Partida Rol por web

Como siempre en su despacho, Paul dejó entrar a Eileen. La saludó con una sonrisa afable y se quitó las gafas para observarla.

- Pasa, Eileen. ¿En qué puedo ayudarte?

Mordió la patilla de las gafas, mientras se echaba hacia atrás en su mullido asiento de piel negra, esperando a que la chica expusiera.

Saludó a su jefe como siempre antes de tomar asiento ante él. No había encontrado ninguna novedad en El Profeta, el cuál seguía llevando bajo el brazo. Lo cierto es que se lo había traído para ponerle al corriente de su colaboración con el Departamento de Aurores, aunque seguramente ya se lo habrían dicho. O se habría enterado sin más. Paul se enteraba de todo.

- Supongo que te enteraste de lo que pasó en aquella boda - echó El Profeta sobre la mesa, dejando la página de sucesos a la vista -. Era una de las invitadas - aclaró, sin querer añadir nada más que convirtiera aquella conversación en una especie de reclamo de atención paterna -. El caso es que había varios aurores y me han pedido colaboración para descubrir qué poción fue la que causó todo ese estropicio. así que estaba analizando unas muestras cuando llegó David y me dijo que era algo llamado sangre del dragón oscuro, que aparece en las leyendas alemanas y que, redoble de tambores por favor, tiene prohibido hablar de ello - hizo una especie de ruido mitad bufido de exasperación, mitad de incredulidad -. En fin, pero me ha dicho que sabe de alguien que puede ayudarme, un tal Ermendrud Lotte. Así que antes de ir a pedir ayuda a los aurores para localizar el tipo este que está desaparecido quería preguntarte si sabes algo acerca de esa posición o de ese tipo.

Cada palabra que salía por la boca de Eileen provocaba aún más interés en Paul. Por supuesto que había oído hablar de lo sucedido pero ignoraba que la chica hubiera podido presenciarlo de antemano. Luego le habló de aquella leyenda alemana, lo que provocó en él que frunciera el ceño hasta casi quedarse unicejo. 

- No tengo ni idea de eso. Lamentablemente no tengo mucho contacto con Alemania y desde luego no sé nada de ese tal Ermendrud Lotte... pero parece que David ha querido colaborar con ello. No es mala señal del todo. Hablaré con él para ver si puedo sacarle algo más. Mientras... - se colocó mejor en el asiento, entrelazando los dedos de sus manos tras dejar las gafas sobre la mesa, incorporado y mirando a Eileen casi sin parpadear.- creo que vendría bien saber más cosas sobre esa... sangre de dragón. ¿Has analizado la poción?

Se recostó contra el respaldo, dejando que su fastidio saliera a la luz. Había esperado que a su jefe le sonara o que, por lo menos, supiera por dónde buscar. Algo. Aunque quizás estaba preguntando a la persona equivocada. Tal vez incluso Zoey podría ayudarla porque sabría algo del hombre, tal vez le ayudara a encontrar el registro de su juicio. ¡Quién sabía! Pero tampoco sería muy útil en aquel momento, por no decir que aquello dejaría al descubierto que algo de trabajo de campo, aunque fuera poco, iba a hacer.

- Buf... Sí, la estoy analizando. Pero es una mierda, Paul, siento la palabra, pero es así. Es super inestable, reacciona a altas temperaturas y se separa como en cuatro componentes para combustionar casi al instante. Tiene un alto porcentaje de hierro lo cuál podría más o menos ser normal hasta que descubres que ei, a parte de agua, lleva hemoglobina. Hemoglobina negra. Por lo que dice David, nadie conoce sus componentes pero digo yo que alguien tendrá que haberla fabricado... Porque dudo que sea sangre de verdad.

Ermendrud escuchaba a Beth con medio cerebro, pues la otra mitad, estaba afanándose por recordar datos que pudiera darle. Sin duda alguna su ofrecimiento hizo que Erm abriera los ojos de par en par, sin duda alguna eso no se lo esperaba y sería un necio negar esa petición... sin duda, teniendo cuenta su situación de casi indigente y con poco dinero era lo que mejor le convendrían. 

Lo cierto es que aquel "palo" lo había hecho descarrilar y se había olvidado de todo lo que debía recordar, aún estaba en shock - yo... - su mano derecha frotó la izquierda en una clara muestra de vergüenza y en ese momento le llegó un olor almizcle, su propia falta de higiene - pues... no, no - estaba nervioso, le habían dado en un punto sensible y amenazaba con zozobrar como un barco de papel mecido por las crueles olas provocadas por un niño consentido - no quiero ser un estorbo... pero... joder... no me vendría mal, eso y una ducha - torció el gesto mirándola de soslayo, avergonzado. 

La referencia a que tenía amigas aurores lo alarmó también, pero se contuvo. Se sentía siempre culpable por ser un exconvicto y le costaba aceptar que el era inocente pues sabía que la gente tendía a juzgarle con severidad - solo fuiste una victima - se recordó así mismo mirando por la ventana más cercana. 

Astriz era muy buena auror cuando se trataba de acción, pero no la conocía cuando se tenia que mantener un perfil bajo. Además de que el trabajo en equipo le costaba a veces. Sin embargo no era mi decisión (y no me arriesgaba a que me pusiese en su lista negra) y por eso le había dicho aquello. Pero cuando dijo que no podía venir una parte de mi se sintió aliviada. Mi mejor compañero era Sean, y el siguiente Clark. Si tenía que formar equipo con alguien tenía claro con quien.

Por eso me despedí de ella esperando que encontrase más información y asentí a Sean antes de girarme hacia Clark. No estaba segura de que Eileen ya estuviese en la oficina, ni de que confiase en Clark (mi escepticismo y desconfianza parecía habérselo pegado).

- Iré contigo, si no te importa. - Le contesté finalmente. Eileen seguía afectada así quesería mejor que viese caras conocidas.

Clark aceptó el ofrecimiento de Emily y ambos se dirigieron a llevarle el pétalo a Eileen. Lamentablemente no estaba en el despacho, por lo que se lo dejaron a buen resguardo en su taquilla. Nadie podría abrirla si no era ella. Hecho esto, y viendo que era muy tarde, decidieron despedirse hasta el día siguiente. Momento en que realizarían su viaje a Hawai.

Clark:- Hasta mañana.- le dijo, algo dubitativo en si debería ser algo más próximo o no con la chica. Pero al final se marchó tras un leve asentimiento.

Cuando Emily llegó a casa- su fabulosa casa-, el olor a lasaña penetró por sus fosas nasales. En la cocina, Sean estaba en ese momento cerrando la puerta del horno, con un paño de cocina en el hombro derecho. Al verla llegar sonrió.

Sean:- Lasaña preparada, tienes el baño con sales también caliente y la mesa está puesta.- le fue enumerando. Le encantaba ver a Emily feliz y sabía que aquellos pequeños detalles del día a día lo hacían. Le dio un beso y después le susurró.- Aunque se me ha quemado un poco la cena por abajo...- confesó.

Sonrió satisfecha por la aceptación de Ermendrud. Lo cierto es que parecía tremendamente agradecido y por algún motivo su mirada le recordaba a ella durante toda su adolescencia. Algo le decía que estaba dolido por algo y que lo único que necesitaba era la compañía de alguien que no le juzgara más de lo que ya él lo hacía consigo mismo. Nadie mejor que Beth para percatarse de todos aquellos sentimientos a raíz de una simple mirada.

- ¡Pues no se hable más! 

Como ya habían terminado la bebida y viendo que incluso podrían seguir hablando más tranquilamente en casa, Beth pagó sin aceptar excusas y ambos salieron de allí camino al callejón de nuevo. Una vez se desaparecieron, reaparecieron en el portal de una de las calles más transitadas de Londres: Piccadily.

Beth sacó unas llaves y permitió que el hombre entrara. Subieron al tercer piso y la chica abrió la puerta C. Una vez dentro saludó:

- ¡Hola! ¡Ya estoy en casa!

En el salón principal había una chica sentada en una silla frente a un escritorio repleto de papeles que primero saludó a Beth y después se quedó mirando a Ermendrud.

Beth:- Este es Ermendrud. Se quedará con nosotras una temporada, ¿vale?- después miró al chico- Ella es Marian. La compañera de piso de quien te he habalado.

Marian siguió mirándole desde el sitio, seria.

- Querida mía, mi lema en esta vida es que todo es posible.- le dijo antes de exhibir una breve sonrisa. ¿Dudaba que se tratara de sangre de verdad? Lo dudaba. Pero lo que no dudaba es que uno de los componentes fuera sangre. ¿De qué? A saberse.- Si tiene hemoglobina es porque tiene, como mínimo, un componente de sangre. Ahora bien, no sabría decirte de qué criatura. Y si dices que es negra... bueno, la hemoglobina tiene como característica darle el color rojo a la sangre. Es extraño que sea precisamente negra.- intentaba ayudar a Eileen, pero tendría que reflexionar mucho sobre ello.- Pensaré sobre ello y te intentaré dar algo más detallado si te interesa. Pero no dejes nada por supuesto.

Ermendrud se vio arrastrado por la fuerza de Beth, que más que una maga parecía un tifon de candidez y bondad. Erm no podía negarse, por dos grandes motivos, el primero y principal era la más pura de las necesidades, no tenía donde ir, no tenía nada, y el dinero que le quedaba estaba amenazando con acabarse sino lo racionaba; necesitaba comida caliente, una buena ducha. El segundo motivo, en cambio, era todavía un misterio para Erm, sabía o sentía que podía confiar en ella, que era alguien bueno y le estaba ayudando de manera desinteresada, sin buscar nada a cambio, salvo, quizás la colaboración en la investigación, y lo cierto es que Erm podría colaborar con bastante información.

Siguió a Beth allá a donde lo llevó, se sintió como una mascota en cierto momento, pero no por el trato de ella sino por la situación en si misma.  Como acostumbraba se quedó con cada detalle que vio - bonita casa - comentó tras atravesar la puerta.  Siguió sus pasos hasta que la llevó ante su amiga, la miró con calma y asintió con la cabeza - encantado - dijo escueto pero cortés y visiblemente cortado... parecía que el cliche de que las inglesas son feas era una pura patraña o tenía una suerte increíble.

Es un razonamiento totalmente legítimo. Sus amigos podrían estar en peligro si ese tipo sigue rondando a Mayka. Pero también está el secuestro de su amiga. Siente que no puede dejarla tirada a ella... siempre ha estado ahí cuando la necesitaba. Y Dean... no quiere ponerlo en peligro.

-No sé, Lucas... siento tantas cosas contradictorias. Está Katherine. Está Mayka. Y está Dean. No quiero que corra peligro... ¿y si al volver lo ponemos en peligro? Es tan pequeño...

No se siente demasiado útil en ese momento. No puede decidirse.

Sabía que la hemoglobina era precisamente lo que le daba el tono escarlata a la sangre por eso le había parecido tan extraño. Era como si fuera sangre podrida, oxidada. ¿Tenía acaso sentido? Tuvo que contener un suspiro frustrado pues había esperado sacar algo más de Paul. Claro que él, con todo su conocimiento, no era un experto en pociones.

- Gracias. Mientras veré si puedo averiguar algo. Quizás me vaya antes a ver qué puedo sacar. Pero vaya que me da que no va a ser la última vez que escuchemos hablar de la maldita poción - se levantó del sitio, repentinamente nerviosa. Había otra persona experta en pociones con la cuál aún no había consultado y que sabía que le respondería con la verdad si la sabía. Su madre. Eso quería decir que quizás era hora de adelantar al visita e ir a buscarlos al trabajo. Pero eso la ponía nerviosa porque de repente le parecía que la charla estaba a la vuelta de la esquina. Se levantó, con los hombros ligeramente levantados por la tensión -. Nos vemos luego, Paul. Ya sabes, cualquier cosa me lo dices.

Freeda no podía hacer gran cosa por corregir aquella situación. Si le habían prohibido jugar al quidditch, de nada le serviría enfadarse. Suspiró.

Freeda:- Está bien. Está bien. A ver cómo logramos la temporada sin ti...- Finalmente miró a ambos y decidió que era el momento de marcharse.- Bueno, pues os dejo descansar. Mantenme al tanto, ¿eh?

Y sin más se marchó, dejando allí a Mía y a Kegan. La primera bastante contenta de que Freeda por fin se marchara. Lo cierto es que cuando estaban en el colegio no le caía mal, pero últimamente se estaba ganando a pulso que le cogiera manía.

Por la noche, Jane Porcher llegó a casa con noticias.

Jane:- En Estados Unidos también ha habido un par de casos más, parecidos. No se sabe nada aún pero una auror, Ivanovic, ha logrado cierta información sobre el paradero del supuesto camarero. Según Pullap, mañana mismo irán a Hawai a un hotel donde se le vio por última vez hace meses. Tabatha Smith dio tal información. 

- Entiendo cómo te sientes.- era una situación muy complicada. Ni siquiera sabía si había una opción más correcta que otra.- De todas maneras aquí con tus padres estará a salvo. Si debemos movernos, tendríamos que dejarle aquí. Es... yo creo que es lo más seguro para él. Sin contar con que si no volvemos cuando acaben las vacaciones perderemos el trabajo.

Paul se despidió de Eileen, prometiendo nuevamente que le daría vueltas al tema. Y así se encaminó a la tienda de pociones de sus padres. Como había trabajado todo el día, apenas quedaban diez minutos para que la tienda cerrara.

Desde fuera, Eileen pudo observar el interior de la tienda. Todo parecía en orden y en esos momentos sin clientela. La señora Morgan estaba apoyada en el mostrador, leyendo una revista con supuesto interés.

Justo en ese momento llegó una lechuza que se apoyó en el hombro de Eileen y estiró una pata donde tenía un trozo de pergamino enrollado atado a ésta*

Dejar a Dean en casa de sus padres supone un gran esfuerzo para ella. Es una gran decisión, pero es necesaria. Es la única forma de no ponerlo en peligro... aunque deberían ponerle unos hechizos de protección a la casa. Por si sucede algo y deciden hacerle daño.

-Lo encontraré tanto a faltar... 

Se apoya en el hombro de su novio. Es la primera vez que tienen que separar su pequeña familia. 

Había salido antes del trabajo y aunque no fuera así, el horario de sus padres solía ser como el de los negocios circundantes con lo que estaba claro que aún estarían en la tienda, o bien con clientes o bien haciendo inventario. Nada más llegar ante la tienda, la cuál había visitado un número bastante limitado de veces en los últimos tres años, sintió cómo los nervios hacían que su estómago se retorciera. ¿Por qué le parecía que aquello iba a acabar mal?

Estaba saboreando los segundos ante el precipicio emocional, preparándose para lanzarse al vacío, cuando recibió aquel sobre enrollado con la letra de Beth que le hizo fruncir el ceño. ¿Qué? ¿Ella también estaba investigando? Fuera como fuera, aquello era interesante, sobre todo que se lo hubiera dicho a ella antes que a Emily con lo que decidió aplazar, por su parte, la información para la rubia para así poder dársela más completa luego.

Le envió una corta respuesta para confirmar su asistencia, intrigada, pero demasiado nerviosa en aquellos momentos como para entrar en más detalles. En nada más que dar el paso que le quedaba. Abrió la puerta de la tienda.

- Hola, Mamá.

Estaba alzando la vista con bastante desinterés de su revista al escuchar la campanilla de la tienda, hasta que se percató de que era su hija. La sorpresa se mostró en su cara y enseguida dejó de apoyarse en el mostrador, mirando a su hija:

- ¡Eileen! 

Se movió por el mostrador para salir a saludar a su hija; si bien no sabía muy bien cómo actuar. Quizás demasiada cercanía la agobiara y a lo mejor ni siquiera había venido en son de paz. Después de lo del día anterior Audrey no sabía cómo afrontar la situación con su hija.

- ¿Qué tal estás? ¿Va todo bien?

Incómoda y nerviosa, se cruzó de brazos, como siempre hacía ante las situaciones tensas. Intentó forzar una sonrisa pero no le salió. Estaba en medio de la tienda, frente al mostrador, en aquella segunda casa de su infancia y no podía sentirse más fuera de lugar en aquel momento, como si y ano perteneciera ahí.

- ¿Está Papá? - iba en son de paz. Sólo quería hablar. Pero no podía evitar sentir como toda la venenosa decepción de ayer trataba de alcanzarla de nuevo -. Quiero hablar con los dos.

- Tú padre se ha ido de viaje, Eileen.- Había acabado tan enfadado, entristecido y furioso que había cogido las cosas y se había marchado a las montañas.- Necesitaba aire fresco y alejarse un poco de todo.- le anunció.- Jeremy me está ayudando en la tienda mientras.

Hizo una pausa, esperando la reacción de su hija. ¿Le valdría que estuviera ella o se marcharía? No quería se fuera.