Partida Rol por web

Tras soltar mi carga a mis niñas, me hago a un lado y miro, con los brazos cruzados, lo que hacen mis pequeñas Izzie y Casey. Mi semblante se mantiene serio. Yo ya he hecho mi parte, no me gusta especialmente ensañarme con los caídos, además ya se había llevado una buena patada en las costillas por mi parte y había podido desquitarme algo en el túnel.

Entonces me fijo en el vampiro apuñalado que aún sigue agonizando, en suelo. Y el cráneo con colmillos del centro... "O si".

"Lastima no tener una espada o un hacha para cortarle la cabeza y acabar con su agonia... Estaría bien poder hacer eso...".

-No tenía ningún derecho a decidir por ellos, si merecían vivir o morir era cosa de ellos, no de tu mente enfermiza, profesora Derriere- le espeto, con cierta frialdad y menosprecio, al oír sus gritos -No es quien para decidir por los demás- la miro con repugnancia.

-Casey bonita, no te reprimas...- hago un gesto con la mano de "venga venga, no seas tímida" -Hay tiempo, hemos vuelto a casa, o eso creo. Pero deberiamos ir pensando en algún tipo de coartada que explicarle a la policia cuando encuentren los cadáveres de nuestros compañeros de clase y de los dos profes- me paro a pensar unos segundos -Porque sabeis mentir no?- me quedo mirando a cada uno de los supervivientes: Casey, Miller, Moore, Keks... y por último a Izzie, sé que es capaz de mentir pero el resto no, no sé que puedo esperar de ellos y su moralina de niños listos indies.

Doblo la navaja enorme y me la guardo en el bolso que había llevado todo el tiempo encima, cruzado. Otra cosa más que tendré que quemar. junto con mi ropa. Cojo una de las antorchas que aún está intacta y me acerco donde está el maldito cráneo y lo aporreo repetidas veces con la antorcha para reducirlo a cenizas. No sé si eso servirá realmente para evitar posibles resurrecciones futuras pero no importa, me hace sentir más tranquila si ha reduzco a polvo...

Mientras Annie aplasta los restos del vampiro ancestral, Casey se acerca y harta patea el rostro de la profesora, partiendola el labio y llenando de sangre su boca, la profesora no se corta nada y sigue vomitando odio por la boca....

-¿Te sientes bien al golpearme en la cara, zorrita rubia? ¿sabes que hace unos años ya te había echado el ojo para este ritual? ¿sabes que te maldije para que nunca pudieses hablar con un chico?... ehhh, imbéciles gamberros de mierda, saludad a la futura virgen de cincuenta años... La maldición es permanente, no se puede quitar- dice riéndose malevolamente desde el suelo con la boca llena de sangre mientras mira a la pobre Casey.

- ¿Saben los perros ladrar? - sonreí a la pregunta de Annie caminando hacia la profesora de biologia, con mi cigarro humeando en mis labios.

Aquella mujer no paraba de esputar amargura por todos los poros de su piel, incluso llegó a insinuar que la pobre Casey no hablaba con hombres por una maldición.

- Pobrecita Derriere... - suspiré acercándome hasta quedar tras Casey - Que tu estés soltera y amargada, no hace que el resto también lo vayan a estar... - apoyé mi mano derecha en el hombro de la joven y tímida rubia - Pese a no poder hablar con un hombre, Casey es dulce, agradable y simpática. - sentencié acariciando su barbilla - Cualquier tío mataría por tenerla a su lado, incluso siendo muda. - terminé con una sonrisa afable, mirando a la profesora tirada en el suelo, con lástima.

-Maldito niñato, ¿sabes porqué te trajimos? porque eres gentuza, sí, GEN-TU-ZA, y queríamos sacarte las entrañas... pero luego se nos ocurrió otro plan ¿sabes que tu madre vino protestarme una vez un examen tuyo no...? uno que no me había molestado en corregir y te había suspendido "injustamente" según ella...- traga aire mezclado con sangre- Pues pensabamos convertirte en vampiro y mandarte a que la matases lentamente... que bonito habría sido...- tose algo de sangre-da igual, la defraudarás tarde o temprano y se morirá de pena...

Se me queda la boca abierta al oírla, sin apartar la mirada de ella. Se me encoge el pecho, me hago daño en la lengua al mordérmela. ¡¡Era culpa suya!! ¡¡Era culpa de esta...esta...perra sucia que me pusiera a hablar de rebozado de croqueta con orégano cuando intentaba siquiera saludar a un chico!!

Yo me la cargo...Y sin pedir permiso, mira lo que te digo. Había colocado la punta de un pie bajo su mandíbula para cuando Miller se acerca a mí y...y...¡Ay! Dice esas cosas, con una mano en mi hombro...Me estremezco un poco, retrayéndome por falta de costumbre y sonriendo un poco: casi logra calmarme.

...Hasta que la profesora sigue vomitando veneno por esa bocaza. Decido terminar lo que iba a hacer y paso el pie al lado contrario de su cabeza y ahora le clavo con fuerza el talón en la mandíbula, aplastándosela. Considerando que no le he dado lo suficientemente fuerte para rompérsela o desencajársela, vuelvo a darle, mirándola con odio.

Si, odio. Porque al fin puedo echarle la culpa a alguien de mi problema.

- Seré gentuza. - asentí tras dar una breve calada al cigarro y escuchar a la mujer - Pero no mataría a mi madre ni siendo vampiro. - sentencié clavando una rodilla en el suelo, con la mandíbula apretada por la rabia - Mi madre me trajo a este mundo y le estoy agradecido por ello, - señalé aspirando el humo del cigarrillo y exhalándolo sobre la profesora - cuando salga de aquí, me alistaré en los marines. - le conté observando el cigarro que ya estaba consumido - Y un marine, ¡no decepciona a sus madres! - grité con rabia apagando el cigarrillo en el ojo de la mujer. 

Estaba decidido, mi padre tenía razón. El mundo no era seguro y un hombre que quisiera proteger a su familia, tenía que entrenarse, tenía que servir a su país. Tenía que hacerse un Marine.

Pisotón tras pisotón de Casey, la profesora apenas puede hablar, solo reír de forma maníaca y horrible, Vance le apaga el cigarro en el párpado ocasionándola una horrible quemadura y ella suelta un grito de dolor pero parece que está más allá del bien y del mal.

Vance le acabó quitando las cadenas con las que llevaba peleando un buen rato sin éxito. Qué majo es, la verdad... Pero a pesar de empezar a sentirse unida a toda esa gente sólo le sale un escueto "Gracias" cuando acaba de abrir la cerradura. Le sonríe de forma amigable, espera que sepa que su agradecimiento es sincero. Cuando acaba con los grilletes de Andrew, aprovecha que los dos son completamente libres y se abraza a él escondiendo la cabeza en su pecho. De fondo oye al resto empezar a insultar a Derriere, algun que otro golpe y las contestaciones de ella. De momento quiere un poco de calma.

Su mente le hace saltar ante las palabras de la maldición de Casey. La rubia es buena gente, no se merece ese tipo de putada. Se aparta de Andrew de forma delicada y se acerca al resto del grupo. La furcia esa está en el suelo, hecha polvo, pero sigue soltando mierda por la boca. Se centra en Casey, que claramente está cabreada y le pone la mano en el brazo.

- No te preocupes, Casey, buscaremos cómo romper la maldición. Que esta zorra no sepa hacerlo no quiere decir que no se pueda - observa como Vance apaga el cigarrillo en el ojo de la mujer y sonríe, no porque le guste verlo especialmente, sino para que ella vea lo poco controlada que tiene la situación. Luego levanta la cabeza y mira al resto de sus compañeros - Chicos... ya sé que es divertido pegarle pero... ¿qué diremos cuando no vuelva de la excursión? Tengo una idea que tal vez os parezca un poco... ummm... rara. Deberíamos coger los cadáveres y a la zorrona esta, meterlos en el bus y prenderle fuego. Quemar todo lo que podamos, y luego ponernos de acuerdo sobre qué decir.

Las ansias de matar de hace unos minutos se han ido disipando y ya no tiene ni ganas de pegar a la profesora. Empieza a tener un aire ausente, pensando en volver a casa y descansar un poco. Se echa un vistazo, toda llena de sangre, y con la falda aun anudada. Por un momento piensa en deshacer el nudo y recogerse un poco mejor el pelo. Pero al verse las manos desiste, soltándose sólo el pelo y dejándolo que caiga en cascada por su espalda, todo enredado y alborotado.

Supongo que debería parar ya...Le arreo una última patada a la profesora antes de apartarme y sentarme para descansar y limpiarme el sudor de la cara con las manos. Escucho atentamente la idea de Liz, y realmente me parece la más sencilla y lógica.

-Podríamos decir que petó el autobús y que salimos de milagro...-añado a su propuesta, pensativa y algo atontada por el cansancio.

- Dejadme el tema de la coartada a mi. - sentencié dándome un ligero golpecito con el dedo pulgar derecho en el pecho - Vosotras divertíos con la profesora, - señalé a la mujer que yacía en el suelo - mientras tanto lo prepararé todo. Andy, ayúdame a llevar los cadáveres al autobús. - suspiré mientras mi mente comenzaba a rumiar una idea para deshacerse de todo aquello - Y coge un par de estacas de esas... Por si queda alguno de esos bichos por ahí fuera. - determiné echándome al hombro el cuerpo de Wash y echando a andar hacia la salida.

Permanezco estupefacto, ante las horribles visiones que mis amigos me están ofreciendo. También tengo ganas de ir a acabar con ella, pero prefiero no seguir ensuciando mis manos con sangre ajena, y menos lade una de mis antiguas profesoras, por mucho que al final resultara ser una bruja malvada. Mi moralidad, aún no me permitía hacer esas cosas. Los encapuchados, y las mandíbulas altamente desarrolladas, eran otro tema. Hago un gesto con la cabeza a Miller cuando me deshace de los grilletes, esgrimo una pequeña sonrisa, agradecido.

Las chicas, parecen querer ensañarse con la profesora, lo cual me parece bien hasta cierto punto. Ante el abrazo de Eliz, cierro los ojos, sintiendo el calor de su cuerpo contra el mío, enredando mis dedos en su pelo durante el tiempo que dura nuestro pequeño momento. No pueo evitar sonreír. Quién me iba a decir que en esta excursión iba a descubrir a la mujer de mi vida, que íbamos a matar juntos, ser atrapados juntos, y sobrevivir después de enfrentarnos a unas criaturas demoníacas. ¿Si se lo cuento a la Sra. Wildwood me tomará por un loco? No creo. Como mucho me regañará porque fantaseo demasiado. ¡Jajajajaja! Mi expresión pesada, por lo sucedido, se torna poco a poco, y totalmente ajeno a la profesora Derrière, en una expresión de felicidad cuasi completa. No lo sería del todo hasta que pudiese morder los labios de Eliz hasta hacerlos sangrar. Tenía muchas ganas de dejarme caer con ella sobre el césped, o en la piscina de casa. La propuesta de Eliz no me gusta. Sinceramente, no quería saber nada más de todo esto. Y sí, prefería que entre Vance y yo, resolviéramos lo de la coartada. Su padre tenía algo que ver con el ejército, y yo podía conseguir una buena suma de dinero para pagar a algún abogado o a quien fuera para borrar este hecho de nuestra historia. Había escuchado a mi padre decir esas cosas muchas veces, así que... ¿por qué no probarlo?

- De acuerdo, Vance, claro que sí. - Asiento, acercándome a algunos de los montoncitos de ceniza, recogiendo una par de estacas. Las encajo en las botas, para que no me molesten a la hora de cargar el resto de cuerpos. Miro a mi alrededor, y el otro cuerpo físico que queda, es el de la profesora, que está siendo acorralada por las chicas como si de una manada de hienas, rodeando a una leona se tratara. El desenlace, desde luego, iba a ser desagradable. Hasta Casey le había partido la mandíbula. Y ella que parecía tan inocente. - Vance, también estaría bien que fuéramos a la entrada de las Ruinas, Eliz y yo, tuvimos que acabar con algunos. Sus cuerpos deben seguir ahí... - Digo mientras me acerco a Eliz por detrás, rodeo su cintura con mis brazos, a medida que la acerco a mí hasta darle un sonoro beso en el cuello. - Nos vemos en el autobús, preciosa...- Tras lo cual, me alejo de ella, guiñándole un ojo, y caminando a paso rápido para alcanzar a Vance. Antes de salir de la sala, agarro una antorcha, por si acaso. - ¡Eh, Miller, espera! - Grito antes de salir de la sala ritual.

Paré para mirar al empollón y su nueva novia. Ole tus huevos cerebrito. Sonreí esperando a que me alcanzase y empecé a explicarle mi idea.

- Veras, este es un tema bastante peliagudo... - suspiré mientras esperaba a que cogiese uno de los cuerpos de la zona que indicó - Los bichos estos no dejan cuerpo, así que no podemos demostrar que lo hicieran ellos. - expliqué cuando el joven se levanta con un cuerpo, empezando a caminar de nuevo - Así que debemos tratar de enfocar esto como un accidente. - señalé el autobús que se veía a lo lejos - Tenemos coches para volver a Redfield, así que meteremos a todos en el autobús y lo dejaremos caer a las ruinas. - indiqué fijando mis ojos en los de él - Vaciaré el liquido de frenos y agujerearé los cables. - continué relatando mi idea al chaval - Después iré dejando un rastro de líquido de frenos por la carretera, que afiance la coartada del accidente. - suspiré dejando de andar un momento - Comprendo que tengas dudas Andy... Pero esto es grave, han muerto muchos y en California hay pena de muerte... - dí un ligero golpe en su hombro con mi puño, a modo de ánimo - Tenemos que hacer esto, así que escucha, una vez estrellado el autobús, lo haré explotar con la gasolina del depósito, no habrá modo de reconocer o identificar las heridas de esta gente. - miré de nuevo al chico - ¿Comprendes? - terminé preguntando llegando a la superficie.

Sigo aporreando el cráneo vampirico hasta convertirlo en polvo. Me incorporo para secarme el sudor de la frente. "Uy pero si no tengo, es que ser radiante tiene eso", me burlo mentalmente ante la situación rocambolesca vivida antes. Me giro para mirar qué hacen mis chicas y la pelirroja, parecen estar... descargando mucha adrenalina con la profesora.

Aparto la mirada de ellas, se bastan y sobran por si mismas. Oigo el plan de Miller y veo como se marchan él y Moore. Enarco una ceja ante la escenita azucarada de esos dos. "Pffff..."

Miro alrededor, buscando algo útil que hacer y entonces me acuerdo del vampiro empalado.

-No se puede quedar aquí y a saber cuánto tiempo tarda en morir desangrado...- Primero pienso en decapitarlo pero no sé con qué. no veo ninguna hacha a mano ni espadas como los Winchester, así que decido que lo mejor es improvisar con lo segundo más peligroso para un vampiro... "A ver, Annie, que nos han enseñado los juegos de rol?". Antorcha en mano, vuelvo a prenderla con otra de las antorchas y me acerco al chupasangres que sigue agonizando en el suelo.

-Agradece que tenga más compasión por los de tu calaña de la que tu nunca has tenido por nadie, sanguijuela humana- es mi epitafio de despedida de la criatura. Acerco la llama de la antorcha a sus ropas por varios puntos para que prenda más rápido y su muerte no se haga demasiado lenta. Mientras veo como se va quemando, caigo repentinamente en los muertos de la carretera.

-Mierda!- las góticas y los latinos, especialmente los latinos, tienen disparos en la cabeza, eso no hay modo de camuflarlo...

-Izzie!! Reunión de las AAC!!-le grito a ésta, siento interrumpir su diversión pero hay que hacer algo urgentemente con eso.

Vance y Andrew se van fuera de la caverna hacia el autobus, donde piensan desarrollar la idea de Elizabeth prender fuego a todos los cuerpos hasta que queden carbonizados, junto con dejar líquido de frenos en la carretera para fingir un accidente.

Annie sigue rematando los cabos sueltos y el vampiro se reduce a cenizas...

Parece que ya todas se han ensañado con la profesora y le han dado lo suyo, pero Izzie sigue a horcajadas sobre ella. No quiere que se escape, no quiere que salga con vida. Tampoco desea dejarla allí agonizando; sabe que, si lo hace, tarde o temprano vuelven. Lo ha visto en muchas películas. Así que, poniendo excusa la humanidad, las góticas o lo que quiera que le venga a la mente, piensa matar a Tea Derriere. Le da igual que las pesadillas le atormenten después durante meses, o que ya no pueda ver la vida de la misma manera.

- Una pena que los demás hayan tenido suficiente -posa la mano sobre el moratón y aprieta-. Aunque bueno, mejor; más para mí. Supongo que me tendré que llevar la mejor parte -aprieta más-. Al fin y al cabo he sido yo la que ha recibido el puto navajazo, ¿no?

Izzie ni se da cuenta de que los demás ya están planeando cómo encubrir la matanza. Tampoco se fija en que Vance y Andrew salen de allí con el plan de parecer que son inocentes y no se han cargado a todos esos bastardos. Si lo hubiera hecho seguramente hubiera dicho que las góticas y los latinos seguían tirados cerca de la carretera, desangrados o cosidos a tiros, pero está más ocupada rematando a la que un día fue su profesora de biología.

- Así que ha llegado la hora final. No te lo esperabas mientras soltabas tus putos tostones en el instituto, ¿eh? -dibuja una sonrisilla torcida y cambia la posición de la daga. Esta vez está claro que está destinada a apuñalar. Concentrada en lo que está, no distingue las palabras de Annie hasta que convoca reunión de la AAC. Maldición, piensa. Yo que quería recrearme a lo asesino en serie. Aún así no borra la sonrisilla. Alza la daga- ¡En el nombre de la puta Izzie Morgan! -exclama antes de bajarla, clavándosela en el abdomen con fuerza. La hoja le atraviesa la espalda, pero la morena cree que eso no es suficiente, así que gira la daga, agrandando la herida- Que te jodan, Derriere -sentencia, sacando la daga. Espera que esa zorra se desangre. Entonces recuerda que la tía es bruja y que tiene que rematarla, no vaya a ser que le vuelva a clavar algo por detrás, así que acerca la daga al cuello y corta todo lo largo que puede; de oreja a oreja y tiro porque me toca.

Respira profundamente una, dos veces. Le da por jadear, liberando toda la tensión acumulada durante la excursión. No volveré a suspender historia en la vida, se dice a si misma mientras se levanta, con la daga ensangrentada todavía en la mano. Mira a Annie sin sentirse muy culpable y va hasta ella.

- Esos se han ido a limpiar nuestras huellas, a que sí. Pues los latinos y las góticas están por allí tiradas, y no me gustaría que vieran toda la sangre por ahí. Ya sabes -sí, ya sabes. Las hemos matado nosotras, le falta por decir-. Tendríamos que ir a por ellos.
 

Todo el mundo está atando cabos, así que realmente no me queda mucho en qué pensar (tampoco es que quiera; ha sido un día muy movido para lo que estoy acostumbrada, y aún tengo la paranoica sensación en el cuello de que alguien me está chupando la arteria). Pero entonces, escuchando de pasada los planes de los demás, me doy cuenta de algo...

Gateo (porque levantarme me da ahora mucha pereza) hacia donde están Annie e Izzie, llamando la atención de la primera estirando de su ropa.

-El profesor Threebanks sigue vivo...bueno...-dudo. No me preocupé mucho de saber cómo estaba cuando mi prioridad era salir corriendo.-Inconsciente, supongo. ¿No habría que buscarle?-pregunto, haciendo una mueca de desagrado.

Recibe el beso en el cuello y siente un escalofrío. No puede evitar ponerle una sonrisa de oreja a oreja segun se va, mirándolo todo lo fijamente que puede, casi haciéndole una radiografía. Ya le gustaría a Vance estar la mitad de bueno de lo que está Andrew. Aunque la chupa... tal vez pudiera convencer a Andrew de que llevara una chupa. Despierta de su ensoñación cuando Anne e Izzie empiezan a gritar. Izzie acaba con Derriere, o al menos eso espera, y de repente recuerda que el resto de compañeros están muertos.

- Bueno, somos cuatro y no precisamente flojuchas, podemos llevar a esta - dice dándole con el pie a la profesora - hasta el autobús y cuando lleguemos allí buscamos al resto. Ellos ya se ocuparán de los encapuchados - intenta ser cordial, más que nada porque después del chute de adrenalina no le apetece llevarse un moco de alguien que ha estado en la misma situación. Se acerca a Casey, se agacha junto a ella y le rodea los hombros con un brazo - ¿Cómo te encuentras? Oye, ¿quieres que intentemos juntar poderes a ver qué pasa? Igual no hace falta que carguemos con todos...- ésta le sorprende con el profesor del que ni se acordaba - ¿Vivo? Pero... ¿y no estaría metido en todo esto? No creo que Derriere se arriesgara a traer alguien que le estorbaría...- tal vez haya que ir a rematarlo en vez de ayudarlo, pero desde luego no había que dejar cabos sueltos.

Me quedo mirando como Izzie remata la faena. La vegetariana hija de un hippy loco se revuelve algo en mi interior al ver aquella escena pero la Annie superviviente al apocalipsis canibal la acalla por completo. Total, un muerto más en la lista... que más da? si nos pillan, habrá dado igual que matara a una como a dos...

Sonrío levemente cuando mi mejor amiga se acerca a mí, empapada en sangre y con el trofeo en las manos, el cuchillo con la sangre de la profesora.

-Lo puedes guardar como trofeo o podemos enterrarlo muy lejos de aquí- le guiño un ojo, como si no hubiera visto nada de eso. Acompaño lo que dice con un gesto de cabeza.

-Sí, los disparos en la cabeza de los latinos no hay modo de camuflarlos con un simple accidente... jodida profesora loca!- voy a escupir en el suelo cuando me paro al ver a Casey tironeándome de los pantalones cortos. Casi consigue que se me bajen unos centimetros... La miro a los ojos, parece realmente agotada. Me agacho a su altura y la ayudo a levantarse.

-No te preocupes por el profesor Threebanks, ya no puede hacer daño a nadie más... Me encargué por tí de ello- le contesto con voz suave y tranquilizadora. Le acaricio el pelo.

-Oye pelirroja, no serás capaz de tirar un túnel abajo verdad? ya sabes, para enterrar "cosas"...

-Oh...-más aliviada y tranquila, suspiro y cierro los ojos, dejando que Annie me acaricie el pelo. Debería perturbarme la idea de sentirme tranquila porque el profe esté muerto, pero a estas alturas no me preocupa eso exactamente.-Está bien; mola.-sonrío un poco, girándome hacia Liz.

-¿Crees que si juntamos poderes podríamos enterrar todo esto?-le pregunto con ilusión en el todo, juntando las manos bajo mi mentón.

Piensa unos segundos, mientras se muerde un labio. La idea de juntar dos poderes tal vez era demasiado peregrina, pero tal vez ayudara. De todos modos...

- Podría intentarlo... pero estamos en un yacimiento, igual en unos meses vuelven a excavar y se encuentran el percal. Igual los disparos se pueden disimular quitando las balas y haciendo unas heridas más grandes. Con un hacha, o un pico... había uno en el yacimiento - dice mirándola a los ojos, las dos agachadas al lado de Casey. El día que consiga que la llame por su nombre no tendrá que morderse la lengua para llamarla rubia y preguntarle qué tinte usa. Mientras tanto, se armará de paciencia, el instituto ha acabado aunque aun queden meses de clase.