Partida Rol por web

La calavera se hace añicos contra el suelo.

La mujer te observa aprobadoramente mientras la revientas.

-Claro que te ayudo pequeña, y eso que quieren juntar las dimensiones antes de tiempo está muy mal... y más lo de intentar matarte...-ve también tu gesto de cortarle el cuello...- haz con ese viejo horrible y sucio lo que quieras y si no quieres ensuciarte lo hago yo-

Vale, una cosa menos, ahora a por el viejales de las narices, como le odioooo!!

Oigo su comentario despectivo acerca de aquellos dos mierdas. Creo que esta mujer innominada me empieza a caer bien...

Cojo la navaja, acerco la hoja a la garganta de Threebanks y calculo a qué altura están sus cuerdas vocales.

-1,2,3..- y corto, con fuerza su cuello con la navaja de los latinos. Adiós Profesor Threebanks!

-Te agradezco el ofrecimiento, pero estaba deseando hacerlo yo misma, por su culpa han muerto dos amigas, es algo... personal- respondo, con algo de tristeza en la voz. Ya siento algo menos de ira en mi interior. Sólo dolor, mucho dolor y pesar porque no sé como podré volver a la caverna de antes y enfrentarme al cadáver de mi mejor amiga.

-Esa bruja de ahí le clavó una daga a mi amiga. Puedes revivir gente? Sabes como hacerlo? Pensaba obligar a esa arpia de ahí a hacerlo pero no me fío de ella. Tu puedes?- le suplico con mirada de cachorrillo abandonado y tristón -Me gustas más que ella- vuelvo a señalar a la confusa Derriere.

-Como te llamas? Eres algún tipo de "hada madrina" o algo así? Creía que yo era un demonio. Seguro que era otra de sus mentiras, como lo de traernos aquí con falsos pretextos...- realmente intento encontrarle algún sentido a todo aquello, pero se está quedando en eso, en un futil intento.

La navaja de Juan Pablo vuelve a demostrar su eficacia y el cuello del profesor empieza a gotear sangre... muy lentamente, pero cuando el tiempo vuelva a su ritmo normal va a encontrar difícil respirar con un agujero así en la garganta, por no decir como va a vivir sin la aorta y la carótida...

-Sé revivir a los muertos, aunque normalmente no hace ninguna falta... es un poco asqueroso- la mujer se acerca a Derriere y saca algo de su bolsillo, unos papeles con unos garabatos y empieza a hojearlos y luego los deja -aquí tienes un perfecto ritual en  en el que tres magos vírgenes entregan sus almas a Baalzemon por una resurrección... sirve para todo tipo de criaturas, humanos, vampiros-emplea esta última palabra con asco- y demonios...-

-Y respecto a eso no, no eres un demonio, y espero que hagas pagar a esta mujer por sus palabras... tu eres mi hija y eres perfecta-dulcifica la expresión-mi querida niña... y eso te hace merecedora al estatus de semidiosa... y eso de momento, ya lo mejoraremos en el futuro.-

Ves como mira hacia la gran sala... pero parece que lo hace a través de la pared...-Buenas noticias... si tu amiga es la de la daga en la tripa creo que no está muerta... parece bastante resistente para una humana... de hecho no entendía como podía morir si tu estabas deseando que estuviese bien-

La forma de la mujer empieza a desvanecerse, a difuminarse...-Vaya, cariño, creo que has roto el conjuro de mezcla de dimensiones cuando partiste esa calavera, y no puedo pertenecer en el plano material de momento ¡nos vemos en unos años!- Se eleva en el arie y te da un beso en la frente- Cuidate mucho hasta entonces... Recuerda que tu madre Radiance cuida de tí...-

Y desaparece, el tiempo vuelve a la normalidad y en el suelo ves al profesor tratando de tragar aire y solo tragando sangre y a la señorita Derriere sollozando y agarrandose las costillas rotas con el brazo que puede mover; supones que a Izzie si es verdad que está bien le gustaría devolverle la daga a la profesora...

Estoy tan distraida con las palabras de la misteriosa señora luminosa que ni siquiera disfruto con la tortura sanguinolenta que le he aplicado al cabronazo de Threebanks, que va perdiendo su voz, como su vida, lenta y dolorosamente, como él había intentado hacía apenas unos minutos conmigo. Ha sido como cortar mantequilla...

Ladeo algo la cabeza, tratando de resituarme en el mundo real de nuevo y dejar de abstraerme a algún rincón seguro de mi mente. "Pero es un buen rincón, seguro, calentito, cómodo...".
-Sabía que nos mentían estos apestosos...- murmuro por lo bajo, cuánto me alegraba de no haberme creído desde el principio ni una palabra de sus farsas.
-Querían resucitar a su jefe vampiro, sus restos están más allá, me dieron muy malas vibraciones... por eso intenté impedir el ritual- intento explicarme, a pesar del galimatias que se está formando en mi cerebro con tanto exceso de información. Y de sangre, sobretodo de sangre.

Que?Cómo? Qué soy qué? Que puedo hacer qué?! Si ya el día de por sí estaba siendo confuso y extraño, oir aquellas palabras de aquel ser tan glamouroso ni te cuento...
-Tu hija? como que tu hija? pero pero...- me quedo balbuceando, casi haciendo pucheros- Eso quiere decir que soy adoptada?- me quedo parada y algo indignada por unos segundos, tratando de sacarle, de nuevo, algo de lógica y coherencia a todo aquello- Porque nadie me dijo nada?!

"Semidiosa? soy una semidiosa? Eso quiere decir que no me van a salir cuernos ni escamas en la piel?! Guay!!" daría de nuevo saltitos de alegria si no fuera por el momento tan dramático que estoy viviendo, al lado de un profesor desangrándose mientras mi amiga yace muerta a unos cuantos metros de aquí.

-Entonces Izzie no está muerta? No ha muerto porque yo deseo que viva?- soltaría una risotada enorme de triunfo si no fuera porque me siento realmente anonadada con todo esto, aún así se me escapa una sonrisa de felicidad al saberlo. Pero mi gran momento parece llegar a su fin de forma precipitada, "soy una idiota, porque decidí romper la calavera en vez de simplemente cortarle el cuello al idiota este?!" me lamento en silencio. "Ahora me quedaré a medias de saber todo sobre este culebrón!! y odio quedarme a mitad!".

-Lo siento, no lo sabía, sólo quería impedir que hiciera más daño con esa cosa, la sujetaba como si fuera su fuente de poder...- me excuso. "Vaya, ya casi actuo ante ella como si fuera mi madre de verdad..." me río de misma, mentalmente.

El tacto de sus labios en mi frente me hace sentir un cierto cosquilleo, y en cierto modo, consigue hacer su efecto, devolverme a la realidad y que sus palabras se conviertan en hechos y no en puras fantasias de niñita con exceso de imaginación y poca vida social...

-Que que?! No te vayas mami!- grito impulsivamente y trato de agarrarla con mi mano pero sólo encuentro aire- Radiance!!- vuelvo a intentar llamarla. Pero es un completo fracaso. Se esfuma en la nada, dejándome totalmente desolada y muy confusa y más frustrada aún. No me gusta estar frustrada. Le meto una patada al profesor Threebanks en todas sus partes y luego me dirijo hacia la profesora Derriere, la cojo por los pelos con fuerza y tironeo de ella para llevarmela a rastras si es necesario.
-Profesora Derriere, ha sido usted muuuy mala, está usted castigada en el Aula de Contención, donde le voy a presentar a una amiga. Se llama Daga Clavada en el Estómago. Le va a encantar- ironizo, mientras tiro con brutalidad de ella.

Cuando Annie entra en la gran sala con la profesora a rastras lo primero que ve es a Izzie de pie, y a el resto de estudiantes a su alrededor con cara de felicidad.

Elizabeth y Andrew están cubiertos de sangre y encadenados a un poste cada uno, pero el poste ya no está clavado en el suelo sino que lo tienen en las manos como una estaca.

Casey tiene un pequeño corte en el cuello sospechosamente parecido a los colmillos de un vampiro y se encuentra sentada en el suelo pero se levanta y se apoya en Elizabeth.

¡Izzie está viva y de pie! y Vance está con extremo cuidado y (por que no decirlo también) con gran pericia sacandole la daga del estómago;  cuando acaba se la entrega diciendo Supongo que querrás devolvérsela... afortunadamente la herida no sangra casi nada, lo que en una herida en ese lugar es una buena noticia (cuando debería estar desangrándose).

De los enemigos vampíricos sólo quedan montoncitos de polvo, excepto uno que se está retorciendo debilmente en un rincón con un machete clavado en el corazón...

Justo cuando Vance consigue sacar la daga a Izzie veis como Annie entra en la gran sala, con la profesora agarrada de los pelos, ésta tiene un brazo roto gracias a la magia de Elizabeth y además con el otro se agarra las costillas donde tiene toda la pinta tener alguna hemorragia.

Annie dice mientras entra:

-Profesora Derriere, ha sido usted muuuy mala, está usted castigada en el Aula de Contención, donde le voy a presentar a una amiga. Se llama Daga Clavada en el Estómago. Le va a encantar-

Elizabeth sonríe cuando Casey dice que quiere hacer magia. A ver cómo enseño yo ahora a esta lo que ni yo misma entiendo. Asiente la cabeza de forma servicial, como si la pudiera convencer así. Se ha olvidado por un segundo de Andrew, así que lo busca con la mirada hasta que sus ojos se encuentran. Ahora la sonrisa es más sincera.

Desvía su atención un momento hacia Vance e Izzie, le parece un milagro que la tía vaya con un cuchillo en las tripas como si nada. Pero antes de poder preguntarle si es inmortal o algo, aparece Anne con la profesora colgando como un saco de patatas. Annie está enfadada, pero ella también tiene sed de venganza y no se va a quedar mirando como las animadoras se la pelan. Porque les ve las intenciones desde lejos.

- ¡Vaya, mirad lo que ha traído el gato! - dice mirando con furia a Derriere - ¿Podemos divertirnos con ella, Anne, porfa? En vez de atarla al poste se lo podemos meter por el coño, ya verás como se cansa de vampiros y estacas rápido - ¡Contrólate Elizabeth, o Andrew te plantará por soez y sádica!

Observo atento, dispuesto para ayudar en cualquier momento cómo aquella criatura se deshacía en cenizas también. No puedo evitar sonreír de alivio, dejando caer incluso el poste al suelo. Mi alegría se torna en sorpresa al ver a Izzie en pie. Vance ya está retirándole la daga. Vaya, esta chica es... Todo un muro. Bueno, a saber qué cosas hace... Otra sonrisa invade mi rostro. Estoy contento. Aprieto ligeramente mi mano con la de Elizabeth, en un gesto de exaltación positiva. Mis ojos nos recorren a todos. Todos los que quedamos. Incluso Wash, muerto sin garganta, parecía sonreír porque habíamos sobrevivido. Mi rostro se ensombrece por unos instantes, hasta que Anne llega con la profesora a rastras. Por unos instantes, la compasión me puede y estoy a punto de pedirle que la trate mejor, pero la experiencia me recuerda que no es de fiar. Que nunca nadie, excepto los que están aquí ahora, me serán de fiar. Y menos las profesoras de Biología. No puedo evitar contener la sorpresa al escuchar a Eliz decir eso. - Vaya, sí que le tienes ganas... ¡Jajajaja! - Termino riéndome, para continuar diciendo - En todo caso, dejémosela a Morgan. - Asiento ante mi propia afirmación. Entonces, cada vez menos tenso, y más relajado, suelto la mano de la pequeña pelirroja matona y me acerco al cadáver de Wash. Lo miro durante unos instantes, petrificado ante su mirada. - Descansa en paz, amigo... - Susurro, posando los dedos sobre sus párpados y dejándolos caer hasta cerrarse. Me dejo caer junto al cuerpo de Wash, sentándome en el suelo, mientras observo a los demás y comienzo a intentar deshacerme de los grilletes. De vez en cuando, miro a Eliz. No puedo evitarlo. Lo que hagan con la profesora, a estas alturas, no me importa en absoluto. Lo más importante, es que seguimos vivos. Al menos, algunos de nosotros. ¿Y qué le pasaría al pobre profesor Threebanks?... Seguro que alguna de esas arañas se lo comió. ¡Coño, las arañas! El plano demoníaco... qué demencial suena todo esto. Niego para mí, continuando con el intento de deshacerme de mis ataduras. Aunque pensándolo bien... Ya tengo un guión increíble para un cómic. Sonrío, divagando en mi fantasía sobre las distintas posibilidades y maneras de enfocar el cómic.

Aprieta los dientes y aspira aire cuando Vance le saca la daga, apretando los puños. Se clava las uñas en las palmas de las manos, intentando no pensar en que puede que de un momento a otro se desangre o en que Annie quizás corra peligro. Pero la saca, vaya si la saca, y cuando mira ve que no sangra. Esboza una sonrisita torcida, de esas maliciosas que suele poner antes de hacer una trastada, y mira a a Vance Miller desde abajo.

- Gracias, James Dean -dice, casi en un susurro que suena entre socarrón y sincero.

Coge la daga y se dispone a ir a por su amiga y a por Derriere cuando, para su sorpresa, aparecen. Annie la coge del pelo y parece que le ha dado una de sus patadas ninja, porque no deja de palparse un gran moratón en la zona de las costillas. No puede evitar soltar una risilla cantarina, ensanchando su sonrisa y dando los pasos que la separan de la zorra de Derriere. Piensa cargársela lenta, muy lentamente. No sólo por ella, sino también por todos aquellos a los que ha matado por resucitar a una bestia parda que los podría haber devorado a todos.

- Annie, cuando salgamos de aquí, me casaré contigo y nos iremos a Florida a morir tranquilas -asegura, de buena gana. Está tan contenta de que Annie esté viva... -. Bueno, primero me tiraré a Miller, para darle el gusto, y ya después nos casamos -se ríe. Después empuña la daga y su vista se dirige a Derriere-. Pero me da que tú no vas a ir a Florida, profa -suelta lo último con desdén; está demasiado cabreada con esa mujer-. Pero antes de que te clave la daga por el estómago para que te salga por la espalda, vas a contestar a unas cuantas preguntas -exige, acercando la daga peligrosamente-. Tú que sabes tanto de magia y vampiros y esas mierdas, ¿quién coño era la chica vestida de blanco que había junto a los jeeps, después de que hiciérais que nos cargáramos a las góticas, eh? ¿Y por qué coño desapareció?
 

-¿Una chica vestida de blanco? no se de que hablas, allí no había ninguna chica...

-Furcia post-adolescente, ojalá te hubiese arrancado el corazón cuando tuve la oportunidad...- tose y esputa algo de sangre- y eso va por TODOS, MALDITOS CRIAJOS, ojalá os hubieran ahogado en vuestras cunas nada más nacer-

-Como en el nombre de Hestia no te has muerto, este conjuro es letal, habré destripado a más de diez personas con él...-

Parece que si; quedaba la profa en pie, algo hecha mierda. Deberian matarla, por que no la matan ya? Liz propone una tortura sadica (no se si sigo queriendo que ella me ayude a aprender magia...pero creo que me pueden las ganas) que da miedito, e Izzie quiere interrogarla. Ese es un motivo mas sensato para mantenerla con vida.

Me limpio con mucho cuidado los alrededores del mordisco de mi cuello, evitando mirar mi propia sangre, y miro alrededor. La escena es tan...tan...de pelicula. Y estamos vivos. Aunque lo siento por los demas, especialmente por el pobre Wash, que ya reposa no muy lejos de donde estoy yo.

-Eh...Eh, espera un momento, Iz.-la llamo. Mi mirada se va a su estomago sin poder yo controlarlo.-Si vais a torturarla quiero pegarle, puedo pegarle? Porfi? Plis?-miro a la profa un momento, sacudiendo un poco la cabeza para apartarme el pelo de la vista.

Sonreí a Izzie guiñandole un ojo cuando me agradeció que le quitase la daga y luego, alcé una ceja ante su sentencia de "follarseme", no sería yo el que se negase... Pero, visto lo visto, decidí ayudar a la pelirroja y su novio con las ataduras, uno no se hacía fama de joven delincuente así como así. Primero asistí a la joven, que no se dijese que los macarras no eramos caballerosos.

- Dejame que te ayude, Elizabeth... - señalé los grilletes y empecé a trastear en ellos con mis manos a falta de herramientas

No hicieron falta mas que dos giros algo bruscos pero que la joven pudo aguantar sin problemas, para que las esposas abandonasen sus muñecas, como si de un truco de magia se tratase, guiñó un ojo a la chica antes de que esta le agradeciese nada y caminó hasta el empollón.

- Trae esas manitas, listillo. - sentencié hincando una rodilla en el suelo y realizando la misma operación.

Una vez liberé a ambos, recogí aquella antorcha que descansaba en el suelo, a punto de extinguirse y la utilicé para encenderme un cigarrillo, a falta de mi zippo y me limité a observar aquella escena surrealista, inhalando y exhalando el humo del cigarro.

Vance libera a Elizabeth y a Andrew de las cadenas, ambos jóvenes se sienten aliviados de no tener los pesados grilletes alrededor de sus muñecas.

Entro en la cueva, llevando a rastras a la Derriere y respiro tremendamente aliviada cuando veo a Izzie no sólo viva, tal como me djo Ella, si no que además ya no tiene ese horrible cuchillo clavado en las entrañas. Y Casey, también ha sobrevivido! Me alegra mucho verla bien, a pesar de la fea herida en el cuello.

"No se convertirá ahora en una de ellos no? Y si deseo que no, que no se convierta... pasará así? Debería haberle preguntado como demonios funciona esto!" gruño mentalmente para mi misma.

-Te he traído un regalo de boda, Izzie-bear. Te gusta?- hago caso omiso de los gritos e insultos de la profesora -Ya sé que querías un anillo de diamantes pero sólo encontré una fea calavera y a este cacho de carne- ironizo.

-Pero por ser tú y sólo tú, tienes el privilegio de ser la primera en darle lo que se merece- sonrío brillante y radiantemente- Y si sobrevive, entonces irá Casey- decido.

-Y si queda algo de ti, zorra- me dirijo a Derriere -Entonces la pelirroja podrá disponer de tus restos para lo que le de la gana. Siempre habrá clases, profesora y usted, ahora mismo, es el último peldaño. Bueno- me quedo pensativa unos segundos- De hecho siempre lo ha sido, su querido jefe al que intentaba resucitar se la habría comido, acaso es tan ingenua para creer que esa "cosa" se iba realmente a aliar con usted? Es como si... Miller se aliara con una hamburguesa del McDonald's, son para comer, no para llevarlas en una cita amorosa al cine- sonrío de nuevo. La levanto por los pelos, obligándola a que se ponga de pie y la lanzo de un empujón a los pies de Izzie.

-Toda vuestra- hago un gesto de desentenderme del tema. Sólo quiero volver a casa, quitarme esta ropa y quemarla en el bidón de las hojas secas de detrás del jardín de casa.

- Oh, Annie, me encanta. Seguro que lo utilizo más que el anillo -contesta cuando Annie le tira a Derriere.

La fiesta empieza cuando Izzie empuja a la profesora, haciendo que caiga al suelo, y se pone a horcajadas sobre ella en un intento de inmovilizarla. Tampoco es que Derriere pueda hacer mucho tal y como está, pero la morena tiene preguntas que hacer y una daga que utilizar. Al fin y al cabo, no piensa dejar que esa zorra salga impune de todo lo que les ha hecho pasar; cree que sólo clavarle la daga sería un desperdicio.

- Pues mira, bonita, parece que esa tal Hestia me quiere más a mí que a ti -le echa en cara, dibujando una sonrisita de suficiencia-. Y ahora, esta zorra post-adolescente te va a devolver la putada -sigue. Le abre la camisa de golpe, dejando al descubierto el vientre, y alza el arma que antes tenía clavada ella misma en las tripas. Acerca la hoja cortante lentamente, como si lo estuviera disfrutando, y raja superficialmente la zona-. Ésto por Aaron -nombra, empezando a tomarse su pequeña venganza. Vuelve a hacer otro corte-. Ésto por Juan Pablo -sigue. Otro corte-. Ésto por Wash...

La profesora apenas puede resistirse a la venganza de Izzie, cuando esta abre la americana, abre su camisa dejando a la vista el sujetador y un cardenal negruzco del tamaño de un DVD en todo el lateral de las costillas donde conectó la patada de Annie.

Cuando Izzie empieza a cortar la profesora no se para a pensar y sigue con sus diatribas...- ¡Aaron, PUTO NEGRO DE MIERDA, SUBNORMAL COMO TODA SU RAZA! ¡JUAN PABLO, JA, SUS PADRES  ESTÁN EN LA CÁRCEL Y SOLO VIVE CON SU ABUELA, LE ECHARÁ MUUUCHO DE MENOS, AHORA ESTÁ SOLA ¿QUIEN LA CUIDARÁ AHORA?!...grita mientras los cortes se van abriendo ignorando el leve dolor...

Nada. Que no me dan permiso, y eso que lo he pedido expresamente por amabilidad y cortesía, y porque sigue sin parecerme del todo bien mantenerla con vida para esto. Por lo menos parece que Izzie se lo pasa bien y se desquita, y eso ya me hace verlo de otra manera...

Hasta que la profa comienza a gritar, taladrándome los oídos. No lo soporto más. Avanzo hacia ella con los puños apretados, y no me lo pienso nada antes de alzar un pie sobre la cabeza de la profesora y dejarlo caer en un pisotón en su boca, clavando expresamente el talón de mis zapatillas.

-¡Me está dando dolor de cabeza!-le chillo, visiblemente irritada.