Partida Rol por web

La Corte de Toulouse

Paris

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24/02/2010, 22:01
Director

 

Ilé de la Cité

El barrio de la isla es donde vive la gente importante de la ciudad, tanto los mejores mercaderes como nobles menores de visita en la ciudad y el Obispo. Son casas mayoritariamente de piedra, apretadas entre si, pero más sólidas y ornamentadas que las del resto de la ciudad. Las calles siguen siendo igual de estrechas y están igual de sucias, pero la gente que pasea por ellas está mejor alimentada, y luce mejores galas. Los caballos son aquí relativamente abundantes, así como los nobles menores portando sus espadas y sus escudos heráldicos. Es una zona bulliciosa, pero de un bullicio distinguido, pues no todos pueden acceder al corazón de Francia.

La Mansión de la Monarca Salianna
Una de las mejores mansiones de la Ilé de la Cité sirve como refugio a la Monarca. Altos muros delante de una fila de árboles la guardan de miradas indiscretas y guardias propios la vigilan día y noche de cualquier otro incidente. Un camino de piedras lleva desde la entrada a través de los jardines frontales hasta la puerta de la mansión propiamente, detrás hay un estanque donde en verano se refleja la luna y dicen que la monarca se sienta aquí a veces a embelesarse con su brillo y la música de algún artista. Se rumorea que guardias reales han venido a entregar cartas a la puerta de la mansión pero nunca nadie lo ha confirmado.

Concergierie (Palais de la Cité)

Situado en la orilla del Sena, La Concergierie es el antiguo castillo del Rey de Francia, pero con el Louvre recién completado, el Rey ha movido su residencia. Por esto, a la Concergierie se le ha buscado una nueva función como prisión en sus sótanos, y segundo palacio real el resto.
Pero hay gente importante que sigue usando este Castillo como su base central, y es que La Concergierie es el lugar donde el Príncipe reúne a la Corte Cainita de la ciudad. Sus grandes salones silenciosos son perfectos para los señores vampiros, que los han redecorado, y el continuo afluir de sangre a las mazmorras no es más que un delicioso aperitivo para sus reuniones. Este es el lugar al que cualquiera debe acudir si desea una entrevista con el Príncipe de la ciudad, e incluso la Monarca visita con cierta asiduidad el castillo.
Nota: La Concergierie tiene status de Elíseo, no se permiten el uso de Disciplinas sobre otros Cainitas ni el portar armas salvo que se sea noble. Todas las armas deben ser entregadas al chambelán cuando se entra.

Las reglas de la Corte de París
Cuando la Corte se halla reunida, todos los vampiros se reúnen en semicírculo ante el Príncipe, disponiéndose en dos círculos según Clanes: en el círculo interior se disponen los Seis Altos Clanes, mientras que en el exterior se disponen los Bajos Clanes y las Líneas de Sangre que puedan hallarse ante la Corte por la razón que sea. Además de por Clanes, también se disponen según la importancia de los Cainitas: los más importantes al frente de su Clan, los Neonatos detrás del todo. El Príncipe se halla sentado en un trono sobre un estrado de cinco amplios peldaños, de frente a todos los Cainitas, y ocupando lo que sería la otra semicircunferencia. Al estrado sólo se pueden subir aquellos Cainitas que cumplen directamente una función para el Príncipe, como puede ser la Espada de París, que es el sheriff de la ciudad. Por su parte, a la Monarca le corresponde una tribuna especial, situada sobre el suelo, de cara al Príncipe por uno de los laterales; de esta manera, todo el mundo puede verla y ella puede ver a todo el mundo, y se sitúa alejada como corresponde a la Monarca de las Cortes del Amor.
Todo Cainita puede tomar la palabra, para lo cual procede a ocupar el espacio vacante que deja el semicírculo en su centro, y expone mirando al Príncipe. Pero esto puede limitarse. Como señores de cada Clan que son, todo Primogénito tiene el título también de Voz de su Clan. Cuando un Primogénito diga que habla con la Voz de su Clan significa que él representa a todo el Clan, y todo el Clan queda atado a sus palabras por ser sus vasallos; además, a partir de ese momento, ningún otro miembro del Clan puede hablar en la Corte, ya que la Voz se impone sobre todo, incluso cuando calle. Pocas veces se ha dado el caso de que algún Cainita hable cuando la Voz ha tomado su título, pero el castigo siempre ha sido directo y doloroso.
Finalmente, en ocasiones, el Príncipe puede solicitar que la Gran Corte se pronuncie al respecto de algo. En una tradición heredada de Alexander, cuyo origen dice que era romano y por eso fundó la ciudad sobre el asentamiento de las Legiones, en ese momento se escucha a cada uno de los Primogénitos que pueda tener algo que decir y todos ellos emiten un voto (sea un si o un no, o cualquier opción apropiada). En estas situaciones, sólo los Primogénitos pueden pronunciarse y votar, e independientemente del número de Cainitas de su Clan que haya, todos los votos valen lo mismo. Tras esto, el Príncipe suele acatar lo que dice la Corte, pero técnicamente no está obligado a ello. Generalmente, esta clase de sesiones se hallan avisadas de antemano, de manera que se genera un gran politiqueo en torno al tráfico de votos e influencia de un lado para otro a cambio de favores o cualquier cosa.
Finalmente, decir que TODO Cainita presente en la ciudad (obviamente aquellos que se encuentren ilegalmente no) debe acudir a la llamada del Príncipe a una Gran Corte. No hacerlo resulta una grave ofensa al Principado, y suele ser castigada con severidad. A menos que algún jugador diga expresamente que su personaje no acude, se supone que todos se hallan presentes aunque estén callados.

 

Descripción de salas importantes dentro de la Concergerie:
Sala de la Corte
La sala de la Corte es el salón más amplio de todo el palacio, una enorme estancia de piedra con numerosas columnas y ningún mueble. Las paredes no tienen ventanas, pues la sala se encuentra en el corazón de la fortaleza, y sólo se encuentran cubiertas por los numerosos tapices que representan los diferentes cargos de quienes se encuentran en la sala, marcando así su posición mediante los escudos heráldicos de sus Clanes. Al fondo, pero a su vez en cierto modo en el centro, se encuentra el estrado, al que se accede por dos amplios escalones que rodean su forma semicircular. El trono se encuentra rodeado por un amplio dosel de pesadas telas, y sobre él se ve el escudo de la ciudad de París. Finalmente, en el lateral derecho del estrado, pero abajo, hay en la pared una puerta que da a las dependencias internas de la Concergerie.

Orden de la Flor de Lis
En una de las zonas del Palacio de la Concergerie se encuentra el edificio de la Orden de Caballeros de la Flor de Lis. Se accede por una gran puerta de madera recia, en la entrada a ambos lados se observan dos escudos con el símbolo de la Orden. Allí siempre hay apostados un par de soldados que custodian el ingreso. Solo pueden ingresar personas selectas. Para charlas informales se usa una pequeña sala cerca de allí.
Dentro se puede encontrar el gran salón de reuniones, donde el Gran Maestre se reúne con los caballeros miembros, y se celebran distintos ritos propios de la Orden, así como importantes anuncios o reuniones sobre la organización. Cuenta con un estrado donde generalmente habla el Gran Maestre, y varios bancos de madera de una sola línea dispuestos en la sala. Las paredes están decoradas con varias banderas largas con el símbolo de la Orden o figuras alusivas. Así como todo el lugar esta iluminado con velas durante la noche, y durante el día recibe la luz de pequeñas ventanas situadas en lo más alto de las paredes.
Cuenta con una sala de entrenamiento, donde todos sus miembros pulen en arte de la espada y el combate. Otra sala cumple la función de comedor, con una larga mesa central, allí se reúnen para distenderse, siendo común encontrarlos conversando o jugando a los dados. Cerca están los establos y una armería con todo lo necesario para los Caballeros.

Salas de oscuras leyendas
El despacho de Geoffrey
Esta sala se encuentra en la cima de la torre sudoeste del castillo, y es amplia y redonda. Pero el tiempo se ha cobrado un precio elevado en ella. El polvo se acumula sobre la pared y sobre las mesas, sobre los anaqueles, y las estanterías. Las arañas pasean tranquilamente por todo el lugar, y hacen de cualquier recodo su refugio y su nido. La única luz que entra lo hace por las ventanas, una orientada hacia el oeste sobre la Ile de la Cite y el Barrio Latino, y otra hacia el este que se asoma sobre el complejo de la Concergerie. Las paredes tienen estanterías de madera recia, pero el mal estado en que están ha hecho que varios anaqueles se hayan deshecho y hayan esparcido sus contenidos sobre otros o sobre el suelo; en el resto aún se ven los restos de los pergaminos dejados aquí, consumidos por el tiempo y la dejadez. La mesa de roble que recibía a los que entraban por la puerta del sudeste sigue en pie, desafiando al tiempo, pero su aspecto es gastado y endeble. A lo cual contribuyen los tapetes gastados de las sillas que la rodean, una ligeramente más grande para el anfitrión, e incluso una de las de los invitados se encuentra peligrosamente inclinada debido a una pata rota. La alfombra negra que cubría el suelo está deshilachada y rota, enmohecida y sucia, y a duras penas es posible ya reconocer el blasón de Geoffrey que una vez la adornase. Los tapices con los escudos de armas del Ventrue y de la ciudad que colgaban de la pared tiempo ha que han roto sus sostenes y se han hundido en el suelo, convirtiéndose en masas de tela informes y carcomidas.

Los Santos Lugares

La Sainte-Chapelle
Este enorme edificio, majestuoso y bello hasta los límites de la época, está todavía en construcción, pues no se terminará hasta 1248. El Rey San Luis lo ha mandado construir para guardar en su interior la Corona de Espinos de Cristo, así como un fragmento de la Cruz, y no ha escatimado en gastos. La belleza de sus formas ya es apreciable claramente, y la mayor parte de las decoraciones que lo engalanan ya están en su sitio. Estatuas observan desde sus nichos, vidrieras de colores modifican la luz que entra y narran las historias de tiempos pretéritos, y columnas de piedra tallada sostienen los techos elevados.
Las únicas pruebas de que el trabajo prosigue se encuentran en el techo, donde innumerables andamios recorren la zona frontal de la capilla que es donde se está trabajando actualmente. Las grúas primitivas alzan las gárgolas hasta colocarlas en sus lugares, y abajo los escultores tallan aún más. La gente va de un lado a otro trabajando frenética, sabiendo que aún faltan muchos años de labores para dejar esta zona del techo lista y proceder con la siguiente. Y eso si no se interrumpen los fondos en el proceso.

Notre-Dame
Una de las Catedrales más famosas de la época, y una de las primeras en seguir los cánones del moderno Gótico, la Catedral de Notre-Dame es un prodigio de la construcción. El centro de la Santa Madre Iglesia en París, segunda en importancia después de Chartres dentro de Francia, Notre-Dame es otro importante centro de peregrinación y de donaciones en la ciudad de París, y su proximidad a la Sainte-Chapelle hace que ambos edificios se complementen enormemente.
La piedra alta y gloriosa recibe a quienes se acercan a la catedral provocando una mezcla de inspiración y temor. Las altas paredes casi aéreas dejan pasar una cantidad de luz nunca vista hasta ahora en el interior de la enorme estructura, y los mortales no pueden menos que sentirse pequeños ante la grandiosidad de Dios. Es un lugar de piedad y firmeza, y eso es algo que los mortales notan inmediatamente, incapaces de decidirse entre si el Dios que habita estas magníficas balaustradas es el del nuevo o el viejo testamento.

Los alrededores de estas dos edificaciones
En los alrededores de estas dos edificaciones, los mortales se sienten casi permanentemente bajo la vista de Dios. Quizás se deba a que sus altas torres se ven desde cualquier plaza, como ángeles que vigilan el mundo bajo ellos. Eso hace que parezca que la fe se note en el ambiente, de un modo u otro. Vendedores de amuletos y pequeñas reliquias pasean por estas callejuelas, y oradores preconizan el final del mundo o cualquier otra cosa desde cajones en los laterales. Incienso está a la venta en los pequeños puestos laterales, llenando el ambiente de un olor propio de las iglesias, y monjes y párrocos caminan por las callejas.
Dicen que hay mortales que, ante la presencia tan arrebatadora de Dios a su alrededor, quedan decididamente cautivados. Unos creen escuchar al Creador, otros se meten a monjes en un monasterio, y otros se suben a un atril a divulgar el mensaje del Todopoderoso. Es al mismo tiempo una zona de reflexión, y una de sensación, pero a pocos deja indiferente.

 

 

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Orilla Norte. Le Vilé

 

La zona de la Vilé es la mayor de la ciudad, y probablemente la más representativa de la misma. Calles de gremios se suceden, así como algunas casas importantes dispersas entre ellas, algunas pertenecientes a líderes gremiales y otras pertenecientes a figuras de la administración local como el alcalde o el cobrador de impuestos. Las casas son por ello algo más altas, y más sólidas, y hacia el centro de la Vilé es raro encontrar casas de madera. Entre toda esa amalgama de caminos estrechos y enrevesados, pequeñas iglesias y plazas cambian el paisaje nada más dar un giro, y con ello abren los caminos a más callejuelas diferentes.
En el este encontramos el Quartier du Marais. Esta zona de la ciudad está edificada sobre un antiguo pantano, y por ello está bastante destartalada. Las oscuras calles y casuchas tejen un complejo laberinto de callejuelas que dejan numerosos recovecos donde las malas gentes se reúnen. No es raro que aparezcan gentes muertas en estas calles, tan sólo por robarles unos zapatos o bien quitarles su monedero. Pocos gremios tienen sus sedes aquí, la mayoría de los cuales son los que dan problemas a los buenos ciudadanos como los curtidores (cuyas tiendas apestan considerablemente). Se rumorea de la existencia de una banda organizada de ladrones entre estos recodos, aunque nadie sabe nada a ciencia cierta.

 

El Ayuntamiento
El Hôtel es un edificio masivo de piedra. Con tres plantas y tres grandes puertas, es el centro administrativo y judicial de la ciudad, además de un importante almacén de bienes de la ciudad. Muy diversos habitantes pasan por estas dependencias todos los días, y no son pocos los prisioneros provenientes de la Concergerie. Es el lugar donde tratar los asuntos de la ciudad, así como discutir con los agentes del Rey si uno no es noble.
Además, es el centro de poder que gobierna la ciudad directamente, y aunque habitualmente se encuentre superado por la presencia del Rey en la ciudad misma, durante sus ausencias gana rápidamente en importancia. Y se sabe que se ha enfrentado a los nobles e incluso al Rey con anterioridad en busca de un aumento de su propio poder y privilegios.
Situada delante del ayuntamiento, la Plaza de Grève es la plaza principal de la ciudad. Es una plaza de forma trapezoidal, que limita en un lado con un pequeño muelle y por el resto con un conjunto de casas de piedra oscuras y altas. En otro de sus laterales se puede encontrar también una pequeña iglesia de piedra, sombría y de estilo románico, incapaz de competir con las grandes obras de la ciudad. En el centro de la plaza se eleva un considerable patíbulo de madera, donde se llevan a cabo las ejecuciones públicas de los ladrones; a su lado, en el suelo, una zona de la piedra se halla oscurecida debido a la quema de brujas que se lleva a cabo en allí, para mayor solaz y salvaguardia de los Buenos Cristianos.

 

La judería
A escasos cien metros de Quartier du Marais se encuentra un pequeño grupo de casas que, por su escaso número, no podrían ni alcanzar el apelativo de barrio. Las calles son estrechas y llenas de humedad ya que están también situadas encima de lo que antaño era un pantano.
La oscuridad invade estas callejuelas la mayor parte de horas al día. Sus habitantes son todos de la etnia judía, de ahí que le llamen "La Judería". Es un lugar lúgubre, sucio y lleno de miseria. Un lugar donde se esconden los judíos, perseguidos por su creencia y acusados de mil acciones infundadas. Podemos encontrar en las calles de este lugar de la ciudad varios prestamistas, un par de carnicerías y algún local que hace las veces de templo a aquellos que siguen la religión de los descendientes de Moisés.
Y numerosas son las leyendas que circulan sobre este lugar entre todos los mortales de la ciudad, como en todas las ciudades donde hay mucha población hebrea. Unos dicen que los judíos secuestran niños y los sacrifican a su Dios sacrílego. Otros que tienen un monstruo de arcilla que los protege. Otros que pactan con poderes infernales y que guardan un conocimiento malvado propio del Infierno.

 

Louvre

Finalizada hace unos cuantos años, no más, esta fortaleza esta destinada a completar la defensa de París que otorgan sus también recientes murallas y por eso se halla situada justo por delante de ellas. Recia y planeada para un servicio de guerra, aunque bella y soberana al mismo tiempo, es el lugar donde se aloja el Rey Luis IX cuando se encuentra en la ciudad, y por ello, el lugar donde se reúne la Corte Real. Los nobles y Damas más importantes vienen y van por el palacio entre un auténtico ejército de sirvientes destinados a mantenerlo todo en perfecto orden. Los numerosos guardias vigilan el castillo día y noche, para asegurar el bienestar del Rey. Y no son pocos los poderosos miembros del clero que visitan también este palacio para obtener favores o defender sus intereses en sus continuas disputas entre si y con la nobleza.
Todo este continuo ajetreo hace que parezca que estas nobles paredes no tienen descanso ni en el día ni de noche. Los establos del exterior relinchan con caballos ensillados y desensillados constantemente, todo para que el palacio del llamado "El Santo" esté listo en todo momento. Y es que sus continuos conflictos con Enrique III de Inglaterra requieren pronta respuesta, y fuerza de decisión.

Bajo el Louvre hay una cámara cerrada cuyo interior esta guardado por media docena de caballeros. Es una cámara cuadrada, de paredes recias y fuertes, más semeja una celda que un lugar de gloria. Sin embargo, en el medio hay dos pedestales, engalanados con oro y tela, siempre limpios y cuidados. En uno de ellos reposa la Corona de Espinas de Cristo, a la espera de ser llevada a la Sainte-Chapelle cuando la iglesia esté finalmente terminada y se pueda consagrar y empezar a usar adecuadamente.
El segundo pedestal permanece vacío, y eso es así desde hace más de una década, bajo el gobierno del anterior Rey. Nadie tiene muy claro qué reliquia se guardaba sobre ese soporte, pero está claro que era una reliquia de una enorme importancia y trascendencia. Tampoco nadie parece saber qué fue de ella, y si alguien lo sabe permanece en silencio. Se supone que se perdió durante el caos de las últimas batallas de la Cruzada Albigense, pero poco más se sabe al respecto.

Cementerio de Saints-Innocents

El cementerio más antiguo de la ciudad, los mausoleos y las tumbas modestas comparten lados entre el lodazal junto con las tumbas anónimas y las fosas comunes donde se entierran a las masas. La pérdida que emana del lugar posee una singular belleza, y la serenidad de sus piedras han cautivado a más de uno. Entre las rocas y la tierra, altos y oscuros cipreses se alzan hacia el cielo, protectores longevos de los muertos que descansan en esa tierra. Es un lugar de reflexión y silencio, e incluso los de mayor fuerza de voluntad pronto se encuentran susurrando en este campo santo en lugar de hablar de viva voz, cautivados por el ambiente del lugar.
La zona norte es probablemente la más diferenciada de las demás, pues es allí donde se encuentran los panteones de quienes son más nobles que la plebe pero carecen de sus propias capillas o iglesias donde ser enterrados. Permanecen allí, reunidos en torno a sobrias plazoletas de piedra, guardados por ángeles de roca que permanecen insensibles al paso del tiempo.

Hospital de San Julian

Fundado y regentado por la Orden de los Franciscanos, este hospital es el lugar de reunión de los leprosos de la ciudad, y es uno de los muchos (más de dos mil) como él que existen en Francia. Es un edificio es relativamente grande, con toda la planta baja de piedra y una encima de madera. Los monjes se mueven por entre los enfermos, intentando hacerles más llevadera lo que les resta de vida, y muchos de ellos son muy expertos en el arte de la medicina (al menos, para lo poco que se sabía de aquellas); otros monjes se encargan de las liturgias y otros menesteres más sagrados, tratando de aliviar la carga espiritual de los enfermos, porque se creía que a menudo la enfermedad era castigo Divino.

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24/02/2010, 22:06
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Orilla Sur. Le Université

 

El Barrio Latino

El Barrio Latino es el que ocupa la orilla sur de la ciudad, y se halla bastante condicionado por la presencia de la Sorbona y todo lo que ello implica. Llamado Latino por el gran número de estudiantes que hay en él que van hablando en latín, sus casas estrechas y sus callejuelas oscuras siempre están llenas de gente de fiesta, pues la afición de los estudiantes por la fiesta es algo bien conocido ya en aquellas épocas. Son casas baratas la mayoría, algunas incluso en bastante mal estado, y las mujeres "de dudosa reputación" hacen a menudo su ronda entre las esquinas de la zona. Los buenos cristianos consideran a la zona como bastante "moralmente perdida", aunque el hecho de que la mayoría de los estudiantes se dediquen a la teología los tiene un poco confundidos. Al final, la gente acaba por no molestarse en pensar, y se dedican a sus propios asuntos entre los grupos de estudiantes de juerga.
Hay una zona del barrio que, sin embargo, poca gente visita. No hay una especial razón para ello, salvo que se considera peligrosa. Hay mucha gente muy violenta suelta en ella, algunos rumorean que incluso asesinos a sueldo, y con los nervios tan a flor de piel a menudo alguien sale herido.

 

Cementerio de San Genieveve
Este cementerio no es el más grande de la ciudad, aunque probablemente si sea el más antiguo. Es uno de los lugares más sombríos de la ciudad, y pocos entran en él. Los mortales a menudo afirman que este lugar ha sido olvidado por el Tiempo, y no parece del todo descabellado. De hecho, entre las tumbas aún se pueden encontrar mausoleos romanos y otros restos de aquella distante época. Las piedras transmiten una gran tristeza, como si hubiesen sido privadas de algo, y nadie suele caminar sobre este suelo. Casi nadie recuerda tener ningún familiar enterrado aquí.
El recinto es oscuro y siempre está sombrío. Un viejo muro de piedra lo rodea, oscurecido por enormes y espesos cipreses. El lado norte es la entrada habitual, por ser la más grande, cerrada con unos enormes portones hechos de hierro oxidado, que muestran los envites de las inclemencias del tiempo en la forma doblada y retorcida de sus barrotes.
Decenas de lápidas ocupan el suelo del cementerio, cavadas en el suelo y cubiertas de musgo y otros líquenes. Al fondo, unos enormes y antiguos mausoleos ocupan la vista, y algunos de ellos datan ya de tiempos de los romanos, como algunos de los otros restos de la zona. Se dicen muchas otras cosas acerca de esos mausoleos y los secretos antiguos que albergan.
Los rumores sobre este lugar abundan. Además de afirmar que el Tiempo ha olvidado este rincón, muchos mortales aseguran haber visto ritos satánicos o demonios andando entre las antiguas lápidas, y algunos susurran acerca de cosas aún peores.

“Patio de armas”
Se trata de una pequeña casa construida en un antiguo patio de armas. Anteriormente debió tratarse de un cuartel para el entrenamiento de los soldados, que poco a poco fue perdiendo su función. Aun así tanto el edificio como el patio se encuentran en buen estado y con tan solo unas sencillas reformas se ha conseguido darle de nuevo uso.
Los estafermos han sido restaurados y colocados de nuevo diseminados por el gran patio de arena. A través de éste se accede a un edificio que consta de dos partes bien definidas: Vivienda y Armería.
La armería tiene su propio acceso independiente. Se trata de una sola habitación en la que se encuentran diversas panoplias de armas, sobre todo espadas; pero también cuenta con escudos, mazas y armas de asta.
La parte de la vivienda cuenta con dos estancias de habitación que poseen una decoración sobria y una tercera destinada a la función de pequeño almacén.
La fachada del edificio presenta una apariencia modesta: puertas de madera vieja y pequeños ventanales sencillos en una pared de adobe y ladrillo.
La gente que pasa cerca del edificio puede escuchar casi a cualquier hora el constante entrechocar del acero. Pues es el hogar de un nuevo Maestro de Armas que por una modesta suma se ofrece a entrenar a quien lo desee en el arte de la espada.

La Sorbona

La Universidad es una serie de edificios y claustros de piedra, en constante crecimiento con el paso de los años y el aumento de alumnos. Situada cerca de la Ile de la Cité, la Universidad es un edificio de la Iglesia, donde se imparten diversas materias pero entre las que destaca sobradamente la Teología. Grandes teólogos han pasado y pasaran por estas salas, como por ejemplo Santo Tomás de Aquino y Guillermo de Ockham.
El edificio es de piedra, sobrio pero eficiente, decorado con tranquilidad pero también con gusto. Sin embargo, esa tranquilidad está rota permanentemente por los estudiantes, terceros hijos de nobles en su mayoría, que forman un grupo de lo más diverso, que la cosa que más tienen en común es su amor a la juerga. Ruidosos, desenfadados, y molestos incluso, molestan en toda la ciudad, y en la propia Sorbona sólo se controlan cuando están ante sus profesores.
O cuando ante ellos pasa un alto miembro de la jerarquía eclesiástica... seguido de los rumores acerca de la Inquisición. Y es que se sabe que el Santo Oficio ha hecho más de una limpieza en la institución con el paso de los años, asegurándose de que los doctores no se desvían del camino adecuado en las enseñanzas y sus estudios.

 

La Capilla Tremere
Justo enfrente del recinto universitario se alza una fuerte y recia torre de piedra. Sus cuatro pisos de oscura roca están coronados por un inclinado techo rodeado de terroríficas gárgolas. Las estrechas ventanas permanecen siempre tapiadas, y a sus ocupantes raramente se los ve.

El espacio interior está muy bien aprovechado. El piso inferior incluye las dependencias de uso común por los habitantes: la biblioteca, los dos salones de recibimiento, el hall... ninguna cocina ni comedor se encuentran aquí. El piso siguiente está ocupado por las salas que más rumores suelen crear: los laboratorios. Finalmente, el siguiente piso está ocupado por los dormitorios para los diferentes Cainitas, amueblados según sus gustos. El último piso está ocupado por el inmenso dormitorio del Primus, que tiene su laboratorio personal y enorme en el enorme espacio bajo el techo inclinado.
Es un edificio que crea una enorme cantidad de leyendas entre los que lo rodean, especialmente historias de fantasmas. Los estudiantes de la Universidad están especialmente fascinados por este edificio, y eventualmente intentan descubrir sus secretos. Nunca han tenido éxito, pero más de uno ha regresado con terroríficas historias de los sucesos extraños que han descubierto... alguno incluso loco.

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19/04/2010, 18:47
Director
Sólo para el director

 

Afueras de París

La Campiña es una zona muy amplia que cubre numerosos kilómetros cuadrados alrededor de París. Caminos suaves de tierra y adoquines la recorren de un extremo a otro, rodeados de arbustos bajos y hierba. Las granjas de los pequeños pueblos colindantes producen los alimentos que la ciudad necesita para subsistir, y numerosas pequeñas poblaciones actúan como soporte de la capital.

Saint-Denis:

Este es el nombre de un pueblo a unos nueve kilómetros al norte de París. Asociados a ese lugar, y compartiendo el mismo nombre se encuentran también allí un mercado, una famosa basílica, y una importante Abadía que recientemente se ha dividido en dos para albergar separadamente a monjes y monjas.

Basílica de Saint-Denis:
En 1125, el Abad Suger, consejero real, inició la construcción de esta basílica, que se considera un hito arquitectónico, la primera gran estructura gótica que se construyó. En oposición a las sombrías construcciones anteriores, en el centro de la obra está la idea de que “Dios es luz”, luz creadora de la que participan todas sus criaturas, también luz de la iluminación divina. De ese modo toda su arquitectura, las vidrieras, las arcadas, el rosetón está planteado para que la iluminación inspire y sobrecoja.

En este lugar existe la tradición de que sean enterradas ilustres personalidades, ya en el siglo tercero en ese lugar se encontraba la tumba del primer obispo de Paris, que más tarde sería conocido como Saint Denis, santo patrón de Francia. El lugar adquirió a partir de entonces su nombre y también ganó importancia al convertirse en un importante centro de peregrinación.

Un tiempo después, en el siglo VII, El rey Dagoberto I, también fue enterrado allí, y a partir de entonces, también fue la tumba de muchos de sus sucesores.

La Abadía de Saint-Denis:

La Abadía de Saint-Denis es el reducto principal de la Orden de Teodosio, también conocida como la Orden Roja, desde la quema de algunas de sus abadías durante la Cruzada Albigense y el... accidente... de los Pirineos. Dirigida por el Abad Gregorio tras la muerte de su predecesor (Gervese), esta abadía es lugar de recogimiento y estudio. Construida con muros recios de piedra, el silencio inunda la mayor parte de estos salones, salvo quizás el scriptorium, donde los hermanos de la Orden debaten acaloradamente toda suerte de temas teológicos. Y es que este es el lugar de educación de la mayor parte de los miembros de la Orden, que estudian bien en sus impresionantes bibliotecas, o bien en la Sorbona.

Desde que el Papa obligó a que las órdenes se dividiesen entre masculinas y femeninas hace algo más de una década, hay además al lado un segundo edificio dedicado a las Hermanas Rojas. Es un edificio más modesto, y aún con el paso de los años sigue habiendo conflictos por este desmerecimiento de las Hermanas, aún cuando pocas son las que aún recuerdan el viejo edificio.

Nota: para los Vampiros e Inquisidores, este lugar posee un valor de Fé de 1, con todo lo que ello conlleva para ambos.

 

Abadia de St. Germain-De-Près:

La abadía de St. Germain-De-Près se encuentra en las afueras de París, protegida por unas vigorosas murallas. Su situación es privilegiada, más bien semeja una fortaleza ya que se asienta en una colina al oeste del suburbio de Montparnasse, con lo cual, en caso de asedio su defensa sería mucho más fácil. En la idea de su situación se deja ver la influencia de la figura de un rey, el merovingio Childeber I, el cual demandó su construcción.

En su centro se erige la iglesia más antigua de la ciudad, de un sobrio estilo románico, construida en el año 558 y consagrada por el arzobispo de París Monseñor Germain. En ella aún reposan los restos del monarca, el cual cumplió su verdadero objetivo, convertir la iglesia en un cementerio de reyes. En el siglo IX fue quemada por los sanguinarios vikingos pero un siglo después el abad Morard la reconstruyó para el deleite de los Benedictinos, los cuales pudieron continuar con sus estudios teólogicos, literarios e incluso mundanos. En el año 1163 el Papa Alejandro III ordenó su ampliación y fortificación para que de esta manera pudiese albergar los manuscritos religiosos más importantes de París, conformando así la biblioteca teológica más importante de Francia.

 

Las ruinas de La Chateau:

Siguiendo el sendero hacia las afueras de París se erigió una vez el imponente Castillo D'Umbrelle. Cruzando el pequeño pueblo de Montparnasse, continuando la rue que conduce a Versalles y posteriormente a las villas de Orleans y Blois es fácil avistar excelsas murallas de aspecto impenetrable, pero con manchas de hollín en todos sus extremos. Aquella fortaleza, reducto de guerras pasadas, finalmente fue atacada y destruida en extrañas circunstancias hace una década, y nadie la ha reconstruido desde entonces.

Desde entonces se ha convertido en refugio de viajeros y bandoleros, de mercenarios y mercaderes de paso. Las murallas han sido usadas por tanta gente que pocos recuerdan quienes las usaron legítimamente, y hoy en día es sinónimo de peligro más que de seguridad. Hoy en día, entrar en este recinto es siempre sinónimo de lo desconocido, pues nunca se sabe qué grupo puede estar haciendo uso de las ruinas en un momento determinado.

 

Las catacumbas

En contra de lo que la mayor parte de la gente cree, las catacumbas de París en realidad no eran catacumbas. Al contrario, este complejo de túneles situados a veinte metros de profundidad que se extiende por los exteriores de la ciudad eran originalmente parte del circuito de las canteras galo-romanas, y no han sido nunca usados como catacumbas en estos trece siglos desde el surgimiento del cristianismo. Situadas mayoritariamente bajo las colinas de Montparnasse, Montrouge y Montsorius, la entrada principal está en la primera de esas tres colinas. También hay accesos en otros puntos, aunque son poco conocidos.

Sin embargo, los rumores sobre estos túneles son numerosos, y siniestros. Los pocos que los conocen dicen que están malditos, y que todos los años muere gente por intentar conocerlos y recorrerlos; también dicen que se extienden mucho más, abarcando incluso el espacio bajo las murallas; y dicen que comunican realmente con gran parte de la Vilé (la orilla norte) si conoces las entradas ocultas. Finalmente, afirman que un gran y siniestro secreto se oculta en su interior, un secreto sobre el que ni los rumores más locos se atreven a decir nada.

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