estaba repleta de destornilladores, placas de armadura dañadas y armas desmontadas a medio limpiar. En la pared junto a la cama había unas cuantas fotos, en muchas salía de uniforme, de mis tiempos de servicio. La ropa que había empleado aquel día estaba desperdigada por el suelo ahí donde la había dejado de camino a la ducha y el armario del fondo del cuarto estaba cerrado.

Tras aplicar la pomada extendí con cuidado la gasa la enrollé ejerciendo presión en torno a su torso, dándole un par de vueltas y luego fijándola con una grapa que enganchaba el extremo final con el conjunto en sí. Bueno, ya está, deberías sentirte mejor. La crema es antiséptica, bactericida y analgésica, así que ya ves, todo un lujo. Jajajaja. Recogí el botiquín guardándolo de nuevo y tras dejarlo donde la armadura, agarré la silla y me senté con el respaldo hacia delante, apoyándome en el. Bueno dime. ¿Qué opinas de todo lo que está pasando? ¿Encontraremos ese pecio? ¿Viviremos para contarlo? !Ja! Eso espero. Extendí mi baso con amasec hacia el suyo para que brindara. Por los grandes amigos que compartimos esta aventura.

A través de un cielo sacudido por tormentas
Impresiones

El puente de mando de la Umbra Tigris bullía de actividad. Se estaban procesando muchos datos y llegaban frecuentes informes sobre el realojamiento de los tripulantes, colonos y viajeros. Algunos incidentes menores entre los embarcados.

Pero nada de eso era relevante para el rogue trader Karl Von Schwarz y sus consejeros, ellos se hallaban reunidos con el Lord Capitán para compartir los datos obtenidos de sus propias investigaciones, el navegante Kungel había desplegado sobre la mesa un mapa de la Expansión Koronus.

En algún lugar de esa vasta e inexplorada región les aguardaba una nave llena de tesoros.

El Kungel se puso de pie con la carta de navegación del sector Calixis lo expandió de forma que todos los que allí estaban lo vieran, luego miro a su alrededor en aquel sala de reuniones y a un par de sirvientes les dijo -Por favor todos aquel que no pertenezca al consejo que salga de la sala. -una vez estos salieron comenzó.

-Capitán, compañeros, Tanya gracias por la cartas de navegación, recordáis que os dije que íbamos a Unberholden Reaches a través de los comunicadores era un mentira si alguien estaba escuchando las comunicaciones ahora estará organizando un viaje hacia otro sub-sector -bajo un poco la voz -nuestro destino es Winterscale Realm -señalo en la carta la ubicación del sub sector volvió a mirar a su alrededor

Tomándose tiempo tranquilo mientras el resto esperaba recogió la carta del sector y tomo en sus mano otra de las cartas que desplegó con parsimonia y tranquilidad -el mnenolito me mostró una estrella parpadeante, coronada con un halo helado, rodeada de una vasta nebulosas y tramos de vacío, ahí es donde nos dirigimos, tengo que investigar mas y lo haré durante el viaje pero desde ahora os aviso que no sera fácil la búsqueda, creo que con esto es suficiente de momento respecto a le lugar donde vamos pero...

Volvió a recoger la carta guardándola en su estuche en forma de cono de madera y lo poso junto a los otros que Tanya le había traído -Ahora tenemos otro problema -saco la caja del mnenolito y la puso encima de la mesa -cualquier psíquico puede comunicarse con ella sin siquiera tocarla, esto es un fallo de seguridad que puede significarnos grandes problemas, en aquel lugar cualquier persona con poderes psíquicos vio lo mismo que yo -dejo ahí la conversación y se sentó, no sin antes guardar de nuevo la caja.

Karl escuchó a Kungel y su informe mirando las cartas de navegación - Winterscale... - dijo en un susurro pensativo mientras observaba aquel sub sector, sus planetas, que tipo eran... - Entiendo Kungel - dijo al fin mientras no dejaba de pensar, sobre todo en Lady Ash...

El capitán se irguió y accionó su comunicador personal para hablar con Gaeta - Gaeta, ponga rumbo hacía Winterscale, después de la reunión Kungel le dará más detalles y pasaremos al espacio disforme. Von Schwarz fuera.

Apoyó las manos sobre la mesa y se humedeció los labios - Bueno... Sarvus, no se que averiguaste sobre Lady Ash, pero Bastian y yo, por pura casualidad supimos un par de cosas. Como me temía es una astropata al servicio de otra casa, los Fel... no se tendríamos algún archivo sobre ellos, sobre todo de su nave... nos llevan algo de ventaja así que debemos darnos prisa. Toda la que podamos y más.... y todavía más prisa si lo que ha dicho Kungel es cierto y se puede contactar con el mneolito sin tocarlo. Así que informad de lo que tengáis que hablar... y tú, Kungel, buen trabajo pero cuanto antes vayamos hacía donde esta el tesoro mejor

      Bastian hizo chocar su vaso de amasec para brindar con su compañera pero, cuando estaba a punto de contestar, tanto su comunicador como el de ella emitieron su fatídico pitido. Al parecer el capitán requería su presencia en la sala de reuniones. Típico, aunque no inesperado... pensó el senescal emitiendo un suspiro. - Creo que tendrás las respuestas a tus preguntas muy pronto... dijo apurando un buen trago del amasec. Comenzó a abotonarse la camisa mientras se levantaba de la cama. - Ésto tenemos que repetirlo, pero la próxima vez avisaré de que vengo antes. Dijo con una sonrisa. Comenzó a caminar hacia el pasillo y cuando estaba a punto de salir del camarote se dio la vuelta. - Ahh, se me olvidaba... el paquete. Mientras hacía las compras para el viaje lo vi, me acordé de ti. También había un puesto con flores pero pensé que una mujer como tu valoraría mas éste tipo de... decoración. Sonrió otra vez. - Nos vemos en la reunión. 

     Sin esperar a la contestación, Bastian se despidió con la mano y comenzó a caminar por el pasillo. Notó que el tono de su cara había subido al menos un grado y no quería que ella se diese cuenta. Era un hombre apuesto y acostumbrado a gozar de la atención de las damas, pero aquella mujer le descolocaba. Tenía algo, aquella fuerza oculta (buenos, aveces no tan oculta) que le intimidaba y a la vez le hacía sentirse como un colegial. Si mis amigos de la cúspide de Malfi Prime me viesen ahora se morirían de la risa y con razón. pensó. Con lo que yo he sido...

     Cuando Tanya desembolvio el paño de cuero, descubrió dentro un par de pulidas y relucientes miras láser con sus respectivos acoples.

- Pues dado que los hombres que envié averiguaron lo mismo, está claro que perdimos un buen agente para nada, responde algo agrio.

Estaba disfrutando por una vez en mucho tiempo de una grata conversación informal con un buen amigo cuando el maldito comunicador Pita y Bastian abandona la sala. Oh... vaya. Yo que te iba a decir de ir a cenar... Le comento mientras le veo salir del habitáculo. Lo tendremos que dejar para otro día, pero anótalo en la agenda Bastian. Con sus andares elegantes y ligeros lo veo abandonar mi habitación y una sensación de inquietud me aborda cuando habla sobre las flores y el paquete que ha dejado. La puerta se cierra tras él, y cuando lo abro me emociono más que un crio.

No puede ser... !Este Bastian! Siempre me acaba por sorprender de maneras que nunca pensaría. Paso las manos por aquellos objetos que marcaban sus objetivos con puntos de luz laser mientras saco de las cartucheras de la silla una de las pistolas Bolter y le coloco bajo el cañón aquel marcador. Perfecto... Encaja perfecto... Luego voy hasta el armero que hay dentro del armario y tras teclear mi código personal y ser comprobada mí huella biométrica, extraigo el Bolter modelo Locke y le coloco la segunda mira laser. La activo y apagando la luz barro con ella la estancia mientras muevo el arma Bolter nueva recién engrasada de un lado a otro.

Acto seguido dejo los juegos y me equipo con mi armadura de combate. Como siempre, al cinto la espada y las dos pistolas, y esta vez, el Bolter.

Con paso rápido y metálico a través de los pasillos de la nave llegué junto hasta el puente de mando. Los soldados de guardia en la puerta exterior se cuadraron y yo correspondí llevándome dos dedos a la gorra de la marina que llevaba puesta. El casco mientras no estábamos en combate, como siempre, iba colgando del cinturón. Los compañeros ya estaban ahí, incluyendo a Bastian. Primero de todo saludé al conjunto y a nuestro capitán, y luego me acerqué a hasta situarme tras Bastian y le dije desde atrás en voz baja al oído. Tienes un gusto exquisito para las flores... compañero. Realmente exquisito.

La reunión comenzó y correspondí a las palabras de Kungel con una ligera inclinación de la cabeza. Me alegraba haber podido conseguir aquello, sobre todo si era tan importante para nuestro Navegante y para la misión. Desde mi puesto, con los brazos descansando apoyados sobre el Bolter nuevo que tenía cruzado horizontalmente a la altura del estomago, escuché lo que los expertos en la materia planteaban sobre ello y luego plantee una duda.

Señor, sé que mis dominios sobre el tema son escasos pero... ¿No sería pasar a un formato cerrado el contenido del mnenolito y destruir dicha pieza? Para evitar infiltraciones me refiero. Pasarlo a un formato que solo usted con su huella genética pudiera emplear... Era una posibilidad, al menos dentro de mis conocimientos sobre el tema y debía plantearla.

Secundo la idea de la archimilitante Sokolov. Es sin duda alguna la manera más sencilla de solventar ese problema de seguridad. El navegante Kungel ya se puso en contacto conmigo para ver si era posible confinar el mnenolito de forma que sus emanaciones psíquicas fueran indetectables pero ahora mismo eso esta fuera de nuestras posibilidades acompaño estas palabras con lentas negaciones con la cabeza para enfatizar mis palabras.

También creo que debemos de ser cuidadosos para no ser seguidos hasta nuestro destino capitán. Pese a lo dicho por el navegante supongo que la lectura del mnenolito tendrá una distancia máxima, y el hecho de que esa tal Lady Ash intentara robárnoslo da a intuir que aún no disponen de la localización del Camino de la Rectitud. Por lo tanto y al no poder obtener la información lo más probable es que intenten seguirnos para descubrir su localización exacta.

Sí, Lord Capitán. Winterscale.

Observó a Tanya, después a Regulus y por ultimo a Kungel... el capitán los miraba alternativamente valorando lo que estaban sugiriendo - Bien... yo, de disformidad poco se, y menos aún de poderes psíquicos... tenéis carta blanca. Solo pediros que esteis seguros al ciento veinte por ciento antes de tomar decisiones tan peligrosas o arriesgadas ¿De acuerdo? Si falláis, fallamos todos, tenéis mi confianza - les dijo al levantarse de su asiento - ¿Algo más que tengáis que aportar?

Asentí mientras pasaba una mano por la cubierta del bolter cruzado sobre el estomago. Sí señor. Si lo permitiera, como oficial de seguridad, me gustaría situar a los hombres de combate en un Código Morado. Todos los marines disponibles armados y preparados en sus puestos. Tenemos que estar preparados, ya me entiende. Comuniqué a Karl mientras asentía con gesto grave.

No me tienes que pedir permiso para estas cosas Tanya, conoces tan bien como yo los protocolos - le dijo con buena voz aunque pudiera sonar cortante - No os olvidéis que tenéis libre potestad para dar ordenes a los demás estratos de la nave... Estad listos, nunca se sabe que puede pasar - aconsejo a su grupo de hombres y mujer mas allegados mientras acariciaba la empuñadura de su nueva pistola