Partida Rol por web

Las ultimas semanas fueron bastante movidas. Desde que Eleanor rescató a este hombre, un tal Lord Windstone (que resultó ser un noble de relativa influencia), ella y su madre fueron invitadas de forma frecuente a comer o incluso pasar el día en el Circulo Superior con el Lord y su esposa.

Su hijo había sido re-admitido en la academia por tercera vez lo cual, según el bonachón Lord Windstone, es una sorpresa: Lleva suspendiendo más de la mitad de las asignaturas que cursa cada año. Asegura que la Directora de la academia se niega a rendirse con el joven Flay, incluso si es tan vago. Eleanor y Clarise no han tenido oportunidad de conocerle pues rara vez está por casa: Se pasa el día dando vueltas por la ciudad. Su padre lo describe como un "chico problemático con buenas intenciones".

Según les ha contado el Lord, la familia Windstone ha decidió mudarse a Issaera este mismo año para establecer algunos negocios por la zona, lo cual no es de extrañarse ya que Issaera es una ciudad bastante prospera.

Finalmente, tras mucho conversar, Lord Windstone se ofreció a pagarle la matricula a la joven Eleanor a cambio de que su madre trabaje como dependienta en su negocio con un sueldo relativamente mediocre... Pero comparado con lo que ganaba en su viejo trabajo, es hasta una mejora: La vida de ambas solucionada con el disparar de una flecha en el momento justo y el lugar adecuado.

Actualmente es sábado por la tarde. El festival que le da la bienvenida a un nuevo año está brillando por toda la ciudad, en particular por el Circulo Medio: Falta un día para que se celebre la apertura de la Academia. Eleanor tiene sus papeles en orden, lo único que queda es ir al anochecer a una lujosa posada cercana: Es tradición que los alumnos pasen la noche hospedados cerca de la Academia con los costes pagos; se supone que es importante que cene allí, al menos así estaba instruido en la última carta que recibió de la Academia.

Actualmente están Clarise, Eleanor y el Lord sentados en la mesa, tomando el té en casa de los Windstone. Flay, como de costumbre, no está allí.

-Cariño, espero puedas venir a visitarme cada vez que puedas...-, dice Clarise, en referencia a que Eleanor deberá mudarse a la Academia. -No quiero presionarte, pero... Bueno, quizás me sienta un poco sola, ¡Estaba tan acostumbrada a tenerte a mi alrededor...! Ais, como pasa el tiempo...-, dice con nostalgia, intentando no ponerse a lagrimear por pensar en todas esas cosas, recordar a su hija de pequeña. Inspira profundo y exhala, abanicándose un poco y tranquilizándose.

Lord Windston se levanta de la mesa una vez terminan, dejando conversar a madre e hija con tranquilidad. Él se va a redactar algunas cartas en otra habitación, dejándolas solas en el gran comedor de la preciosa casona que él ha comprado hace pocos meses.

Ante la ausencia del Lord, Eleanor resopla, mira a su madre con ternura y se lamenta: -Tal vez haya sido un error el venir aquí madre… nosotros no pertenecemos a este lugar tan ostentoso. Estoy deseando que mi flecha hubiera errado el blanco esta vez! No me gusta que te tengan de sirvienta. Estos ricos con su dinero piensan que lo compran todo!-  Clarise mira a su hija, con cariño, entiende su forma de pensar… le recordaba a ella misma en sus años de juventud, cuando quería cambiar el mundo, cuando tenía sueños, que quedaron en el camino. Ahora su único sueño era que Eleanor lograse entrar en la escuela, y aprender todo lo que siempre había deseado.

Tomó la mano de su hija y le dijo: - Cariño, no es nada, el tiempo pasa rápido… cuando menos lo pienses, habrás terminado los estudios y ambas podremos irnos donde querramos, no es nada para mí, sábes que nuestra vida no ha sido fácil. Vé y demuéstrales a esos riquillos que tienen mucho por aprender, rendirte ahora no es una opción hija mía. Eleanor no puede evitar que las lágrimas recorrieran su rostro, podía negarse a cualquier cosa menos a complacer a su madre. En ese instante su mente recorrió los recuerdos de todos los momentos vividos, de todas las penurias soportadas y se prometió así misma no dejar que nada le impidiese lograr su meta. –Iré a tomar un largo baño de sales, antes de comience esa odiosa fiesta. Por suerte traigo bastantes de mis sales aquí, como para no extrañar el océano. Tal vez así me sea más soportable el hedor a vanalidad que embriaga el ambiente-

Tras no demasiado de las dos hablando, se puede apreciar desde las ventanas de la casona como un desfile de carrozas viaja en dirección al Circulo Medio: Algunas representan a Dragones, otras a Héroes, incluso hay una en la imagen del actual Archimago (o en otras palabras el rey) de Issaera.

No demasiado tiempo después se abre la puerta, un joven de cabellos rojizos y ojos miel entra a la casa y saluda de forma general, y un tanto ruidosa. Es fácil reconocer que tiene el color de pelo de su padre y los ojos de su madre.

-¡Eh!- dice él, dando vuelta una silla y sentándose en ella, mirando a Clarise y Eleanor. -¿Y ustedes quienes son? Espera, ¿Tu eres la que salvó a mi padre, eh?-, una sonrisa amplia se le forma en el rostro, no le da tiempo a responder: -¡Lo sabía! Se ve en tus ojos, tienes los ojos de alguien que se lleva el mundo por delante a cada paso~ ¡Una auténtica guerrera! ¡Ja!-, parece de lo más entusiasmado de conocerla.

Sus ropas parece que otrora fueron tan caras y sedosas como las de su familia, sin embargo las mangas fueron arrancadas sin mucha gentileza. En general no está demasiado pulcro ahora mismo, tiene el pelo revuelto y algo de tierra de haber estado correteando por ahí: Parece más un joven común que un típico jovenzuelo noble.

La música y el ruido de las carrozas recorriendo las calles, llenaba el ambiente… Un perfume a flores lo impregnaba todo… Eleonor, hubiera querido guardar la imagen de ella y su madre para siempre. Así en un lugar distinto. Sabía que ella lo merecía y siempre lo había anhelado… En cambio para Eleanor eran otras las cosas importantes… aprender magia, dominar la Alquimia poder unificar esos dos mundos que luchaban dentro de ella, desgarrándola por dentro.

Miró a su madre complacida, la veía feliz y eso era todo para ella. – Te prometo que…- y antes de que pudiera terminar la frase, la puerta se abre intespectivamente y un joven con aire despreocupado irrumpe en el lugar… Ante la sorpresa de ambas voltea rápidamente una silla y se acomoda al lado de ellas.

 Elearnor trató de disimular su disgusto, sólo faltaba una mosca en el lugar, se dijo para sus adentros. Ensayó una leve sonrisa y exclamó: -No me digas nada… Tú debes ser Flay.- Se acomodó retirando la silla hacia atrás y estiró sus largas piernas y las cruzó, luego se cruzo de brazos en actitud deasafiante.

Su madre le hecho una mirada y Eleanor no tuvo más remedio que corregir su postura, hacia una más femenina, recogió sus piernas y las llevó hacia un costado tratando de parecer una doncella refinada, pero resopló acomodando el flequillo que se había deslizado hacia sus ojos. –Y dime Flay, qué te trae por aquí justo en este momento?- Era obvia la respuesta, era su casa y era el Festival de comienzo de clases… seguramente la mosca no se perdería semejante pastel, pensó para sus adentros. La pregunta era tonta y obvia, pero prefería que la creyese, tonta antes de llamar demasiado su atención o terminar discutiendo con él antes de siquiera conocerlo. Aunque apostaba que se trataba de un chiquillo malcriado, que siempre obtenía lo que quería lo mereciese o no…

-Sí, ese soy yo: Flay.-, respondió estirándose un poco, observando a la pareja con un atisbo de curiosidad, intrigado por las dos mujeres. Antes de continuar procede a limpiarse un poco de polvo del brazo y quitarse los algo maltrechos guantes que llevaba puestos.

-Bueno, pasaba a darme un baño antes de ir a la posada que me ha tocado. Planeaba saltármelo este año, peeeero, el anterior me dieron la lata por hacer eso. No hay que arriesgarse demasiado.-, nunca borra una gran sonrisa de su rostro, como si estuviese pasándosela bastante bien. Si Eleanor juega a pasar por tonta, este incluso más.

El pelirrojo se lo queda mirando unos momentos antes de ampliar su sonrisa, contento con lo que ve en los ojos de Eleanor. -¿Y qué? ¿Disfrutando? Afuera al menos está anocheciendo. Deberías ver lo que es el Circulo Medio, está estallando de turistas, viajeros y creo que también ciudadanos y tal. ¡Casi no se puede caminar cómodo!-

El comentario de Flay sorprende a Eleanor, al parecer él se sentía orgulloso de sí mismo, tal vez ignoraba la fama que le precedía, o quizás no le importase, o era un rebelde o era un idiota. Eleanor observa con detenimiento a Flay, al parecer el muchacho está leyendo mal el mensaje que ella trata de enviarle. Ella lo fulmina con la mirada, pero él le devuelve una sonrisa que no alcanza a descifrar bien, si es en forma de burla o que no entiende para nada su mensaje. Humanos, masculla para sus adentros, siempre le había costado entenderlos, ella no sentía humana del todo. Estaba a punto de perder el control y decir algo de lo cual seguramente se arrepentiría después, por  eso se detiene justo antes de hablar y dulcificando su voz lo más que puede, le dice: -Si por supuesto, disfrutando muchísimo. Todo aquí es muy agradable.- Y mira a su madre que le hacía miradas por detrás del muchacho, para que no dijese nada impropio.

Eleanor vuelve la mirada hacia Flay y acota: - Si yo también iré a darme un laaargo baño de inmersión antes de prepararme para ir a la Posada.- Eleanor se saltea el comentario de los festejos y pregunta: -Y qué tal es estudiar en la Academia? Llevas mucho estudiando allí?-

A  Eleanor hay algo que le viene rondando por su cabeza y que no le gusta nada, huele que no solo su madre tendrá que trabajar para los Windstone, sino que también se espera que ella corrija al descarriado muchacho. Tal vez se equivoque y sea sólo una percepción suya, pero no le extrañaría nada que el bonachón  de Lord  Windstone, se lo pidiera como un favor personal… Tampoco lo culparía por eso, pensaba mientras miraba como Flay hablaba y gesticulaba.

-Eh, me alegro que lo disfrutes. Mi madre cocina bien.-, dice rascándose la nariz un poco mientras se levanta de la silla, estirándose un poco: Algunos de sus músculos truenan un poco.

-Si quieres usa los baños de casa. Total...-, ofrece con despreocupación, mirando por la ventana, pensativo. Ya no se ven los carruajes ni las fiestas, deben haberse ido hacia otras zonas, o incluso otros Círculos.

-Este sería mi... Tercer año en la academia. No es tan difícil, pero es que da vagancia, ¿Sabes? Al principio no es tan malo, pero luego te empiezan a pedir que vayas a recoger materiales aquí, conseguir cosas allá, hacer pócimas por un lado, y si te metes en algunas clases incluso terminas forjando artefactos o cosas raras. Todo muy mágico y bonito, ya, pero es que cansa tanto trabajo.-, llevándose las manos a la nuca y encogiéndose de hombros. Por como lo plantea, parece que se le da mucha importancia a las clases prácticas.

Flay ya no se vuelve a sentar, acomodando con un pie la silla que usó, en un gesto un tanto lento y vago. Parece que ya se está predisponiendo a retirarse, pero espera por si tienen algo que preguntarle o decirle.

Eleonor escucha con atención la explicación de Flay. Tal vez después de todo no sea tan malo tenerlo como compañero en la Academia, aunque siendo ya su tercer año, imagina que irán en clases distintas. Le sonrie amable, después de todo el muchacho en ningún momento se había protado mal con ellas. Naturalmente Eleanor tendía a desconfiar de todo desconocido que se le acercase. Pero tal vez con Flay había ido demasiado lejos. Por fin se relaja y exclama: - Gracias, eres realmente amable! Seguramente nos veremos allá entonces, tal vez puedas indicarme con que gente relacionarme y cómo. Aún no conozco a nadie. Sin duda lo agradeceré.- y gira sobre sí misma y hace un gesto a su madre para que se retiren, y espera la respuesta de Flay, ya un poco más relajada.

-Claro, ¿Por qué no?-, dice el joven Flay, encogiéndose de hombros. -La clave es pasarsela bien, ¿Sabes? Si te estresas demasiado, ¡luego no rindes! Pero, bueno, ¡ya nos mañana, o pasado! Está bien que el lugar es grande, pero tampoco taanto...- 

En cuanto se están retirando, les saluda con la mano ligeramente y se va por su lado.

Eleanor y Clarise no tienen problemas en irse, tras unas cortas despedidas ya están libres... Aunque por como está bajando el sol y como poco a poco las calles se van tiñendo de naranja, Eleanor nota que quizás no tendrá tiempo de bajar hasta su hogar y luego volver a subir hasta la posada donde ha de estar para la hora de la cena.

Eleanor arqueó una ceja en expresión de sorpresa, el comentario de Flay:"si te estresas, luego no rindes demasiado", le causó mucha gracia. Ese muchacho no tiene la apariencia de conocer para nada el estress, piensa para sus adentros.  Y por respuesta le dedica una sonrisa, mientras lo observa como se aleja.

Una vez a solas con su madre, la mira pensativa. ella también habia notado que la tarde se estaba escurriendo con demasiada rápidez y no haría a tiempo a ir hasta su casa y volver para ir a la Posada a la hora de la cena. -Creo que después de todo haré caso a la sugerencia del joven Flay y tomaré mi baño de inmersión con sales, aquí mismo.- dice sacando de su cartera una bolsa de color extraño, algo oscuro. -Por suerte he traido mis sales conmigo, creo que con esta cantidad podré disfrutar de un buen baño sin deshidratarme.- dice riendo a su madre mientras le guiña un ojo.

La madre la mirá sonriente y dice:-no te ha gustado ni un poquito ese muchacho? A mi no me engañas!-

Eleanor, se encoje de hombros como respuesta a la suposición de la madre.

El joven desapareció de la vista pronto, dejando a Eleanor y Clarise hablar con tranquilidad. La casa poco a poco se sume en el silencio: El padre está en su estudio trabajando, la madre debe estar aún al llegar, y Flay se ha ido a su habitación a buscar una muda, guardarla en una mochila y luego irse de casa, quizás planeando asearse en otro lugar o algo por el estilo.

En la casona donde se encuentran ahora hay dos baños principales: Uno en la planta baja y uno en la planta alta. El superior es algo más grande y lujoso que el inferior, pero ambos tienen las mismas funcionalidades. Si Eleanor quisiese, no tendría dificultades para asearse allí, relajarse si así lo desease.

Eleanor se dirije hasta el estudio en el que se halla trabajando Lord Windstone. Golpea la puerta y cuando así se lo indican ingresa en el despacho. - Lord Windstone, disculpe el atrevimiento, hay algo que quiero pedirle, ya se está haciendo tarde y en un rato debo ir a la Posada como es de costumbre a los alumnos que ingresan a la Academia, me preguntaría si podría utilizar uno de sus baños para darme un baño y arreglarme para la ocasión, si no es mucha molestia, claro.- Luego decir este Eleanor se apena un poco no quería causar molestias. Pero tampoco quería que interrumpieran su baño.

El hombre se gira un poco, mirándole cuando entra.

-Por supuesto, adelante. Lo que sí... Te pediría que no uses las lociones de mi esposa: Son las que tienen la etiqueta de "No Tocar". Se pone histérica si alguien las usa.-, le explica, y dicho esto se dedica a seguir trabajando.

Eleanor sonríe a Lord Windstone. – Muchas gracias. Despreocúpese, no tocaré nada, tengo todo lo que necesito en mi bolso… La comprendo, a mí me pasaría lo mismo, somos mujeres.- dice encogiéndose de hombros y riendo.

Se retira y sube rápidamente hasta la planta alta, entra en el baño, cierra la puerta con llave y comienza a llenar la tina con agua apenas templada. Saca de su bolso las sales y las coloca en la bañera… Se desviste dejando caer sus ropas lentamente al suelo… observa su cuerpo en el gran espejo del baño, sus curvas son perfectas… Se mira de costado, se siente complacida con su esbelta figura. Sonríe complacida, pero algo la apena, sabe que esa es la mitad de su verdadera imagen. Que cuando se sumerja en el agua su apariencia cambiará, le saldrán branquias y su cabello cambiará a un tono verde que le permitirá camuflarse con las algas… Coloca tres cristales en el agua. Los cristales parecen a simple vista cuarzos ahumados ordinarios pero al contacto con el agua cambian su color. El primero se enciende en luminosos color amarillo brillante, el segundo en color rosa y el último en color azul. Estos cristales energizan el agua. Y le permiten, relajarse y renovar sus fuerzas.  Por último saca de su bolso un gran caracol de mar que también coloca en el agua…. Se sumerge por completo y su apariencia comienza a cambiar, sus branquias, sus cabellos y por último sus ojos, cambian a color amarillo. Toma el caracol y lo coloca a la altura de su oído derecho. (al abrirse sus branquias sus orejas se pegan a su cráneo). Su apariencia no es desagradable pero si diferente a la de cualquier humana, pero aún bajo el agua conserva su natural encanto. A poner el caracol en contacto con su oído puede conectarse con todo el mundo marino, es el único que nexo directo que tiene con su padre y la forma directa de indicarle que se halla bien. No quiere perturbar el orden causando la preocupación de su padre, ni que el salga fuera del mar para comunicarse con ella. Conectarse a través del Caracol le hace saber que todo está bajo control. Eleranor se deleita con el sonido del mar que es música en sus oídos…

Luego de un largo baño, sale del agua se seca por completo y su cuerpo lentamente vuelve a recuperar su habitual apariencia. Se coloca un agradable vestido verde zapatos al tono, y un exquisito perfume que ha elegido para la ocasión y sale lista para dirigirse a la posada... lista para comenzar su “nueva vida”.

El noble ríe con suavidad también y sigue en sus labores, firmando papeles y revisando documentos, leyendo y escribiendo cartas. Parece ser un hombre dedicado a su tarea, pero eso es cierto para cualquier trabajador... Al menos no es como algunos otros ricachones que viven en la gloria y opulencia bajo la excusa de haber nacido en la cuna apropiada, pero sigue sin ser del todo justo.

Al baño procede con tranquilidad. El sonido que escucha del caracol encantado es bastante tenue, ecos de un mar en paz... ¿Quien sabe qué está sucediendo allí, de todos modos? La sociedad submarina no era precisamente prospera, con un indice de natalidad casi tan bajo como el de mortalidad: No hay casi crecimiento, según le explicó su madre, y tampoco es que sean demasiados. Aún así, al ser pocos y vivir en una zona tan apartada del resto de las razas pensantes, hay bastante paz y los recursos no faltan.

Tras el baño, Eleanor se encuentra a si misma revitalizada. Sus cristales están descargados, pero no es algo que ella no pueda reabastecer con algo de tiempo. El baño, sin embargo, contiene aún algunas estelas lumínicas residuales del hechizo conjurado por las tres gemas... Pronto se irán, de todos modos. Los critales parecen idénticos en su forma exterior, pero por dentro están tallados de diversas y extrañas formas, canalizando mágia por sus recovecos.

Caminando por las calles, puede ver a magos de uniformes idénticos (trabajadores públicos) utilizando conjuros simples para limpiar las calles, haciendo levitar con ondas de viento los papeles y basura que cayó a lo largo del desfile, y luego otros lanzando chorros de agua para quitar manchas u otras suciedades similares.

Eleanor puede tomar la ruta escenica y más apartada, atravezando el distrito de El Gran Parque para luego tomar un rodeo y llegar al distrito de Las Torres de Marfil (donde se encuentra la posada), o también podría ir de forma más directa.

Luego de arreglarse para la ocasión Eleanor, desagota la bañera y retira los cristales, los envuelve en un paño azul y los guarda en su bolso. Debido a su gran concentración de energía los cristales, aún no están descargados del todo aunque así lo parezca. De todos modos con exponerlos a la Luz solar o la luz de la Luna alcanzará para potenciarlos aún más. Una vez fuera de la mansión de los Windstone. Eleanor decide tomar la ruta escenica y más
apartada, atravezando el distrito de El Gran
Parque para luego tomar un rodeo y llegar al
distrito de Las Torres de Marfil. Así podrá disfrutar un poco más de la magia que impregna el ambiente. Le delita ver como se limpian las calles con el uso de la Magia, a pesar de vivir en Issaera, eso no deja de maravillarla.

Eleanor recorre la zona de El Parque con tranquilidad, encontrándose con un precioso cuerpo de agua dulce conocido como "Lago Cristal": Los fluidos translucidos y ligeramente brillantes se encuentran afectados por la magia del lugar, sin duda alguna debido a que el origen de este lago se encuentra algo más arriba, desde algún punto dentro de la Academia.

El resto del parque es bastante tranquilo, ve el acceso a la estación de Arcanonaves, vehículos metálicos que pueden levitar y volar mediante el uso de cristales encantados. Es muy raro verlos en uso, suelen reservarse para emergencias o casos especiales debido a su alto coste de mantenimiento. De cierta forma, la magia utilizada para hacerlos levitar podría recordar a la que usa Eleanor, si bien tiene sus diferencias. En el Distrito Comercial (por el Circulo Medio) hay una estación de Aeronaves, las cuales son similares en función, pero en vez de magia utilizan aerostatos y naves de madera.

Mientras pasa cerca de lo que sería la entrada desde el Parque hacia el Barrio Alto (el Distrito más elevado de Issaera, sin contar la Academia y la Torre del Archimago), consigue ver alejándose a dos figuras: Una es un hombre alto y rubio, con una capa violeta que pasaría desapercibido si no fuese por la otra, un joven adolescente de quizás 15 años. Tiene el cabello blanco y ropas de joven noble, pero hay algo en el que no está bien... Una especie de aura de intranquilidad, por así decirlo. Ambas están de espaldas a Eleanor, caminando hacia ese distrito.

Tras algo más de caminar, Eleanor llega a su destino: Una posada en el distrito de las Torres de Marfil. Se trata de una edificación de múltiples pisos, casi como un pequeño hotel. En su interior puede verse una larga alfombra carmesí con retoques negros y dorados, extendiéndose hasta llegar a un largo escritorio de roble viejo, donde una mujer de mediana edad y elegantes ropajes está actuando de secretaria. Al verle llegar, sonríe un poco con formalidad y le dice: -Ah, usted debe ser otra de las invitadas... ¿Podría decirme su nombre y apellido, por favor?-, mientras toma uno de los cuadernos que tiene sobre su mesa, examinándolo.

Eleanor recorre el camino con gran placer, no era un camino nuevo para ella, lo había recorrido mil veces en su mente imaginando el momento e ingresar en la Academia… Pero al fin estaba allí. El Lago de Cristal, es un deleite para los sentidos, todo allí es mágico, el aire, los colores el paisaje… Las Acronaves le recuerdan a su otro hogar.  El uso de cristales es similar al que se usa en el mundo sumergido… Allí ya han aprendido que el uso de ellos tiene un alto precio. Eleanor se pregunta si los humanos entenderían eso, si tuvieran acceso a la inmensa variedad de cristales que se hallan en las cavernas subterráneas, con sus diversos e increíbles usos… Su mente vaga por sus inquietos pensamientos cuando toma conciencia del tiempo… Debe ser tardísimo! se dice a sí misma, y acelera el paso para no llegar tarde.

Avanza un poco mas y ve a dos personas alejarse, un hombre alto y rubio con una capa violeta que no llama mucho su atención, pero le acompaña una joven de cabellos blancos que por alguna razón que no alcanza a explicar, llama poderosamente su atención… Los ve alejarse, pero su presencia la inquietan sobremanera. Recordando que debe llegar a tiempo retoma su agitada marcha.

Por fin logra llegar a la Posada. Al ingresar no puede evitar notar el buen gusto en la decoración del lugar. Ni en sus sueños mas felices, pudo imaginar un lugar así. Camina lentamente por la alfombra carmesí y al llegar al escritorio sonríe tímidamente y responde: -Sí, mi nombre es Eleanor Harpers.- y guarda silencio esperando las indicaciones de la mujer que la recibe.

La secretaria le sonríe un poco antes de dedicarse a revisar sus papeles. Pasa páginas y abre cuadernos hasta que finalmente encuentra la lista que estaba buscando. -Ah, sí, señorita Harpers. Su habitación es la numero cinco del segundo piso, pero la cena se servirá en aproximadamente menos de diez minutos...-, explica la mujer. Ya el cielo está bastante más oscuro, la noche ya ha caído incluso sobre el círculo superior, aunque desde el horizonte aún caen algunos rayos de luz.

-A mi izquierda hay un umbral que conduce al comedor, ya hay algunos chicos allí. A mi derecha están las escaleras que llevan a las habitaciones. Espero pase una buena noche y que su estadía sea agradable.-

Una vez termina de comunicarle esto, le ofrece una llave. La secretaria parece estar anotando información sobre la llegada de Eleanor y escribiendo notas con ordenes a los criados, posiblemente organizando los detalles finales de su estadía: Papeleo reglamentario que le toca por su oficio de secretaria.