Partida Rol por web

Tus trabajos en otras zonas de Faerun habían concluido. Habías conseguido fama, lo que en parte era bueno, aunque también tenía sus consecuencias negativas. Mucha gente te conocía, ya no te trataban igual, incluso te evitaban. Ya no sabían si ibas a sus tabernas a pasar el rato o a asesinar a alguien.

Sin más remedio, te marchaste. Tu próximo destino, Whelun, ciudad conocida por sus tejados de un verde intenso.

Al llegar a la ciudad, decides ir a una posada, llegando a la posada del Draco, de la que varias personas te han hablado. Allí, en un tablón de empleos, hay un anuncio en particular que te llama la atención:

Para aquellos de brazo fuerte, mente astuta y curiosidad,

¡se os saluda!

Buscad al hombre de azul en la posada del Draco vigilante antes del 23

si queréis escuchar un acertijo peculiar, y si estáis dispuestos a aceptar 

el encargo de descubrir su respuesta

T.D.

Compruebas la taberna y ves en una mesa situada al fondo a un hombre de barba blanca vestido con una sencilla túnica azul con bordes blancos, cubierta por una capa azul más oscuro. Además, lleva un casquete azul

Buscando tu propio destino, tras haber pasado por diferentes ciudades, decides ir a Whelun, ciudad conocida por sus tejados de un verde intenso.
Al llegar a la ciudad, decides ir a una posada, llegando a la posada del Draco, de la que varias personas te han hablado. Allí, en un tablón de empleos, hay un anuncio en particular que te llama la atención:

Para aquellos de brazo fuerte, mente astuta y curiosidad,

¡se os saluda!

Buscad al hombre de azul en la posada del Draco vigilante antes del 23

si queréis escuchar un acertijo peculiar, y si estáis dispuestos a aceptar

el encargo de descubrir su respuesta

T.D.

Compruebas la taberna y ves en una mesa situada al fondo a un hombre de barba blanca vestido con una sencilla túnica azul con bordes blancos, cubierta por una capa azul más oscuro. Además, lleva un casquete azul

La apertura de un nuevo templo de Mystra te atrajo a Whelun, la ciudad conocida por sus tejados de un verde intenso.

Los creyentes siempre eran muy crédulos, y robarles sería muy fácil.

Al llegar a la ciudad, decides ir a una posada, llegando a la posada del Draco, de la que varias personas te han hablado. Allí, en un tablón de empleos, hay un anuncio en particular que te llama la atención:

Para aquellos de brazo fuerte, mente astuta y curiosidad,

¡se os saluda!

Buscad al hombre de azul en la posada del Draco vigilante antes del 23

si queréis escuchar un acertijo peculiar, y si estáis dispuestos a aceptar

el encargo de descubrir su respuesta

T.D.

Compruebas la taberna y ves en una mesa situada al fondo a un hombre de barba blanca vestido con una sencilla túnica azul con bordes blancos, cubierta por una capa azul más oscuro. Además, lleva un casquete azul

Harto de esperar que Glenn volviera de su "misión importante", decides partir en su busca.

Tras muchas ciudades visitadas, llegas a Whelun, ciudad conocida por sus tejados de un verde intenso.

Al llegar a la ciudad, decides ir a una posada, llegando a la posada del Draco, de la que varias personas te han hablado. Allí, en un tablón de empleos, hay un anuncio en particular que te llama la atención:

Para aquellos de brazo fuerte, mente astuta y curiosidad,

¡se os saluda!

Buscad al hombre de azul en la posada del Draco vigilante antes del 23

si queréis escuchar un acertijo peculiar, y si estáis dispuestos a aceptar

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T.D.

Compruebas la taberna y ves en una mesa situada al fondo a un hombre de barba blanca vestido con una sencilla túnica azul con bordes blancos, cubierta por una capa azul más oscuro. Además, lleva un casquete azul

Los clérigos que te habían enseñado todo lo que sabías te habían llamado para hablar contigo. Al parecer, en la ciudad de Whelun, se había creado un templo en honor a Mystra.

Eso siempre les llenaba de júbilo, pues Mystra era una diosa que cada vez era menos conocida. Pero había algo extraño, ya que parecía que la construcción se había hecho en "secreto", pues no les había llegado noticia hasta que algunos transeúntes se lo comentaron de pasada.

Te encargan ir allí e investigar, pidiéndote que fueras con cuidado.

Así llegas a Whelun, ciudad conocida por sus tejados de un verde intenso.

Al llegar a la ciudad, decides ir a una posada, llegando a la posada del Draco, de la que varias personas te han hablado. Allí, en un tablón de empleos, hay un anuncio en particular que te llama la atención:

Para aquellos de brazo fuerte, mente astuta y curiosidad,

¡se os saluda!

Buscad al hombre de azul en la posada del Draco vigilante antes del 23

si queréis escuchar un acertijo peculiar, y si estáis dispuestos a aceptar

el encargo de descubrir su respuesta

T.D.

Compruebas la taberna y ves en una mesa situada al fondo a un hombre de barba blanca vestido con una sencilla túnica azul con bordes blancos, cubierta por una capa azul más oscuro. Además, lleva un casquete azul

Buscando tus orígenes, descubres que Bahamut tuvo descendencia con una mujer que reside en Whelun. Sin saber si esto es cierto o sólo una mera leyenda, decides ir allí, a la ciudad conocida por sus tejados de un verde intenso.

Al llegar a la ciudad, decides ir a una posada, llegando a la posada del Draco, de la que varias personas te han hablado. Allí, en un tablón de empleos, hay un anuncio en particular que te llama la atención:

Para aquellos de brazo fuerte, mente astuta y curiosidad,

¡se os saluda!

Buscad al hombre de azul en la posada del Draco vigilante antes del 23

si queréis escuchar un acertijo peculiar, y si estáis dispuestos a aceptar

el encargo de descubrir su respuesta

T.D.

Compruebas la taberna y ves en una mesa situada al fondo a un hombre de barba blanca vestido con una sencilla túnica azul con bordes blancos, cubierta por una capa azul más oscuro. Además, lleva un casquete azul

El Montaraz apenas esbosa una sonrisa media, lanza un bufido y se dirige seriamente ante aquel señor de Azul.

Su malla de Mitrhil resuena ligeramente mientras camina, al igual que sus botas de cuero embarradas de fango de camino, su aspecto era dejado y demacrado, con una cara que marcaba cansancio pero gran resistencia a la misma vez.

Al llegar a su destino abre su boca con su inmundo aliento -Es usted quien busca alguien para un trabajo, creo que soy el indicado, que tengo que hacer y cuanto es la paga anciano. -Dice con voz seca y un rudo tono, sin saludar ni mostrar cortesía en el lenguaje corporal, esas cualidades estaban totalmente ausentes en él.

Yandrak leyó la nota y miró a su alrededor. ¿Has visto Bahy, parece ese el señor al que tenemos que visitar? No tengo muy claro si este trabajo será digno para nosotros. Pero tenemos que encontrar algo de dinero que llevarnos a la boca. No podemos seguir así, nuestras pesquisas no están resultando y quizá sería necesario encontrar algo de oro para poder mantenernos un tiempo antes de dar con los descendientes de Bahamut.

 - Venga, Bahy, ¿a qué estás esperando?

Después se acerca al Señor de Azul pero cuando lo mira comprueba que hay otro tipo hablando ya con él. Yandrak anda dando saltitos por la taberna y cuando se acerca a Askabal no puede evitar llevarse la mano a su boca y nariz.

- Por dios, Bahy, este tipo apesta, de dónde habrá salido? Dice en un susurro oído por todos. Yandrak siempre pensaba que era un tipo discreto pero cada vez que hablaba se enteraba todo el mundo de lo que decía. Esquivando con cierta destreza al motaraz y su terrible olor se acercó al hombre y se presentó con cierta elegancia.

- Mi nombre es Yandrak, soy el hijo del último dragón, descendiente del gran Bahamut. Si queréis puedo ayudaros. Necesito algo de dinero para darle de comer a mi pequeño y fiel amigo. Y también algo para mi, claro está. ¿En qué puedo ayudarle?

Wiberg tomo otro trago de cerveza. Estaba deliciosa… o eso le parecía tras un largo y caluroso viaje tragando el polvo del camino. Dejó satisfecho la jarra en la barra con un sonoro golpe y le vinieron ganas de eructar, pero retuvo el impulso y eructó para sus adentros. Ya no era un bárbaro y sus modales no eran aceptados en estos lugares tan refinados. Aunque le pareciera una chorrada artificial, ahora pertenecía a una orden clerical y debía esforzarse por “dar una buena imagen de la orden”, aunque tenía la sensación de que algunas cosas no iban a cambiar nunca. No llegaba a entender cómo le iba a importar a una diosa tan importante como Mystra, o al resto de la gente, que eructara o no.

Dejó a un lado sus pensamientos para girarse en la barra y fijarse en el local. La Posada del Draco era tan buena como le habían dicho los viajeros en su camino. Un sitio lleno de viajeros y gente variopinta, gente tan fuera de lugar como él. Cogió la jarra y se puso a pasear por el local, fijándose con una ávida atención, provocada por el largo tiempo que había pasado encerrado entre libros y pergaminos, en todos los detalles: las imágenes de las paredes, las apuestas y juegos de azar a los que juegan los presentes e, incluso, disimuladamente, en la misma clientela, gente de razas y vestimentas que nunca había visto.

¡Diosa, qué variedad!

Tomó otro trago y se fijó en un anuncio que colgaba de un tablón. El misterioso anuncio le picó su curiosidad. No había ido a Whelun en busca de trabajo, pero… ¿qué demonios? Tal vez podría ganar algunas monedas fácilmente… o tal vez fuera la cerveza lo que lo animaba. En todo caso le pareció interesante buscar a ese tal “hombre de azul”.

Tras seguir dando vueltas por el recinto, Wiberg se acerca a la mesa dode ve a alguien que podría encajar en esa descripción. Delante de él hay otras dos personas. Un viajero de aspecto rudo y cansado y un pequeño gnomo de piel azulada que… ¡habla con un dragón!. ¡Diosa, qué variedad! –dice Wiberg en un susurro, mirando boquiabierto al pequeño dragón.

El norteño carraspea y se dirige al señor de azul al notar la mirada de reojo del gnomo y darse cuenta de que ha hablado en voz alta. Ejem, saludos, sin duda usted debe de ser el “hombre de azul”. Yo soy Wiberg Axenrot, sacerdote de Mystra procedente del lejano norte. He leído su anuncio y me ha parecido interesante. Me gustaría conocer más sobre el asunto.

Wiberg habla alto y con fuerte acento del norte. Efectivamente, aunque llevaba una capa de viajero y una coraza que le protegía el cuerpo, Wiberg iba vestido con vestiduras de clérigo bajo la coraza. Una túnica blanca con los bordes rojos y bordados de estrellas plateadas. De su cuello cuelga bien visible un medallón plateado con el símbolo de su diosa.

Cuando abre la puerta de la taberna, el bullicio parece reconfortar a Adam, quien después del largo viaje hasta la ciudad casi agradece el sonido del gentío. Entra en ella vestido con ropas relativamente pulcras bajo las que apenas se nota el contorno de una armadura ligera y tapadas por una larga capa roja oscura. Su pelo es largo, y lo lleva recogido en una coleta. A su espalda lleva una mochila con apariencia de pesada, sobre la que está enrollada una cadena de batalla en una especie de soporte creado a mano. Al cinto, tapada parcialmente por la capa y firmemente sujeta en una vaina lleva una daga cuyo mango brilla con tonos plateados.

Echa un vistazo nada más entrar. Se fija primero en Yandrak, al llamarle la atención el diminuto "dragón" que le acompaña. Curiosa criatura, y su dueño no se queda atrás, diría que un innato, a judgar por su exotismo. Al ver al anciano vestido de azul sonríe con ironía mientras se fija en él con más detalle. Un sabio o un mago, aunque casi me inclinaría por lo segundo, tiene ese aire de afectado misterio de quienes se creen especiales... piensa para sí.

De camino a la barra, fisga el tablón de anuncios y lee con curiosidad el que se refiere al hombre de azul. No me equivocaba; en lo del misterio al menos. Parece más un teatro que una empresa seria, aunque tal vez sea divertido demostrarle que no solo los magos saben resolver acertijos. Finge interesarse por algún otro cartel mientras medita y finalmente decide abandonar su camino a la barra y buscar una mesa cercana al viejo. Hace un gesto al camarero para que se acerque a él mientras posa la mochila junto a su silla. Veamos que cuenta el viejo al curioso grupito que se ha formado.  Se sienta de cara al hombre de azul, lo más cerca posible de él, mirando descaradamente tanto a él como al clérigo, el gnomo y el montaraz, mientras mantiene su gesto divertido.

Mientras estos intentan conversar con el anciano, decide tratar de llamar la atención del compañero dragón de Yandrak, por lo que rebusca en su mochila hasta encontrar un pedazo de queso y comienza a silbar repetidamente mientras agita la golosina frente a la criatura.

Hace meses que espero a Glenn en nuestra casa de Trollport, Decidí recorrer el mundo buscando a mi maestro, o buscando cualquier pista que pudiera recibir...

La verdad es que el dinero esta comenzando a escasear, tendre que buscar algun trabajillo para meterme algo de comer en la boca. Me dirijo a Whelun, una ciudad conocida por su mar de tejados verdes, al llegar a las puertas unos guardias me saludan, cuando les pregunto por alguna taberna cercana donde pasar la noche, Me informan que la taberna Draco es la mejor para los soldados de fortuna como yo. Me dirijo hacia la taberna para poder dejar las cosas y visitar la ciudad. Al llegar a la puerta veo un cartel, en el que se buscan aventureros, espero que esta vez no sea recuperar ganado... como otras veces. Me dirijo dentro de la taberna, parece estar a rebosar de aventrureros. Despues de pedir una habitación y algo para beber, busco al hombre que hablaba el anuncio.

-Saludos, buen hombre, he leido su anuncio y me gustaria conocer ese acertijo

Cuando empezáis a hablar a aquél hombre, se levanta sobresaltado y os mira a todos

¿Qué queréis? No os entiendo. ¡Habéis venido a buscarme! Pero, pero... No os atreveréis a hacerlo aquí, delante de todos...

Sale corriendo y rodea la mesa para alejarse un poco de vosotros.

¿Quiénes sois? ¿Y tú qué miras? grita señalando a Adam, que está mirando la escena y parece que se divierte

Al ver que la túnica sobresale de la armadura de Wiberg, su cara va tomando matices blancos

Venís del Templo de Mystra y venís a matarme... ¡No es posible! ¡Mi diosa me protegerá! dice llevándose la mano  a su pecho y agarrando algo, como si fuera un colgante

El tabernero resopla enfadado

¿Por qué le habéis hablado? ¡Me ha llevado horas tranquilizarle! ¡Pues de aquí no os vais a mover hasta que el pobre hombre no vuelva a respirar con calma!

El explorador alza las manos mostrando sus palmas para mostrar que no empuña un arma, algo desconcertado mira al posadero y vuelve a mirar al hombre de azul una y otra vez -No....No entiendo.... la nota..... En la puerta hay una nota que dice que el hombre de azul tendrá algún trabajo, que demonios sucede??.

Askabal no era conocido precisamente por su paciencia y la actitud de locura del hombre lo dejaba pensando si sería buena idea trabajar con alguien así -Pagará lo que promete?... o será que habrá alguien mas de Azul en la taberna?. -Mira por encima de sus hombros por toda la posada, en busca de alguien que cumpla con la descripción de la nota.

Adam sonríe abiertamente ante la locura manifiesta del "hombre de azul". Viendo que sus sospechas se confirman y el hombre parece más un mono de feria que alguien dispuesto a contratar aventureros está a punto de olvidar el tema y concentrarse en pedir una bebida, aunque algo en la forma en la que el misterioso personaje habla de su diosa logra llamar su atención.

Se fija en el colgante, intuyendo que pueda ser un símbolo de Mystra. No tiene demasiadas esperanzas de reconocer el símbolo en caso de pertenecer a otra deidad, pero si conoce los iconos sagrados que utilizan los clérigos de la diosa de la magia, y además sería realmente interesante, si su intuición es correcta, ver a un sirviente de esta diosa huyendo de otro clérigo de su misma fe. Tampoco es que tenga intención de entremezclarse en el asunto, desde luego, tiene muy claro que se desentenderá de la rencilla divina en cuanto se complique un poco.

El pequeño gnomo se acerca al hombre de azul con las manos en alto. - No queremos hacerte ningún daño, amigo. Tan solo nos hemos dirigido a ti por esa nota que hay ahí colgada. Yandrak se acerca a la nota, toma el papel, lo arranca y se lo lleva hasta el tipo.

Después señala con uno de sus dedos, las palabras "El Hombre Azul" - Si usted se fija bien, el único azul en esta posada o bien soy yo, o bien es usted, pero como puede comprobar yo no soy un hombre, tan solo soy un pequeño y habilidoso gnomo. Así que este buen hombre del que se habla aquí, debe ser usted. Así que cálmese porque no tenemos ninguna intención de hacerle ningún daño. Por favor.

Ganzúa observaba aquella escena desde lejos. Parecía no haberse enterado demasiado de lo que pasaba. Se acercó y dijo en alto.

- ¿Por qué nos alteramos tanto? Creo que hemos venido buscando lo mismo. Lo mejor será que nos calmemos todos e intentemos hablar como personas civilizadas... O si no nos matamos todos y ya esta Dijo sonriendo, parecía que todo aquello le hacia gracia.

La actitud enajenada del extraño “hombre de azul” deja boquiabierto a Wiberg.

¿Cómo? No le entiendo, señor… Efectivamente soy sacerdote de Mystra, pero vengo del lejano norte… y por supuesto no vengo a matarle, no sé de qué está usted hablando. Tranquilícese, sentémonos aquí como sugiere este buen hombre (Wiberg señala a Ganzúa con la cabeza) y cuéntenos qué le ha pasado. El norteño trata de calmar los ánimos del hombre con delicadeza, una delicadeza que contrasta con sus poderosas manos.

Parece que todo ha sido un malentendido, pues como bien ha dicho el señor gnomo le hemos confundido con el hombre que menciona el anuncio. ¿Es usted ese hombre después de todo?

Mmm que extraño personaje...y mira que he conocido a muchos, ¿por que se pondra tan histerico? parece que ese tipo lo esta calmando...¿quizás sea tranquilizarlo el acertijo? veamos como se desarrolla todo...

Me siento en un banco observando la situación analizandola...