Partida Rol por web

La imagen de la casa no es precisamente un estimulo para intentar llevar la investigación de forma rápida. Solo de pensar que avanzar en la investigación significa estar cada vez más cerca del interior de la casa me pone enfermo. No es que sea alguien especialmente supersticioso ni nada parecido, pero después de ver a los Wells en el Arkham Sanitarium cualquiera —hasta el más valiente y decidido— tendría cierto temor a permanecer bajo el techo de esa vivienda. 

—Yo no tengo intención de aventurarme hoy más allá de la entrada —digo dando la espalda a la casa—. Podríamos dar un rodeo a la casa y si acaso preguntar también a los vecinos sobre esta.

-Perfecto!- me apresuro a decir ante la idea de Richard, aunque nadie lo diga, parece evidente que a ninguno nos hace la menor gracia entrar a esta casa así por las buenas.

Bien, pues con aires de indecisión subís por las entramadas escaleras mientras los pocos rayos de sol que aún iluminan la ciudad son tapados por los nubarrones, cada vez más espesos y negruzcos.

Vuestra sensación no cambia mucho, ahora que estáis frente a la puerta. Una pequeñas escaleras llevan hasta la entrada principal y a los pies de ésta veis una alfombra polvorienta con la palabra WELCOME inscrito en ella.

Los alrededores de la casa no cambian mucho. Hay dos pasillos laterales que llevan a la parte de atrás, la cual está cubierta de malas hierbas y árboles medio caídos, lo que le da un aire de pesadumbre. Las cortinas de las ventanas impiden toda posibilidad de ver lo que hay en el interior.

Además de la puerta principal, encontráis otra entrada en el lateral derecho de la casa, es de madera y tiene pinta de ser menos segura que la principal. Aún así, comprobáis que también está cerrada.

Doy unas vueltas mirando un poco la casa y otro poco la zona donde está emplazada sin sacarme las manos de los bolsillos y con los hombros encogidos por el frío. cada tanto le doy una calada al cigarrillo que cuelga de mi boca (y no saco las manos ni para quitar la ceniza, que lo hago sacudiendo el pitillo directamente con los labios). No busco nada en particularm sino algo que me llame la atención....

Profesor Arturo: Con una curiosidad innata, examinas perspicazmente los alrededores de la casa. No ves nada extraño, las cortinas impiden que puedas ver correctamente el interior del domicilio, así que no ves otra cosa que sombras y oscuridad, ningún movimiento ni nada que te haga sospechar que haya vida ahí dentro. En el exterior no ves signos de violencia alguna, tan solo el aspecto de pesadumbre que sentiste al llegar, tal vez motivado por la visita al Arkham Sanitarium, como acertó a decir Milton Jacques.

Tras rodear la casa sin sacar las manos de los bolsillos de tu chaqueta tú y Milton subís hasta la puerta principal por las cortas escaleras que llegan hasta ella. Milton descubre con mueca de desagrado y sin demasiado esfuerzo que la puerta se halla cerrada.

Sin embargo, el felpudo con las palabras WELCOME te llaman especialmente la atención. "No puede ser tan fácil", llegas a pensar. No obstante, te inclinas pesadamente y lo levantas de un tirón. No encuentras más que gusanos y bichos entre una maraña de hojas secas, pero el susto te hace soltar un - Oh! de sorpresa.

Milton te observa medio riendo, y volviéndose hacia los demás deja caer un comentario.

Bueno, parece que no hay mucho más que podamos hacer aqui. Digo mientras bajo las escaleras, tras comprobar que la puerta está cerrada y el profesor se repone del susto. Si nos apuramos un poco tal vez podamos llegar a uno de los periódicos antes que cierre la atención al público ¿Les parece?

"Esa idea sí que me gusta" pienso mientras sigo a Milton con la cabeza gacha, como si estuviese meditando alguna cosa. Pero lo que en realidad quiero es largarme de este sitio.

Yo ni siquiera me molesto en dar el rodeo y observo como mis compañeros intentan ver algo a través de las ventanas, pero por sus caras puedo suponer que todas están bien cubiertas por cortinas. No puedo evitar soltar una pequeña risita al ver como el profesor se asusta de los insectos que hay bajo el felpudo.

Cuando Milton comenta lo del periódico únicamente asiento y con paso rápido me dispongo a salir de los terrenos de la casa. Me doy cuenta de que no soy el único que tiene prisa por largarse.

Os ponéis de acuerdo y bajáis por las largas escaleras descendentes hasta el coche de Milton, alejándoos de la siniestra casa con cierta extrañeza. Próximo destino, el Arkham Advertiser, en el Barrio Norte al otro lado del río Miskatonic.

Arkham Advertiser, calle Armitage 389 O. 16:57 horas.

Aaron Bloen se pasa todo el trayecto a través de una activa Arkham quejándose de dolores en la vejiga. Se le ve apurado al contable de Nueva York, pero Milton lo convence de que espere pues apenas quedan unos minutos para llegar.

Cuando por fin lo hacéis, bajáis del coche y observáis un edificio de dos plantas construido en ladrillo. El logotipo de la empresa aparece pegado en la fachada con un tamaño considerable, aunque no tanto como el de Arcana Agency, como alguno se percata. Aaron Bloen no aguanta más y se disculpa un momento mientras se dirige apurado a un local cercano. - Nos veremos en el coche cuando acabéis. - Dice aligerando el paso y alejándose de todos, sin dar tiempo a respuesta alguna.

Apenas se marcha Aaron llegáis hasta la puerta, que para vuestro desconcierto no se encuentra cerrada con llave. Entráis con cautela, asomando la cabeza en el interior y observáis que las oficinas de la planta baja están vacías. Estas oficinas se encuentran a la derecha de la entrada, y en ellas se ven múltiples mesas con máquinas de escribir, mucho papeleo y alguna radio que en este momento se halla apagada. Frente a la puerta veis dos pasillos. Uno de ellos lleva hasta otra puerta en cuyo centro superior hay una placa que reza: "Sótano". El otro pasillo, más estrecho, trata de unas escaleras empinadas que llevan a la planta superior. De arriba proviene un ruido ensordecedor, similar al de las máquinas de prensa haciendo su trabajo de impresión.

Nadie parece haberse percatado de vuestra llegada, aunque tampoco sabéis si hay alguien ahí arriba. Junto a la puerta, por la parte exterior, hay un timbre de llamada... pero el caso es, ¿qué es lo que hacéis?

Ante el desierto panorama miro a Milton y le digo por lo bajo:

-Señor Jaques, usted es el entendido en estos asuntos ¿Llamamos a alguien o entramos directamente?-

Y lo pregunto con bastante ansiedad, ya que es probable que si preguntamos nos veten la entrada hasta el lunes, pero siendo Milton del gremio tal vez tengamos más chances de no ir a la cárcel por invasión de propiedad privada o algo por el estilo.

La verdad es que nunca me había pasado algo así... No puedo evitar encogerme de hombros, sorprendido, ante la situación.  El sentido común me dice que utilicemos el timbre, siempre es menos chocante llamar a la puerta antes de meterse así nomás.

No puedo evitar ver en esto una buena oportunidad para buscar donde quiera y sin ser molestado. Incluso puede que esta sea la única manera de que nos dejen husmear entre sus publicaciones más antiguas. Ya habrá tiempo de tocar al timbre y preguntar en caso de que nosotros solos no seamos capaces de encontrar ni una triste pista sobre el caso. 

—Al diablo, si no queréis meteros en algún problema, por pequeño que sea, lo entiendo —digo mirando a mis dos compañeros—, pero al menos concededme diez minutos para que pueda echar un ojo al sótano antes de hacer sonar el timbre.

"Joder, esta vejiga me está matando. Tiene que ser el cansancio, las preocupaciones. A ver... bueno, ya está. Parece que ya me encuentro mucho mejor."

Tras comprobar que todo sigue en su sitio, me dirijo a la salida del bar, relajado. El dolo ha remitido y por fin podré volver a la acción.

Veis aproximarse a Aaron Bloen mientras Richard Simmons se escabulle hacia el interior del edificio.

De veras que te sientes realmente mejor después de realizar "la descarga" en los servicios de caballeros del Lucy's, un pequeño local donde al parecer cocinan de maravilla, dado el olor que desprende y que absorves por las fosas nasales mientras sales del establecimiento silbando una canción olvidada.

En esa misma calle observas el edificio del Arkham Advertiser. El cielo está encapotado pero desprovisto de nubarrones, aunque se ha levantado una ligera brisa que empieza a congelar el ambiente. Te percatas de que tus compañeros continúan en la puerta, aunque no los ves hablar con nadie más que entre ellos mismos. Richard Simmons, el expolicía, parece el más osado y asoma la cabeza por el interior, al parecer dispuesto a entrar sin ser invitado.

Justo cuando Simmons desaparece de tu vista hacia el interior, llegas hasta Milton y el profesor Arturo.