Partida Rol por web

Sandael intenta borrar todos los rastros que hayan podido dejar los exploradores y sus caballos en el puesto.

Undbar también está listo para la tortas. Ahí, en lo oscuro.

Sandael continúa su visita a sus compañeros después de que Dove no le contestara. El que calla otorga iba pensando. Busca a Undbar por las habitaciones de la casa de invitados, hasta encontrarlo: -Undbar - murmura, algo temerosa por la vehemencia con la que había visto expresarse al sermiorco- mañana ocultararé tu caballo fuera del puesto- realiza una pausa para ver su reacción- es para que los bandidos no sospechen al llegar, lo ocultaré junto con el de Caleb, el de Dove y el mio también. También intentaré limpiar las huellas que hayamos podido dejar en el puesto antes de que se acerquen.

Undbar sonríe generosamente, enseñando sin querer sus sobredimensionados caninos. - ¡Qué bien pensado, hermana!- exclama, acompañándola hasta el establo - Te ayudaré a llevarlo a efecto. Mi caballo es un ser dócil con las féminas, el muy bribón. - Y acompaña su última frase con un guiño socarrón.

Ardiente 1 de Pharast del 4.710. Mañana.

La noche transcurre tranquila, sin un ruido. El cuarto de huéspedes del Puesto Comercial no es precisamente lujoso, pero las camas están secas y las sábanas limpias. Oleg abre la puerta de la casa de huéspedes dejando pasar una ráfaga de ventisca y nieve antes de poder cerrarla de nuevo. Encendió la lámpara de aceite que colgaba junto a ella y dijo con gravedad: -Levantaos, es la hora. Pueden llegar en cualquier momento.- Abrió los postigos de las ventanas dejandoos ver la noche cerrada entre la escarcha que se agarraba los cristales. Cualquiera asomaba fuera de las mantas con el frío que hacía. El pionero dejó una jarra de café caliente y unas tazas de madera sobre una repisa antes de volver a salir.

Undbar se levantó rápidamente; estaba acostumbrado al frío, un compañero fiel desde su nacimiento. Se aseguró de que todos se despertaban y levantaban, y, como hacía desde hacía muchos años, se retiró a rezar sus oraciones matutinas a Erastil.

Sandael se levanta rápidamente, y después de prepararse para el frío y aleja los caballos del puesto comercial, para esconderlos y que los bandidos no sospechen antes de tiempo. Después de regresar y limpiar las huellas lo mejor posible, se esconde en la torre, intentando borrar también el rastro que iba dejando.

Amendil se desperezó, ,tras unas pocas horas de sueño, y se vistió rapidamente, tomando de su petate únicamente lo necesario para el combate que se aproximaba. Sirviéndose una taza de café humeante, se dirigió a sus compañeros con tono divertido- Buenos días, amigos, espero que hayáis descansado bien porque hoy vamos a entretenernos de lo lindo. Si me disculpáis, voy a ir ocupando mi puesto, nos vemos cuando empiece el combate.

Con la taza aún en la mano, el bastón en la otra y el arco con el carcaj al hombro, el mago se dirigió al hogar de Oleg y Svetlana, donde saludó a esta última antes de sentarse en el suelo junto a la puerta de entrada, dejando a un lado arco, carcaj y bastón, y tras acabarse el café comenzó a meditar, limpiando su mente de cualquier nerviosismo, dispuesto a ponerse en acción en cuanto oyera entrar a los bandidos en el puesto.

- Adoro el cafe recién hecho, no ese brebaje que hemos bebido en el camino...

Dove se colocó su armadura, reluciente tras haberla dado brillo la noche de antes. Se echo encima la capa, y salio al frío exterior.

- Señores, suerte a todos.

Caleb también se mostraba impaciente por la llegada del combate. En cuanto escucho moverse a Oleg y a Sandael, los primeros en despertarse, el joven caballero empezó a incorporarse. Agradeció cortésmente la jarra de café caliente, mientras intentaba tranquilizar a Oleg y darle confianza repasando una vez mas los pasos que tenia que seguir cuando llegaran los bandidos.

Cuando termino de vestirse, viendo la helada que estaba cayendo fuera, se ajusto una camisa mas debajo de la ropa.

El plan era sencillo, así que mientras que el resto de sus compañeros resolvían sus asuntos antes de la emboscada, Caleb acompaño hasta la puerta del fuerte a la exploradora, y se quedo observando, como un vigía, hasta la vuelta de Sandael.

En esos momentos, repasaba mentalmente el plan, y observaba los movimientos de sus compañeros, revisando que todo el mundo había entendido la estrategia a seguir,… y comprobó que parecía no haber sido asi….

-          Dove y Undbar … - dijo con tanta timidez que sus dos compañeros apenas pudieron oírle – cuando terminéis de hacer vuestras cosas … - claramente intentaba buscar una excusa a sus compañeros – ir hacia la casa de Oleg. Después de que lleguen los bandidos, en cuanto Oleg entre en la casa con cualquier escusa, vuestra aparición será la señal para todos nosotros.

Undbar, claramente azorado, siguió el consejo del joven humano. Se dirigió, pues, a la casa de Oleg y Svetlana, presto a ayudar cuando pudiera...