Partida Rol por web

Poco a poco vas despertando, la cabeza y todo el cuerpo en general te duele como si una manada de rinocerontes hubiera pasado sobre ti.

Conforme se te habitúa la vista, te percatas de que te encuentras en un lugar bastante oscuro, y húmedo. Tumbado en un duro suelo de piedra cubierto de paja pegajosa, con olor a orín y otras cosas peores. Otras sombras se mueven en la oscuridad haciendo sonidos lamentosos como los tuyos. La escasa luz que ilumina la estancia proviene de una antorcha al otro lado de una pesada reja.

Tu mente aún algo aturdida se va despejando, ¿paredes de piedra? ¿una reja?... si, estás en una mazmorra.

¡Por todos los dioses! ¿Qué pasó ayer?

En cuanto se me aclara la vista no doy crédito a mis ojos. Joder, lo he vuelto a hacer... Me llevo la mano a la cabeza. Un dolor punzante e intermitente me dice que anoche me la corrí gorda. Hago un esfuerzo por acordarme de lo que pasó anoche, cosa que me vale para que mi dolor aumente... Por los dioses... Exclamo cuando me intento poner en pié. Mi cuerpo está dolorido y magullado. Vale, anoche me han dado bien... A medida que mis ojos se adaptan más a la tenue luz distingo otras formas en mi celda. No sin esfuerzo consigo incorporarme. Escupo y en mi boca se queda el sabor metálico de la sangre. Me apoyo contra la pared e intento dotar de rostro y figura a esas sombras que me acompañan en mi presidio.

Uno parece ser una especie de cazador o guardabosques por sus ropas, que incluyen la piel de algún animal. Parece descansar con su espalda contra la pared y su cabeza entre las rodillas. Este bebió más que yo.

Mis ojos se posan en una exuberante joven, que me mira fijamente. Parece sopesar si soy un peligro o no... Le guiño un ojo, pero su mirada despectiva me hace pensarme mejor si seguir con el juego.

Cuando me dispongo a hablar, un sonoro ronquido me interrumpe y por vez primera me fijo en una figura en el suelo. Es un hombre enorme, con una cuidada melena y al parecer, acostumbrado a dormir en estos lares...

Hola, compañeros, mi nombre es Dunkel Olten, y, la verdad es que no logro recordar por qué estoy aquí. Digo con la mejor de mis sonrisas.

¿Se pueden describir las acciones de los demás antes de que pasen? xD 

Vamos, no me jodas! Encerrado?!?... Qué dolor de cabeza... Menuda resaca....
A ver, si recuerdo cómo acabé aquí...

Fui a una taberna a gastarme lo que había ganado en mi último trabajo como escolta para un comerciante... Tenía hambre y quise darme un buen atracón...Comida de la buena regada con vino... Aunque poco a poco fui pidiendo y bebiendo más y más vino, hasta que cayó la noche y pasé a cervezas y licores... Éxtasis de felicidad!... 
Aquí empiezan mis lagunas...
Creo que terminé por gastar todo mi dinero... Y entre recuerdos fugaces de mujeres, callejones y peleas... Supongo que seguí bebiendo y bebiendo, y el resultado de tal ingesta de alcohol... Una puta y sucia mazmorra...

Maldita sea... 

Al menos no estoy sólo, tres figuras más me acompañan en este agujero...
Una de ellas, parece más despierta que el resto se ha levantado tambaleante y se acaba de presentar... Un tal Dunkel...

Hola Dunkel, soy Rorik, por favor, no hables demasiado alto... Estoy aún de resaca, resaca por la que parece que he terminado aquí... Y cuál es tu historia?

Lentamente recupero la conciencia. Comienzo a notar el sabor a sangre en la boca pastosa y supongo que en algún momento he debido morderme la lengua. El malestar es general: articulaciones entumecidas y sobretodo un intenso dolor de cabeza que incrementa en cuanto abro los párpados, pesados. Para mayor sorpresa, me encuentro en un lugar desconocido y no estoy sola. Mi primera reacción es examinar mis propios atuendos, esperando no encontrar señales de abuso más allá que los que una paliza supone. Todo parece en su lugar. 

Decido no moverme ni hacer ningún gesto brusco y, sin siquiera girar la cabeza, trato de analizar a cada individuo para estar prevenida. El tiempo pasa y yo tan sólo observo atenta mi alrededor, intentando forzar la mente para recordar cualquier detalle de la noche pasada cuanto antes mejor. 

Uno de los que hasta ahora yacían inconscientes ha recobrado el conocimiento. Me descubre mirándole fíjamente y me saluda de forma peculiar teniendo en cuenta la situación. No respondo. Ni tampoco lo hago cuando articula palabra y el otro responde. Mera espectadora trato de no involucrarme y pasar desapercibida.

Intento abrazar mi espada para sentir el reconfortante frescor del acero en mi cara.... pero....

Mi espada. Dónde estar mi espada!!!. 

Me pongo en pie de un salto y reculo hasta una esquina en posición de guardia

Donde estar!!!

Que ser esto!!! Dónde estar!!!

Mientras me desperezo preparado para esquivar y devolver golpes empiezo a abrir los ojos y me fijo en la escena. Miro a mis compañeros de celda... no parecen una amenaza así que me relajo. Me acerco a la puerta, la zarandeo para ver su solidez. Busco alcantarillas, ventanas u cualquier sitio para escapar. Repaso las huellas de argamasa de cada una de las pareces en busca de huecos que hayan podido iniciar otros presos. Cuando me doy por vencido. Me acerco a la puerta y grito.

Aguaaaaa!!!!

Después me tiro en el lugar menos desagradable para ahorrar energías, pero alerta por si viene el carcelero.

Tranquilo, tranquilo... Por favor no grites... Yo te resuelvo algunas dudas...

Me llamo Rorik, aquel de ahí es Dunkel, y por ahi tienes a otro que aún no ha despertado... Y todos estamos en una celda.
Sin nuestras armas... Y dado que no nos han matado todavía, supongo que quien nos ha encerrado debe ser medianamente civilizado, y por lo tanto no deberían tardar en venir a traernos agua o algo de alimento... O al menos eso espero. 

Por cierto, cuál es tu nombre?

Ignoro al enano que me habla mientras busco la forma de fugarme en cada rendija. Una vez que me cercioro de que es imposible (haya pasado el tiempo que haya pasado) me giro a él y digo. Yo Ator de Cymeria. Escupo despectivamente al suelo y continúo.- ¿Civilizado? Yo meo tu civilizado. 

Escupir y pensar en mear me hacen sentir más profundamente mi estado de deshidratación. Me acerco a la puerta y grito al carcelero ¡¡¡AGUAAAAA!!!

Después busco el lugar menos desagradable de la celda, meso mi pelazo y me tumbo en él para ahorrar energías. 

Mientras Observo a Ator, en su ajetreada búsqueda, me parto de risa por dentro!
Qué grande el Cymerio éste!!! Un tío con las prioridades claras...

Mientras todo esto ocurre, yo me pregunto seriamente cómo he podido terminar en la misma celda que tales especímenes. Finalmente me llevo ambas manos a la cabeza, desconcertada y sintiendo que la cefalea sigue aumentando por culpa de tanto grito. Me muerdo el labio y sigo intentando no perder la paciencia. Con tanto movimiento dudo que tarde en venir a visitarnos el carcelero. 

… Unos pasos suenan por el corredor al que da la reja de la celda, unas sombras se proyectan sobre la pared deteniéndose a pocos metros.

-Aquí tienes lo acordado, no te lo bebas todo en una noche…- el claro tintinear de unas monedas llegan a vuestros oídos.

-De puta madre, pero recuerde, no tiene vuesa merced mucho tiempo, en poco rato les tocará a ellos

-Por Mitra que eres pesado, anda, sal de aquí y dejadnos solos…- 

Mientras oís como unos pasos se alejan del corredor, una figura se aproxima a la puerta de vuestra celda, coge la antorcha de la pared y la acerca a la reja para ver mejor lo que hay en su interior. La luz ilumina su cara también, un joven rostro de sonrisa inteligente, coronado por una melena de pelo rubio. Su rostro está limpio, y desde donde estáis podéis oler el aroma de un perfume.

-Vaya, vaya que tenemos aquí, me han garantizado que sois la escoria más dura que hay actualmente por aquí.

Hace un gesto de contrariedad antes de continuar, - ¡oh!, lo siento, que descortés por mi parte, mi nombre es Aluino, Aluino Barantes. ¿Y vosotros sóis? - rápidamente descarta la frase con un gesto de la mano, - bueno, no, mejor no, prefiero no saberlo.

Se detiene un instante, intentando escrutar vuestros rostros con la escasa luz de la antorcha cuando de pronto, un sordo retumbar de miles de voces proveniente de varias plantas más arriba, interrumpe el venerable silencio de las mazmorras. Aluino mira hacia arriba y espera hasta que el tumulto cesa de manera progresiva, para a continuación retomar su discurso

-No se si sabéis dónde estáis y que destino os espera…

- Estamos deseando que nos lo expliques. - Una voz imperturbable se abre camino desde mis labios, es grave pero femenina, también suena inquisitiva. Mi mirada se mantiene fija sobre el recién llegado, mi rostro serio. Estoy con las piernas flexionadas y los brazos sobre las rodillas.

El cimerio se despierta justo cuando voy a contestar a Rorik. Sus gritos hacen que mi cabeza quiera explotar. Aguanto estoicamente esa conversación de besugos mientras controlo algunas arcadas sin duda producidas por los excesos de la noche anterior. Justo cuando deja de gritar aparece un rubito. Lo escucho con detenimiento.

Al terminar de hablar éste, la joven morena toma la palabra. Vaya, pensaba que eras muda, le digo cuando termina.

Verás rubiales, no sé qué destino nos espera, pero a juzgar por el sonido de las monedas cambiando de manos, unido a eso de que somos los más duros aquí... Pues me aventuraría a decir que no será la soga ni el filo de un hacha... En fin, que cuando quieras nos lo explicas, y si hay monedas de por medio... Me llevo una mano a la cabeza que no para de emitir punzadas de dolor. Pues eso, que si hay monedas, mejor para todos.

Vaya, debajo del bulto había una mujer!... Que rápido se ha recompuesto.

Mientras miro al desconocido tiro de recuerdos por si me es conocida su cara o su nombre.

Me levanto de un salto. Me acerco a la puerta, le miro a los ojos, miro su pelo, quizás demasiado afeminado para mi gusto... pero es un pelazo, eso me gusta. Lo olfateo. Lo miro inquisitivamente durante unos segundos sólo para ver como reacciona. 

- Tu sacar de aquí, yo trabajar para ti. Sólo un condición tengo, yo cortar pelotas Berat, el cambista.

Cuando Ator se levanta y se acerca a la reja, Aluino no pude evitar retroceder unos pasos. Luego al ver que no hay amenaza vuelve a acercarse y tras aclararse la garganta dice, -¡bienvenidos a la arena de Kordava! - y realza la frase alzando los brazos de manera grandilocuente, - donde el pueblo alivia sus penas, contemplando espectáculos que en pocos sitios se podrían ver…

Os mira de nuevo esperando que sus palabras hagan mella, y luego sigue - estáis aquí condenados por crímenes atroces, por lo que vuestras horas de vida se pueden contar con los dedos de una mano barachana,- se ríe de lo que debe ser un chiste graciosísimo para él.

- A mi, si os digo la verdad, ni me va ni me viene lo que hayáis hecho, pero el caso es que necesito un favor, un favor que sólo gente como vosotros podría hacer.

Os mira de nuevo para ver si ha captado vuestro interés

- Ve al grano. - No estoy para chácharas. Si lo que dice es cierto, "y tiene toda la pinta...", más nos vale aferrarnos a cualquier oportunidad. Y rápido. Me levanto despacio. Sigo sintiendo el cuerpo pesado y dolorido.