Partida Rol por web

 Cuelgo el teléfono algo confuso. Con cada pasito que avanzamos en el caso se abren más y más caminos. En los inicios de todo esto nunca llegué a pensar que se complicaría tanto la cosa. Puede que para la próxima vez sea mejor encontrarse primero de bruces con el problema y preguntar después. 

—Vayamos a las ruinas de la Capilla —digo subiéndome en el coche rápido para intentar mojarme lo menos posible—. Después le prometo que iremos directos a comer algo.

-Perfecto. Le tomo la palabra.- sentencio mientras pongo el coche en marcha. Y es que la perspectiva de un almuerzo siempre me ha mejorado el humor.

Antigua Capilla de la Contemplación, Carril Bennet - Barrio Norte de Arkham - 1:41 PM

Apenas tardáis unos minutos en llegar a vuestro destino, pues estábais en la parte nordeste de la ciudad y el Carril de Bennet se halla en el lado opuesto, al noroeste, casi abandonando ya las últimas casas y edificios de la zona urbana de Arkham.

Apenas conseguís percataros de su existencia, pues se halla al final de un sucio y tortuoso camino de tierra que se introduce hacia una incesante y destartalada maleza. Las ruinas han sido maltratadas por los elementos y están tan cubiertas de vegetación que los grises escombros parecen formar parte de la piedra natural, más que a muros y cimientos.

El interior no muestra signos de mejoría, no es muy grande y lo único que veis son bloques de granito, vigas de madera podrida y medio quemada y algunos desperdicios. Las paredes humedecidas muestran algo escrito en pintura blanca más reciente. El profesor Arturo saca su mechero y alumbra la pequeña estancia acercándose a los muros. En ella distinguís un extraño símbolo acompañado de lo que os parecen un montón de garabatos, pero que tras un examen más comedido deducís que se trata de algún tipo de escritura jeroglífica.

Se trata de una especie de pirámide con unas líneas que salen hacia fuera desde sus tres lados. En el centro hay un ojo que mira fijamente. Cuando ambos os acercáis para examinar minuciosamente los símbolos y garabatos, comenzáis a sentir un hormigueo corriendo por vuestras frentes de manera incesante hasta convertirse en un creciente dolor de cabeza, aunque no exactamente igual.

Oficina de Arcana Agency, Arkham - 1:41 PM

Hace rato que llegásteis a vuestra confortable oficina. La chimenea se encuentra encendida y calienta acogedoramente vuestra habitación. La señorita Hartwell os hizo saber que el profesor Arturo y Richard Simmons no han pasado por ahí desde que todos salísteis a primera hora de la mañana.

Debatís durante un rato sobre vuestra casi infructuosa investigación de la mañana. "Casi" gracias a que la amable y parlanchina señora Tapple os habló acerca de la casa, entre lo que destacáis lo mencionado sobre "extraños ruidos sobre todo por las noches", aun cuando la casa debería estar deshabitada.

Ha pasado cerca de media hora desde que llegásteis y ambos compañeros siguen sin aparecer. Es la hora de comer y vuestros estómagos comienzan a rugir con fuerza. ¿Dónde se habrán metido?

Qué raro que todavía no hayan regresado el profesor y el señor Simmons ¿No le parece? Mientras hablo miro por la ventana para ver si puedo divisar al coche de Simmons acercándose.

Espero que su investigación haya sido más fructífera que la nuestra.

-¿Pero qué es esto?- digo mientras me acerco un poco más al dibujo, tratando de no hacer caso (inútilmente) al malestar que parece estar alojándose en mi cabeza.

El hambre, lo siniestro del edificio y el ¿dolor? que comienza a aquejarme hacen que sienta muchas ganas de irme de aquí.

Mi estómago ruge y me mente divaga por las maravillosas praderas de la cocina de Arkham. Pero algo no marcha bien.

-Mentiría si le dijera que me siento a gusto esperándoles, señor Jacques. Sin embargo, tan sólo se me ocurre llamar por teléfono a los sitios en los que ellos han estado, para saber si siguen allí o si ya salieron. Además, con el estómago vacío no se piensa bien. -mis tripas borbotean en señal de protesta - Así que si no le importa, averigüemos qué ocurre y vayamos a comer.

 Al llegar ante las ruinas no puedo evitar soltar una maldición debido al camino de tierra. En realidad que los zapatos se me hayan manchado y haya tropezado un par de veces no tiene ninguna importancia, pues seguro que si no hubiera ocurrido así igualmente habría encontrado cualquier otra excusa de la que quejarme. Soy completamente consciente de ello. Simplemente hoy me he levantado cabreado con el mundo, como cada mañana que sigue a la noche de borrachera. 

Al entrar en la Capilla —lo que queda de ella— en escalofrió me recorre toda la espalda. Me mantengo alerta y en silencio, evitando a su vez hacer demasiado ruido al adentrarme, como si el lugar aún estuviese igual que en sus mejores días y yo no quisiese molestar ni llamar la atención. 

—Mierda, no lo sé. ¿En serio crees que había visto antes algo como esto? Lo único que sé es que me esta machacando la cabeza —contesto a Maximilian. 

Antigua Capilla de la Contemplación, 1:49 PM

Justo cuando cuando el profesor Arturo tuerce el gesto en una mueca para responder al ex-policía, el sonido de un resquebrajamiento os pone en alerta. Proviene del suelo de madera recubierto casi totalmente de desperdicios y hierbajos.
En ese momento cae bajo vuestro peso en un estruendo y forma una nube de polvo algo agobiante. Por suerte estáis ágiles y conseguís agarraros a unas vigas cercanas.
Cuando parece que todo vuelve a la normalidad, observáis que se ha creado un agujero de un metro de diámetro que conduce a una especie de sótano oculto. Intentáis vislumbrar el interior desde arriba, pero el mechero de Arturo resulta insuficiente, así que tendréis que bajar personalmente.

Os ponéis de acuerdo y Simmons, algo quejumbroso, es elegido para bajar.

Simmons
Hay unos tres metros de profundidad y el olor a humedad y agua estancada es intenso. Al parecer, esta parte del sótano fue aislada del resto y se llegaba a ella por medio de unas escaleras ahora enterradas bajo toneladas de escombros. En su interior ves, a duras penas con el mechero de Arturo, dos esqueletos vestidos con fragmentos raídos de túnicas de seda, al parecer sectarios que se escondieron y perecieron sepultados a causa del fuego que tuvo lugar en la parte superior durante la redada policial de la que os habló Peabody.
En la habitación ves un pequeño armario que contiene unos documentos, viejos y polvorientos, que guardas hábil y cuidadosamente bajo tu chaqueta. Por último, sobre un pequeño, antiguo y podrido escritorio, hay un enorme volumen encuadernado en extraña piel cuyo título reza textualmente "Liber Ivonis". Se encuentra tan podrido y comido por los gusanos que hay secciones enteras que resultan ilegibles.

En la habitación no encuentras nada más y el profesor te echa literalmente una mano para ayudarte a subir de nuevo al piso superior de la misteriosa capilla.

...

Para ver el Liber Ivonis necesitaréis más tiempo, confortabilidad y soledad, aunque el libro por ahora lo lleva Simmons. En cuanto a los documentos, echáis una ojeada y descubrís que contiene datos e información acerca de la secta de la que os habló Peabody. Nombres, sucesos... en algún pasaje incluso describe cómo secuestraron a algunos de los niños del barrio. El nombre del Reverendo Michael Thomas, albacea testamentario de Walter Abbot, aparece por doquier en la mayoría de los casos. Sin duda, pensáis, la policía habría tenido pruebas suficientes para encarcelarlos a todos si hubiera tenido acceso a ese sótano oculto.
Curiosamente, en ellos encontráis el nombre de Walter Abbot relacionado con su muerte. El pasaje indica textualmente: "Walter Abbot será enterrado en el sótano de su casa de acuerdo a sus deseos y a los de Aquel que espera en la oscuridad".

Luego de ojear por encima los documentos que ha subido Richard me quedo unos segundos pensativo, mas para tratar de autoconvencerme de todo lo que estamos descubriendo que por otra cosa, y murmuro:

-¿Tendremos que empezar a creer en fantasmas?-

No sé, Señor Bloen, no creo que llamar al registro civil nos vaya a servir de mucho. Creo que sería más efectivo si vamos hacia allá y preguntamos por el paradero de nuestros compañeros. Ahora que Bloen lo menciona, yo también empiezo a sentir algo de hambre.

Aunque lo más probable si nos movemos de aqui es que nos desencontremos en el camino...

 Sensatas palabras, aunque sigo inquieto.

-Hagamos una cosa, si le parece bien. Que nos traigan la comida aquí, si quiere puedo bajar yo a por ella. Y así no dejamos este lugar, que es el que más probabilidades tiene de convertirse en nuestro punto de encuentro. - lentamente me levanto de la mesa - Creo que tomaré un sandwich y una cerveza. ¿Y para usted?

Toso con violencia debido a la densa nube de polvo que aún persiste en el fondo del sótano. Apenas puedo ver por donde voy pisando y la luz del mechero no hace más que generar siniestras y profundas sombras a mi alrededor. 

—¡Joder! Hay dos malditos esqueletos aquí abajo —le digo algo sobresaltado al profesor. 

En ese preciso momento doy un paso atrás y mi pie se hunde en un profundo charco de agua estancada. El mechero vuela de mis manos y va directo al suelo. 

Mierda, mierda, mierda.

Tengo los nervios a flor de piel y mi respiración es tan agitada que Maximiliam es capaz de escucharla desde ahí arriba. Finalmente, tras un par de minutos, consigo relajarme y encontrar el mechero entre los escombros. Completamente decidido —para salir cuanto antes de aquí— paso por encima de los esqueletos y abro el armario que guardan a sus espaldas. 

***

—Me vas a invitar a la comida por esto —digo al profesor a la vez que le entrego los documentos. 

Arcana Agency, Lunes 25 septiembre - 2:16 PM

A la espera de sus compañeros, Jacques y Bloen decidieron ir a comprar algo de comer a un almacén cercano y volver a la oficina para estar en ella cuando llegaran.

Mientras, Simmons y Arturo volvían de su fructífera investigación sobre el difunto Walter Abbot.

...

Cuando abrís la puerta de la oficina os encontráis a vuestros compañeros degustando unos platos de pasta cuyo olor os reabre ferozmente el apetito, haciéndoos olvidar por un instante de la misteriosa visita a la Capilla.

Simmons aparece con un amplio, pesado y antiquísimo libro de extraña piel que aparece agujereado por varias partes y en un estado general deplorable.
El profesor Arturo porta una serie de documentos arrugados y polvorientos.

Liber Ivonis

Has estado echando unas ojeadas furtivas al pesado y descompuesto libro para intentar saciar tu curiosidad mientras Arturo y tú llegábais a la oficina en el coche.

Como pudiste comprobar cuando lo tomaste del tétrico y oscuro sótano, su estado es deplorable. No solo se se encuentra agujerado por todas partes, lo cual hace imposible su lectura completa, además la mayoría de sus hojas se hallan tan pegadas entre sí que al intentar despegar cualquiera de ellas tan solo consigues hacerlo literalmente "polvo". Y para más inri, el libro, desde su título hasta el número de las páginas, se encuentra escrito en lo que podrías asegurar se trata de latín.

Por desgracia, no tienes la más mínima idea de latín.

-Dios mío.... me estoy muriendo de hambre.- digo mientras me siento a comer sin siquiera lavarme las manos (eso sí, me las sacudo un poco antes de sentarme).

Luego de dar el primer bocado saludo a los que allí estaban un poco avergonzado.

 -Vaya, al parecer han vuelto hambrientos. Y con novedades. Dado que nuestra investigación fue bastante... deplorable, espero ansioso sus noticias.

 Entro a la oficina y deposito el grueso volumen sobre una mesilla. Acto seguido cuelgo mi sombrero y mi gabardina —ambos bastante húmedos y llenos de polvo— en el perchero de la entrada y suelto un largo suspiro. 

—Permitidnos comer algo antes de enfrascarnos en una conversación sobre lo que hemos descubierto —digo sentándome en la mesa. 

***

En cuanto todos terminamos de comer cojo el pesado libro y todos los documentos y los dejo en la mesa en la que estamos, a disposición de Bloen y Jacques. 

—En el registro civil descubrimos que el albacea testamentario de Abbot era el reverendo y pastor de la Capilla de la… de la nosequé de secretos. Mierda —digo señalando los documentos— Por ahí pondrá el nombre completo. Así que tras el descubrimiento fuimos directos a esa Iglesia, o lo que quedaba de ella más bien. Y allí encontramos esto. 

Al relatar todo esto la imagen del extraño símbolo encontrado en las ruinas viene directa a mi mente y un escalofrío recorre todo mi cuerpo.

El libro en cuestión es un viejo tomo titulado Liber Ivonis. Está encuadernado con una extraña piel y se encuentra en un estado deplorable. Al parecer está completamente escrito en latín, a juzgar por los restos que conseguís descifrar como escritura.

Los documentos tratan de varias hojas maltrechas, arrugadas y polvorientas en las que al parecer constan datos acerca de una secta cuyo punto de reunión era la Capilla de la Contemplación e Iglesia de Nuestro Señor Otorgador de Secretos, según indica el propio documento.

En ellos sacáis en claro que el inquilino de la casa, el tal Walter Abbot, pertenecía a esta secta ¿religiosa? y al parecer fue enterrado en el sótano de su casa, "según sus deseos y los de Aquél que espera en la oscuridad".

En ellos encontráis también pruebas de que dicha secta secuestraba niños en Arkham y solían organizar rituales en favor de sus dioses paganos.

...

Por cierto, si habéis terminado de comer ya y todo, pongamos que son cerca de las 3 y media de la tarde. Escucháis una ligera llovizna en el exterior y una mirada por la ventana os revela una calle vacía sin apenas coches o gente paseando. Vuestra secretaria, la señorita Hartwell, hace una escasa media hora que terminó su jornada, por lo que estáis solos en la oficina.