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FASE DE BATALLA VII: ASALTO 08 DE 10:

Ante ellos, por fin, las famosas puertas de Galdán. El último bastión de la escoria del Triplete. Esas murallas eran inmensas y esas puertas formidables y enormes. La defensa de sus enemigos, formada además de la propia muralla y las puertas, por las famosas arqueras de Galdán, sus catapultas y demás armas de combate. Todo ello sumado a sus soldados y combatientes, sus propios héroes, así como el famoso dragón del que tanto estaba oyendo hablar, fuera real o ilusorio. Ya nada quedaba claro en la cabeza de Piojillo.

- Señor, Lengua Negra. Los no muertos están atacando las murallas y las puertas de Galdán. Si nos seguimos acercando podrían volverse contra nosotros. ¡Órdenes, señor!

El miedo volvió a atenazar al débil soldado de los campamenteros. Ahora se encontraban rodeados. Por el Norte, les seguían desde lejos los no muertos que trataban de darles alcance, pero delante suyo tenían otra horda de no muertos. Si bien, estos últimos estaban concentrados en atacar al Triplete y sus defensas, tal vez se volvieran hacía los campamenteros al verles acercarse. La naturaleza de esos viles trozos de carne pútrida y muerta les hacía cebarse con todo lo que tenía algo de vida. Quizás, solo quizás, era el motivo por el cuál estaban atacando las mismas puertas de Galdán que toda la compañía trataba de asediar. Usarlos como armas o escudos no-humanos, podrían reducir las defensas de sus enemigos y quiso transmitir sus pensamientos a su superior.

- ¡Lengua Negra! Esos seres de muerte atacan a todo aquello que tiene vida, o al menos eso llevamos viendo todo este tiempo. si nos acercamos más podrían volverse contra nosotros. Ahora están disminuyendo las defensas de las Puertas de Galdán. Quizás, mantenernos a distancia prudencial y esperar nuestro momento, nos otorgue una pequeña ventaja, señor...

Por supuesto, el soldado K´hlata estaba dispuesto a seguir las órdenes de su superior, fueran cuales fuesen. Pero también estaba dispuesto a ofrecer sus ideas, si estas podían beneficiar de alguna manera a sus compañeros campamenteros en primer término, y a toda la compañía negra en general. Sabía bien que no destacaba por su fuerza y maestría en combate, si bien los dioses le habían otorgado una inteligencia algo por encima de sus capacidades físicas. Eso era lo que le había ayudado a sobrevivir todo este tiempo y era en lo que más confiaba. Piojillo quedó a la espera de nuevas órdenes o una reiteración de las mismas, por parte de Lengua Negra.

FASE DE BATALLA VII: ASALTO 09 DE 10:

Todo se complicaba y el tablero tenía demasiadas fichas.

-¡Deteneos! -ordenó abruptamente-. Quiero que os deshagáis de las amenazas inmediatas. Tras ello, seguiremos empujando. Cuanto más cerca de la muralla, más seremos un objetivo difícil para los defensores. ¡Atacad!

FASE DE BATALLA VII: ASALTO 09 DE 10:

Me concentro en empujar con todas mis fuerzas, pues noto que con el peso de Ikharius y sin la ayuda de Manta, la escala se mueve más despacio, y el tiempo corre en nuestra contra.

Cuando levanto la cabeza, allí está. Enorme, imponente, y llena de enemigos. Un escalofrío me recorre la espalda y mi primer impulso es observar a Maragatos y ver su reacción.

Me doy cuenta entonces de que él sigue empujando la escala como si nada, y repentinamente recuerdo que es posible que él no llegue a ver con claridad en aquella distancia.

- Matagatos. - Me decido a decir. - Ahí está, a unos pocos pasos. La muralla.

FASE DE BATALLA VII: ASALTO 09 DE 10:

Mientras empujaba con fuerza, Guepardo escuchó el comentario de Dedos y se dignó a alzar un poco la vista. La muralla era imponente, al igual que el número de tropas destinadas sobre ella... y el número de no muertos a sus pies.

- Joder... ¡Cabo, el pie de la muralla está inundado por bichos! - exclamo a su líder invidente - ¡A no más de una docena de metros! - estimó a ojo, sin detenerse a precisar para no perder la concentración de empujar la escala.

FASE DE BATALLA VII: ASALTO 09 DE 10:

De nuevo sintió el miedo recorriéndole toda la espalda. Aquellas bestias estaban frente a sí y no tenía escapatoria pues a su espalda se encontraba el dichoso armatoste escala. Presa del pánico, Piojillo sacó fuerzas de flaquezas de donde no sabía si existían. Se movió unos pasos para tratar de esquivar a esos apestosos no muertos. Tendría que combatir con aquellos seres que ahora atentaban contra su vida y la de sus compañeros. Eran las órdenes y había que cumplirlas.

- ¡A mí, compañeros! ¡Acabemos con estos no muertos! ¡Démosles el descanso que merecen! - Trató con sus gritos llamar a las armas al resto de compañeros, tanto campamenteros como hostigadores para acabar con la amenaza inmediata.

FASE DE BATALLA VII: ASALTO 09 DE 10:

Barril resuella mientras oye las voces del combate. Bastantes no muertos antes de la muralla. No era inesperado aunque ojalá que las putillas lanza flechas se hayan quedado sin munición con tanto muerto suelto.

- Buen trabajo muchachos. Adelante, pero no os alejéis con el mantelete mientras avanzamos. Si nos atacan por los flancos, Grito y Desastre se descuelgan y luchan por el oeste, Cielo y Lagrimita lo harían por el este. Nunca a la vez, eso nos pararía. Es prioritario colocar la escala. ¡Vamos a despejar esa muralla Infantería! -.

FASE DE BATALLA VII: ASALTO 09 DE 10:

-¡Armas listas, y dirigid esto hacia una sección a la que podamos trepar!-dijo Matagatos, buscando el escudo a su espalda. Debían acercarse todo lo posible, y ser rápidos para escapar de lo que venía tras ellos en palabras de Serpiente. Ese era el punto crítico, en el que conseguirían subir o morirían aplastados entre dos fuerzas. 

¡ Habían llegado ! 

Al menos habían pasado la llanura y ahora se encontraban ante la muralla. La verdad es que la batalla apenas había empezado, pero al menos estaban ya en primera línea.

Mejor morir aquí que en mitad de la llanura. Mejor aún no morir.

Astado escuchaba las órdenes de su cabo dispuesto a empujar de nuevo o a tomar las armas.

FASE DE BATALLA VII: ASALTO 09 DE 10:

Guepardo escuchó la orden de Matagatos y de inmediato reaccionó.

- ¡A nuestra derecha, desviad un poco la escala hacia nuestra derecha! - gritó a sus compañeros, imprimiendo dicho empuje al armatoste.

FASE DE BATALLA VIII: ASALTO 01 DE 10:

Guepardo se distrajo un instante, viendo la batalla campal de muertos vivientes, defensores del triplete, la inquietante quimera de un dragón y los hombres de la compañía negra, avanzando a todo ello. Sintió que el armatoste no avanzaba y agarró con fuerza su puesto, maldiciendo su distracción.

- ¡Empujad, empujad y empujad! ¡O este mamotreto no avanzará! - gritó.

FASE DE BATALLA VIII: ASALTO 01 DE 10:

Parecía que esta vez la suerte estaba más de parte del pequeño campamentero. Había conseguido acabar con dos de aquellas criaturas que atentaban contra su vida y la de su pelotón. Estaba claro que la experiencia era un grado y ya sabían todos de ante mano que la mejor forma de acabar con aquellas cosas era dañar sus cabezas, no de otra forma. El ataque combinado de todo el grupo acabó con aquella pequeña horda de no muertos, que acabaron en el suelo amontonados entre sus pútridos cuerpos.

El peligro no había cesado, si bien el momentáneo, pero las fuerzas del triplete seguían combatiendo contra los no muertos que se acumulaban en las murallas, a la vez que seguirían preparando sus catapultas y armas contra la compañía. Piojillo recordó las órdenes y volvió a guardar su lanza, ahora mismo no le serviría de nada en absoluto, pues había que seguir con las órdenes de Lengua Negra. El guerrer K´hlata dió unos pasos para prepararse y volver a empujar el armatoste escala. Parecía que la zona de las celdas era la más idónea a donde dirigirse.

- ¡Lengua Negra! ¡Allí! ¡Hay soldados de la compañía en las jaulas! ¡Parece la mejor zona por donde acercarse con el armatoste escala, señor! - Gritó para que le oyera su superior, quién tenía siempre la última palabra.

Escudo se sobresalta cuando su jaula empieza a descender, agarrándose a los barrotes. No forcejea con la misma y procura mantener la calma mientras desciende a mitad camino de la muralla. Observa desde la alturas a sus compañeros y a los no-muertos más abajo mientras intenta reservar sus mermadas fuerzas.

FASE DE BATALLA VIII: ASALTO 01 DE 10:

A su alrededor, sus compañeros habían abatido a los no-muertos más cercanos. Observó como hacían descender por la muralla a sus compañeros enjaulados, sin comprender exactamente qué pretendían con esa estrategia.

- Señor, hay hombres en esas jaulas - Comentó a su cabo - y parece que aún están vivos.

Una vez más Astado apretaba los dientes mientras empujaba con fuerza la escala.

FASE DE BATALLA VIII: ASALTO 01 DE 10:

Por encima del sonido de flechas aullidos, y fragor de la lucha, el sordo traqueteo de las máquinas de guerra rearmándose había desaparecido. Para Barril fue como si estuviera bebiendo de una jarra y llegara al final. Son cosas de las que te das cuenta. Esas máquinas buscarían un blanco, y debían avanzar todo lo posible para evitar al menos estar en el radio de acción de las catapultas, las cuales disparaban en un arco que impediría su puntería si se pegaban a la muralla.

- !Mantelete! ¡Tenéis que empujar con TODO! Hay que evitar el arco de esas catapultas, ¡¡CORRED!! Nosotros detrás escala, no nos despegamos de ellos. - Las voces de Barril eran audibles para los Hermanos de la Compañía, estaba por ver si acusarían su mensaje.

FASE DE BATALLA VIII

Me esforcé en mirar u observar a los prisioneros que estaban a mi alrededor, y si mis sentidos no me engañaban a uno y otro lado de mí, y en sus celdas correspondientes estaban niño guerrero y Escudo. 

El sonido de los arcos tensarse y disparar para después ver las numerosas flechas que salían de detrás me hizo saber que las arqueras de Galdan estaban detrás mía en las murallas. Cientos de muertos caían allá abajo como si fuesen fáciles de eliminar pero sabía que eran más los impactos críticos, y el tipo de material con el que fabricaban sus flechas que en la debilidad de la carne muerta. 

Algo me turbó aún más si cabía cuando vi pasar frente a mí a muertos vivientes que levitaban y se dirigían hacia los muros... Cerré los ojos ya que mi mente no quería entender lo que estaba sucediendo, o quizás rechazaba la manifestación de los poderes de la magia negra. Podría también ser este bloqueo una defensa contra lo sobrenatural que no podía asimilar lo que estaba sucediendo. 

Si todo ello fuese poco mis oídos parecían también engañarme porque un rugido que parecía provenir del mismo inframundo donde los muertos yacen. Y los monstruos colosales que no tienen cabida en nuestro mundo solo en las pesadillas que nos angustian por la noche. Cuando escuchábamos los relatos de terror que provenían de nuestros chamanes más ancianos que contaban leyendas sobre los monstruos que habitaban más abajo de las cuevas. Entonces ahora si mis sentidos no me engañaban aquellas pesadillas habían cobrado vida despertando de lo más oscuro para destruir todo lo que se cruzaba a su paso. Pude sentir el rugido de la bestia, y los gritos de agonía de las guerreras que se mezclaban con un olor nauseabundo de carne quemada, y lo único que pude hacer fue rezar a los espíritus para que todo ello pasara ya que no quería perder la cordura. 

FASE DE BATALLA VIII: ASALTO 02 DE 10:

La garganta de Barril nunca estuvo tan seca. Era martirizante pensar en el pellejo de buen y puro ron que llevaba al cinto, pensar en ello le daba más sed aún. Aunque pensó que había bebido de más o que se le había ido la cabeza cuando vio a los soldados con aspecto de muertos. Parpadeó con fuerza, y la naturaleza de la ilusión de los Magos de la Compañía le fue revelada.

Era el momento, habían alcanzado la muralla y sólo un par de pasos les separaban de la verdadera lucha. Esta vez no alzó la voz, toda la escuadra estaba cerca para oírle bien.

- Cielo, aparta ese cuerpo, ese mantelete pegado a la muralla y después arrimad el hombro con la escala, el resto, a colocar la escala en la muralla. - Esperaba que esas sencillas órdenes fueran el preámbulo de la toma de la muralla.

De hecho mientras subían a pulso la escala, hizo furiosos gestos a los cercanos Hostigadores para que tomaran su escala como puente de subida si es que no querían seguir arrastrando el enfangado armatoste que apenas movían, y tener una línea directa con la lucha. Los Dolorosos y algún Infante, podrían ayudar a tender la suya si fuera necesaria una segunda cabeza de asalto.

Los gestos militares de Barril eran inequívocos, "Subid por aquí si queréis, nosotros podemos armar vuestra escala contra la muralla". Después de todo las órdenes eran ayudar a los Hostigadores a abrir las puertas, y que le aspen si sabía cómo empezar a hacer eso.

FASE DE BATALLA VIII: ASALTO 03 DE 10:

Sus palabras no habían sido oídas por Lengua Negra, o este le había ignorado. Como fuera, lo cierto era que parecía que nadie se había percatado del detalle de que la escala no podría llegar a la muralla por la torre. Era por ello que había dado una voz avisando a su superior, para mover el armatoste escala y tratar de colocarlo por la zona baja de la muralla, donde se adivinaban las jaulas.

- ¡No podremos subir por ahí! ¡Es demasiado alto! ¡Debemos girar un poco! ¡Por la zona de las jaulas! ¡Lengua Negra, señor, de las órdenes! - Volvió a gritar el campamentero, esperando que las órdenes de Lengua Negra o sus compañeros entendieran que seguir avanzando de frente sería en vano y una pérdida de tiempo. Tiempo en el que estarían a merced de las arqueras.

FASE DE BATALLA VIII: ASALTO 03 DE 10:

Apartó el cadáver de una patada tal como había ordenado Barril, sus compañeros posicionaron la escala. Por fin después de todo lo sucedido podría subir allí y sentir el miedo y el aroma de la sangre fresca de sus enemigos.

Gritó enloquecido, quería subir y quería ser el primero. Azuzó también a su hermano Grito.

Vamos hermano, esto es lo que hemos estado esperando. Ya nada se interpondrá entre nosotros y nuestros enemigos, subiremos ahí a sembrar muerte, caos y miedo. Como siempre ha debido ser.

- ¡No podemos seguir de frente, hay que girar al Este y evitar los no-muertos del muro!

- ¡Además esas jaulas llevan gente dentro, hay que sacarlos de ahí!

Astado intentaba tirar de la escala hacia el Este a la vez que empujaba.

Escudo había llegado al suelo, aterrorizado esperando caer en medio de una horda de no-muertos, pero a los que ve son a sus compañeros.

- ¡¡ Sacadme de esta jaula !! - grita al límite de sus fuerzas tras tantos días privado de comida.