Partida Rol por web

-Te he dicho que no me llames Lavi… - dije paseándome lentamente por el invernadero, observando las plantas con curiosidad. La clase de herbología nunca fue una de mis preferidas, sin embargo peor era la clase de vuelo y las estúpidas conversaciones de los partidos de quidditch que había de soportar hasta en la sopa. La verdad es que nunca iba a jugar a ese juego de magos y brujas ineptos con la cantidad de cosas que me quedaban por aprender, y no porque no me quisieran para el equipo de mi casa (que también). Supongo que ser golpeador no estaba mal del todo, eso si tenías ganas de matar a alguien y no sabías como liberar la tensión. Pero volviendo al tema inicial, lo cierto es que el año pasado no presté demasiada atención a la profesora Sprout, nunca hacíamos nada interesante con ella, no como con la profesora de pociones. Ni siquiera me molesté en leer todo el libro de Mil hierbas mágicas y hongos hasta que los sucesos del año pasado me pillaron totalmente desprevenida. El poder de las hierbas era innegable, muy importante para la utilización en las pociones, debería haberlo entendido antes teniendo un padre trabajando en la industria farmacéutica. Dejé mis divagaciones a un lado y me dirigí otra vez al Slytherin. -¿Acaso estás sordo MAC-QUOID? – elevé la voz. -¿O es que tienes un cerebro minúsculo como un troll? – sonreí girándome hacia él. Empezaba a olvidar que hacia un rato me había amenazado con un serpensortia.

La manera en la que me responde Lavinia me resulta divertida. Esa indiferencia al decirme que no llame Lavi mientras se pasea entre las mesas llenas de tierra y plantas del invernadero, esa sutileza incluso propia de mí mismo me gusta por su parte - Quizá no sea tan estúpida como pensaba y puede que encaje en Slytherin mejor de lo que parece - Aún así, ignoro su comentario. Me había gustado su respuesta, así que lo dejo estar y paso de ella mirando al exterior todavía. Por el momento no había nada que llamase mi atención, nada fuera de lo normal en aquel bosque totalmente negro, en el que solo se podía ver lo poco que iluminaba la luna a unos metros del lugar en el que estábamos.

Sin embargo, tras un breve momento de silencio, la asquerosa sangre sucia vuelve a abrir su bocaza, esta vez para hacerme hervir la sangre con su comentario - Esta chica es imbécil... - pensé mosqueado - Parece que olvida las cosas muy rápidamente. Demasiado. - A pesar de eso, giro la cabeza para mirarla con una amplia y falsa sonrisa. Empiezo a caminar hacia ella y le apoyo la mano en el hombro para hablarle en un tono calmado e irónico, pero lleno de odio - Mi querida y preciosa grindylow... - empiezo - A nuestra compañera de Slytherin le caíste muy bien, ¿recuerdas? Esa con la que nos tomamos de camino a las habitaciones - le digo - Tanto que me ha dicho que esta noche quería pasarse por tu habitación para darte un fuerte, fueeerte abrazo mientras durmieses. Yo le dije que no lo hiciera, que te despertarías e intenté disuadirla, pero me dijo que eres tan simpática conmigo que te lo quería agradecer. Me tiene mucho cariño - acabo con otra sonrisa cargada de falsedad y sin bajar la mano de su hombro.

Tú ganas Ladien... recordé con impotencia y pesar las palabras que había pronunciado en Slytherin. Estúpida. Ladien ignoró mi comentario, era la segunda vez que le pedía que no se tomara confianzas conmigo y me llamara Lavi. Se acercó a mi posando su fría y pesada mano sobre mi hombro, tan falsamente amigable. La rabia que me produjo escuchar mi nombre saliendo de sus labios y su discurso amenazante me dio el valor para hacer algo que sabía le iba a enfadar muchísimo. Quizás hasta conseguiría escucharlo hablar pársel por segunda vez en una misma noche. Sonreí ante la idea de que nuestra amiga en común me visitara de noche.

-Dile a nuestra amiga que sabiendo que va a venir a verme una de estas noches estaré preparada para recibirla como se merece. - una cándida sonrisa se esbozó en mis labios. -Le dejaré un vaso de leche y galletas en la mesita porque claro seguro que estará hambrienta... - mi falsa sonrisa se curvó en un gesto de desprecio que no anticipaba nada bueno. Miré a Ladien a los ojos liberando todo el odio que guardaba en mi interior para a continuación escupir con rabia sobre el dorso de su mano. Trágatelo maldito cabrón. pensé orgullosa de lo que había hecho. -Vaya, ahí tienes una buena muestra de saliva de sangre sucia. ¿Por qué no la analizas?. - dije sonriendo más animada de lo que me hube sentido al contemplar a Adrien hecho polvo en el gran comedor.

Despacito, James hizo ademán de interponerse entre ambos, pero como si las palabras de Ladien y Lavinia fueran tráfico en un paso peatonal mal señalizado, no conseguía ver el momento de interponerse y se quedó justo a un lado balanceándose adelante y atrás, interponiendo una manita que se movía arriba y abajo - Por favor no os peleeis, los dos sois estudiantes de Hogwarts, y de la misma casa.

James sintió la mirada de reojo de ambos y retiró la manita encogiéndolas frente a su pecho - No creo que sea bueno que os peleeis

La asquerosa sangre sucia había vuelto a hacer otra de sus enormes estupideces - Te vas a cagar imbécil - pensé cuando noté su saliva tocar el dorso de mi mano, después de escuchar todas esas insolencias salir de su boca. Lo que hizo me cogió totalmente por sorpresa, no la creía tan idiota como para hacer algo así después de lo que había sucedido en los pasillos de la Sala Común, pero parece que me equivocaba.

Una sensación de furia empieza a recorrer mi cuerpo, desde la punta de los dedos de los pies hasta lo más alto de mi cabeza. Noto el calor ascender poco a poco junto a mi enfado y estaba a punto de sacar mi varita para apuntar a esa niñata por segunda vez en una noche, cuando escuché las palabras de James. No hicieron que se pasara el cabreo, pero al menos consiguió que me controlara - No puedo hacerle nada con la barbie aquí delante - Para lo que hice en ese entonces necesité reunir toda la templanza de la que fui capaz en esos momentos, bajé la mano de su hombro para limpiármela con desprecio en la capa de Lavinia y mirarla con una enorme sonrisa falsa - Tienes razón James. No vale la pena. Alguien de mi clase social no se puede rebajar a la altura de una asquerosa, repugnante y horrenda sangre sucia - dije mientras me alejaba de ambos furioso y volvía a la ventana para seguir observando el exterior.

Como Agnes todavía seguía intentando obtener una respuesta de Nathan y aprovechando que estaba alejado de los demás, susurré unas palabras a la vez que apuntaba con mi varita al exterior - _{^{Locomotor árboles}} - conjuré para que los árboles golpearan las paredes del invernadero - Este es mi momento. Salgamos todos o solo Agnes, podré devolvérsela a esa imbécil sangre sucia -  ¡¿Qué ha sido eso?! No he visto nada fuera - exclamé haciéndome el asustado - _{^{Locomotor puerta -}} dije haciendo que la puerta se abriera de par en par y consiguiendo que una ráfaga de viento nos golpease a todos los que estábamos allí dentro. Me di la vuelta de nuevo hacia el resto de mis compañeros, moviendo la cabeza a todos lados intentando hacer como si quisiera saber de dónde viene el ruido, completamente asustado - A-agnes, ¿qué criatu-turas hay ahí f-fuera? - tartamudeé.

Desvié mi mirada de Ladien a James. El Slytherin intentó frenar nuestra discusión inútilmente. -No, las peleas no traen nada bueno compañero… Será mejor que te mantengas al margen, James. - volví mis ojos a la serpiente que tenía delante. Mi odio hacia él era inmenso no me cabía en el pecho. El corazón se me estaba pudriendo por su culpa, podía notarlo. Un calor sofocante subió rápidamente a mis mejillas llenándome de rabia e impotencia. Sentía como el odio se desparramaba por todo mi cuerpo. Una sensación tremendamente desagradable. El rencor y la venganza avanzaban envenenando cada centímetro de mi ser. Toda yo lo odiaba, lo odiaba a muerte. Maldito, maldito. Por Merlín que uno de estos días voy a cobrarme mi venganza. Te quitaré lo que más quieres, Ladien. Si no consigo separarte de Maren, te quitaré otra cosa que te duela igualmente en el corazón. Aquí y ahora juro que me encargaré de que no estéis juntos, nada cambiará ese hecho. No dejaré que un miserable como tú se acerque a ella. No la tendrás jamás.

Sonreí dispuesta a llevar a cabo mi personal vendetta mientras Ladien se limpiaba la mano de saliva en mi capa. Lo que vino después casi me hace llorar, pero no de dolor sino de impotencia. Una retahíla de insultos de lo más trillados acerca de la pureza de mi sangre. ¿De verdad creía que eso me dolía? La magia forma parte de mi igual que de ti, desgraciadamente. No somos tan distintos. Lo que me dolía era no poder verlo sufrir, no poder romperle la cara teniéndolo ahí delante de mi. Esa cara de estúpido engreído.

Por suerte Ladien se alejó hacia la ventana dejando un breve espacio para la calma entre nosotros. Estaba tan agitada y rabiosa que no reparé en lo que hizo el Slytherin, solo quería perderlo de vista. Entonces escuchamos unos ruidos sobre las paredes del invernadero, como si algo muy pesado se hubiese caído encima. -¿Qué ha sido ese ruido? – pregunté nerviosa mirando hacia todos lados. -¡AGNES!. – grité asustada cuando la puerta se abrió de par en par.

Agnes aún esperaba la respuesta de Nathan cuando los tortolitos volvieron a liarla... La chica de sexto tornó los ojos en blanco,y se exasperaba, cuando de repente. 

Las ramas de los árboles, empezaron a chocar contra las ventanas del invernadero, la puerta a abrirse y cerrarse... y el viento a ulular con rugidos mientras todos seguían en el interior del invernadero...

Los cristales comenzaron a estallar... y entre estallidos Agnes a gritar.- ¡¡¡ PARAD ESTO MALDITOS GILIPOLLAS NOS VAIS A MATAR !!!

Agnes no sabía quien había sido, pero algo me decía que aquellos tres querían jugar demasiado y ella empezaba a estar harta de verdad. Fue a coger su varita, para echar un contrahechizo y así delatar al gracioso o graciosa, pero una rama entró directa por uno de los cristales rotos, y de forma directa partió la varita de Agnes, provocando al momento de enunciar su contrahechizo y sin tiempo a parar una pequeña explosión que la lanzó hacía atrás, contra las mesas de trabajo del aula de herbología.

Después de mi pequeño brote en el bosque oscuro desperté en el invernadero. No sabía qué me había pasado, estaba confundido y algo mareado. Me llevé la mano a la cabeza, intentando recomponerme. Escuché a Agnes hablar, pero no pude elaborar una respuesta, no por ahora al menos. Mientras me recomponía, como de costumbre, Lavinia y Ladien empezaron una pelea. Siempre que había un rato libre lo aprovechaban para dedicarse insultos el uno al otro, era una relación muy entrañable. De repente las ramas de los árboles empezaron a golpear las ventanas y la puerta a abrirse y cerrarse. -¿Ladien haciéndose el asustado? -Pensé, pues la verdad es que no era una actitud propia de él. Ni el año pasado, sabiendo que seguramente ayudante del señor oscuro durmiese entre nosotros, lo había visto asustado. Me fijé bien en él y pude intuir como movía su varita. -¿Quiere jugar sin mí? Será capullo... -Esbocé una sonrisa y abrí los ojos como platos, imitando mi ataque de antes, mientras andaba como un poseído y me dirigía a la sangre sucia, dejando caer la baba y con los brazos hacia delante como un zombie. -Waaarhhhh... 

Nathan se aproximaba a Lavinia, mientras el ruido seguía allí... y justo a unos centímetros los ruidos llegaron con voz humana desde el exterior...

En primer lugar fue una voz suave y perlada que de forma contundente esgrimía el primer hechizo.- ¡¡¡ Mobiliarbus !!!

Las ramas salían ascendiendo casi rompiendo el techo del invernadero a la vez que los árboles se alzaban, y dejaban ver a los alumnos a la profesora Gaia, con gesto rudo mientras veía el estado de su Invernadero.

A su lado sonó una voz tajante, como sólo la directora podía lanzar.- ¡¡¡ Freno !!! - Los árboles frenaron su movimiento, y al segundo mientras Gaia y la Directora Swann bajaban sus sendas varitas descendían hasta el suelo otra vez.

Lorens Setzer también estaba allí. Y sin mirar si había alguien cerca de la puerta a quien poder dañar lanzó su hechizo que al segundo convirtió la madera de la puerta en cenizas desapareciendo el último sonido del lugar.- ¡¡¡ Reducto !!!

No eran solo ellos, un gran despliegue de profesores estaba allí... El profesor Horacio Bettens, también esgrimía su varita con ceño fruncido. Harold Frids, esgrimía una fuerte cadena de acero que se unía a un enorme Tebo de casi metro y medio de altura aún estando con sus patas sobre el suelo, que bufaba hacía el invernadero sin parar.

Sin esperar nada más y sin miedo a que pudiera pasar algo más. La Directora Katelynn avanzó con su varita en posición hacia donde debería estar la puerta, mientras las maderas del invernadero crujían. Miró hacia dentro... observó... vió a Agnes inconsciente en el suelo, a Nathan haciendo el zombie... ha Ladien en un lado, y Lavinia a otro, mediados por James. Tomo un segundo para calmar su voz, aunque la ira no la pudo reducir mientras apretaba los dientes y decía de forma rasgada mirando a cada uno de los Slytheryn a la vez que sus ojos se volvían plata en la ira.- ¡¡¿¿ Qué... ha... pasado... aquí... ??!!

La situación se descontroló en pocos minutos. Los cristales del invernadero explotaron en mil pedazos saliendo disparados en todas direcciones. Me cubrí el rostro alzando los brazos. Todo pareció moverse a cámara lenta, Agnes cayó hacia atrás impulsada por una pequeña explosión. Su varita se había partido en dos a causa del contrahechizo. Entreabrí la boca sorprendida. Se le ha roto la varita… apreté en ese momento la mía para comprobar que estaba bien. Mi varita era lo más parecido que había tenido a un hermano menor.

En ese instante Nathan se levantó de la mesa babeando, haciendo un ruido extraño y moviéndose como un zombi. ¿Está poseído otra vez?. Dudé. Pero Agnes se había encargado de curarlo por lo que no terminé de creerme su actuación. Deja de hacer el ridículo, Frankenstein. ¿Quieres darme miedo?. -¡No Nathan no te acerques a mi! ¡AAAAAHHHHH! - grité corriendo hasta donde estaba Agnes para después fingir un desmayo. Los dos éramos buenos haciendo teatro.

Pero mi interpretación duró poco ya que estaba preocupada por Agnes. La Slytherin nos estaba protegiendo… Me levanté del suelo mirando a Nathan con una falsa sonrisa. -Estúpido cuatro ojos… no sirves ni para una película cutre de terror de serie B. - dije con desprecio. No esperaba que recordara que era el cine ni mucho menos las películas muggles. Él nunca prestaba atención a nada de lo que decía. -¿Estás bien?. – pregunté a Agnes dándole unos pequeños golpecitos suaves en la mejilla.

Entonces escuchamos unas voces provenientes del exterior. Unos cuantos hechizos enmendaron todo el desastre. La comitiva de profesores había llegado al invernadero y estaban muy cabreados, especialmente la Directora Katelynn. Esa mujer si que me daba miedo. -B-bueno… - titubee. Quería una explicación. -Ehm… estábamos… Joder, no, no, si le explicas como hemos llegado hasta el invernadero te la vas a cargar Lavinia. Todo esto ha empezado con el tragababosas.

Lavinia parecía estar cagada después de mi numerito, algo que me resultó tremendamente gracioso, pero que contuve para no levantar sospechas. A Agnes, por otra parte, no la convencí tanto con el espectáculo y después de insultarnos, gritando como siempre, alzó su varita tan desafortunadamente que una de las ramas la partió antes de que pudiera conjurar nada y haciendo que acabase en el suelo - Estúpida barbie...¡Jódete! - Desde su intervención en la Sala Común, le había cogido un asco increíble...La soberbia que se traía consigo no me hacía ni pizca de gracia, así que no sentía lástima ni en lo más mínimo porque estuviera tirada en el suelo - Por mí como si te quedas ahí para siempre... 

Era momento de actuar, ahora que la mayor de los Knight estaba fuera de combate, levanté mi varita con la intención de darle una lección a esa asquerosa sangre sucia, pero entonces vi a Nathan moviéndose de nuevo y acercándose a ella haciendo el completo idiota, como de costumbre. En ese entonces no pude evitar soltar por fin una carcajada y bajar mi varita inconscientemente - Eres un capullo Nathan - dije entre risas. Por eso me llevaba tanto con el Slytherin, sus chorradas me mantenían los pies en la tierra y conseguía que me controlase.

Sin embargo, las risas acabaron cuando un grupo de profesores, entre ellos la directora, entraron poniendo orden dentro del invernadero. No me acobardé ante todos ellos y tampoco ante la directora, el hecho de que mi padre esté en el Consejo me da una seguridad muy valiosa muchas veces, aunque tampoco quería acabar con la impecable imagen que tengo de cara a todas esas autoridades. Me acerqué hasta delante de la directora para contestarle, ya que la estúpida de Lavinia apenas balbuceó un par de palabras- Como dice mi compañera - comienzo mirando a Lavinia con desprecio para girar mi mirada hacia la directora cambiando la cara por completo - estábamos aquí porque... - dije volviendo la vista hacia la sangre sucia, la miré de forma amenazante. Contándole la verdad a la directora podría meterla en graves problemas, pero también podría traer problemas a Slytherin y además prefería encargarme yo mismo de esa idiota - porque de golpe me empezó a doler muchísimo la tripa y Agnes nos trajo aquí a todos para buscar unas hierbas que pudieran calmarme - sigo hablando otra vez mirando fijamente a la directora - Pero cuando estábamos aquí, a Nathan le pasó algo, aún no sabemos el qué, empezó a soltar espuma por la boca y nos refugiamos aquí justo antes de que empezara a temblar todo. Temíamos que hubiera algo ahí fuera detrás de nosotros - acabé bajando la mirada algo alicaído para dar verosimilitud. Ahora que están los profesores aquí por fin nos llevarán de nuevo a nuestra sala común, ya me ocuparé de Lavinia más tarde.

James miró sorprendido a Nathan, a punto estuvo de lanzar un tímido hechizo contra el vuelto de entre los muertos de no ser porque fue revelado el engaño. Así que corrió a socorrer a Agnes - Señorita A-agnes está bien, Señorita A-agnes despierte - Sucedió entonces una serie de conjuros. Todo un grupo de profesores había acudido al invernadero y como un mini ejército formaban frente a la puerta esperando una explicación.

James se mantuvo agazapado semi-incorporando a Agnes, torciendo una mueca por el disgusto de haber visto su varita romperse. Mientras el resto discutían, James apoyó la varita sobre Agnes, con la intención de curarla y despertarla tal como había visto en la enfermería - episkey

Se mantuvo con ella hasta que retomara el conocimiento

Después de ver que Lavinia no se tragó mi numerito empecé a reirme con Ladien y dejé de hacer el imbécil. Aún no había tenido tiempo para pensar qué es lo que me había pasado, las ganas de hacer el capullo me pudieron, como siempre. ¿Había estado poseído? ¿Un brote de alguna enfermedad? ¿Un hechizo? No lo sabía, pero antes, por como hablaba, parecía que Agnes sí que tenía idea de lo que me pasaba, así que tendría que hablar con ella cuanto antes. Sin darme cuenta, todos estos pensamientos rondaban mi mente y mi semblante risueño cambió por uno preocupado, hasta que apareció el grupo de profesores, como si fueran los hombres de Paco, en el invernadero, lanzando hechizos a diestro y siniesto -Como les gusta llamar la atención... 

Pidieron explicaciones de lo que estaba pasando y Lavinia fue incapaz de hablar. Ladien por su parte contó una versión un tanto sesgada de los hechos. Los profesores no son idiotas y menos aún lo es la directora. Yo lo sabía de sobra, pues me pasaba gran parte del curso en su despacho. Había que decir la verdad, al menos lo que estaba pasando ahora.

-No se preocupen... -dije con tono de niño bueno. -Lo que dice mi compañero es cierto, se encontraba mal y la señorita Agnes nos mandó acompañarla a por unas plantas. Me empecé a encontrar mal y a comportarme extraño y me trajo aquí corriendo, parecía preocupada... Pero lo que pasó ahora... Fui yo -dije por fin después de una pausa. -Me aburría y quería asustarlos un poco, ya me conoce directora Swann... -esbocé media sonrisa de disculpa. -Supongo que tendré que pasar la noche en su despacho... ¿Mucha correspondencia hoy?

No tenía muy claro por qué había hecho eso. Echarme las culpas... No sé, supongo que ya estaba acostumbrado a estar castigado. Ladien se las arreglaba siempre para escaquearse, nunca lo había visto en la sala de castigo o en el despacho de algún profesor. Y Lavinia... si lloraba hasta porque se le acabasen las ranas de chocolate, no me quería imaginar qué haría cuando la directora se pasase la noche amenazándola con echarla de Hoqwarts. No es que me cayese bien, ni nada, al contrario, pero supongo que que alguien a quien odias te deba una puede estar bien.

Lo que ocurrió a continuación me dejó helada. Nathan se había echado las culpas de todo. ¿Pero qué haces idiota?. Los que estábamos allí sabíamos que no decía la verdad. Ladien no lo contradeciría ¿Pero y James y Agnes? ¿Por qué lo había hecho?. No podía ser para ayudarme, igual que Ladien. Aunque seguía sin entender porque me había recogido del suelo, podría haberme dejado abandonada en mitad del bosque a merced de cualquier criatura.

_{-Si, directora…} - confirmé avergonzada la versión de los Slytherin. -Yo… he sido la única que ha puesto pegas para ayudar a Ladien. – miré hacia abajo. Mis zapatillas estaban sucias y mi tobillo hinchado. -No quería mancharme las manos de tierra por él, señora. Seré una mala compañera, pero es que los bichos me dan mucho asco. Si comprueba las manos de todos verá que están sucias y que lo que digo es verdad. El resto ha ayudado a buscar las plantas que hacían falta. A diferencia de mi, Ladien no me ha dejado de lado cuando me he caído corriendo por el bosque, él si es un buen compañero. Tápalo Lavinia, tápalo. No cuentes lo que ha pasado de verdad. Amelia no dirá nada de lo que ha visto en la sala común, es una tumba. Samuel tampoco si su hermano le pide que cierre la boca... 

A continuación busqué a James con la mirada, suplicándole con los ojos que no nos delatara. Él se encontraba al lado de Agnes ayudándola a recuperarse. Si alguno de ellos hablaba y descubría toda la verdad la Directora nos impondría un castigo ejemplar. Además, a ninguna serpiente le haría gracia que empezáramos el año con puntos negativos en el marcador. No en Slytherin que tenía fama por haber ganado la copa de la casa muchos años seguidos.

James no iba a hablar, menos aún si la directora no le preguntaba, se mantenía agazapado en el fondo de la sala como una culebrilla perezosa rezongando por el final del cómodo invierno. Con Agnes en sus brazos y él de cuclillas trató de ocultarse hasta que la mirada de la directora se puso sobre él.... - Oh por Salazar, ¡que presión! - Los ojos de la directora eran como lanzas de hielo. Seguro que podían convertir en escarcha a todo aquel a quien gritara solo con fruncir el ceño.

La versión de sus compañeros le habían dejado confuso, tan confuso que se hubiera contradicho a sí mismo de haber abierto la boca. Cuando ya empezaba a tartamudear para dar alguna respuesta al a inquisitiva mirada de la directora, los ojos avellana de Lavinia le pusieron firme, y con todo su coraje.... cerró los labios y simplemente asintió con preocupación por Nathan, aunque él por otro lado parecía contento.

Al acabar de hablar, Nathan tomó la palabra y lo que dijo me sorprendió totalmente. No sería la primera vez que se lleva las culpas de algo que había hecho yo, pero esa seguridad al hacerlo...Ni se lo pensó y ni siquiera pudo haberme visto conjurar los hechizos, pero tenía claro que había sido yo y no dudó nada en cubrirme. Esbocé una sonrisa ladeada en agradecimiento a mi amigo, no iba a declararme culpable, así que simplemente le miré, ya tendríamos tiempo para hablar.

Sin embargo, me sorprendió aún más cuando Lavinia abrió la boca - ¿¡Se está echando las culpas también!? - No me creía lo que estaba viendo. La Slytherin contándole a los profesores que la había ayudado...inimaginable - Bueno, todos tenemos alguna fobia - dije defendiendo a la sangre sucia. No podía quedarme callado ahora - Además, viendo la reacción de Nathan después de tocar algo de ahí fuera, casi mejor que cada uno mantuviera las manos bien quietas. Cuando él se puso así no sabíamos porqué había sido, yo mismo pensé que alguien le podría haber lanzado un conjuro, así que no iba a dejar a Lavinia allí tirada, cualquiera lo hubiese hecho - terminé de de añadir. Mi odio por Lavinia era incalculable, pero tenía que quedar bien delante de los profesores, no podía parecer un capullo. Además, se notaba que todos nos estábamos ayudando mutuamente y ese momento de compañerismo y cooperación entre los Slytherin podría regalarle un par de puntos a la casa.

Los ojos plateados de la directora no miraban a nadie en particular, cuando de forma fría y casi heladora sentisteis algo que a vuestro lado parecía sisear... como vocanadas de aire que no acababais de escuchar... Los ojos de la directora volvieron a su color, y entonces os miró directamente con gesto serio mientras ordenaba.- Harold, Gaia... recojan a la Señorita Knight y llevenla a la enfermería.

Lorens... llevé a los Slytherin a la Sala Común y recuérdele, que a los muertos nadie va a engañar...- Miró directamente a Ladien y Lavinia y les dijo.- Mañana los veré junto a los demás...

Pasó por vuestro lado con fuerza y se agachó junto al cuerpo de Agnes, para recoger su varita rota. La guardó en un bolsillo de su capa interior, y se giró para volver a salir y una vez fuera mirar detenidamente el desastre del invernadero. Con cierto tono de repulsión dijo finalmente a la vez que la profesora asentía y os miraba con rabia.- Gaia... me temo que mañana no podrás iniciar tus clases... ocúpate de restablecer a la Señorita Knight, y si tienes tiempo avisa a Gwen Stone, dile que Hogwarts necesita de sus servicios. Horacio ocúpate de que mañana se empiece la reconstrucción de desperfectos.

Sin más, la directora, empezó a andar y a alejarse en dirección al castillo, mientras los profesores sin dirigiros ni una mirada más, recogían a la chica sin conocimiento y empezaron a andar. La subieron a lomos de Tebo y fueron también rumbo a Hogwarts.

Horacio se cruzó de brazos mirando hacía el invernadero, detallando los desperfectos en su mente. Mientras Lorens se acercaba a vosotros, con cara de pocos amigos y decía apretando los dientes.- Volved inmediatamente a la Sala Común... - El profesor señaló la dirección y dijo.- ¿La astucia de nuestro fundador Salazar os esquivó al nacer...? ¿Quién os ha dicho que mentir a una adivina sea buena elección...?

De una manera u otra algunos de los alumnos de segundo estaban allí... Frente al solar donde antes estaban los invernaderos y ahora solo se alzaban los esquejes de su esqueleto... casi sin cristales, y con ciertas dificultades que auguraban una larga reconstrucción.

Los chicos de Slytherin estaban allí... Samuel Greengass como era de esperar desertó pues no pertenecía al grupo de hizo el daño, y su espíritu era de todo menos de conciliador con sus iguales. Lavinia parecía satisfecha junto a Agnes, que había cambiado a un modo un poco más guerrero, llevando consigo a un casi obligado Ladien.

Los chicos de Hufflepuffs estaban allí, tanto Anne, como Tim... junto a Renê que recogía su pelo en una cola y estaba dispuesta a empezar... con una mirada traviesa divisando todo el trabajo por hacer.

Y por último, y casi sin invitación estaban Troy y Marcus, que desde la ladera planeaban como gastar la siguiente broma, a la vez que se reían de como intentaban gobernar al mayor de los MacQuoid, como la ausencia de Artemis podría ser incluso algo más para chinchar a los demás.

A lo lejos las nubes se asomaban algo traviesas con ganas de adornar la tarde de trabajo con alguna tormenta.

Las obras debían de empezar a lo cuál Renê parecía más puesta en el tema y se puso a disponer a pesar de no ser la mayor del lugar.- Debemos de recolectar algunas ramas, y empezar a trabajar para reforzar los travesaños y las juntas. Creo que los cristales deberemos antes preguntar a los profesores, pues supongo que dispondrán de algún hechizo especial...

Hay que rescatar el mayor número de plantas que sean posibles, y debemos de buscar algún sistema de poleas o cuerdas que nos ayude a mover los grandes pesos... Es mucho trabajo, aunque no todo... pero si conseguimos hacer eso que es lo más laborioso, supongo que los profesores o los elfos podrán encargarse del resto...

Agnes sonrío al ver la certeza y concentración de Renê y cogió también su pelo con una cola y dijo mirando al resto.- Bien... ya habéis escuchado... Ladien y yo nos encargaremos del sistema de poleas... creo que tengo alguna idea que puede ir bien... - Terminó diciendo con una sonrisa maliciosa directa al chico.

Algunas gotas empezaron a caer sobre la hierba... aderezando la reunión... pero tras percibir la primera en su mejilla y con un movimiento rápido y circular... la mirada de Agnes fue directa al cielo, mientras en el mismo giro agarraba la mano de Ladien e impugnaba con un grito en alto.- ¡¡¡ INVERNATO !!!

Un pequeño destello a unos tres metros de la copa de los árboles... y luego una cúpula cristalina empezó a relucir tras la caída de cada gota, delatando una capa transparente de magia que os facilitaría el trabajo. Luego Agnes metió un pelo jugetón tras su oreja y dijo recobrando la postura.- No pensaba trabajar bajo la lluvia... una cosa es obligarnos a ser los obreros y otra a ser esclavos...

Los charcos se arremolinaban sobre el suelo en una distancia de al menos 5 metros del invernadero en redondo... A plena entrada del bosque oscuro... donde todo tenía cabida... y el misterio tomaba lugar... observando todo lo que estaba pasando en Hogwarts... y en aquel lugar...

Seguí a Tim rápidamente. La perspectiva de pasar el rato trabajando para arreglar el invernadero no era de mi agrado, pero tampoco quería que el resto de compañeros de mi casa tuviera que cargar con un trabajo pesado que no les pertenecía. Cuantos más, mejor. Más rápido terminaremos. Espero. Renê también había venido. Ya no veía en su cara el gesto serio de antes, pero seguía sintiendo remordimientos. Por suerte para mí, estaba siendo la involuntaria encargada de repartir el trabajo. Así tendría una excusa para acercarme a hablar con ella. 

Rápidamente, recogí mi pelo en una trenza, un tanto mal hecha por las prisas y porque no podía verme. Realmente me daba igual; para ir a coger ramas o a salvar a las plantas del invernadero no hace falta vestirse de gala. Mirando a Tim, señalé hacia Renê con la cabeza, y me dirigí hacia donde estaba ella, mirándola con ojitos de cordero degollado. Quería que supiera que estaba arrepentida.